Edda Armas: "Hay contacto entre las imágenes fotográfica y poética"
" El poeta es un acumulador, que tiene múltiples conexiones con las áreas del arte, del vivir ", asegura Edda Armas.
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El poetisa presentó "Sin negativo ni estaciones" (Nicola Rocco)
DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
miércoles 1 de agosto de 2012 12:00 AM
Edda Armas (Caracas, 1955) quiso rendirle homenaje a la fotografía en su último poemario. La escritora venezolana, que a mediados de mes presentó Sin negativo ni estaciones, va a la caza de imágenes poéticas para plasmarlas en sus escritos. Que la poesía también es una forma de captar un instante que permanezca en la memoria.
La relación de Armas con el tema no es nueva en su obra. La poetisa caraqueña ya había publicado en su libro En bicicleta (2003) un poema que pudo haber estado en su reciente creación. "Yo hallo grandes puntos de contacto muy íntimos entre la imagen fotográfica y la imagen poética. De ahí el encuentro que hago en este libro", dijo la autora, que a finales de los 70 trabajó en La Fototeca.
Armas recopiló poemas que escribió en los últimos años. Estructurar el libro fue como armar un álbum de recuerdos. "Creo que el tema del álbum es el trasfondo que hay en el libro. Es un álbum de memorias, un álbum de cuando recuperas textos que tenías en el disco duro de la computadora", agregó la poetisa, que trabajó sus versos como si estuviera en un laboratorio oscuro fotográfico.
El título ya ayuda a entender lo que uno encontrará adentro. Poemas que son resultados de un ojo que mira la cotidianidad. "Hay un tema del lugar desde lo íntimo, de alguien que mira las cosas con su sentimiento. A distintas horas, con distintas luces, con distintas maneras de sentir la misma imagen, pero de manera contrastada. En el libro importa la sombra tanto como la luz. Yo saqué los poemas de la oscuridad a través de su hilo conductor, que fue lo que me permitió irlos conectando para armas capítulos".
Así, Sin negativo ni estaciones intenta ser un tributo a la contemplación, que es una de las virtudes de los poetas. También de los fotógrafos, dijo Armas, que en su poemario colocó referencias a escritores como Octavio Paz o a reporteros gráficos como Robert Capa, pero también a cantantes pop como Bebe o Julieta Venegas. "Es que somos un caleidoscopio de miradas, de pasiones. El poeta es un acumulador, que tiene múltiples conexiones con áreas del arte, del vivir", indicó la autora de Corona mar.
El último libro de Armas se diferencia de sus obras recientes. Del desamor que reina en Toma lo simple por el tallo, por ejemplo, pasa a una cierta esperanza. "Creo que este poemario es un himno a la vida, a la amistad, a la memoria, a un querer recuperar y colocar un álbum. Este es un libro muy afectivo. No a la nostalgia, que es como querer quedarse en el pasado. Es un presente muy presente que se alimenta del reservorio de memoria, de todo lo que está acumulado".
Armas ya tiene 15 poemarios en su bibliografía. Que se ve espontánea, insegura, en esos viejos retratos que son sus primeros libros (de 1975, el primero). Ahora, como diría Antonio Tabucchi, es un baúl lleno de gente. "La experiencia ayuda a escribir poesía. Las voces que te acompañan están ahí, pero lo importante es cuando logras que el tono que quieras vaya por el medio, que esa voz abra un camino muy personal. Y creo que en este libro eso se logró. Es un proceso, es un tiempo de trabajo, es una fruta madura que tomé del árbol".
Y que ahora busca lectores. Ya lo escribió en uno de sus versos: "Si alguien nos recuerda seguimos siendo". Que un escritor necesita de lectores para no quedar en el olvido. "Eso de que tú escribes y no te importa lo que los demás piensen es una gran mentira. O lo empiezo a pensar ahora. El libro busca ser leído. Y cada lector va a convertir el texto en un texto único, en un calotipo, dicho en lenguaje fotográfico. El poema es igual: es un espejo de plata donde el lector va a encontrar lo que quiera desde su propio mundo", concluyó Armas. La poesía como retrato del ser.
dfermin@eluniversal.com
La relación de Armas con el tema no es nueva en su obra. La poetisa caraqueña ya había publicado en su libro En bicicleta (2003) un poema que pudo haber estado en su reciente creación. "Yo hallo grandes puntos de contacto muy íntimos entre la imagen fotográfica y la imagen poética. De ahí el encuentro que hago en este libro", dijo la autora, que a finales de los 70 trabajó en La Fototeca.
Armas recopiló poemas que escribió en los últimos años. Estructurar el libro fue como armar un álbum de recuerdos. "Creo que el tema del álbum es el trasfondo que hay en el libro. Es un álbum de memorias, un álbum de cuando recuperas textos que tenías en el disco duro de la computadora", agregó la poetisa, que trabajó sus versos como si estuviera en un laboratorio oscuro fotográfico.
El título ya ayuda a entender lo que uno encontrará adentro. Poemas que son resultados de un ojo que mira la cotidianidad. "Hay un tema del lugar desde lo íntimo, de alguien que mira las cosas con su sentimiento. A distintas horas, con distintas luces, con distintas maneras de sentir la misma imagen, pero de manera contrastada. En el libro importa la sombra tanto como la luz. Yo saqué los poemas de la oscuridad a través de su hilo conductor, que fue lo que me permitió irlos conectando para armas capítulos".
Así, Sin negativo ni estaciones intenta ser un tributo a la contemplación, que es una de las virtudes de los poetas. También de los fotógrafos, dijo Armas, que en su poemario colocó referencias a escritores como Octavio Paz o a reporteros gráficos como Robert Capa, pero también a cantantes pop como Bebe o Julieta Venegas. "Es que somos un caleidoscopio de miradas, de pasiones. El poeta es un acumulador, que tiene múltiples conexiones con áreas del arte, del vivir", indicó la autora de Corona mar.
El último libro de Armas se diferencia de sus obras recientes. Del desamor que reina en Toma lo simple por el tallo, por ejemplo, pasa a una cierta esperanza. "Creo que este poemario es un himno a la vida, a la amistad, a la memoria, a un querer recuperar y colocar un álbum. Este es un libro muy afectivo. No a la nostalgia, que es como querer quedarse en el pasado. Es un presente muy presente que se alimenta del reservorio de memoria, de todo lo que está acumulado".
Armas ya tiene 15 poemarios en su bibliografía. Que se ve espontánea, insegura, en esos viejos retratos que son sus primeros libros (de 1975, el primero). Ahora, como diría Antonio Tabucchi, es un baúl lleno de gente. "La experiencia ayuda a escribir poesía. Las voces que te acompañan están ahí, pero lo importante es cuando logras que el tono que quieras vaya por el medio, que esa voz abra un camino muy personal. Y creo que en este libro eso se logró. Es un proceso, es un tiempo de trabajo, es una fruta madura que tomé del árbol".
Y que ahora busca lectores. Ya lo escribió en uno de sus versos: "Si alguien nos recuerda seguimos siendo". Que un escritor necesita de lectores para no quedar en el olvido. "Eso de que tú escribes y no te importa lo que los demás piensen es una gran mentira. O lo empiezo a pensar ahora. El libro busca ser leído. Y cada lector va a convertir el texto en un texto único, en un calotipo, dicho en lenguaje fotográfico. El poema es igual: es un espejo de plata donde el lector va a encontrar lo que quiera desde su propio mundo", concluyó Armas. La poesía como retrato del ser.
dfermin@eluniversal.com
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