Libro deconstruye mitos de Latinoamérica y combate visión ´izquierdista´
30/08/2011
CARLOS MESSIAS
MARCO RODRIGO ALMEIDA
Folha DE SÃO PAULO
MARCO RODRIGO ALMEIDA
Folha DE SÃO PAULO
El periodista Leandro Narloch descubrió una mina de oro --y una fuente de polémica-- con su libro de lanzamiento, "Guia Políticamente Incorreto da Historia do Brasil" (Guía Políticamente Incorrecta de la Historia de Brasil) (Leya), lanzado en 2009.
Retrato mordaz de mitos del país, vendió más de 200 mil ejemplares y enfureció a muchos historiadores de Brasil.
La continuación, "Guia Politicamente Incorreto de América Latina", firmada por el también periodista Duda Teixeira, llega ahora a las librerías con la promesa de más polémica.
La dupla de escritores trata de desmitificar a los principales héroes de la izquierda latinoamericana, tales como el revolucionario mexicano Pancho Villa, el presidente socialista chileno Salvador Allende y el guerrillero argentino Che Guevara.
"Tomamos en cuenta la polémica, sin embargo, el objetivo principal fue indicar lo que no está en los libros de historia", dice Duda Teixeira, de 36 años.
Los autores investigaron más de cien títulos, pero no realizaron ningún viaje para la producción de la obra.
La edición del libro es didáctica, consta de capítulos cortos y de un lenguaje coloquial, destacando los tópicos más "turbios" de cada personaje.
"Narloch domina la técnica de llamar la atención de hechos históricos relevantes", dice Laurentino Gomes, autor del best seller "1808" (Planeta).
El propio Narloch, de 33 años, no camufla sus intenciones con la obra. "El libro fue diseñado para ser un best seller. Si fuera para no ganar dinero con él, me quedaría en casa jugando videojuegos."
Ninguna de tales polémicas (lea al lado) llega a serlas, de hecho, novedad. Lo que hace que el libro tenga fama es el tono satírico y asumidamente parcial utilizado por los autores.
Ambos se definen como "derechistas liberales". Comentan que la "Guía" es un contrapunto a la mentalidad izquierdista que, creen, que dominó la enseñanza de la historia en Brasil entre los años 1960 y 1980.
"No es una guía histórica. Es políticamente incorrecta. Nosotros solamente mostramos el lado que es desagradable de los héroes de la historia", dice Narloch.
Proviene de ahí, justamente, la principal crítica del trabajo. De acuerdo con la profesora de la Universidad de Sao Paulo (USP) Maria Ligia Prado, los autores pinzan "frases al azar, retirándolas del contexto histórico, atribuyéndoles valores positivos o negativos sin las suficientes explicaciones, lo que restringe su comprensión".
Por otro lado, el historiador José Murilo de Carvalho visualiza un lado positivo en el revisionismo provocativo de la "Guía".
Carvalho, cuenta que hasta los años1990, la cartilla marxista predominaba en los libros de historia. "Actualmente, hay una variedad mucho más amplia de interpretaciones. Esta dinámica es positiva, porque estimula el debate." Carvalho no leyó la nueva "Guía", pero considera el primer libro un buen trabajo. "Está actualizado. No es una jugarreta."
CHILE
A parte de las críticas al concepto de trabajo, la "Guía" también es objeto de contestaciones en relación a datos de los hechos. Oscar Pilagallo, autor de la "A História do Brasil no Século 20" afirma que está incorrecta la información de que la CIA haya actuado en Chile solamente entre 1962 y 1970, o sea, antes del golpe de 1973 que depuso a Allende.
"Posterior a esto [1970], la CIA apenas cambió la forma de operar y pasó a desestabilizar la economía chilena, habiendo financiado la fatídica huelga de los dueños de camiones en 1972. La información consta en el libro ´Fórmula para el Caos´, de Moniz Bandeira, que Narloch utiliza en su investigación."
Duda Teixeira, por otro lado, afirma que "no existen pruebas, ni en el libro de Moniz Bandeira ni fuera de él, de que la CIA haya tramado el golpe, haya dado la orden para ejecutarlo o haya contribuido con él".
Estando seguros o no, los autores ya lucran con la polémica. La nueva "Guía" tiene un tiraje inicial de 100 mil ejemplares, mientras que la media nacional es de 3.000 y 5.000.
En 2013, Narloch pretende terminar la serie deconstruyendo mitos de orden mundial. "Mi grande dilema como escritor es no saber qué tan dependiente de este título soy", reconoce Narloch.
Traducción de ARTURO RIVAS
El Nacional, caracas mayo 22, 2013. pág.8
Francisco Suniaga: Héroes nefastos
Cayó en mis manos un libro de esos que hacen falta en estos momentos de necesaria reflexión sobre Venezuela y su destino. Lo escribieron dos periodistas brasileños, Leandro Narloch y Duda Texeira, y lleva por título: Guía políticamente incorrecta de América Latina. Comienza con una cita de Simón Bolívar que habría que verificar con nuestros historiadores (por contradictoria y terrible, en particular para los feligreses de la reciente religión que ha intentado, de nuevo, convertirlo en un dios): “Lo mejor que uno puede hacer en América es largarse”.
Según los autores, los próceres latinoamericanos más prominentes han dejado una nefasta herencia cultural y política resumida en cinco conductas que ejemplifican a lo largo del texto, a saber:
Lamentarse. El latinoamericano tiene una obsesión por quedarse en los episodios negros de su historia: la masacre indígena, la esclavitud, la violencia de las dictaduras, como si sólo ese tipo de procesos se hubiese dado en el continente, nada bueno nos ha pasado.
Concebir la cultura local como una forma de resistencia, como si se tratara de un código moral que descalifica éticamente a quienes no lo hacen suyo.
Condenar el capitalismo. Un latinoamericano que se jacte de serlo está convencido de que el comunismo fue una idea buena, sólo que mal implantada. Y si bien ya no se plantea luchar por ella con su nombre y apellido, lucha por sistemas más “sociales”, “solidarios”, “justos” o “comunitarios”.
Denunciar la dominación extranjera. La responsabilidad de los males del continente radica en el colonialismo de España, Francia o Portugal, y el neocolonialismo de Estados Unidos e Inglaterra.
Rendir culto a héroes perversos. Cuantos más desmanes hicieron, cuanto más sabotearon a sus respectivos países, más estatuas ecuestres y estampados en camisetas se han hecho para homenajearlos.
La lista, cronológicamente ordenada, de estos héroes arranca con los jefes aztecas, incas y mayas, pasa por Simón Bolívar, Haití, Pancho Villa, Evita y Juan Domingo Perón, “Che” Guevara y termina con Salvador Allende. A Hugo Chávez, candidato de hecho y derecho a formar parte de ese grupo, no le dedicaron un capítulo propio sino que es aludido en el texto.
El libro recrea las barbaridades políticas a las que, según los autores, han sido sometidas diversas sociedades de América Latina, en distintas épocas, desde la Colonia hasta nuestros días, por la tipología de héroes que describen. Personajes que han logrado articular las cinco actitudes y conductas identificadas por ellos con un proyecto político, populista en esencia, para de manera invariable dejar a sus respectivas sociedades en una situación bastante peor que aquella en la que la encontraron. Los argentinos, verdaderos expertos en la materia, acuñaron una frase para caracterizar el fenómeno: siempre que pasó igual, ocurrió lo mismo.
Estas conductas, como sabe cualquier venezolano, sin necesidad de llegar a ser incorrecto en política, forman parte importante de la “ideología” chavista. Un toquecito de la jerga marxista por aquí (marxistas de pacotilla, pues al final, como ironizara Antonio Machado, de viejos, resultaron ser grandes rezadores), una buena porción de autoritarismo militarista por acá, et voilà.
Habría que añadir a lo sustentado por los autores, que el chavismo ha enriquecido la receta por contar con un elemento que no estaba en la fórmula: el petróleo. El recurso que les ha permitido contar con una insólita cantidad de miles de millones de dólares para alimentar y darle visos de realidad a su revolución de humo. Ahora, tarde ya para entender que esos dólares no eran infinitos, el tanquero de “la revolución” hace aguas y todos, chavistas y no chavistas, tienen la percepción de que el final es cuestión de tiempo. Ya lo dijo, hace unas semanas en esta misma página, Ignacio Ávalos: el chavismo sin real es peor que el chavismo sin Chávez.
Hay otro gran aporte del chavismo al “modelo”: legitimar el despojo de los bienes de los ciudadanos. Despojo que, practicado desde el Gobierno, llaman expropiación, pero que en buen castellano, como les enrostrara la valiente María Corina Machado, se llama robo. Política suicida que ha llevado al malandraje, el oficial y el de la calle, a sentirse amparado por esa suerte de ética oficial. Conducta del Gobierno que está directamente vinculada a los elevados niveles de criminalidad que han azotado a los venezolanos a lo largo de tres lustros. Tan elevados que quizás, haciéndole caso a la sentencia atribuida por los autores a Bolívar, muchos han terminado por entender que la mejor opción para el hombre de estas tierras es largarse de aquí.
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