Macbeth en patria segura
El Nacional 26 DE MAYO 2013 -
El señor Maduro acaba de reiterar su defensa del plan Patria Segura, una falacia en la que hasta algún gran político opositor parece haber caído. Para esta nota, consulté al Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), organismo independiente de gran credibilidad. Supe que, con el presente, el Gobierno ha lanzado 20 planes de seguridad, de los cuales 19 no han resuelto nada, pues, según el OVV, “los homicidios del país siguieron en aumento en lo que va de año, en 13% más en comparación con el año pasado”.
Según ese centro investigador, en 2012 hubo en Venezuela 21.600 homicidios y proyecta que, para fin de 2013, podría llegar a 24.000 si seguimos por este camino. Afirma el OVV que el plan sólo busca privilegiar el factor represivo sobre el preventivo. Hay una militarización del país que fracasará, ya que los militares lanzados a la calle no están preparados para prevenir sino para reprimir, obedeciendo a la cúpula castrense que se apoderó del poder.
Contrariamente a lo que afirma Maduro, eso de que la “Fuerza Armada Bolivariana que formó nuestro gigante (¿hablará usted de Polifemo?, pues sepa, señor, que hablo de un cíclope griego, arquetipo de la fuerza bruta invencible), está preparada para proteger al pueblo y juntos construir un país seguro”, la patria es, en verdad, un vientre de vísceras sangrantes. Visto así, es un gran acierto que el gran director Orlando Arocha haya montado Macbeth –inmortal obra de Shakespeare estrenada en 1606– en el nuevo espacio La Caja de Fósforos, dentro de la Concha Acústica de Bello Monte. Esta obra que, como ilustra el periodista Ángel R. Gómez (El Universal 20/05/13), “eriza la piel por su atronadora vigencia. Fundamental esta pieza en la Venezuela de hoy”.
En un parlamento, el barón escocés Ross describe a su par, Macduff –cuya mujer e hijo son asesinados por Macbeth, bajo la manipulación de Lady Macbeth– la pavorosa situación de Escocia, donde se lucha a muerte por el poder: “¡Ah, pobre patria! Apenas se conoce./ Ya no puede llamarse nuestra madre,/ sino nuestra tumba, donde, salvo al ignorante,/ a nadie se ve sonreír; donde no se oyen/ los suspiros, ayes y gemidos que rasgan/ el aire; donde el dolor más violento parece/ un vulgar trastorno. Ya nadie pregunta por quién/ tocan a muerto, y los hombres de bien/ caen antes que la flor de su sombrero,/ muriendo sin enfermar”. (www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital). Cuando, Malcolm, hijo mayor del rey Duncan, dice que él no es digno de reinar porque carece de las virtudes requeridas, Macduff responde: “¿Digno de reinar? No, ni de vivir./ ¡Ah, mísero país! Con un tirano/ usurpador; de cetro ensangrentado/”, refiriéndose a Macbeth.
Cuando el espectador entra en la Caja de Fósforos, sufre un fuerte shock, en especial si es vecino de Colinas de Bello Monte y, por lo tanto, pasa con frecuencia delante de la morgue, y ve con estupor una escena en la cual se apiñan madres, padres e hijos con llanto incontenible y gesto suplicante. Esto, porque en la puesta en escena de Orlando Arocha la realidad nos sobresalta al ver camillas con muertos, sangre, y un frío olor a muerte y un personal de higiene que en la obra de Shakespeare representan las brujas fatídicas. El periodista Ángel Gómez interpreta que “las brujas son también enfermeras, sicarios, ministras, espejismos…”; recuérdese la foto que de esta morgue publicó El Nacional y que produjo la airada reacción del comisario Wilmer Flores Trosel, director del Cicpc. (http://www.youtube.com/watch?v=HdDO3uNyqtA 13/08/2010).
La puesta en escena de Arocha es una vívida recreación del homicidio cotidiano en Venezuela. ¿Duda alguien de que la militarización que impone Maduro busca armar un aparato represivo? Los inquilinos de Miraflores evocan la sombra terrible de Macbeth, sacuden el ensangrentado polvo que cubre sus entrañas y dejan oír el rojizo eco: “Sé sanguinario, osado y sin temor, ríete de cualquiera y su poder: ningún hombre nacido de mujer de Macbeth podrá ser el vencedor”
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