A los 85 años
Falleció el artista plástico Omar Carreño
Se destacó en la técnica abstraccionista. Fue fundador del expansionismo en Venezuela. Formó parte del gripo de Los Disidentes, en Francia. Fue Premio Nacional de Artes Plásticas.
Omar Carreño murió a los 85 años (Cortesía Pdvsa La Estancia)
EL UNIVERSAL
sábado 11 de mayo de 2013 05:52 PM
Durante la tarde de hoy falleció el artista plástico Omar Carreño, quien destacó por sus obras abstraccionistas, fue precursor del arte cinético en Venezuela y fue fundador del expansionismo, tendencia que busca llevar el arte más allá de los museos.
Según informó Pdvsa La Estancia en un comunicado, Omar Carreño falleció a los 85 años en la clínica La Floresta, en Caracas. Había nacido en Porlamar, Nueva Esparta, el 7 de febrero de 1927. Entre 1948 y 1950 estudió en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas. En este período su obra tiene como referencia la pintura precolombina y la figuración geométrica. Residió en Europa, principalmente en Francia, entre 1950 y 1955, cuando formó parte del grupo Los Disidentes. En este período, Carreño se formó en la técnica del abstraccionismo geométrico.
En 1966 fundó en Caracas el grupo expansionista. En 1972 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas y representó a Venezuela en la XXXVI Bienal de Venecia. Entre sus reconocimientos se cuentan también los premios Puebla de Bolívar en el XI y XVIII Salón de Arte Venezolano, 1951 y 1957; el premio Arturo Michelena, Ateneo de Valencia y la Orden Andrés Bello, en su tercera clase.
Según informó Pdvsa La Estancia en un comunicado, Omar Carreño falleció a los 85 años en la clínica La Floresta, en Caracas. Había nacido en Porlamar, Nueva Esparta, el 7 de febrero de 1927. Entre 1948 y 1950 estudió en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas. En este período su obra tiene como referencia la pintura precolombina y la figuración geométrica. Residió en Europa, principalmente en Francia, entre 1950 y 1955, cuando formó parte del grupo Los Disidentes. En este período, Carreño se formó en la técnica del abstraccionismo geométrico.
En 1966 fundó en Caracas el grupo expansionista. En 1972 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas y representó a Venezuela en la XXXVI Bienal de Venecia. Entre sus reconocimientos se cuentan también los premios Puebla de Bolívar en el XI y XVIII Salón de Arte Venezolano, 1951 y 1957; el premio Arturo Michelena, Ateneo de Valencia y la Orden Andrés Bello, en su tercera clase.
Un oasis aéreo en una terraza de Miami
Un venezolano diseñó el restaurante más bonito de Estados Unidos
La Fundación James Beard premió en NY al arquitecto venezolano Alejandro Barrios
Barrios recibió el galardón al "mejor diseño de restaurante en Estados Unidos", el Juvia, que según él "representa lo que es Miami: frescura, vegetación, agua, relajación"
ANDRÉS CORREA GUATARASMA | ESPECIAL / EL UNIVERSAL
sábado 11 de mayo de 2013 10:49 AM
Nueva York.- Alejandro Barrios Carrero llegó nominado a la alfombra roja dispuesta el lunes en el Lincoln Center y salió coronado. Eran los premios de la Fundación James Beard, para algunos el Oscar de la gastronomía. Para otros, casi la defensa de una tesis doctoral. ¿Su categoría? Mejor diseño de restaurante en EEUU: el "Juvia", un oasis aéreo creado en lo que antes era una azotea en Miami.
"Hicimos una investigación profunda visitando los restaurantes más importantes y ninguno transmitía la energía tan especial que tiene South Beach, podían estar ubicado en cualquier ciudad. No había identificación del lugar donde estaban. No tenían identidad propia", explica sobre la génesis.
"Estábamos muy claros en generar respuestas de diseño atemporales que trascendieran en el tiempo, como por ejemplo utilizar la naturaleza, pocos colores y pocos materiales. Una pregunta que siempre me hago cuando tengo que hacer un proyecto es ¿de qué color es la ciudad? Para mí Caracas es verde, Miami es blanco, pero está saturado de colores y del estilo Art Deco", detalla.
"La primera vez que subí al espacio, si de algo estaba claro era que la intervención tenía que ser lo más respetuosa posible. Había que respetar la vista sobre todas las decisiones de diseño, cualquier intervención tenía que encajar con el edificio existente de una manera que no se pudiera distinguir qué había antes y qué era nuevo. Uno de los retos más grandes fue que cupiera todo el programa de aéreas del restaurante. Casi 40% del espacio techado es destinado a cocina y servicios", explica a sus 43 años.
"Otro reto fue qué hacer con la pared de 8 metros de altura en la terraza. Este espacio era el techo de un edificio de oficinas de los años 70. Había que transformar eso e integrar la experiencia del exterior con la del interior. La respuesta fue el jardín vertical, que es el elemento que recorre y conecta todos los espacios y además trae la naturaleza al lugar, con más de 200 especies de plantas. Generamos una propuesta fresca y diferente a todo lo que existe en Miami a la fecha de hoy".
-¿Qué valoró el jurado?
-El proceso fue a puerta cerrada. Eso consiste en mandar los planos, una serie de fotos, y responder preguntas de todo tipo. Nunca antes había sido nominado. Pienso que el jurado valoró cuatro cosas: la transformación del techo; la integración de la naturaleza al edificio, es decir, la conexión que se logra entre el concreto con sus líneas rectas y lo vegetal y artesanal con sus formas orgánicas; el elemento sorpresa: cuando te montas en el ascensor y llegas al piso 9 nunca jamás te imaginas que vas a disfrutar de un espacio tan especial. Te sientes como si estuvieras volando sobre South Beach; y la distribución de las áreas del restaurante: el balance en la combinación de colores y materiales escogidos para las distintas áreas.
-¿La comida dejó de ser lo más importante en el éxito de un restaurante?
-Mucha gente piensa de esa manera. Yo no. Para mí lo más importante es lo que te llevas a la boca, lo demás viene después. Ahora bien, creo que debería existir un balance entre la comida y el diseño. Hoy en día hay una sobre saturación de materiales, colores, etc, en los diseños de restaurantes, que lo que hace es generar tensiones visuales que incomodan. Para "Juvia" tomamos en cuenta la frase "menos es más", de Mies Van Der Rohe. Tratamos de mantenerlo "chic y simple".
-De sus diseños vigentes en Venezuela, ¿cuál considera su mejor vitrina?
-Tengo dos y están ubicados en Los Palos Grandes. "Café Atlantique" fue el primer diseño de restaurante que hicimos hace 12 años. Los dueños lo cerraron y son quienes me invitaron a diseñar "Juvia". El segundo es "Alto", liderado por mi amigo y gran chef Carlos García. Siento que "Juvia" es la evolución del concepto de diseño con el cual trabajamos para estos dos proyectos.
-¿Cómo prefiere ser llamado: arquitecto o diseñador?
-Soy arquitecto (UCV, 1994) y tengo una especialización en diseño de interiores en Parsons School of Design (NY). Es una fórmula muy completa, creo que tengo lo mejor de los dos mundos. Me gusta ser arquitecto/diseñador de interiores.
- ¿Qué opina de la polémica Torre de David? ¿Cómo resolvería ese "monstruo"?
-En el mundo ideal se debería reubicar a todos los invasores para darles una vivienda digna. Pero en el mundo real lo que se necesita son normas de convivencia para que este grupo pueda vivir en armonía, bien sea apoyados por el gobierno -lo cual se ha demostrado como imposible por ahora- o que ellos mismos se unan para poder resolver sus problemas, que es lo que está ocurriendo, con sus fallas por supuesto. Claro, resulta muy fácil decirlo y muy difícil ejecutarlo.
-Si rediseñase Venezuela, ¿qué quitaría y añadiría?
-Quitaría el plátano maduro del pabellón y pusiera algo nuevo.
"Hicimos una investigación profunda visitando los restaurantes más importantes y ninguno transmitía la energía tan especial que tiene South Beach, podían estar ubicado en cualquier ciudad. No había identificación del lugar donde estaban. No tenían identidad propia", explica sobre la génesis.
"Estábamos muy claros en generar respuestas de diseño atemporales que trascendieran en el tiempo, como por ejemplo utilizar la naturaleza, pocos colores y pocos materiales. Una pregunta que siempre me hago cuando tengo que hacer un proyecto es ¿de qué color es la ciudad? Para mí Caracas es verde, Miami es blanco, pero está saturado de colores y del estilo Art Deco", detalla.
"La primera vez que subí al espacio, si de algo estaba claro era que la intervención tenía que ser lo más respetuosa posible. Había que respetar la vista sobre todas las decisiones de diseño, cualquier intervención tenía que encajar con el edificio existente de una manera que no se pudiera distinguir qué había antes y qué era nuevo. Uno de los retos más grandes fue que cupiera todo el programa de aéreas del restaurante. Casi 40% del espacio techado es destinado a cocina y servicios", explica a sus 43 años.
"Otro reto fue qué hacer con la pared de 8 metros de altura en la terraza. Este espacio era el techo de un edificio de oficinas de los años 70. Había que transformar eso e integrar la experiencia del exterior con la del interior. La respuesta fue el jardín vertical, que es el elemento que recorre y conecta todos los espacios y además trae la naturaleza al lugar, con más de 200 especies de plantas. Generamos una propuesta fresca y diferente a todo lo que existe en Miami a la fecha de hoy".
-¿Qué valoró el jurado?
-El proceso fue a puerta cerrada. Eso consiste en mandar los planos, una serie de fotos, y responder preguntas de todo tipo. Nunca antes había sido nominado. Pienso que el jurado valoró cuatro cosas: la transformación del techo; la integración de la naturaleza al edificio, es decir, la conexión que se logra entre el concreto con sus líneas rectas y lo vegetal y artesanal con sus formas orgánicas; el elemento sorpresa: cuando te montas en el ascensor y llegas al piso 9 nunca jamás te imaginas que vas a disfrutar de un espacio tan especial. Te sientes como si estuvieras volando sobre South Beach; y la distribución de las áreas del restaurante: el balance en la combinación de colores y materiales escogidos para las distintas áreas.
-¿La comida dejó de ser lo más importante en el éxito de un restaurante?
-Mucha gente piensa de esa manera. Yo no. Para mí lo más importante es lo que te llevas a la boca, lo demás viene después. Ahora bien, creo que debería existir un balance entre la comida y el diseño. Hoy en día hay una sobre saturación de materiales, colores, etc, en los diseños de restaurantes, que lo que hace es generar tensiones visuales que incomodan. Para "Juvia" tomamos en cuenta la frase "menos es más", de Mies Van Der Rohe. Tratamos de mantenerlo "chic y simple".
-De sus diseños vigentes en Venezuela, ¿cuál considera su mejor vitrina?
-Tengo dos y están ubicados en Los Palos Grandes. "Café Atlantique" fue el primer diseño de restaurante que hicimos hace 12 años. Los dueños lo cerraron y son quienes me invitaron a diseñar "Juvia". El segundo es "Alto", liderado por mi amigo y gran chef Carlos García. Siento que "Juvia" es la evolución del concepto de diseño con el cual trabajamos para estos dos proyectos.
-¿Cómo prefiere ser llamado: arquitecto o diseñador?
-Soy arquitecto (UCV, 1994) y tengo una especialización en diseño de interiores en Parsons School of Design (NY). Es una fórmula muy completa, creo que tengo lo mejor de los dos mundos. Me gusta ser arquitecto/diseñador de interiores.
- ¿Qué opina de la polémica Torre de David? ¿Cómo resolvería ese "monstruo"?
-En el mundo ideal se debería reubicar a todos los invasores para darles una vivienda digna. Pero en el mundo real lo que se necesita son normas de convivencia para que este grupo pueda vivir en armonía, bien sea apoyados por el gobierno -lo cual se ha demostrado como imposible por ahora- o que ellos mismos se unan para poder resolver sus problemas, que es lo que está ocurriendo, con sus fallas por supuesto. Claro, resulta muy fácil decirlo y muy difícil ejecutarlo.
-Si rediseñase Venezuela, ¿qué quitaría y añadiría?
-Quitaría el plátano maduro del pabellón y pusiera algo nuevo.
acorrea@eluniversal.com
América Latina lleva a Cannes una mirada joven sobre su cruda realidad
Cintas de México, Chile y Argentina están programados en secciones del festival.
Alejandro Jodorowsky estrenará "La danza de la realidad" (Cortesía)
AFP/EL UNIVERSAL
sábado 11 de mayo de 2013 11:25 AM
Con directores jóvenes y varios primeros largometrajes, América Latina lleva al 66 Festival de Cannes una visión descarnada de su realidad, aunque el cine poético también se abrirá camino este año, de la mano de un veterano.
Estrenos mundiales de México, Chile y Argentina están programados en secciones oficiales o paralelas del festival de cine más importante del mundo en este balneario del sur de Francia, del 15 al 26 de mayo.
Tampoco faltará el toque de glamour latino en la carpeta roja, con Benicio del Toro esperado para el estreno el sábado de "Jimmy P.", de Arnaud Desplechin, donde encarna a un indio norteamericano traumatizado por la guerra.
"Heli", tercer largometraje del mexicano de 34 años Amat Escalante es el único de América Latina que compite por la Palma de Oro, tras ser admitido en el club exclusivo de los 20 filmes de la selección oficial.
"Quizá este año la presencia de América Latina sea menos fuerte, pero desde hace una década el cine de esa región conserva una buena presencia", comentó a la AFP Thierry Frémaux, delegado general del Festival.
Tras participar en la sección Una Cierta Mirada con "Sangre" (2005) y "Los Bastardos" (2008), Escalante vuelve por tercera vez y por la puerta grande del festival, que tiende a mantener año tras año un círculo recurrente de elegidos.
Filmado en Guanajuato, ciudad adoptiva del cineasta que nació y estudió en Barcelona, "Heli" pone en evidencia la penetración del narcotráfico en la sociedad mexicana, pero también los mecanismos de defensa que genera.
"Es una película que muestra cómo a pesar de la desintegración que padece el país a causa del narcotráfico, subsiste una luz de esperanza", adelantó Frémaux antes del estreno previsto el próximo jueves.
La otra apuesta del cine mexicano, el filme "de frontera", también estará presente con "La jaula de oro", primer largometraje de Diego Quemada-Diez que desnuda la quimera de la migración ilegal a Estados Unidos.
Quemada-Diez, de 44 años y también nacido en España, apeló a actores no profesionales para filmar en Guatemala, México y Baja California la sórdida odisea de jóvenes centroamericanos hacia la tierra prometida del norte, donde no todos llegan con vida.
México está además en la sección Cinefundación que busca jóvenes talentos, con "Contrafábula de una niña disecada" de Alejandro Iglesias Mendizábal, junto a "Mañana todas las cosas" del argentino de 25 años Sebastián Schjaer, o "Asunción", de la joven chilena Camila Luna Toledo. Cortos en otras secciones del festival incluyen propuestas de Colombia ("Solecito", de Oscar Ruiz Navia) y Brasil ("Pouco mais de um mes", de André Novais Oliveira).
Chile presenta además varios filmes en la Quincena de los Realizadores, sección creada como alternativa de protesta al festival en la efervescencia de los años 60 y que con el tiempo se fue integrando al evento oficial.
Entre ellas, "Magic magic", ya estrenado en el festival de Sundance, es un drama psicológico que Sebastián Silva (34 años) filmó en el sur de Chile, donde también fue rodada, en la Araucanía, "El verano de los peces voladores", primer largometraje de Marcela Said --de 41 años y autora de varios documentales--, sobre las relaciones entre propietarios de un fundo y las comunidades mapuches.
"Se nota claramente en el mapa del cine mundial los países que se han dotado de una política de cine inteligente, y Chile es uno de ellos", comentó Charles Tesson, director de otra sección del festival, la Semana de la Crítica.
El toque de fantasía vendrá probablemente con el estreno mundial el próximo sábado de "La danza de la realidad" del chileno Alejandro Jodorowsky, inspirado en la infancia en Tocopilla de este veterano director de filmes de culto alucinógenos de los 70, como "El Topo" o "La montaña sagrada".
Figura iconoclasta con incursiones en novela, teatro y cómics, Jodorowsky a los 84 años alimenta con fruición juvenil una legión global de admiradores que a través de las redes sociales financiaron en parte su nueva película y que no le pierden pisada como artista, gurú, consejero, experto en tarot y "psicomago".
Un documental de Frank Pavich, "Jodorowsky's Dune", evocará por otra parte la película de ciencia ficción inspirada en la novela "Dune" de Frank Herbert que el chileno intentó sin éxito llevar a la pantalla grande en 1975, hazaña que terminó concretando aunque con menos ambiciones David Lynch, en 1984.
La Semana de la Crítica recibirá como en años anteriores un filme de Argentina, esta vez el largometraje "Los Dueños", de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky, sobre el comportamiento de los empleados de una quinta cuando no están los patrones.
La película "Wakolda" de Lucía Puenzo completará el programa latinoamericano de Cannes en la sección Una Cierta Mirada, con una ficción ambientada en la Patagonia en los años 50, cuando una familia del norte argentino conoce a un médico alemán que resulta ser el criminal nazi Josef Mengele.
Estrenos mundiales de México, Chile y Argentina están programados en secciones oficiales o paralelas del festival de cine más importante del mundo en este balneario del sur de Francia, del 15 al 26 de mayo.
Tampoco faltará el toque de glamour latino en la carpeta roja, con Benicio del Toro esperado para el estreno el sábado de "Jimmy P.", de Arnaud Desplechin, donde encarna a un indio norteamericano traumatizado por la guerra.
"Heli", tercer largometraje del mexicano de 34 años Amat Escalante es el único de América Latina que compite por la Palma de Oro, tras ser admitido en el club exclusivo de los 20 filmes de la selección oficial.
"Quizá este año la presencia de América Latina sea menos fuerte, pero desde hace una década el cine de esa región conserva una buena presencia", comentó a la AFP Thierry Frémaux, delegado general del Festival.
Tras participar en la sección Una Cierta Mirada con "Sangre" (2005) y "Los Bastardos" (2008), Escalante vuelve por tercera vez y por la puerta grande del festival, que tiende a mantener año tras año un círculo recurrente de elegidos.
Filmado en Guanajuato, ciudad adoptiva del cineasta que nació y estudió en Barcelona, "Heli" pone en evidencia la penetración del narcotráfico en la sociedad mexicana, pero también los mecanismos de defensa que genera.
"Es una película que muestra cómo a pesar de la desintegración que padece el país a causa del narcotráfico, subsiste una luz de esperanza", adelantó Frémaux antes del estreno previsto el próximo jueves.
La otra apuesta del cine mexicano, el filme "de frontera", también estará presente con "La jaula de oro", primer largometraje de Diego Quemada-Diez que desnuda la quimera de la migración ilegal a Estados Unidos.
Quemada-Diez, de 44 años y también nacido en España, apeló a actores no profesionales para filmar en Guatemala, México y Baja California la sórdida odisea de jóvenes centroamericanos hacia la tierra prometida del norte, donde no todos llegan con vida.
México está además en la sección Cinefundación que busca jóvenes talentos, con "Contrafábula de una niña disecada" de Alejandro Iglesias Mendizábal, junto a "Mañana todas las cosas" del argentino de 25 años Sebastián Schjaer, o "Asunción", de la joven chilena Camila Luna Toledo. Cortos en otras secciones del festival incluyen propuestas de Colombia ("Solecito", de Oscar Ruiz Navia) y Brasil ("Pouco mais de um mes", de André Novais Oliveira).
Chile presenta además varios filmes en la Quincena de los Realizadores, sección creada como alternativa de protesta al festival en la efervescencia de los años 60 y que con el tiempo se fue integrando al evento oficial.
Entre ellas, "Magic magic", ya estrenado en el festival de Sundance, es un drama psicológico que Sebastián Silva (34 años) filmó en el sur de Chile, donde también fue rodada, en la Araucanía, "El verano de los peces voladores", primer largometraje de Marcela Said --de 41 años y autora de varios documentales--, sobre las relaciones entre propietarios de un fundo y las comunidades mapuches.
"Se nota claramente en el mapa del cine mundial los países que se han dotado de una política de cine inteligente, y Chile es uno de ellos", comentó Charles Tesson, director de otra sección del festival, la Semana de la Crítica.
El toque de fantasía vendrá probablemente con el estreno mundial el próximo sábado de "La danza de la realidad" del chileno Alejandro Jodorowsky, inspirado en la infancia en Tocopilla de este veterano director de filmes de culto alucinógenos de los 70, como "El Topo" o "La montaña sagrada".
Figura iconoclasta con incursiones en novela, teatro y cómics, Jodorowsky a los 84 años alimenta con fruición juvenil una legión global de admiradores que a través de las redes sociales financiaron en parte su nueva película y que no le pierden pisada como artista, gurú, consejero, experto en tarot y "psicomago".
Un documental de Frank Pavich, "Jodorowsky's Dune", evocará por otra parte la película de ciencia ficción inspirada en la novela "Dune" de Frank Herbert que el chileno intentó sin éxito llevar a la pantalla grande en 1975, hazaña que terminó concretando aunque con menos ambiciones David Lynch, en 1984.
La Semana de la Crítica recibirá como en años anteriores un filme de Argentina, esta vez el largometraje "Los Dueños", de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky, sobre el comportamiento de los empleados de una quinta cuando no están los patrones.
La película "Wakolda" de Lucía Puenzo completará el programa latinoamericano de Cannes en la sección Una Cierta Mirada, con una ficción ambientada en la Patagonia en los años 50, cuando una familia del norte argentino conoce a un médico alemán que resulta ser el criminal nazi Josef Mengele.
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