Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 17 de mayo de 2013

De años de historia de Primeras damas hasta lo que dijo el presidente Nicolás Maduro quien definió a Cilia Flores el pasado día 2 como la primera dama de la República Bolivariana de Venezuela. Hasta entonces se había negado calificar así en público a su compañera, acaso para darle la espalda al protocolo, algo tan consustancial al chavismo, pero también porque lo consideraba como una trivialidad burguesa. “Ese es un concepto de alta alcurnia”, explicó el hoy jefe de Estado el día que inscribió su candidatura. Prefirió entonces endilgarle un mote más ridículo –La Primera Combatiente de la República- como para seguir impostando la falsa epopeya de la revolución bolivariana.


Tomado de:

SOCORRO, Milagros. "Alicia Pietri de Caldera".

Analítica.com Caracas, Viernes, 17 de mayo de 2013


..."La limitada inclinación de las esposas presidenciales al fragor político ha sido tradición en Venezuela, con muy escasas excepciones. La señora del primer presidente de Venezuela, Dominga Ortiz, esposa de José Antonio Páez, ni siquiera llegó a pisar Caracas, prefirió permanecer en su hato en los Llanos (hay que decir que para entonces el general Páez estaba unido en concubinato con la valenciana Bárbara Nieves a quien el mandatario llamaba mi estrella y había instalado en La Viñeta y en su mansión de Maracay). En el siglo pasado están también Olaya Hernáiz, esposa de Carlos Soublette; Ana Teresa Ibarra Urbaneja, la esposa de Guzmán Blanco; y doña Jacinta Parejo, consorte de Joaquín Crespo. Las dos primeras provenían de familias encumbradas y nunca se ocuparon de asuntos políticos; la excepción la constituye doña Jacinta, una mujer del Llano, una intuitiva de la política, con una gran capacidad para tomar parte en las conspiraciones de su marido. Pero su ejemplo no sería seguido por las primeras damas de este siglo, entre las cuales aparecen Zoila Martínez, la esposa de Cipriano Castro; Regina Gómez, hermana del Benemérito, quien no tuvo Primera Dama y delegó algunas veces esas funciones en Regina; María Teresa López Núñez e Irma Felizola, las esposas de López Contreras y Medina Angarita, respectivamente, ambas descendientes de grandes familias locales; Carmen Valverde de Betancourt; Flor Chalbaud de Pérez Jiménez; Menca de Leoni, Blanca Rodríguez de Pérez; Betty Urdaneta de Herrera Campins y la muy maltratada doctora Gladys de Lusinchi. Que se diga una personalidad política, aunque careciera de formación, la única ha sido doña Jacinta de Crespo; las demás no han tenido intervención en la vida política y se han dedicado a programas sociales como la Fundación del Niño —creada como Fundación Bolivariana en el año 36 por López Contreras y manejada por su esposa María Teresa en lo que sería la primera intervención pública de la mujer de un mandatario—; la realización de matrimonios masivos, como hiciera doña Menca; y las muchas actividades que desarrollara Alicia en el primer periodo de Caldera (1969-1974), cuando llevó a cabo aquel agotador programa del Plan Vacacional que consistía en llevar los niños del Zulia para Ciudad Bolívar; los andinos para Margarita; los orientales para los Llanos y así en un tráfago por el territorio nacional que llegó a movilizar a más de veinticinco mil muchachitos de un lado a otro. Era otra época, las arcas del Estado daban para eso y la salud de doña Alicia le permitía organizar conciertos de Cámara en La Casona, carretear miles de niños por todo el país, auspiciar el programa televisivo Sopotocientos, terminar de criar sus propios hijos y mantenerse perfecta para cumplir con el protocolo..."


Compañera, camarada y primera dama del chavismo

Nicolás Maduro presenta a su pareja, Cilia Flores y le otorga un papel con peso político

“Tiene un carácter candela pura. Pero yo me impongo con fuerza. La última palabra siempre la tengo yo, cuando le digo 'así es, mi amor”, ironiza el presidente venezolano

 Caracas El Pais13 MAY 2013 
Nicolás Maduro y Cilia Flores. / REUTERS


El presidente Nicolás Maduro definió a Cilia Flores el pasado día 2 como la primera dama de la República Bolivariana de Venezuela. Hasta entonces se había negado calificar así en público a su compañera, acaso para darle la espalda al protocolo, algo tan consustancial al chavismo, pero también porque lo consideraba como una trivialidad burguesa. “Ese es un concepto de alta alcurnia”, explicó el hoy jefe de Estado el día que inscribió su candidatura. Prefirió entonces endilgarle un mote más ridículo –La Primera Combatiente de la República- como para seguir impostando la falsa epopeya de la revolución bolivariana.
Cilia Flores no parece haber nacido para encargarse solo de la Fundación del Niño, o para llevar una vida discreta y estrechar la mano de los jefes de Estado que visitan Venezuela. Nacida hace 60 años en un hogar pobre en Tinaquillo, Estado Cojedes, en el centro de Venezuela, Flores es una mujer hecha a sí misma, con una vida sin relumbrones de éxito –un matrimonio, tres hijos, licenciada en Derecho con concentración en el área laboral y penal- y sin perspectiva alguna de incorporarse a la lucha política hasta que le deslumbró la gesta golpista de Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992.
De inmediato se sumó a la lista de groupies que hizo largas filas en la prisión donde estaba el comandante para conocerlo y ofrecerle su ayuda profesional. La historia oficial ha querido usar ese hecho para posicionarla como una de las abogadas que gestionó el indulto de Chávez y sus compañeros de armas en 1994. Javier Elechiguerra, ex fiscal general de la República (1999-2000) y líder de los abogados que entonces defendían a los líderes golpistas, no la recuerda dentro del equipo de juristas. Aunque tal vez, concede, sí haya formado parte de la representación de los oficiales de menor jerarquía que estaban detenidos en otras prisiones de Venezuela.
Esa mentira blanca, en todo caso, no resta mérito lo hecho por Flores en los años posteriores a la asonada golpista. Nicolás Maduro ha contado que la policía política de la época la persiguió hasta espantarle los clientes. Su matrimonio se hizo trizas. En 1993 fundó el Círculo Bolivariano de Derechos Humanos y se sumó al génesis del chavismo, el partido MBR-200. En esos afanes se enamoraron y se sumaron a un equipo que empezó recorriendo el país por carretera, hablando ante escasas concurrencias mediante micrófonos desde tarimas improvisadas en camionetas, y terminó en 1998 convertido en una riada.
Cilia Flores fue elegida como diputada ese mismo año, poco antes de la primera victoria de Hugo Chávez, el 6 de diciembre de 1998, y formó parte del grupo que recibió de la gestión saliente los informes de la situación del Ministerio del Interior y la Policía Científica. Su gestión dejó varias heridas de guerra para la libertad de información. Prohibió el libre desplazamiento de la prensa independiente por los pasillos del hemiciclo de sesiones, y la confinó a un salón donde los periodistas pueden ver la sesión a través de la transmisión oficial de la televisión; diseñó un canal –ANTV- que responde a los intereses del partido de gobierno, que ataca a los parlamentarios disidentes y censura todo aquello que no conviene transmitir, como la brutal paliza que recibieron dirigentes de oposición el martes 30 de abril en la sesión ordinaria.
Flores también influyó en la contratación de 37 personas cercanas a su entorno en el Parlamento, de acuerdo con las denuncias hechas en la prensa por la Unión de Trabajadores y Empleados de la Asamblea Nacional, incluyendo cuatro hermanos, dos sobrinos, dos primos y su exesposo, padre de sus dos hijos. De esa y otras salió bien librada y con el espaldarazo del comandante presidente, que siempre reconoció en público su lealtad. La suya fue una contribución fundamental para la profundización del socialismo chavista. Tras el fracaso de la reforma constitucional intentada por Chávez en 2007, la hoy primera dama maniobró para complacer los caprichos del comandante presidente, que quería relegirse por siempre en el cargo e instaurar su modelo a través de leyes aprobadas por el Poder Ejecutivo. Sin duda ha sido la dirigente más importante del Partido Socialista Unido de Venezuela.
“Tiene un carácter candela pura (muy fuerte). Es tan fuerte en la casa como lo que mostraba en el Parlamento. Pero yo me impongo con fuerza. La última palabra siempre la tengo yo, cuando le digo 'así es, mi amor”, ironizó Maduro al presentarla durante la campaña presidencial.
Ismael García, quien se separó de la coalición chavista junto al partido Podemos tras manifestarse en desacuerdo con la reforma, y hoy es diputado opositor afirma: “Yo la conocí como una mujer muy humilde. Esa no es la persona que yo conocí. Dicen que la verdadera personalidad de la gente emerge cuando se arriman al poder o lo ejercen”.
Por el momento Flores acompaña a Maduro en sus giras como parte de un equipo político cercano al mandatario. Ha sido nombrada por su marido para iniciar diálogos con el sector de la oposición que reconozca la legitimidad del Presidente. Tal vez su bajo perfil sea apenas un retiro táctico. Cuando Maduro asumió como Presidente hizo suyas las palabras que alguna vez dijo Hugo Chávez en alguna de sus torrenciales discursos. “Quiero entregarle la banda presidencial a una mujer”.