Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 21 de mayo de 2013

Cuando la mentira supera determinadas medidas en volumen y gravedad e incide de forma gravosa sobre el futuro inmediato, requiere que los cómplices y actores fundamentales de la operación acaten, religiosamente, el voto de silencio ante cualquier filtración o sospecha del fraude que se está cometiendo. Y eso exige que el mentiroso mayor despierte, entre sus adláteres, un respeto y un temor tales, que les permita sostener la negación, pase lo que pase.


Rayma


El mentiroso fracasado

Sometido a una prueba de superiores dimensiones el nuevo mentiroso mayor perdió el control

ROBERTO GIUSTI |  EL UNIVERSAL
martes 21 de mayo de 2013  12:00 AM
Después de catorce años de mandato ininterrumpido el chavismo asiste al principio de lo que aparece como un colapso inevitable luego de unas elecciones controvertidas y justamente cuestionadas. La pesada sombra del fraude incide hoy más que nunca sobre el nuevo- viejo gobierno, la legitimidad del presidente, además de todos sus actos y decisiones, están en cuestión y la crisis política es una realidad inocultable. 

No debe extrañar, entonces, que ya fuera el líder del proceso de la toma de decisiones, comenzará el derrumbe, en un desarrollo donde, de acuerdo a su forma de proceder, se recurrió a la mentira, la ambigüedad y la manipulación en el manejo de su enfermedad y de las repercusiones que ésta generaría. Era, una vez más, la habilidad para imponer matrices de opinión, sobre la base de una adulteración inescrupulosa de la realidad, como parte del legado dejado a sus sucesores por el caudillo. Legado que, a su vez, heredó de su carnal mentor antillano, quien encontró el discípulo indicado para el mejoramiento y refinación de su técnica, en beneficio de una revolución que entraba en fase terminal. 

Pero descuidaron un pequeño detalle, una salvedad clave a la hora de aplicar una metodología que, en su aplicación, seguía siendo la misma. Es así como de nada vale el desarrollo de un modelo perfeccionado, a través de largos años, si el encargado de su ejecución carece de ciertos atributos: persuasión, dotes histriónicas y la necesidad de creer fervientemente, es decir, convicción, a la hora de desplegar la mentira para convertirla en una falsa realidad.

Además, cuando la mentira supera determinadas medidas en volumen y gravedad e incide de forma gravosa sobre el futuro inmediato, requiere que los cómplices y actores fundamentales de la operación acaten, religiosamente, el voto de silencio ante cualquier filtración o sospecha del fraude que se está cometiendo. Y eso exige que el mentiroso mayor despierte, entre sus adláteres, un respeto y un temor tales, que les permita sostener la negación, pase lo que pase.

Pues bien, ahí fallaron, el paquete se les fue las manos, la magia del ensueño que el finado solía aplicar para disimular la falacia se trancó y el nuevo mentiroso mayor, sometido a una prueba de dimensiones colosales, perdió el control desde el principio. Instruido atropelladamente ante el apremio de una dinámica arrolladora, dislate tras dislate, equivocación tras equivocación, fue revelando las contradicciones, las inexactitudes y la falta de conexión entre unos hechos y otros en su confuso discurso. La trama lo enredó de tal manera que finalmente se produjeron las deserciones y la verdad salió a relucir para mostrarnos el estruendoso fracaso de una gigantesca farsa. 

@rgiustia

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