"Mi felicidad radica en otorgarle alegría a otras personas"
Carmen Rivas cambió su vida y su historia a través de la danza del Vajr
Rivas trabaja con jóvenes especiales NICOLA ROCCO
IRENE SARABIA M. | EL UNIVERSAL
viernes 22 de mayo de 2015 12:00 AM
Carmen Rivas nació cerca del páramo en el estado Mérida, y años después se convirtió en instructora de Vjra, un arte de origen tibetano que armoniza las dimensiones de la existencia humana con la tierra. Rivas se licenció como Bióloga en la Universidad de Los Andes, es madre de un joven y agricultora. A la fecha sigue teniendo una pequeña finca en su estado natal, allí cosecha productos que consume en el seno su hogar.
Con 13 años de práctica en el Vjra, Rivas asegura que la llegada a su vida de la danza le dio concordia y tranquilidad. Y, aunque, ahora Rivas cuenta que este ha sido uno de sus mayores logros; la adversidad no solo la inspiró sino que la hizo cambiar su visión. "Hace más o menos 17 años estaba pasando un momento muy difícil y yo escuché que era muy importante meditar y hacer yoga. He tenido una experiencia muy buena. Hoy soy feliz danzando y he evolucionado", comentó.
La instructora aseguró que ha atendido a un sinnúmero de personas pero destacó que una de las experiencias más asombrosas y extraordinarias que ha tenido es trabajar con jóvenes especiales. "La madre de Aquiles (un joven de movilidad reducida) me dijo que él estaba comiendo y nadando con la mano derecha, la que nunca movía", relató conmovida Rivas quien trabaja con más de 10 jóvenes especiales.
La experiencia de Carmen también se extiende a individuos en situaciones de calle. Al ser consultada sobre si le daba temor este tipo de actividades dijo que no, pues había tenido muchas experiencias positivas. "Trabajamos con todo aquel que lo requiera. También hacemos talleres para personas con cuadros oncológicos y estudiantes universitarios", añadió.
Rivas dijo que una de sus mayores satisfacciones profesionales ha sido ayudar a las personas que tenían problemas de adicción a las drogas a superarlos a través de la meditación en movimiento.
Rivas cree que los grandes cambios tienen su origen dentro del propio ser y asegura que el profesor Namkhai Norbu, de la Universidad de Nápoles y precursor del Vajr, le ha enseñado que al estar en armonía interna, es posible ofrecerla al entorno. "A mí me alegra darle felicidad a los demás y poner mi granito de arena para la evolución del mundo. Me da mucho gusto", finalizó la instructora.
Con 13 años de práctica en el Vjra, Rivas asegura que la llegada a su vida de la danza le dio concordia y tranquilidad. Y, aunque, ahora Rivas cuenta que este ha sido uno de sus mayores logros; la adversidad no solo la inspiró sino que la hizo cambiar su visión. "Hace más o menos 17 años estaba pasando un momento muy difícil y yo escuché que era muy importante meditar y hacer yoga. He tenido una experiencia muy buena. Hoy soy feliz danzando y he evolucionado", comentó.
La instructora aseguró que ha atendido a un sinnúmero de personas pero destacó que una de las experiencias más asombrosas y extraordinarias que ha tenido es trabajar con jóvenes especiales. "La madre de Aquiles (un joven de movilidad reducida) me dijo que él estaba comiendo y nadando con la mano derecha, la que nunca movía", relató conmovida Rivas quien trabaja con más de 10 jóvenes especiales.
La experiencia de Carmen también se extiende a individuos en situaciones de calle. Al ser consultada sobre si le daba temor este tipo de actividades dijo que no, pues había tenido muchas experiencias positivas. "Trabajamos con todo aquel que lo requiera. También hacemos talleres para personas con cuadros oncológicos y estudiantes universitarios", añadió.
Rivas dijo que una de sus mayores satisfacciones profesionales ha sido ayudar a las personas que tenían problemas de adicción a las drogas a superarlos a través de la meditación en movimiento.
Rivas cree que los grandes cambios tienen su origen dentro del propio ser y asegura que el profesor Namkhai Norbu, de la Universidad de Nápoles y precursor del Vajr, le ha enseñado que al estar en armonía interna, es posible ofrecerla al entorno. "A mí me alegra darle felicidad a los demás y poner mi granito de arena para la evolución del mundo. Me da mucho gusto", finalizó la instructora.
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