Vatican City, (ZENIT.org) Staff Reporter
Las comunidades que tienen miedo y no tienen alegría están enfermas, no son comunidades cristianas. Lo ha recordado el santo padre Francisco durante la homilía de este viernes en la misa celebrada en Santa Marta. Haciendo referencia a dos palabras de la liturgia del día “miedo” y “alegría”, el Papa ha señalado que “el miedo es una actitud que nos hace mal. Nos debilita, nos empequeñece. También nos paraliza”.
De este modo, ha precisado que una persona que tiene miedo “no hace nada, no sabe qué hacer”. Está concentrada en sí misma para que “no le suceda nada malo”. Y “el miedo te lleva a un egocentrismo egoísta y te paraliza”. Un cristiano con miedo --ha precisado-- es una persona que no ha entendido cuál es el mensaje de Jesús.
Y así, Francisco ha afirmado que “por eso Jesús dice a Pablo: ‘No tengas miedo. Continúa hablando’. El miedo no es una actitud cristiana. Es una actitud --podemos decir-- de un alma encarcelada, sin libertad, que no tiene libertad de mirar adelante, de crear algo, de hacer el bien.
Así, el Santo Padre ha invitado a no tener miedo a pedir la gracia de la valentía, de la valentía del Espíritu Santo que nos envía.
De este modo, ha proseguido el Papa: “hay comunidades miedosas, que van siempre a lo seguro: ‘no, no, no hacemos esto, no, no, esto no se puede, esto no se puede...’ Parece que sobre la puerta de entrada hemos escrito ‘prohibido’: todo prohibido por miedo. Y tú entras en esta comunidad y el aire está cargado, porque es una comunidad enferma. El miedo enferma una comunidad. La falta de valentía enferma una comunidad”.
El miedo --ha asegurado el Papa-- es distinto que “el temor de Dios” que “es santo, es el temor de la adoración delante del Señor y el temor de Dios es una virtud. Pero el temor de Dios no empequeñece, no debilita, no paraliza: lleva adelante, hacia la misión que el Señor da”.
La segunda palabra sobre la que el Papa ha reflexionado en la homilía ha sido “alegría”. Ha recordado que Jesús dice “nadie podrá quitarnos nuestra alegría”. Asimismo ha subrayado que “en los momentos más tristes, en los momentos de dolor” la alegría “se convierte en paz. Sin embargo, una diversión en el momento del dolor se convierte en oscuridad. Un cristiano sin alegría no es cristiano. Un cristiano que continuamente vive triste, no es cristiano. Y un cristiano que, en el momento de las pruebas, de las enfermedades, de tantas dificultades, pierde la paz, le falta algo.
De este modo ha precisado que “la alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera; la alegría cristiana es un don, es un don del Espíritu Santo. Y hay que tener el corazón siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha enviado y me ha dado su gracia y me ha hecho hijo del Padre… Es esa la alegría cristiana. Un cristiano vive en la alegría”.
El Pontífice ha asegurado que “también una comunidad sin alegría es una comunidad enferma”. Quizá será una “comunidad divertida” pero “enferma de mundanidad. Porque no tiene la alegría de Jesucristo”. Así, “cuando la Iglesia tiene miedo y cuando la Iglesia no recibe la alegría del Espíritu Santo, la Iglesia se enferma, las comunidades se enferman, los fieles se enferman”.
Para finalizar la homilía, el Papa ha pronunciado esta oración: “Levántanos, Señor, hacia el Cristo sentado a la derecha del Padre”, “levanta nuestro espíritu. Quítanos cualquier miedo y danos la paz y la alegría”.
Texto de Radio Vaticana adaptado y traducido por ZENIT
(RL) (HSM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario