La burocracia opaca el arte
Francisco Sesto, ex ministro de Cultura, admitió en 2010 que la centralización perjudicó la gestión de los museos nacionales. Edgar González, presidente de la fundación que los agrupa, afirma que mantienen su autonomía
Hace 10 años, la Fundación Museos Nacionales nació sobre ruinas. La liquidación de los museos de Arte Contemporáneo, de Ciencias, Carlos Cruz-Diez, Bellas Artes, Alejandro Otero, Arturo Michelena y la Galería de Arte Nacional hizo realidad lo que en noviembre de 2004 solo se había interpretado como una intención del entonces ministro de Cultura, Francisco Sesto.
En aquella ocasión, el titular del despacho habló de crear un ente rector de las políticas museológicas que facilitara los procesos administrativos de estas instituciones, autónomas hasta ese momento, y que, además, se encargara de repensar el papel que tenían en el país. Con esos objetivos nació la Fundación Museos Nacionales, que desde su creación hasta ahora ha sido presidida por Teresa Zottola, Zuleiva Vivas, Francisco Sesto, Vivian Rivas y Edgar González, quien asumió el cargo en 2013.
Inicialmente, la FMN agrupaba 8 museos. Hoy son 14: la Galería de Arte Nacional, el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Bellas Artes, el Museo de Ciencias, el Museo Alejandro Otero, el Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez, el Museo Arturo Michelena, el Museo de Arte Popular —que todavía no tiene sede—, el Museo de Arquitectura, el Museo de Coro, el Museo de Calabozo, el Museo de Barquisimeto, el Museo de los Llanos y el Museo de Arte Valencia.
El año pasado pasó a ser parte del Instituto de Patrimonio Cultural. Además, sumó a sus funciones la conducción del Sistema Nacional de Museos, creado en 2013 e inicialmente manejado por el Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio. A través de este, la fundación articula el financiamiento de proyectos educativos y comunitarios impulsados por museos que no pertenecen a ella.
Y aunque ha tenido momentos de brillo, el balance no ha sido positivo. En mayo de 2010 el propio Sesto, entonces presidente interino de la FMN, admitió que existía una severa crisis en los museos del país durante una reunión con los trabajadores. “El manejo de la fundación fue pésimo, porque se creó un equipo por encima de los museos. Debieron darles mayor autonomía, pero lo que se hizo fue ponerlos por debajo. No pueden tener ahogados a los museos. Tiene que haber una autonomía administrativa, que es muy difícil porque a todos les gusta el poder. Lo que tenemos que hacer es trazar una línea de estrategia que justifique los museos”, afirmó el funcionario.
María Luz Cárdenas, que dirigió el Museo de Bellas Artes hasta 2009 y luego se encargó por un breve período del Museo de Arte Contemporáneo, piensa que la FMN no dio los resultados que se esperaban. “El propósito inicial fue agilizar los procesos. Luego se vio el afán de dirigir las ocho instituciones y centralizar el manejo de los recursos. Se perdió la autonomía hasta en la programación. Para todo había que pedir permiso. El objetivo no fue atrofiar a los museos, pero quedaron a merced de los caprichos de los directores y viceministros”, afirma.
Pero las complicaciones no solo fueron administrativas. En 2010, Sesto aseguró que los museos ya no serían responsables de sus colecciones y que estas serían trasladadas a la Galería de Arte Nacional. Félix Suazo, que hasta 2008 fue investigador del Museo de Arte Contemporáneo, considera que esta decisión contribuyó a desdibujar los perfiles de cada institución.
“La fundación generó confusión entre la parte administrativa y los museos como espacios específicos de conservación, exhibición y colección. De pronto se presentó como el centro donde se pensaba el museo. Se perdió autonomía en la toma de decisiones patrimoniales y estéticas. Se diluyó el perfil para el cual fueron creados”, indica el especialista.
Cárdenas y Suazo señalan que los museos han perdido su independencia creativa, administrativa y estética. Sin embargo, Edgar González, presidente de la FMN, asegura que la autonomía existe dentro de las instituciones.
“Cada museo es autónomo. Los departamentos de investigación generan sus programas y sus ejes temáticos a partir de su perfil. Las investigaciones siempre van ligadas al desarrollo y enriquecimiento de las colecciones”, afirma.
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