Los controles son insostenibles
TOMÁS SOCÍAS LÓPEZ | EL UNIVERSAL
sábado 23 de mayo de 2015 12:00 AM
A más de 12 años desde que el presidente Hugo Chávez impulsó los controles de precios y de cambio, se puede afirmar que estas medidas serán insostenibles por mucho tiempo más, por lo cual, el Ejecutivo podría dar un vuelco hacia otras políticas con las cuales se solucione el problema de la falta de divisas, la escasez y la inflación.
A medidas que han pasado los años y, sobre todo, en este último año, el Ejecutivo Nacional ha venido sufriendo las consecuencias de esas erradas medidas que siempre hemos criticado, porque con controles no funciona la economía. Al menos, no por mucho tiempo, como está ocurriendo en Venezuela.
Cabe recordar que el Ejecutivo comenzó a aplicar los controles a raíz del paro petrolero entre el 2002 y 2003, cuando decidió tener reservas de alimentos de hasta seis meses, controlar los precios y establecer el sistema de cambio, para regular el acceso a las divisas.
Con la crisis que atraviesa el país en este momento, cuando hay colas cada vez más persistentes para adquirir los alimentos básicos cuyos precios están regulados y se mantienen en un margen irreal, amerita que se vaya pensando en desmontar esos controles.
Los expertos afirman que si Venezuela ha seguido funcionando en materia de abastecimiento, aunque sea en su mínima expresión, es gracias a los inventarios que mantienen los distintos sectores. Pero, esa rueda ya está dejando de funcionar, porque el efecto de la inercia se está terminando.
No negamos que hay alarmistas que afirman que el país se puede acabar mañana. No obstante, hay sectores donde los inventarios sí están a punto de terminar y la situación se puede tornar más tensa, sobre todo cuando se trata de los productos básicos.
El Ejecutivo, comenzando por el propio presidente Nicolás Maduro, ha ofrecido soluciones para el problema del desabastecimiento, en tres meses. Incluso, hay fuentes que señalan que millones de toneladas de alimentos y otros rubros están represados en los puertos y que, a medida que se acerque la fecha de las elecciones, se dará la orden para que estas mercancías lleguen a los anaqueles, para dar la sensación de que el Gobierno está resolviendo el problema. Una medida política que busca solucionar, por encima, un problema económico.
Pero, mientras esto se produce, el abastecimiento seguirá bajando, a tal punto que los ya afectados hábitos de consumo del venezolano van a bajar a tales niveles que se pueden prender las alarmas.
No es nuestra costumbre ser alarmistas. Pero, hacemos mercado, pulsamos la opinión de la gente, incluso, hemos hecho colas o recorrido tres y cuatro farmacias o automercados, para conseguir medicinas o alimentos y se puede palpar la escasez.
Y no se hable de los precios de los productos. Salvo que se trate de rubros regulados que no se consiguen, los precios del pollo, la carne, vegetales, frutas, entre otros, literalmente suben casi a diario. En Caracas, hay lugares donde el kilo de pollo está entre 280 y 300 bolívares, porque el producto regulado a 125 bolívares el kilo, no se consigue, a no ser que corras con la suerte de que tu número de cédula coincida con el día en que al establecimiento le llegue. Así que, creemos que en el Ejecutivo pueden comenzar a pensar en desmontar los controles, por el bien del país.
Analista político y económico
tsocias@cantv.net
A medidas que han pasado los años y, sobre todo, en este último año, el Ejecutivo Nacional ha venido sufriendo las consecuencias de esas erradas medidas que siempre hemos criticado, porque con controles no funciona la economía. Al menos, no por mucho tiempo, como está ocurriendo en Venezuela.
Cabe recordar que el Ejecutivo comenzó a aplicar los controles a raíz del paro petrolero entre el 2002 y 2003, cuando decidió tener reservas de alimentos de hasta seis meses, controlar los precios y establecer el sistema de cambio, para regular el acceso a las divisas.
Con la crisis que atraviesa el país en este momento, cuando hay colas cada vez más persistentes para adquirir los alimentos básicos cuyos precios están regulados y se mantienen en un margen irreal, amerita que se vaya pensando en desmontar esos controles.
Los expertos afirman que si Venezuela ha seguido funcionando en materia de abastecimiento, aunque sea en su mínima expresión, es gracias a los inventarios que mantienen los distintos sectores. Pero, esa rueda ya está dejando de funcionar, porque el efecto de la inercia se está terminando.
No negamos que hay alarmistas que afirman que el país se puede acabar mañana. No obstante, hay sectores donde los inventarios sí están a punto de terminar y la situación se puede tornar más tensa, sobre todo cuando se trata de los productos básicos.
El Ejecutivo, comenzando por el propio presidente Nicolás Maduro, ha ofrecido soluciones para el problema del desabastecimiento, en tres meses. Incluso, hay fuentes que señalan que millones de toneladas de alimentos y otros rubros están represados en los puertos y que, a medida que se acerque la fecha de las elecciones, se dará la orden para que estas mercancías lleguen a los anaqueles, para dar la sensación de que el Gobierno está resolviendo el problema. Una medida política que busca solucionar, por encima, un problema económico.
Pero, mientras esto se produce, el abastecimiento seguirá bajando, a tal punto que los ya afectados hábitos de consumo del venezolano van a bajar a tales niveles que se pueden prender las alarmas.
No es nuestra costumbre ser alarmistas. Pero, hacemos mercado, pulsamos la opinión de la gente, incluso, hemos hecho colas o recorrido tres y cuatro farmacias o automercados, para conseguir medicinas o alimentos y se puede palpar la escasez.
Y no se hable de los precios de los productos. Salvo que se trate de rubros regulados que no se consiguen, los precios del pollo, la carne, vegetales, frutas, entre otros, literalmente suben casi a diario. En Caracas, hay lugares donde el kilo de pollo está entre 280 y 300 bolívares, porque el producto regulado a 125 bolívares el kilo, no se consigue, a no ser que corras con la suerte de que tu número de cédula coincida con el día en que al establecimiento le llegue. Así que, creemos que en el Ejecutivo pueden comenzar a pensar en desmontar los controles, por el bien del país.
Analista político y económico
tsocias@cantv.net
@Mirnacoro: Comprar por terminal de cédula no funciona, las colas y la escasez están peor
Ana Maritza García, @ana_wendiuska, considera que "las colas no han cesado. Y las que compramos los lunes no conseguimos nada, no llega la comida"
Usuarios en Twitter han expresado su malestar, por lo que parecía una solución a las gigantescas colas para adquirir productos regulados: la implementación del sistema de control de compras correspondiente al número terminal de la cédula aplicado en los supermercados del país.
Las quejas más frecuentes de los consumidores es que el desabastecimiento sigue estando presente, las largas filas no se dan abasto. Hay días con mayor distribución de alimentos, otros no. Muchos están en desacuerdo con la medida de actualización para comprar rubros cada ocho días.
¿Considera usted que las colas en los mercados han disminuido luego de restringir el acceso por número de cédula? Compartimos los mensajes publicados en @ReporteYa:
Rodolfo García, @struendo_ck, escribe: "Claro que no han disminuido. En cualquier establecimiento que hay productos regulados las colas son enormes".
"Es la mejor solución del régimen para ponernos a hacer colas. Les pregunto ¿En la cuarta República hicieron colas para comprar? Y disculpen", comenta Wilfrido Dávila, @wilagusdavila.
En opinión de Mirna Márquez, @Mirnacoro, relacionista Industrial, dicho sistema de control, "no funciona, pues las colas y la escasez siguen igual y hasta peor. Y los 'bachaqueros' siguen y siguen.
Ana Maritza García, @ana_wendiuska, considera que "las colas no han cesado. Y las que compramos los lunes no conseguimos nada, no llega la comida".
"Las colas van de mal en peor, aumentan al igual que la agresividad de las mismas", sostiene Javier Pons, @ponsdemachiques, desde Machiques de Perijá.
Eglee Acero, @EgleeAA, dice: "NO. El problema es que el producto no está garantizado. Por eso hay colas todos los días. Es la peor humillación que hay".
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