La ideología se impone sobre el criterio artístico
En la red de museos nacionales suelen prevalecer las obras de creadores identificados con el pensamiento oficialista. La falta de autonomía afecta la variedad de propuestas que siempre enriquece el discurso expositivo
Quienes deseen hacer una consulta sobre los museos en Internet se encontrarán con que toda la información se aloja en el dominio de la Fundación Museos Nacionales, de la que depende cada una de las instituciones. Esa falta de autonomía, que se vislumbra desde la web, es una de las principales críticas que se les hace a estos centros artísticos y sus exposiciones.
“Lo primero que preguntamos los directores cuando se creó la fundación fue si se respetaría la independencia. Nos dijeron que sí, pero paulatinamente nos dimos cuenta de que ocurría lo contrario. Prohibieron durante una época exposiciones individuales para darle cabida a muestras ideológicas colectivas”, afirma Katherine Chacón, que hasta 2008 fue directora del Museo Alejandro Otero.
Esa preocupación por la línea que favorece a una parte del pensamiento político venezolano ha sido motivo de discusión desde hace años. En 2012, por ejemplo, tres museos formaron parte de muestras que tenían como eje el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992. En el Museo de Bellas Artes se usaron siete salas para Arte/política, como se tituló la exhibición.
“Así como existe la comida rápida, existe la curaduría rápida, parcial, sin ningún soporte investigativo. Pareciera que dijeran: vamos a sacar todas las piezas; mientras más masa, más mazamorra, porque necesitamos generar un discurso dentro del arte para legitimar desde el museo un hecho como el 4 de febrero”, dijo entonces el investigador Gerardo Zavarce.
María Luz Cárdenas, que hasta 2009 dirigió el Museo de Bellas Artes, cuestiona el criterio de selección y de disposición de obras. “En el MBA se han dejado de hacer los proyectos de investigación de acuerdo con su colección. Si es el Día Internacional de la Mujer exhiben todos los cuadros de mujeres que tienen, sin responder a ningún estudio”.
Artistas como Carlos Zerpa también denuncian la politización. “Sé que tienen obras mías que eventualmente exhiben. Una vez realizaron una exposición en la que usaron una pieza de mi autoría en contra del capitalismo. Esa nunca fue mi intención”, afirma sobre Homenaje a la casa Luz y la casa Zerpa, que realizó como referencia a la tienda de su padre y abuelo, y que pertenece al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
Chacón hace una salvedad: “Antes de mi partida había mucha preponderancia de los temas relacionados con el socialismo y revolución. Sin embargo, se ha recobrado un poco la coherencia en algunas partes. En el Museo Cruz-Diez hay buenas exposiciones, pero en el Museo de Arte Contemporáneo se ha perdido el perfil”.
El año pasado, una de las muestras más celebradas fue la de Goya: una mirada inconforme, compuesta por 173 grabados del artista español pertenecientes al Museo de Bellas Artes, donde actualmente se puede visitar Discursos de la controversia. Arte contemporáneo a debate, sobre el tema de la actuación de las agencias de inteligencia estadounidenses durante la Guerra Fría.
En el Museo de Arte Contemporáneo se exhibe La Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse, que fue devuelta al país el año pasado tras haber sido robada de la institución hace más de 10 años.
Poco frecuente. Si bien algunos expertos aseguran que Venezuela no es una opción para grandes exposiciones itinerantes, las obras de artistas venezolanos son requeridas en el extranjero.
En 2013 se presentó en la Fundación BBVA Provincial Cruz-Diez en blanco y negro, que consta de varias fotografías del artista tomadas entre 1942 y 1986. El año pasado las imágenes fueron llevadas a la Maison de l’Amérique Latine de París y al Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires.
Otra muestra itinerante es Oswaldo Vigas 1943-2013, compuesta por 70 pinturas y 6 esculturas. Comenzó en octubre de 2014 en el Museo de Arte Contemporáneo de Lima. Luego se llevó al Museo Nacional de Bellas Artes de Chile y a partir de julio se podrá ver en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Después se expondrá en Sao Paulo, Río de Janeiro, Ciudad de Panamá, Ciudad de México y Estados Unidos.
Dilia Hernández, directora de la Fundación Oswaldo Vigas, afirma que el objetivo es presentarla en algún museo nacional. Recuerda, además, que pocas semanas después de la muerte del artista —ocurrida el 22 de abril de 2014— la Galería de Arte Nacional le rindió un homenaje póstumo.
Sin embargo, Bélgica Rodríguez, la curadora, es más crítica con respecto a las exposiciones realizadas de artistas de renombre. “Son muestras sacadas de la manga. Ocurrió también cuando falleció Jesús Soto. No estuvieron a la altura”.
La también investigadora lamenta que Venezuela no sea un punto de exhibiciones como la que hay actualmente en Buenos Aires de Marina Abramovic. “Los artistas tienen temor de que los roben o los maten. Otros no quieren que les dañen las obras en la aduana”, señala.
Se refiere al caso del costarricense Carlos Poveda, quien relata: “Fue en dos oportunidades. La primera cuando mi esposa y yo nos mudamos de Caracas a París en el año 2000. Varias piezas fueron dañadas y otras destruidas, algunas incluso con una mecha de taladro. Luego, en 2006, tuve una exposición allá. Cuando recibí las obras de vuelta, tres estaban destrozadas”.
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