La primera vez en el New York Times'
El primer milagro del papa Francisco es que el New York Times no solo haya dedicado espacio al tema, sino que juzgue “valiosa” la encíclica, comenta el Wall Street Journal
Por Redacción
Roma, 24 de junio de 2015 (ZENIT.org)
La encíclica 'Laudato Si' del papa Francisco dada a conocer el jueves pasado ha tenido gran repercusión en la prensa internacional. El diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, comenta algunas repercusiones que proponemos a continuación, comenzando por un artículo titulado "La primera vez en el New York Times" que cita un comentario publicado en el Wall Street Journal el 24 de junio.
El artículo de William McGurn, define como el primer milagro del papa Francisco, el hecho de que el New York Times haya dedicado no solamente espacio al tema, sino que haya juzgado “valiosa” la enseñanza del Santo Padre. Quizás ningún pontífice anterior, escribe McGurn, había tenido éxito en esta empresa. Durante muchos años, señala el periodista, "The New York Times" hizo la guerra a varios papas sobre cuestiones morales como el matrimonio o el valor de la vida por nacer.
Pero cuando se trata del cambio climático, el diario neoyorquino --que le gusta considerarse un periódico que se adhiere estrictamente a los hechos-- reconoce negro sobre blanco la autoridad que tiene la encíclica del Papa. En verdad, advierte McGurn, el periódico, al tejer el elogio, añade el adverbio “inesperadamente”, como para mitigar la alabanza.
Y si bien se alegraron de que el Papa diera el visto bueno a la idea del cambio climático causado por el hombre, no prestaron la debida atención a la crítica del Papa contra un “ecologismo” que protege a las especies en peligro de extinción, pero no a los niños no nacidos.
La encíclica --escribe Lluís Bassets en "El País" del pasado 21 de junio, en un largo comentario titulado El Papa como contropoder obtuvo efectos políticos inmediatos y la repercusión fue mucho más allá del mundo católico, lo que demuestra un prestigio y autoridad crecientes. Hay capítulos interesantes para los cristianos y otros que llaman la atención más a quienes no se identifican con ninguna fe, continúa Bassets, subrayando sin embargo que la religiosidad del papa Francisco está en las antípodas de las técnicas de auto-ayuda o de equilibrio interior tan de moda en nuestra época, tanto en el mundo cristiano como en el islámico.
Frente a la pobreza o a la amenaza ambiental, o a los daños de la idolatría del mercado sin frenos y sin reglas, su denuncia tan fuerte recuerda las duras tomas de posición de Wojtyla ante los efectos devastadores que regímenes totalitarios del siglo XX causaban en la sociedad, concluye el periodista.
Proteger la casa común no tiene futuro si los hombres siguen siendo tratados como mercancía y la brecha entre el norte y el sur del mundo no se reduce, se lee en "Le Monde" del 23 de junio. “Este mensaje podría ser el primer acto de un llamamiento a una nueva civilización”, continúa el columnista, citando a Edgar Morin de "la Croix"; y esta encíclica tendrá el efecto de “anclar el papado al siglo XXI”.
El artículo de William McGurn, define como el primer milagro del papa Francisco, el hecho de que el New York Times haya dedicado no solamente espacio al tema, sino que haya juzgado “valiosa” la enseñanza del Santo Padre. Quizás ningún pontífice anterior, escribe McGurn, había tenido éxito en esta empresa. Durante muchos años, señala el periodista, "The New York Times" hizo la guerra a varios papas sobre cuestiones morales como el matrimonio o el valor de la vida por nacer.
Pero cuando se trata del cambio climático, el diario neoyorquino --que le gusta considerarse un periódico que se adhiere estrictamente a los hechos-- reconoce negro sobre blanco la autoridad que tiene la encíclica del Papa. En verdad, advierte McGurn, el periódico, al tejer el elogio, añade el adverbio “inesperadamente”, como para mitigar la alabanza.
Y si bien se alegraron de que el Papa diera el visto bueno a la idea del cambio climático causado por el hombre, no prestaron la debida atención a la crítica del Papa contra un “ecologismo” que protege a las especies en peligro de extinción, pero no a los niños no nacidos.
La encíclica --escribe Lluís Bassets en "El País" del pasado 21 de junio, en un largo comentario titulado El Papa como contropoder obtuvo efectos políticos inmediatos y la repercusión fue mucho más allá del mundo católico, lo que demuestra un prestigio y autoridad crecientes. Hay capítulos interesantes para los cristianos y otros que llaman la atención más a quienes no se identifican con ninguna fe, continúa Bassets, subrayando sin embargo que la religiosidad del papa Francisco está en las antípodas de las técnicas de auto-ayuda o de equilibrio interior tan de moda en nuestra época, tanto en el mundo cristiano como en el islámico.
Frente a la pobreza o a la amenaza ambiental, o a los daños de la idolatría del mercado sin frenos y sin reglas, su denuncia tan fuerte recuerda las duras tomas de posición de Wojtyla ante los efectos devastadores que regímenes totalitarios del siglo XX causaban en la sociedad, concluye el periodista.
Proteger la casa común no tiene futuro si los hombres siguen siendo tratados como mercancía y la brecha entre el norte y el sur del mundo no se reduce, se lee en "Le Monde" del 23 de junio. “Este mensaje podría ser el primer acto de un llamamiento a una nueva civilización”, continúa el columnista, citando a Edgar Morin de "la Croix"; y esta encíclica tendrá el efecto de “anclar el papado al siglo XXI”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario