Thomas Brundegard: “Que los ojos del mundo se posen en América Latina”
Esta es la contribución que espera dar WAN-IFRA ante la situación de retroceso en Venezuela y en Ecuador
La semana pasada convergieron en Washington más de 900 personas de casi 80 países para participar en el congreso anual de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias. Representantes de medios importantes en América Latina y el resto del planeta intercambiaron, durante tres días, experiencias sobre el estado de la libertad de prensa y los retos que plantea el universo digital para el futuro de sus empresas.
Thomas Brundegard, presidente de WAN-INFRA, conversó con el Grupo de Diarios América.
—¿A qué se debe el éxito de la organización del congreso de WAN-INFRA?
—WAN-INFRA, desde su nacimiento, ha tenido como propósito central defender la libertad de prensa. En años recientes hemos visto cómo gobiernos y otros actores han tratado de limitar ese derecho. Lo vimos en Francia con el ataque a Charlie Hebdo, en Copenhague. Existe la necesidad de un lugar donde discutamos estos retos. WAN-INFRA ha mantenido la antorcha encendida a lo largo de los años. Se ha debatido mucho sobre si este congreso debería ser solo sobre el estado del negocio de los medios o sobre valores básicos en el mundo de la información. Pero se ha probado que esos valores están allí, son necesarios y deben mantenerse, especialmente ahora que el modelo del negocio está cambiando tanto.
—El próximo congreso mundial será el año entrante en Cartagena. ¿Por qué?
—La nueva cita será el 8 de junio de 2016 en Cartagena. Creíamos que había llegado la hora de organizar algo en Suramérica. Han pasado muchas cosas en los países de la región. Algunos van bien, pero en otros se están viendo retrocesos, como en Venezuela y en Ecuador, y creemos que ha llegado el momento de hacer presencia.
—¿Cómo cree que puede influir WAN-INFRA en la situación que se vive en Venezuela y en Ecuador?
—Queremos plantar una bandera que vuelva más visible a la región y que haga que los ojos del mundo se posen sobre ella. Sabemos por experiencia que esto funciona. En Ucrania, donde organizamos el congreso hace algunos años, no solo el gobierno de este país sino también otros en esa zona sintieron que la prensa del mundo los estaba mirando, y esperamos contribuir en ese sentido. Al mismo tiempo, queremos que el mundo se entere de la cantidad de cosas buenas que están sucediendo en América Latina.
—Esta última década ha sido la peor para la libertad de expresión, solo 14% de la población mundial vive en países donde hay libertad de prensa. ¿No deberíamos estar avanzando en la dirección contraria?
—Con la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría se vio una gran apertura y floreció la libertad de prensa. Pero con los años, muchos países comenzaron a limitar esos derechos nuevamente, como sucede en Rusia. Lo otro es la digitalización. Antes solo existían fuentes tradicionales, como los periódicos y las cadenas de TV. Al aparecer la digitalización, con todos los nuevos actores y el flujo de noticias casi instantáneo, los gobiernos están tratando de regular y monitorear, espiando en nombre de la guerra contra el terrorismo. Eso ha provocado un gran cambio que afecta la libertad de prensa, pues nos están controlando de una manera que nunca antes se había experimentado.
—La digitalización también provocó una expansión masiva en el acceso a la información…
—Desde la perspectiva de la libertad de expresión debemos estar vigilantes, pues esto podría terminar en el lugar equivocado (más controles, restricciones, espionaje, etc.) si nos descuidamos. Hay que mantener la discusión viva y defender las libertades. Hay que mantener el Internet abierto y no dejar que sea regulado por autoridades que no sean transparentes.
—Ha surgido un conflicto entre el derecho a la información y el derecho al secreto en temas de seguridad nacional. ¿Dónde se debe trazar esa línea?
—Siempre existirá esa línea y debe existir. Lo triste es que en Estados Unidos se ha convertido en un conflicto entre la administración en Washington y los medios, que luchan por la libertad de informar. Lo que debe existir son espacios abiertos para debatir lo que es correcto y lo que no. Los gobiernos no deben retroceder a cuartos cerrados donde se justifican, definen lo que es secreto y asumen una actitud paranoica hacia la prensa. Deben entender que tras del derecho a una prensa libre hay valores básicos que sostienen una sociedad.
—¿Cuál cree que es el futuro de los periódicos?
—Ha sido una metamorfosis difícil para la industria de los medios. Muchas compañías entendieron que era necesario transformarse y operan ahora desde un nuevo modelo del negocio.
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