Limardo, muchacho de provincia
Muchos de nuestros deportistas deben comprometer los exiguos recursos económicos de su familia
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PABLO PÉREZ | EL UNIVERSAL
sábado 11 de agosto de 2012 12:00 AM
Rubén Limardo es espada. Es constancia. Es perseverancia. Es ejemplo. Quienes asumimos responsabilidades de liderazgo político para inducir cambios y abrir caminos de bienestar e inclusión, la actuación olímpica de Limardo no puede pasar desapercibida. Al menos ese es mi caso. Como gobernante zuliano busco encontrar lecciones y oportunidades en todo caso parecido al de este joven, producto típico de nuestra provincia, de nuestra Venezuela tierra adentro.
El ejemplo de Limardo lo veo con frecuencia en decenas y decenas de deportistas de muchas regiones del país. En la espada de este guayanés veo el sudor, la presión, la fuerza, la tenacidad de muchos muchachos que con disciplina no descansan para hacer realidad su sueño: ser los mejores en la disciplina que practican.
Al igual que Rubén y su espada, muchos de nuestros deportistas deben realizar sus prácticas y entrenamientos comprometiendo los exiguos recursos económicos de su familia, por la inexplicable e injusta ausencia de una política nacional que los atienda de manera integral. En esas circunstancias, el premio obtenido tiene un valor mayor, pues se constituye en testimonio vivo de perseverancia y lucha para alcanzar anheladas metas.
La disciplina, el sacrificio, la responsabilidad, el respeto por los otros, y sobre todo el trabajo en equipo, contribuyen a la formación del ciudadano.
Por tal razón, en el Zulia definimos una moderna gestión deportiva que atiende a nuestros atletas sin discriminación política, ni de ninguna índole. Ejemplo de ello lo constituye la Villa Deportiva del Zulia, bautizada con el nombre de Arquímedes Herrera. Es una obra única en el país, construida con recursos propios de la gobernación del estado, al servicio permanente de atletas y organizaciones deportivas de la región y del resto de Venezuela que día a día buscan condiciones para la excelencia y el alto desempeño deportivo.
Sumado a esta obra, durante nuestra gestión hemos inaugurado un total de 156 instalaciones deportivas para que las comunidades cuenten con espacios modernos y dignos para la práctica del deporte y apoyamos a 700 de nuestros atletas con la Beca Económica "Luis Aparicio", que les permite dedicarse plenamente a su preparación.
A pesar del escaso apoyo que el Gobierno Nacional le ha brindado al deporte zuliano, obstaculizando obras e iniciativas de profundo impacto en el desarrollo deportivo, hemos dado un paso adelante porque creemos que juventud y deporte conforman otra de las llaves que abren el camino del progreso para las nuevas generaciones.
Los Juegos Olímpicos deben ser una invitación permanente para que el Gobierno Nacional se convenza que sólo con el trabajo en equipo, con organizaciones y federaciones deportivas, así como con gobernaciones y alcaldías, es posible formar una generación de deportistas atendidos, motivados y comprometidos, que nos conviertan en un país puntero en competencias nacionales e internacionales.
Jóvenes como Rubén Limardo enaltecen el sentimiento de la venezolanidad. ¡Sigue adelante...!
Gobernador del Zulia @pabloperezof
El ejemplo de Limardo lo veo con frecuencia en decenas y decenas de deportistas de muchas regiones del país. En la espada de este guayanés veo el sudor, la presión, la fuerza, la tenacidad de muchos muchachos que con disciplina no descansan para hacer realidad su sueño: ser los mejores en la disciplina que practican.
Al igual que Rubén y su espada, muchos de nuestros deportistas deben realizar sus prácticas y entrenamientos comprometiendo los exiguos recursos económicos de su familia, por la inexplicable e injusta ausencia de una política nacional que los atienda de manera integral. En esas circunstancias, el premio obtenido tiene un valor mayor, pues se constituye en testimonio vivo de perseverancia y lucha para alcanzar anheladas metas.
La disciplina, el sacrificio, la responsabilidad, el respeto por los otros, y sobre todo el trabajo en equipo, contribuyen a la formación del ciudadano.
Por tal razón, en el Zulia definimos una moderna gestión deportiva que atiende a nuestros atletas sin discriminación política, ni de ninguna índole. Ejemplo de ello lo constituye la Villa Deportiva del Zulia, bautizada con el nombre de Arquímedes Herrera. Es una obra única en el país, construida con recursos propios de la gobernación del estado, al servicio permanente de atletas y organizaciones deportivas de la región y del resto de Venezuela que día a día buscan condiciones para la excelencia y el alto desempeño deportivo.
Sumado a esta obra, durante nuestra gestión hemos inaugurado un total de 156 instalaciones deportivas para que las comunidades cuenten con espacios modernos y dignos para la práctica del deporte y apoyamos a 700 de nuestros atletas con la Beca Económica "Luis Aparicio", que les permite dedicarse plenamente a su preparación.
A pesar del escaso apoyo que el Gobierno Nacional le ha brindado al deporte zuliano, obstaculizando obras e iniciativas de profundo impacto en el desarrollo deportivo, hemos dado un paso adelante porque creemos que juventud y deporte conforman otra de las llaves que abren el camino del progreso para las nuevas generaciones.
Los Juegos Olímpicos deben ser una invitación permanente para que el Gobierno Nacional se convenza que sólo con el trabajo en equipo, con organizaciones y federaciones deportivas, así como con gobernaciones y alcaldías, es posible formar una generación de deportistas atendidos, motivados y comprometidos, que nos conviertan en un país puntero en competencias nacionales e internacionales.
Jóvenes como Rubén Limardo enaltecen el sentimiento de la venezolanidad. ¡Sigue adelante...!
Gobernador del Zulia @pabloperezof
Touché a la esperanza de un pueblo
JORGE CAJÍAS | EL UNIVERSAL
sábado 11 de agosto de 2012 04:08 PM
Con su mirada robusta y los ojos hinchados de emoción, tras el sonoro recibimiento en Maiquetía en una tarima "roja rojita" que sirvió de aliviadero a cientos de emociones contenidas, donde se alternaron lágrimas y palabras dirigidas a manifestantes amantes del deporte, que se dieron cita para recibir al esgrimista de oro olímpico; flanqueado por el ministro del Deporte, que pavoneándose a su lado hacía ejercicios de "pescueceo" para robarle cámara, desembocó Limardo en caravana en la avenida Sucre, en una carroza similar a la que pasean a Chávez en su campaña electoral.
El avance del medallero venezolano era imponente por Catia, quedando atrás los días del grito desesperado lanzado en Twitter hace más de 135 días: "y lo más preocupante para mí fue clasificar sin el apoyo del ministerio del Deporte. El Presidente tiene que estar enterado de esto", lo cual fue "retuiteado" más de 2.583 veces, hasta que fue borrado por su creador olvidando que hay dos cosas que no se pueden recoger, que son el agua derramada y el tweet ya escrito. Y qué decir de las tristes y elocuentes palabras del padre de Limardo cuando anunció al mundo en medio de la euforia del triunfo, que su hijo había llegado a las Olimpiadas de Londres con un pasaje comprado con los ahorros de la pensión de la abuela, palabras lavadas luego por su autor y sustituidas por un "ferviente" apoyo al presidente Chávez.
Al paso inquebrantable de la caravana, la gente salió con banderas a saludar al deportista que en un solo en un instante había logrado unir a todo un país carcomido por la división que sufre desde hace más de 14 años. Esa era justamente la magia de un triunfo que tenía como precedente el de Morochito Hernández hacía más de cuatro décadas, aunque se resaltara paradójicamente un despliegue publicitario del Gobierno apoyando a los deportistas venezolanos, pero que en forma insólita no había alcanzado a Limardo.
Cuando la caravana deportiva rompe en la Plaza O'Leary la algarabía inicial había mermado a expensas de la desilusión que se iba produciendo entre los simpatizantes de la hazaña del medallista, informados sobre el repentino giro del atleta a favor de un gobierno que se jacta del soporte sin límites al deporte venezolano, pero que al ritmo de "cada 44 años" Venezuela tendría en mil años veinte medallas de oro, que son las mismas que gana Estados Unidos, China o Rusia en una sola Olimpiada.
Limardo micrófono en mano habló desde la carroza de su victoria que había dejado sin aliento a toda Venezuela. Allí estaban ciudadanos sencillos que coincidieron en esa plaza, y que si bien compartían el triunfo desaprobaban el gesto de quien hasta hace poco se quejaba de no contar con el apoyo del Gobierno, desmentido luego por el propio deportista a CNN cuando dijo que habían sido "problemitas con Cadivi ya resueltos" los que motivaron su lamento.
Para agravar el sentimiento general de condena a la expropiación por parte del Gobierno del triunfo colectivo, ya se ha anunciado en Miraflores declarar a Limardo héroe nacional y darle la manoseada espada de Bolívar, lo cual constituye un Touché a la esperanza de un pueblo, al convertir al deporte en esclavo de la política.
Médico y Abogado UCV
@jcajias
El avance del medallero venezolano era imponente por Catia, quedando atrás los días del grito desesperado lanzado en Twitter hace más de 135 días: "y lo más preocupante para mí fue clasificar sin el apoyo del ministerio del Deporte. El Presidente tiene que estar enterado de esto", lo cual fue "retuiteado" más de 2.583 veces, hasta que fue borrado por su creador olvidando que hay dos cosas que no se pueden recoger, que son el agua derramada y el tweet ya escrito. Y qué decir de las tristes y elocuentes palabras del padre de Limardo cuando anunció al mundo en medio de la euforia del triunfo, que su hijo había llegado a las Olimpiadas de Londres con un pasaje comprado con los ahorros de la pensión de la abuela, palabras lavadas luego por su autor y sustituidas por un "ferviente" apoyo al presidente Chávez.
Al paso inquebrantable de la caravana, la gente salió con banderas a saludar al deportista que en un solo en un instante había logrado unir a todo un país carcomido por la división que sufre desde hace más de 14 años. Esa era justamente la magia de un triunfo que tenía como precedente el de Morochito Hernández hacía más de cuatro décadas, aunque se resaltara paradójicamente un despliegue publicitario del Gobierno apoyando a los deportistas venezolanos, pero que en forma insólita no había alcanzado a Limardo.
Cuando la caravana deportiva rompe en la Plaza O'Leary la algarabía inicial había mermado a expensas de la desilusión que se iba produciendo entre los simpatizantes de la hazaña del medallista, informados sobre el repentino giro del atleta a favor de un gobierno que se jacta del soporte sin límites al deporte venezolano, pero que al ritmo de "cada 44 años" Venezuela tendría en mil años veinte medallas de oro, que son las mismas que gana Estados Unidos, China o Rusia en una sola Olimpiada.
Limardo micrófono en mano habló desde la carroza de su victoria que había dejado sin aliento a toda Venezuela. Allí estaban ciudadanos sencillos que coincidieron en esa plaza, y que si bien compartían el triunfo desaprobaban el gesto de quien hasta hace poco se quejaba de no contar con el apoyo del Gobierno, desmentido luego por el propio deportista a CNN cuando dijo que habían sido "problemitas con Cadivi ya resueltos" los que motivaron su lamento.
Para agravar el sentimiento general de condena a la expropiación por parte del Gobierno del triunfo colectivo, ya se ha anunciado en Miraflores declarar a Limardo héroe nacional y darle la manoseada espada de Bolívar, lo cual constituye un Touché a la esperanza de un pueblo, al convertir al deporte en esclavo de la política.
Médico y Abogado UCV
@jcajias
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