Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 5 de mayo de 2013

Patricio Pron: El escritor argentino vino a presentar "Trayéndolo todo de regreso a casa" en el Festival de la Lectura de Chacao, del cual es uno de los invitados especiales.


Patricio Pron: “Mi literatura consiste en asumir riesgos”

Patricio Pron | ERNESTO MORGADO
Patricio Pron | ERNESTO MORGADO
La obra reúne 20 relatos enlos que los personajes se enfrentan con la ruptura de sus certezas
Una conversación de plaza muestra a Patricio Pron como un hombre preocupado por su perfil de intelectual y por su compromiso con los lectores, pero su narrativa breve redimensiona esa imagen al evidenciar su certeza de que hay algo inexplicable dentro de cada ser humano. “Mi literatura consiste en asumir riesgos”, dice mientras responde preguntas con la exactitud de alguien acostumbrado a pensar constantemente en cómo y por qué escribe.
El autor de las novelas Formas de morir (1998), Nadadores muertos(2001), Una puta mierda (2007), El comienzo de la primavera (Premio Jaén de Novela, 2008) y El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (2011) es uno de los invitados argentinos del Festival de la Lectura Chacao. Hoy a las 5:00 pm, en el salón Obelisco de la plaza Francia de Altamira, presentará una antología de cuentos suyos escritos entre 1999 y 2010 que fue editada por Puntocero con el títuloTrayéndolo todo a casa.
– El aislamiento es un tema recurrente en sus relatos, ¿es una obsesión íntima suya o algo que percibe como un mal de la época?
–Ha habido períodos de mi vida en los que he estado solo; es una experiencia que tiene cualquiera que se va de su país a un sitio donde no se habla su idioma. He escrito sobre esto en períodos en los que no estaba solo, así que no se trata tanto de reflejar una circunstancia personal, sino de ponerle nombre y evaluar uno de los males contemporáneos más importantes: la soledad y el aislamiento entre personas. Pero creo que hay otra cosa que vincula los textos: que sus personajes se encuentran en un momento en el que tienen que tomar una decisión y el cuento los abandona una vez que la han tomado. Narran el momento en el cual descubren que aquello que les habían contado acerca de la realidad no se corresponde completamente con ésta.
–En otras entrevistas ha dicho que la literatura es una herramienta para la curación. ¿Escribe desde un estado de ánimo enfermo o preocupado?
–No me cura escribir, posiblemente me enferme aún más. En el mejor de los casos, sí cura a algunos lectores. Los autores que concebimos la literatura como yo escribimos debido a que en nuestra propia experiencia como lectores hemos sido sanados por ciertos libros que hemos leído, nuestra vida se ha hecho más rica y compleja. Nuestra visión del mundo se ha enriquecido por los libros que hemos leído, al punto de que aspiramos a producir ese mismo efecto en los lectores. Es a ellos a quienes la literatura salva. Si los escritores escribimos a pesar de que eso nos enferma es sólo por nuestra responsabilidad para con el lector de propiciar un diálogo y ofrecer visiones alternativas del mundo que no estarían allí si no nos viésemos avocados a la tarea muy ingrata de escribir los libros que sirven de base a esos diálogos.
–Cuando se sienta a escribir, ¿qué determina que una idea se convierta en novela o en cuento?
–Se produce una especie de sinestesia. Cuando escribo relatos persigo una imagen y en las novelas se trata de pensamientos de cierta complejidad. Mi trabajo está presidido por la resta, más que por la suma o por la multiplicación; hay un esfuerzo en mantener la escritura bajo mínimo y no decir más de lo que debo decir, si acaso decir menos, lo cual probablemente tenga que ver con el hecho de que escribo para periódicos y revistas, que te enseñan a que no cuentas con la paciencia infinita del lector. Hay quienes creen que el cuento es un género menor en relación con la novela y que supuestamente requeriría menos esfuerzo o capacidad que éstas, sin embargo, para alguien como yo, que se crió en una tradición literaria de cuentistas magníficos, esta visión es desde luego descabellada. Para mí, los cuentos y las novelas requieren habilidades específicas, tanto por parte de los lectores como de los autores. La novela ofrece la oportunidad de crear una voz narrativa y seguir desarrollándola durante un largo período y los relatos exigen que desarrolles esa voz narrativa en muy pocas páginas.

Patricio Pron: "No se puede corregir el pasado"

El escritor argentino vino a presentar "Trayéndolo todo de regreso a casa" en el Festival de la Lectura de Chacao, del cual es uno de los invitados especiales.

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Pron, uno de los invitados al Festival de Chacao (Gabriela Pulido)
DANIEL FERMÍN |  EL UNIVERSAL
sábado 4 de mayo de 2013  09:29 AM
Patricio Pron (Rosario, 1975) recopiló parte de su trabajo para ponerlo al alcance de los lectores que no lo tenían disponible. Trayéndolo todo de regreso a casa (que fue publicado en Venezuela por Ediciones Puntocero) es una suerte de pequeña antología que el escritor argentino vino a presentar en el Festival de la Lectura Chacao 2013.

El libro reúne 20 cuentos escritos entre los años 1990 y 2010. Textos que el autor ordenó cronológicamente para que el lector juzgara su evolución (o no). "Al volverlos a leer, tenía la impresión de que podía mejorarlos. Con esa idea comencé a trabajar para descubrir luego que no podía corregirlos, que resultaban escritos por otra persona. Me di cuenta que corregirlos sería escribir relatos diferentes, que no hubiese sido honesto. Lo que hice fueron correcciones mínimas, gramaticales o de sintaxis, para dejar los cuentos tal como habían sido publicados originalmente", dijo el narrador sureño, que fue incluido por la revista Granma como uno de los mejores narradores actuales en español.

Pron descubrió en el proceso de construcción de la obra que un autor debe desprenderse de los textos que escribe. Por eso quiso evitar la reescritura. "También era la demostración aterradora de que no se puede corregir el pasado, que se tiene que aprender a vivir con él. Ver que esas cosas que te resultan poco atractivas o ajenas son versiones de uno mismo de las que uno no puede escapar", agregó el también periodista, que bautiza su libro hoy (5:00 pm) en el Salón Obelisco que armaron en la Plaza Francia.

Un lector atento notará que hay varios autores en uno a medida que lee los cuentos. Que el Pratricio Pron de sus inicios ya no es el mismo de ahora. "Mis intereses cambiaron, también lo han hecho mis lecturas. Desde el punto de vista formal o de método, lo que ha cambiado consiste en que tiendo a corregir cada vez menos. Los relatos son escritos como si fuesen piezas musicales que uno interpreta bajo cierto estado de ánimo y que bajo otro estado vas a interpretar de otro modo. Trato de no corregir más porque la corrección puede extenderse hasta acabar devorando el tiempo vital de un escritor, uno puede terminar reescribiendo la misma historia".

También varió su estructura al escribir nuevos relatos. Experimentó más con las formas. "Me permití hacer cosas que no había hecho en el pasado y que no veía a nadie haciendo, que tienen como objetivo darle a los lectores algo nuevo. Hay un riesgo mayor en ofrecer algo nuevo que en ofrecer algo que ha sido ya aprobado, pero parte de ese riesgo es lo que hace interesante a la literatura. Me prometí a mí mismo que ya no iba a estar en la zona de la seguridad y de la perfección formal, sino del lado de la aventura, que son las cosas que a mí me parece que hacen interesante a esta actividad tan poca interesante que es la de escribir", explicó el también novelista, que ganó el Premio Juan Rulfo de relato en el año 2004.

Uno de los personajes de Pron es un jurado de un concurso literario que dice que todos los cuentos que mandan son iguales, que se repiten. Pron cree que la literatura hoy es idéntica en todas partes. "La multiplicación de textos y autores ha llevado a la consolidación de ciertas técnicas y procedimientos y de géneros literarios que están hoy en boga. Y eso tiende a aplanar mucho lo que se produce (...), a tematizar la crisis, el desempleo. La literatura importante es aquella que no es redundante".

La narrativa de Pron surge de la creencia de que la literatura es un diálogo, no un monólogo. Que un autor hoy no debe educar ni cambiar a la sociedad -"Cosas que hay que hacer, pero que no le corresponde a los escritores", dice el escritor-. "No se trata de apostrofar al lector o de explicarle cómo vivir, sino de propiciar un diálogo en el que, de forma soterrada o indirecta, se discutan los vínculos entre literatura y sociedad. Es una tarea política sin deseos de dar lecciones magistrales".

Así, Pron también asegura que las letras pueden salvar (sus personajes son tipos solitarios que deben decidir si están del lado de aquellos que contribuyen a la salvación o a la condenación de sus mundos). "Los buenos libros no salvan a los autores pero sí a lectores. A mí muchos libros me salvaron en un momento u otro. Y procuro que los míos lo hagan", concluye el autor que lleva años residenciado en España. La antología servirá para que el lector juzgue su trabajo.

Twitter: @Daniel_Fermin

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