Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 9 de febrero de 2014

El 29 de enero de 2014, la Academia Nacional de Ciencias Económicas se pronunció con respecto a las medidas económicas implementadas por el Gobierno Venezolano. A continuación, reproducimos textualmente el documento.


Pronunciamiento de la Academia Nacional de Ciencias Económicas ante las medidas económicas

El 29 de enero de 2014, la Academia Nacional de Ciencias Económicas se pronunció con respecto a las medidas económicas implementadas por el Gobierno Venezolano. A continuación, reproducimos textualmente el documento.
Por Prodavinci | 30 de Enero, 2014

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La Academia Nacional de Ciencias Económicas, en cumplimiento de sus atribuciones, 
de acuerdo con el Artículo 2º, numeral 4, de su Ley de creación, se dirige al 
Gobierno y a la opinión pública nacional con relación a las medidas económicas 
anunciadas por el Gobierno Nacional. Los problemas económicos de 
inflación, escasez y desempleo que Venezuela está padeciendo en los actuales 
momentos no tendrían razón de ser si no fuera por la insistencia reiterada del 
Gobierno Nacional en tomar medidas contrarias y contraproducentes a 
las posibilidades de desarrollo sostenido que permiten los recursos naturales, 
el capital y el talento humano con que cuenta el país. La economía venezolana 
ha sido expuesta durante los últimos años a una serie de medidas que han 
generado importantes desequilibrios macroeconómicos, afectando seriamente 
el funcionamiento del sistema económico interno, especialmente en su capacidad 
para proveer los bienes y servicios requeridos para mantener y mejorar 
el nivel de vida de la población, así como para incrementar el empleo 
productivo. La exagerada expansión del gasto del sector público, financiado 
en buena medida con endeudamiento, y la emisión monetaria sin respaldo 
por parte del Banco Central de Venezuela, en un marco de hostigamiento 
a la actividad económica privada, de inseguridad jurídica y desestimulo 
a la inversión, destacan como causas fundamentales del extraordinario 
proceso inflacionario que hoy nos afecta. Asimismo, la escasez de divisas, 
la incertidumbre sobre el desenvolvimiento del tipo de cambio, el 
ineficiente manejo de las empresas expropiadas por parte del Estado y 
las distorsiones que los controles de precios han creado en el funcionamiento 
de los mercados de bienes, servicios y factores, deben añadirse como 
elementos que contribuyen a que Venezuela sea, ya desde hace varios 
años, el país con la más elevada tasa de inflación y con las peores expectativas 
de crecimiento en América Latina. Es de destacar que tanto en 
la esperada alocución del Presidente de la República del 15 de enero 
de 2014 como en la del Vicepresidente para el Área Económica del 22 de 
enero, ninguna de las medidas anunciadas permite concluir que se están 
tomando decisiones de política económica dirigidas a corregir los 
desequilibrios y distorsiones estructurales que hemos señalado como 
causas fundamentales de los severos problemas económicos que 
nos aquejan. En cuanto a las medidas de política cambiaría anunciadas, 
debemos alertar que la devaluación del bolívar, que resulta de 
trasladar una porción de las transacciones externas corrientes desde 
una tasa de cambio de Bs. 6,30 por dólar a la tasa que prevalece 
en el llamado Sistema Complementario de Administración de 
Divisas (SICAD) no resuelve el problema de la significativa apreciación 
de nuestra moneda, factor que tanto daño ha hecho al desarrollo 
del aparato productivo interno. Por otra parte, los anuncios no reducen 
la incertidumbre respecto a la disponibilidad de divisas y los tipos de 
cambios que deberán afrontar los diferentes sectores de la economía. 
Asimismo, existen serias dudas sobre la suficiencia y sostenibilidad 
del régimen cambiario anunciado, dado el evidente déficit en la oferta 
global de divisas, si se tiene en cuenta el comportamiento histórico 
reciente de las importaciones de bienes y servicios del país. 
Es un hecho que preocupa sobremanera que la relación entre la liquidez 
monetaria y las reservas internacionales, que ya superaba en más 
de nueve veces el tipo de cambio oficial para finales de 2013, 
se siga expandiendo sin restricciones. La profundización del desequilibrio 
cambiario y monetario propicia expectativas adversas que seguirán 
generando una demanda por dólares a niveles que superan largamente 
su oferta a los precios oficiales. Al mantener ilegalizada toda transacción 
con divisas no realizada a los precios oficiales, es inevitable que 
continúe operando un mercado negro donde el tipo de cambio seguirá 
siendo bastante elevado. Como lo prevé la teoría económica, el 
racionamiento de las divisas producto del régimen de control de 
cambios estimula un comportamiento especulativo que incrementa 
la demanda por dólares “baratos” mientras dispara su precio en el 
mercado ilegal, dando lugar a una generalizada corrupción que 
incrementa aún más las distorsiones y la ineficiencia en el mercado 
cambiario. Lamentablemente, además, el precio del dólar en el mercado 
ilegal se ha convertido en una importante referencia para la fijación 
de precios en muchas transacciones domésticas. Pretender combatir 
la inflación, como insiste el Gobierno, acentuando los controles 
de precios, conducirá inevitablemente a mayores distorsiones, con 
graves consecuencias para la economía nacional. La estructura de 
precios determina la toma de decisiones de los distintos agentes 
económicos. El sistema de precios que hoy prevalece en Venezuela 
desincentiva la inversión real en los sectores productivos nacionales, 
estimula las importaciones y las actividades especulativas, y sobre todo, 
hace más imperfectos y menos competitivos los mercados, 
potenciándose los efectos negativos sobre el empleo, los salarios y 
el desabastecimiento. Seguir atribuyendo la escasez y la falta de 
inversión a acciones perversas de quienes, a juicio del Gobierno, 
han desatado una “Guerra Económica” contra el bien común, obvia 
la estructura de incentivos que han propiciado las erradas medidas de política 
económica a las que hemos aludido. Es en la radical corrección de 
estas políticas que debe centrarse la búsqueda de soluciones y no en 
respuestas de inspiración bélica o policial que, lejos de erradicar estas 
prácticas, aumentan su atractivo. De la misma manera, centralizar 
las importaciones, exigir mayores requisitos e incrementar las 
penalidades a los infractores, no harán más que elevar significativamente 
los costos de la actividad económica en Venezuela. Pretender 
controlar, además, las tasas de ganancia elimina el incentivo principal 
a la actividad innovadora, condenando el aparato productivo y 
comercial al estancamiento y deteriorando aún más el ingreso 
real de los asalariados. Cabe señalar que el reforzamiento de los 
controles y el incremento de medidas punitivas infringen derechos 
económicos consagrados en la Constitución y acentúan la inseguridad 
jurídica que han venido confrontando las empresas durante los 
últimos años. La incertidumbre resultante disuade las inversiones 
productivas, sacrifica empleos y alienta la fuga de capitales. La 
Academia Nacional de Ciencias Económicas considera imperiosa 
la rectificación de la actual política económica, si es que se quiere 
evitar un mayor deterioro de nuestra economía. Insistimos que no es 
con mayores controles como se pueden corregir las distorsiones que 
han propulsado la inflación, el desabastecimiento, el desempleo y la 
salida de capitales que vienen destruyendo el bienestar de los 
venezolanos. Es menester levantar estos controles y desmantelar 
las regulaciones excesivas para sincerar los precios de los bienes y 
servicios que se transan en el mercado interno, en un marco de 
seguridad jurídica y respeto por los derechos económicos que aliente 
la actividad productiva, genere empleos, propicie la sana competencia 
y reduzca la dependencia de las importaciones. Una política 
macroeconómica que procure restablecer los equilibrios básicos en 
los distintos mercados habrá de generar el clima de confianza necesario 
para la inversión y el crecimiento económico, para beneficio de la 
inmensa mayoría de los venezolanos. En este escenario, debe flexibilizarse 
el esquema cambiario con miras a la liberación perentoria de todas 
las transacciones en moneda extranjera. Por último, es imprescindible 
erradicar el financiamiento monetario del déficit del sector público, 
tanto directo como indirecto. Felizmente el país cuenta aún con una 
importante capacidad para generar ingresos por exportaciones de 
petróleo que, lamentablemente, ha sido dilapidada por la política 
equivocada de gerencia del sector petrolero y muy especialmente 
de PDVSA. Aprovechar la potencialidad de los recursos petroleros, a 
través de un manejo acertado de la industria, generaría ingresos que, 
inteligentemente empleados, podrán paliar los efectos perniciosos sobre 
el nivel de vida de algunos sectores de la población que pudiera 
acarrear, transitoriamente, la rectificación de políticas que solicitamos, 
así como financiar la inversión en infraestructura y en la mejora 
de los servicios para la recuperación del aparato productivo. La 
Academia Nacional de Ciencias Económicas reitera su disposición a 
colaborar con la formulación de los lineamientos que podrían guiar la 
rectificación esperada.
Luis Mata Mollejas, Presidente
Eduardo Ortiz, Secretario
Caracas, 29 de enero de 2014
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