'La Santa Sede hará de todo para evitar que se repitan los casos de abusos'
Entrevista con el secretario de la Congregación para el Clero, Mons. Celso Morga. Son 387 los sacerdotes expulsados entre 2011 y 2012 gracias a la legislación impulsada por Benedicto XVI
Por Rocío Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Un tema que resulta ser una fuerte preocupación en el seno de la Iglesia, son los casos de abusos a menores por parte del clero. Es grande la labor que comenzó Benedicto XVI para prevenir y curar las heridas que han dejado estos escándalos, pasos que ahora Francisco está siguiendo. Para analizar y comprender mejor algunos aspectos sobre esta problemática, ZENIT ha entrevistad al arzobispo español, monseñor Celso Morga Iruzubieta, es secretario de la Congregación para el Clero desde que le nombró Benedicto XVI en 2010. Aunque desde 1987 ha trabajado en este dicasterio de la Curia Romana, como jefe de sección y también como subsecretario. Los abusos a menores van "directamente en la dirección opuesta a la misión que la Iglesia ha recibido del Señor" y son "una preocupación muy importante para toda la sociedad dado el deterioro de valores morales fundamentales que están a la vista de todos".
Pregunta: Una delegación vaticana presentó recientemente en Ginebra un informe sobre las medidas adoptadas para condenar y prevenir los casos de abusos sexuales y proteger a los menores ante la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU. ¿Qué destacaría usted de este informe?
--Monseñor Morga: De ese informe destacaría el sincero deseo actual de la Santa Sede por afrontar con seriedad y claridad este gravísimo problema y de ir al encuentro del sufrimiento de las víctimas, compensándolas en cuanto es humanamente posible, en su sufrimiento inocente.
Toda la Iglesia es muy consciente que debe proteger, también con medidas penales cuando sea necesario, el bienestar de los niños y de las familias. Estos abusos van directamente en la dirección opuesta a la misión que la Iglesia ha recibido del Señor y, por ello, no se puede permitir que, con la excusa de una misión eclesial sobre todo si es la misión sacerdotal, se cometan tales abusos.
Según las estadísticas oficiales, entre 2011 y 2012, fueron 387 los sacerdotes que perdieron el estado clerical debido a abusos, gracias a la legislación impulsada por el papa Benedicto XVI. ¿Qué lectura podemos hacer de este dato?
--Monseñor Morga: La lectura que podemos hacer de ese dato es la del pesar y la de la vergüenza. Al mismo tiempo, ese dato estadístico nos debe impulsar a poner todos los medios, que están a nuestro alcance, para que no haya ni un solo caso en el futuro.
¿Qué sucede después con estos sacerdotes que pierden el estado clerical?
--Monseñor Morga: Se procura ayudarles a acceder a un trabajo civil digno, en la medida que esto es posible. La Iglesia debe ser madre siempre y con todos. Por ello, cuando es necesario, procura ayudar del mejor modo posible a quien, por motivo de una pena canónica, haya sido dimitido del estado clerical.
Desde la Congregación para el Clero, ¿cómo se afronta esta problemática?
--Monseñor Morga: Tengo que aclararle que la Congregación para el Clero no es competente en la imposición de la pena de dimisión del estado clerical cuando es por motivo de abuso sexual de menores. La competencia, como usted bien sabe, es de la Congregación para la Doctrina de la Fe por tratarse de "delicta graviora".
No obstante, en los casos de competencia de la Congregación para el Clero procuramos actuar como le dije anteriormente. Invitamos a los Obispos, cuando ello es necesario, a prestarles apoyo para que puedan encontrar un trabajo civil digno y, en los casos de verdadera necesidad, a proveer a sus necesidades del mejor modo posible.
Muchos dicen que el retirar el voto del celibato de los sacerdotes podría ser una solución al problema de los abusos, ¿qué opina usted al respecto?
--Monseñor Morga: No pienso que sea así. Las estadísticas de la Naciones Unidas (Organización Mundial de la Sanidad) publicadas en 2006 sobre este tema cifran en 150 millones las niñas y en 73 millones los niños menores de 18 años que han sido obligados por adultos a tener relaciones sexuales o que han sufrido otras formas de violencia sexual con contacto físico. La protección de los niños debe ser hoy una preocupación muy importante para toda la sociedad dado el deterioro de valores morales fundamentales que están a la vista de todos.
Francisco ha continuando el camino iniciado por Benedicto XVI para proteger a los menores y ha instituido una comisión de expertos para combatir los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y para atender a las víctimas. ¿Podría explicar cuáles son las medidas que toma la Iglesia para prevenir estos delitos en el interno de la institución?
--Monseñor Morga: El Papa Francisco, como antes el Papa Benedicto, está impulsando fuertemente estas medidas de protección para los niños. Se ha constituido esa comisión de expertos a la que usted hace referencia. Además, La Sede Apostólica, como órganos central de la Iglesia católica, ha publicado documentos que sirvan de guía a las Iglesias particulares y a los Institutos religiosos para que, a su vez, establezcan medidas eficaces en este campo.
Casi todas la Conferencias episcopales han tomado muy en serio este problema y han publicados medidas jurídicas y de vigilancia a fin de prevenir cualquier abuso o afrontarlo con prontitud y eficacia en conformidad con el derecho civil de cada país. Por ejemplo, la Iglesia católica en los Estados Unidos ha publicado una Carta para la protección de niños y jóvenes con una serie de medidas adaptadas a la consecución de prevenir eficazmente los abusos. Siempre debemos contar con nuestra fragilidad y debilidad humana y, por tanto, con el riesgo de que se cometen estos delitos, pero debemos hacer todo lo que este de nuestra parte para evitarlos ahorrando a la Iglesia y a la sociedad tantos sufrimientos, sobre todo a quienes son víctimas de tales abusos.
Pregunta: Una delegación vaticana presentó recientemente en Ginebra un informe sobre las medidas adoptadas para condenar y prevenir los casos de abusos sexuales y proteger a los menores ante la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU. ¿Qué destacaría usted de este informe?
--Monseñor Morga: De ese informe destacaría el sincero deseo actual de la Santa Sede por afrontar con seriedad y claridad este gravísimo problema y de ir al encuentro del sufrimiento de las víctimas, compensándolas en cuanto es humanamente posible, en su sufrimiento inocente.
Toda la Iglesia es muy consciente que debe proteger, también con medidas penales cuando sea necesario, el bienestar de los niños y de las familias. Estos abusos van directamente en la dirección opuesta a la misión que la Iglesia ha recibido del Señor y, por ello, no se puede permitir que, con la excusa de una misión eclesial sobre todo si es la misión sacerdotal, se cometan tales abusos.
Según las estadísticas oficiales, entre 2011 y 2012, fueron 387 los sacerdotes que perdieron el estado clerical debido a abusos, gracias a la legislación impulsada por el papa Benedicto XVI. ¿Qué lectura podemos hacer de este dato?
--Monseñor Morga: La lectura que podemos hacer de ese dato es la del pesar y la de la vergüenza. Al mismo tiempo, ese dato estadístico nos debe impulsar a poner todos los medios, que están a nuestro alcance, para que no haya ni un solo caso en el futuro.
¿Qué sucede después con estos sacerdotes que pierden el estado clerical?
--Monseñor Morga: Se procura ayudarles a acceder a un trabajo civil digno, en la medida que esto es posible. La Iglesia debe ser madre siempre y con todos. Por ello, cuando es necesario, procura ayudar del mejor modo posible a quien, por motivo de una pena canónica, haya sido dimitido del estado clerical.
Desde la Congregación para el Clero, ¿cómo se afronta esta problemática?
--Monseñor Morga: Tengo que aclararle que la Congregación para el Clero no es competente en la imposición de la pena de dimisión del estado clerical cuando es por motivo de abuso sexual de menores. La competencia, como usted bien sabe, es de la Congregación para la Doctrina de la Fe por tratarse de "delicta graviora".
No obstante, en los casos de competencia de la Congregación para el Clero procuramos actuar como le dije anteriormente. Invitamos a los Obispos, cuando ello es necesario, a prestarles apoyo para que puedan encontrar un trabajo civil digno y, en los casos de verdadera necesidad, a proveer a sus necesidades del mejor modo posible.
Muchos dicen que el retirar el voto del celibato de los sacerdotes podría ser una solución al problema de los abusos, ¿qué opina usted al respecto?
--Monseñor Morga: No pienso que sea así. Las estadísticas de la Naciones Unidas (Organización Mundial de la Sanidad) publicadas en 2006 sobre este tema cifran en 150 millones las niñas y en 73 millones los niños menores de 18 años que han sido obligados por adultos a tener relaciones sexuales o que han sufrido otras formas de violencia sexual con contacto físico. La protección de los niños debe ser hoy una preocupación muy importante para toda la sociedad dado el deterioro de valores morales fundamentales que están a la vista de todos.
Francisco ha continuando el camino iniciado por Benedicto XVI para proteger a los menores y ha instituido una comisión de expertos para combatir los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y para atender a las víctimas. ¿Podría explicar cuáles son las medidas que toma la Iglesia para prevenir estos delitos en el interno de la institución?
--Monseñor Morga: El Papa Francisco, como antes el Papa Benedicto, está impulsando fuertemente estas medidas de protección para los niños. Se ha constituido esa comisión de expertos a la que usted hace referencia. Además, La Sede Apostólica, como órganos central de la Iglesia católica, ha publicado documentos que sirvan de guía a las Iglesias particulares y a los Institutos religiosos para que, a su vez, establezcan medidas eficaces en este campo.
Casi todas la Conferencias episcopales han tomado muy en serio este problema y han publicados medidas jurídicas y de vigilancia a fin de prevenir cualquier abuso o afrontarlo con prontitud y eficacia en conformidad con el derecho civil de cada país. Por ejemplo, la Iglesia católica en los Estados Unidos ha publicado una Carta para la protección de niños y jóvenes con una serie de medidas adaptadas a la consecución de prevenir eficazmente los abusos. Siempre debemos contar con nuestra fragilidad y debilidad humana y, por tanto, con el riesgo de que se cometen estos delitos, pero debemos hacer todo lo que este de nuestra parte para evitarlos ahorrando a la Iglesia y a la sociedad tantos sufrimientos, sobre todo a quienes son víctimas de tales abusos.
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