Antonio Briceño muestra la violencia del país con el silencio de sus víctimas
La situación de violencia que vive actualmente el país y el silencio ante esa realidad, son algunos de los temas que inspiraron la nueva propuesta creativa del artista venezolano Antonio Briceño, que será exhibida bajo el título “Omertà Petrolera” a partir del domingo 18 de mayo a las 11:00 a.m., en la Galería D’Museo del Centro de Arte Los Galpones, donde permanecerá hasta el 08 de junio.
Con la curaduría de Félix Suazo y María Luz Cárdenas, esta muestra la conforman una serie de retratos videográficos de algunas personas que han sido víctimas del uso excesivo de la fuerza por los cuerpos de seguridad durante las protestas que han tenido lugar recientemente, en los que el individuo retratado mira a la cámara durante algunos minutos, y no dice nada con palabras, sólo con la expresión de su mirada.
Caracterizado por desarrollar un cuerpo de trabajo definido por imaginarios simbólicos que retratan el alma de las culturas, y en el que sus retratos son complejas interpretaciones de las tradiciones y los mitos anclados en el fondo del inconsciente colectivo, según afirma María Luz Cárdenas en su texto sobre la muestra, Antonio Briceño presenta una nueva serie que se traslada a los acontecimientos políticos actuales y nos estremece desde los abismos del silencio, sin salir de su lenguaje o traicionar la fuerza primigenia de su discurso.
“Antonio, que ha dado forma a los dioses, a la naturaleza, al dolor más antiguo, a las emociones atávicas y a los saberes más arcaicos de los pueblos, viene hoy a golpearnos con una obra completamente despojada, limpia y sin anécdotas, que revela el ángulo más ensordecedor de la violencia y los abusos cometidos por las fuerzas represoras en la Venezuela de los últimos tres meses”, escribe Cárdenas.
“El artista enfrenta el rostro de las víctimas con tomas de cerca, vestimenta y fondo negro, donde la sola mirada sostenida y en silencio, pero sin callar, inquieta al espectador por todo lo que revela en su mutismo. Me gusta pensar en estos rostros como deidades contemporáneas que denuncian, sin decir palabra, la manera como el dinero y el petróleo compran las conciencias”.
Por su parte, Félix Suazo asegura que el retrato, uno de los géneros predilectos de Briceño, “adquiere en esta serie una fuerte movilidad interior que trasciende la fijeza del encuadre y la quietud de sus modelos-testimoniantes.
Aquí, el sujeto se define por su actividad psíquica, más que por la semejanza con el modelo, pues lo que importa es el efecto somático del recuerdo, la tensión muscular, el sudor, la respiración, el temblor de las esquirlas lumínicas sobre los ojos”. Asimismo, señala que la omertá, ese concierto de complicidades interesadas en omitir lo que sucede invisibilidad a las víctimas, incluso cuando el origen de su aflicción es público y notorio.
El público tendrá la oportunidad de apreciar la más reciente obra de Antonio Briceño (Caracas, 1966), quien ha desarrollado una importante carrera artística de más de dos décadas, durante las cuales ha exhibido su obra en numerosas exposiciones, colectivas e individuales, en Finlandia, Francia, Hungría, Suecia, Alemania, Inglaterra, España, Estados Unidos, México, Colombia, Nueva Zelanda y Venezuela, además ha sido merecedor de diversos reconocimientos nacionales e internacionales.
Marisela Montes / @CaraotaDigita
Caracterizado por desarrollar un cuerpo de trabajo definido por imaginarios simbólicos que retratan el alma de las culturas, y en el que sus retratos son complejas interpretaciones de las tradiciones y los mitos anclados en el fondo del inconsciente colectivo, según afirma María Luz Cárdenas en su texto sobre la muestra, Antonio Briceño presenta una nueva serie que se traslada a los acontecimientos políticos actuales y nos estremece desde los abismos del silencio, sin salir de su lenguaje o traicionar la fuerza primigenia de su discurso.
“Antonio, que ha dado forma a los dioses, a la naturaleza, al dolor más antiguo, a las emociones atávicas y a los saberes más arcaicos de los pueblos, viene hoy a golpearnos con una obra completamente despojada, limpia y sin anécdotas, que revela el ángulo más ensordecedor de la violencia y los abusos cometidos por las fuerzas represoras en la Venezuela de los últimos tres meses”, escribe Cárdenas.
“El artista enfrenta el rostro de las víctimas con tomas de cerca, vestimenta y fondo negro, donde la sola mirada sostenida y en silencio, pero sin callar, inquieta al espectador por todo lo que revela en su mutismo. Me gusta pensar en estos rostros como deidades contemporáneas que denuncian, sin decir palabra, la manera como el dinero y el petróleo compran las conciencias”.
Por su parte, Félix Suazo asegura que el retrato, uno de los géneros predilectos de Briceño, “adquiere en esta serie una fuerte movilidad interior que trasciende la fijeza del encuadre y la quietud de sus modelos-testimoniantes.
Aquí, el sujeto se define por su actividad psíquica, más que por la semejanza con el modelo, pues lo que importa es el efecto somático del recuerdo, la tensión muscular, el sudor, la respiración, el temblor de las esquirlas lumínicas sobre los ojos”. Asimismo, señala que la omertá, ese concierto de complicidades interesadas en omitir lo que sucede invisibilidad a las víctimas, incluso cuando el origen de su aflicción es público y notorio.
El público tendrá la oportunidad de apreciar la más reciente obra de Antonio Briceño (Caracas, 1966), quien ha desarrollado una importante carrera artística de más de dos décadas, durante las cuales ha exhibido su obra en numerosas exposiciones, colectivas e individuales, en Finlandia, Francia, Hungría, Suecia, Alemania, Inglaterra, España, Estados Unidos, México, Colombia, Nueva Zelanda y Venezuela, además ha sido merecedor de diversos reconocimientos nacionales e internacionales.
Marisela Montes / @CaraotaDigita
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