Conciudadano Betancourt
Antonio Ecarri Bolívar.
El Nacional 1 DE MAYO 2015 - 12:01 AM
El día 21, de este mes de mayo, Henry Ramos Allup va a presentar el libro de mi autoría con prólogo de Isabel Carmona de Serra,Conciudadano Betancourt, en los espacios de la Sala Experimental del Centro Cultural Chacao a las 7:00 pm. La generosidad de ambos la valoro y agradezco altamente.
Este libro es una entrevista imaginaria y, como dicen los editores en la contraportada del libro: “La entrevista imaginaria es, más que un género literario, una estrategia del escritor para hablar de temas de gran complejidad sin tener que recurrir a la retórica de la academia, en la que cada afirmación debe ser remitida a una fuente autorizada y cada anécdota refrendada por una cita”. La razón de haber titulado este trabajo Conciudadano Betancourt es para relievar su empeño por consolidar la civilidad, es decir, el respeto al ciudadano y la preservación de sus instituciones. Así siempre lo quiso confirmar Betancourt al llamarnos conciudadanos.
Esta es la entrevista que hubiese querido hacerle personalmente a Rómulo Betancourt y que, lamentablemente, no fue posible por múltiples razones. La más importante de todas, y vale destacar, es que mientras Rómulo ejerció el poder estuve en oposición a su política, pues vine a reconocer mi equivocación y sus aciertos solo después de su muerte. Todo debido a una “fidelidad” a ideas juveniles de izquierda radical que solo la madurez me permitió desechar por equivocadas. No se trata de renegar de ideas justas, sino de haber evolucionado al entender que es posible alcanzar estadios de justicia social sin necesidad de conculcar la libertad de los seres humanos.
Es que el discurso de los intérpretes marxistas, que habían tomado el poder en la Rusia atrasada y feudal de comienzos del siglo XX, era inobjetable en tanto y en cuanto prometía la sociedad sin clases y, en consecuencia, en su fase superior, eliminaría el ejército, la policía represiva y el Estado mismo, pues surgiría el hombre nuevo. Sin embargo, Rómulo, al igual que sus contemporáneos socialistas españoles y los apristas en Perú, fueron lo suficientemente perspicaces, críticos y visionarios –mucho más que nosotros, of course– para no tragarse el cuento de la dictadura del proletariado. Se dieron cuenta de que el socialismo sin democracia no es más que otro régimen tiránico con el disfraz de la reivindicación social, pero que al conculcar la libertad lo prostituirían, sin remedio, más temprano que tarde.
Lo único imaginario de esta entrevista son las preguntas que se le formulan al “entrevistado”, pues las respuestas son, en lo posible, trascripción fidedigna de cartas, documentos y discursos de Betancourt adecuadas a las interrogantes. La liberalidad en algunas respuestas, sin alterar la verdad histórica, han sido de nuestro atrevimiento o las hemos tomado prestadas de la imaginación de otros biógrafos de Rómulo Betancourt, entre otros, de Alfredo Tarre Murzi, de Ramón J. Velásquez, J. F. Sucre Figarella, Blas y Marco Tulio Bruni Celli, Eduardo Morales Gil, Manuel Caballero, Naudy Suárez, Arturo Sosa, Gumersindo Rodríguez, Manuel Vicente Magallanes, Germán Carrera Damas, Simón Alberto Consalvi, Alicia Freilich, María Teresa Romero, Virginia Betancourt, Álvaro Pérez Betancourt y otros que forman un elenco de destacados intelectuales que se han dedicado, con esmero, a estudiar la vida y obra de Rómulo Betancourt.
Espero a mis amigos en esa cita para que juntos recordemos al creador de la sociedad civil venezolana como lo califica, acertadamente, el eminente historiador Germán Carrera Damas.
aecarrib@gmail.com
@EcarriB
Aqui está otro ejemplo de una mujer que conocí en la bohemia de Sabana Grande y su suicidio fue un schock para mi:Didascalia: Apuntes para entender a Miyó Vestrini
"Se trata de una mujer cuya obra contribuyó en gran medida al periodismo cultural venezolano, y la pasión por las letras se filtró en su trabajo y en su poesía, el único resquicio donde se asoman los temores y flagelos de la poeta"
Cuando se dice que alguien "es un personaje" por lo regular se quiere expresar que esa persona posee características que la convierten en única, legendaria, irrepetible. Normalmente se trata de alguien excepcional, de esas personas que habitan nuestro imaginario y protagonizan anécdotas divertidas o trágicas.
Miyó Vestrini es un personaje. No lo digo por su vasta obra, que va desde guiones de radio, entrevistas a personajes como Salvador Garmendia e Isaac Chocrón hasta suplementos para niños. Tampoco por su vida: amores frustrados, los intentos de suicidio que condujeron a su silencio final. Lo afirmo porque se trata de una mujer cuya obra contribuyó en gran medida al periodismo cultural venezolano, y la pasión por las letras se filtró en su trabajo y en su poesía, el único resquicio donde se asoman los temores y flagelos de la poeta.
La editorial "Letras Muertas" editó 500 ejemplares numerados de "Es una buena máquina", una compilación de poemas inéditos de Vestrini seleccionados por Farilde Mereb. Se trata de un ejemplar delicioso ilustrado con la letra Palmer de Miyó, sello inequívoco de una educación de colegio católico, y fotografías de la autora: lentes de pasta, labios carnosos, pelo revuelto y lacio, ojos cubiertos por lentes de pasta que cubrían la única posibilidad de adentrarse en su alma.
Para entender su poesía inédita sólo hacen falta siete cosas:
1) Para leer a Miyó Vestrini no se necesita mucho tiempo, pero requiere concentrar toda la atención. Su poesía exige tener el alma abierta e indefensa, expuesta a ser herida con las imágenes que plantea su autora.
2) Se lee mejor si se escucha a Billie Holiday. Hay algo en la voz desgarrada de Lady Day que coincide con las letras desgarradas de Vestrini.
3) Miyó es una máscara, un prosopón de Marie José Fauvelles Ripert, su verdadero nombre. En su poesía se explora a sí misma, con todas sus posibilidades y limitaciones.
4) Criticó y se criticó de manera implacable. De alguna forma se convirtió en su peor enemiga.
5) Amó en la misma medida que sufrió: desmedidamente. Fue la prueba de que la soledad puede ser una compañía constante; casi una musa.
6) Miyó no encontraba sentido a la vida. Su poesía es un manual de ensayo y error donde intentaba darle sentido, siempre infructuosamente.
7) Su peor temor era morir pareciéndose a su madre. Ese fue precisamente su último gran logro. Pero no lo supo nunca.
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