Traición en Valencia [i]
> Escrito por Alfredo Fermín el Feb 25th, >
>
>
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> José Tomás Boves
>
> Crónica de un periodista
> Alfredo Fermín
> La historia de Venezuela registra una serie de acontecimientos
> ocurridos en Valencia y sus cercanías que marcaron el carácter de la
> República desde los tiempos en que se declaró
> cual siempre se ha dicho que esta ciudad ha sido el epicentro de
> terremotos políticos cuyas consecuencias se prolongan en nuestros
> días, con luchas por el poder, traiciones y zancadillas.
>
> En el Castillo de San Felipe, en Puerto Cabello, fue donde
> encarcelaron al Generalísimo Francisco de Miranda, después que el
> joven Simón Bolívar, en compañía de Miguel Peña, lo entregó a los
> españoles en 1812, lo que fue definitivo para la caída de la Primera
> República. De allí, el Precursor fue enviado a las mazmorras, en
> Cádiz, España, donde murió de apoplejía el 14 de julio de 1816.
>
> El Pabellón Rojo
>
> En 1814, José Tomás Boves sitió a Valencia y, a pesar de que hubo una
> capitulación por la cual juró, ante el Santísimo Sacramento, que
> respetaría la vida de los rendidos, organizó un baile en la casona
> situada entre la avenida Constitución y la calle Páez, donde estuvo la
> tienda El Pabellón Rojo. Allí fueron invitados los hombres principales
> de la ciudad a los que ordenó fusilar, mientras sus esposas e hijas
> fueron violadas
>
> En 1821, el Libertador Simón Bolívar comandó, en el Campo de Carabobo,
> la batalla más corta y sangrienta con la cual logró para Venezuela la
> Independencia que había sido declarada el 5 de Julio de 1811. Bolívar
> se fue a Caracas, aclamado como un rey, pero nueve años más tarde, en
> esta misma ciudad de Valencia, donde creó el primer concejo municipal
> de
> Gran Colombia, por iniciativa de sus antiguos aliados el general José
> Antonio Páez y Miguel Peña, el que le acompañó para traicionar a
> Miranda.
>
>
>
> Edgardo Parra, Alcalde de Valencia. “Culpan a Salas y a Paco Cabrera
> de su triunfo pero…
> Siempre en Valencia
>
> En 1858 Valencia fue declarada -por tercera vez- capital de la
> República, con el objetivo de elaborar una Constitución después del
> derrocamiento del presidente José Tadeo Monagas, asilado en la
> legación francesa y para el cual se pidió llevarlo al patíbulo. En ese
> Congreso, conocido como
> Castro fue electo presidente de
> controversial Constitución que restableció la pena de muerte y acentuó
> la ruptura entre conservadores y liberales. La convención fue
> clausurada el 31 de diciembre de 1858. Cincuenta días después, el 20
> de febrero de 1859, estalló
> que había avanzado Venezuela.
>
> El 14 de septiembre de 1899, Cipriano Castro, quien venía triunfante
> desde los Andes con su Revolución Restauradora, fue herido de gravedad
> en
> Valencia se lo trajo a esta ciudad y lo abrumó de atenciones hasta que
> mejoró. De tal manera que, cuando El Cabito, como lo apodaban, entró a
> Caracas para posesionarse como Presidente de
> el presidente Ignacio Andrade huyó, integró su gabinete con buena
> parte de aquellos hábiles valencianos. Por esta razón, desde 1908,
> cuando Juan Vicente Gómez le da un golpe de Estado a su compadre,
> Valencia fue una ciudad despreciada por el sanguinario dictador.
>
> En los gobiernos que siguieron, durante el siglo XX, Valencia creció,
> se modernizó y se convirtió en un centro industrial admirado por su
> tradición cultural. Pero llegó Chávez y lo que se había logrado
> comenzó a retroceder, con una política de Estado destinada a tratar de
> desconocer la importancia que tiene nuestra ciudad, la única que le ha
> disputado a Caracas, tres veces, la condición de capital de la
> República.
>
> La godarria se transformó en clanes
>
> En diversas oportunidades Chávez ha calificado a Valencia de “nido de
> traidores”, por la disolución de
> aquí reside Henrique Salas Römer, quien le ha disputado la presidencia
> de
> de este estado al que han despojado de su puerto, aeropuertos y
> autopistas para que, cada vez más, dependa de una administración
> central que sólo favorece a quien se confiesa socialista. Pero la
> oposición no defendió con bravura lo que le pertenecía.
>
> Hemos nombrado algunos momentos de la historia política de este estado
> con la finalidad de recordar que los enfrentamientos políticos que
> hemos mantenido durante siglos han sido devastadores para este estado,
> que pudo surgir a partir de 1958 cuando hombres prominentes
> entendieron que lo importante no eran sus intereses y ambiciones
> personales sino el desarrollo y el progreso que se merece cada uno de
> los ciudadanos. Así nacieron la zona industrial y
> Carabobo, que transformaron a la urbe pueblerina en una ciudad,
> venciendo absurdos criterios de linaje y aristocracia.
>
> Pero aquella godarria valenciana, que detenía el progreso, se
> transformó en clanes que buscan, desaforadamente, el poder político
> para fortalecer más su poder económico, por lo cual impiden, con
> alianzas ocultas, que el electorado escoja libremente a sus
> gobernantes. Se creen que con sólo ellos decir voten por el nuestro,
> el electorado va a salir corriendo a elegirlo. Por eso tuvimos un
> gobernador como Luis Felipe Acosta Carles, quien hizo verdaderos
> desastres, pero esos grupos no le hicieron oposición. Permanecieron en
> silencio o se hicieron sus colaboradores, “amigos de la casa” como
> decían en el Capitolio. Y si no hubiese sido por el presidente Chávez,
> quien en el Campo de Carabobo arrastró al altivo general hasta decirle
> que saldría por la puerta trasera, aún lo tuviéramos.
>
> Hubo acuerdo por debajo de la mesa
> En 2008 tuvimos la gran oportunidad de darle continuidad a una gestión
> que había embellecido a Valencia, pero los factores políticos no se
> pusieron de acuerdo y ganó el proyecto para continuar arrasando a
> Valencia. Se buscó la excusa de que los culpables fueron los Salas y
> Paco Cabrera, que lanzaron candidatos propios. Pero no hay dudas de
> que hubo acuerdo por debajo de la mesa. Y eso es evidente porque en la
> administración del alcalde Edgardo Parra a Valencia le han arrebatado
> sus símbolos, su calidad de vida, su belleza, y sin embargo, el poder
> económico y político, que pretende ser la representación de esta
> ciudad, guarda silencio, se hace de la vista gorda. ¿Acaso esto es
> gratuito?
>
> Estas reflexiones tampoco son gratuitas. Las manifestamos por la
> profunda preocupación de que, si aquí no se apartan los odios, las
> ambiciones, en la integración de las planchas de la oposición para la
> Asamblea Nacional, es casi seguro que las vamos a perder y hasta es
> posible que estemos poniéndole en bandeja de plata al presidente
> Chávez la posibilidad de que, con cualquier pretexto, suspenda esas
> elecciones porque, como lo ha dicho tantas veces, a él nada le
> importa.
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> [i] La columna dominical del periodista Alfredo Fermín nunca lleva
> título. El título de esta crónica y algunos subtítulos fueron tomados
> por ABC del contenido de la crónica.
> Fuente: El Carabobeño
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SOBERANA, con el General José Antonio Páez...Hasta Miguel Peña, ya aceptado
"Anja, ya vienen los doctorcitos valencianos con sus chismecitos, HUMMM"
Nace en 1790 en Curpa cerca de la población de Acarigua,
en el Estado Portuguesa el General José Antonio Páez.
Sus Padres, naturales ambos de San Felipe, Estado Yaracuy,
fueron Juan Victorio Páez y María Violante Herrera.
Fue uno de los más bravos guerreros de la Independencia venezolana.
como Presidente y Valencia
Diego Antonio Díez Madroñero
Diego Antonio Díez Madroñero nace en Talarrubias (Badajoz) el 26 de abril de 1714 y muere en Valencia (Venezuela) el 3 de febrero de 1769. A la par que se forma, cursa la carrera eclesiástica en la diócesis de Badajoz y obtiene en la Universidad de Toledo el grado de bachiller en Derecho canónigo, y una vez culminados sus estudios, ejerce destacados cargos en la archidiócesis toledana, siendo vicario general de Madrid-Alcalá; y previa presentación de Fernando VI, el 24 de mayo de 1756, Benedicto XIV lo nombra obispo de Caracas y recibe la ordenación episcopal en Madrid el 26 de septiembre del mismo año.
Austeridad y reforma
Hombre de visión clerical, el obispo Díez Madroñero, llevado de su indudable celo apostólico, es posible que en la Caracas del siglo XVIII, deseara imitar a Savonarola, y probablemente encontrara el terreno abonado para cambiar las costumbres de aquella ciudad, que según las apreciaciones del celoso obispo, había perdido la fe legada por sus antepasado y los estribos morales por el libertinaje de sus moradores.
En su manifiesta intransigencia, se empeñó en cambiar las costumbres libertinas de Caracas, reformando el concepto espiritual de quienes él consideraba disolutos moradores, aboliendo las costumbres de la época y enalteciendo la dignidad humana al amparo de la austeridad en la diversión, imponiendo obligatoriamente férrea disciplina religiosa y promoviendo la santa oración a todas las horas del día.
Fiscalización pastoral
En su celo patriarcal, además de rebautizar las calles de Caracas con el nombre de algún santo, comenzó por levantar un censo general de Caracas, y en poco tiempo tenía censados a los habitantes de cada vivienda (hombres, mujeres, niños, servidumbre, esclavos...) con sus edades, estado, condición, profesión, nacionalidad…, sin dejar de reflejar las contribuciones periódicas que daban a la Iglesia, el hábito de rezar el santo rosario y las veces que confesaban y comulgaban semanalmente aquellos sumisos feligreses que cuidaba don Diego Antonio.
Amparo y respeto
Teniendo como secretario a su coterráneo José Antonio García Mohedano, aunque nunca había descuidado la beneficencia, durante los últimos años de su apostolado, se dedicó mayormente a cuidar del amparo de los desposeídos y de la moralidad de sus feligreses más señalados, ya que era público que algunos de ellos abusaban de las mujeres que tenían en sus haciendas.
Opinión razonada
Su intransigencia apostólica se puede apreciar en las opiniones del escritor y médico venezolano, Arístides Rojas, que citando a Díez Madroñero, nos lo presenta como... "reformador de costumbres e innovador religioso, monomaníaco pacífico, que supo transformar a Caracas, durante los doce años de su apostolado, en un convento en el cual solo faltó que los moradores de la capital vistieran todos el hábito talar".
EL PADRE MOHEDANO... ALGO MÁS QUE UN | |
Es bien conocido por casi todos los vecinos de Talarrubias que de esta villa surgieron varios obispos a lo largo del siglo XVIII (ver Revista de Talarrubias nº 5, “Obispos de Talarrubias”, de Ramón Gonzálvez), sin embargo, no son muchos los datos que han prevalecido sobre sus biografías, bien por la falta de documentación o bien por la falta de interés que este tema haya despertado entre nuestras gentes.
Lo que sí es cierto, es que la vida y obra de estas personas bien debiera ser conocida por todos y tener de ellas la memoria y consideración que realmente merecen, pues una vez descubierta puede resultar verdaderamente impresionante su magnitud e importancia.
Este es el caso de José Antonio García Mohedano, hijo de Talarrubias, que llegó a ser Obispo de Guayana en Venezuela. Pero a decir verdad, el gran mérito del Padre Mohedano, que es como allí lo recuerdan, no fue el hecho de llegar a ostentar un día esa dignidad eclesiástica, que ya de por si es importante, sino la de llevar una intensa vida pastoral y misionera en su parroquia y la de saber procurar para sus feligreses una prosperidad y riqueza que finalmente se extendió por toda Venezuela y Latinoamérica, porque realmente el padre Mohedano fue pionero, promotor e impulsor de algo tan importante como es el cultivo del café en aquella parte de América.
José Antonio nació el 20 de abril de 1741 en Talarrubias. era hijo legítimo de Don José Antonio García y de Doña Socorro Mohedano de García.
Bien es sabido que en esa época Talarrubias gozaba de una notable prosperidad que se manifestaba en todos los ámbitos sociales: el económico, el demográfico, el eclesiástico...
Estimulada la vida eclesiástica por la presencia de algunas comunidades religiosas en Puebla de Alcocer y en la propia Talarrubias, surgirían en la zona numerosas vocaciones, que amparadas a veces al abrigo de algunas familias pudientes dieron la posibilidad a muchos jóvenes para desarrollar su profesión por la fé. Alguno de ellos se incorporarían también a la entonces bien asentada y expansiva evangelización de América.
Este fue el caso del joven José Antonio, quien junto a un grupo de personas de Talarrubias y otros lugares de España, partió en el año 1757 hacia las Indias, formando parte del séquito que acompañaba a su pariente Don Diego Antonio Díez Madroñero, perteneciente este a una importante familia de la Talarrubias del siglo XVIII y ya por entonces Obispo de la ciudad de Caracas.
Así consta en la documentación existente en el Archivo de Indias:
“Certifico que yo Don Antonio Díez Madroñero, Obispo de Caracas y Venezuela del Consejo de su Majestad que llevó por mas familiares a nuestro obispado las personas siguientes:
Don Francisco de San Antonio, Religioso Mercenario Descalzo conventual de la ciudad de Alcalá de Henares y Lector jubilado en ella, Don Lorenzo Joseph Fernández de León, Presbitero abogado de los Reales Consejos, natural de la villa de Esparragosa de Lares, Don Joseph Melgrada también Presbitero, natural de la villa de Pastrana, Don Cayetano Muñoz Camacho, Don Joseph García Mohedano, Don Lorenzo de Mansilla, ordenados de menores y naturales de la villa de Talarrubias, Don Juan del Pozo también clérigo de menores y del lugar de Rozas, Don Phelipe Martínez de Manuy y de San Juan, vecino de Molla en Flandes, Cayetano Blengua, de el Alcázar de San Juan y Andrés López que lo es de el valle de Santa María de Rus en Galicia, todos los cuales no son algunas de las familias a quienes está prohibido su tránsito a las Indias y los siete últimos son mozos solteros y sin otro impedimento que pueda embarazárselo y para que conste por la presente que firmo en esta ciudad de Cádiz a treinta de Marzo de mil setecientos cincuenta y siete:
Tenía pues dieciocho años José Antonio Mohedano, cuando marchó de Talarrubias junto a sus paisanos y demás acompañantes rumbo a las Américas, siendo “ordenado de menores”, en la jerarquía eclesiástica, algo así como seminarista de la época, con la función de criado al servicio del mencionado Obispo Madroñero.
Según se desprende del mismo documento de contratación, se embarcaron en Cádiz con fecha 1 de Abril de 1757 a bordo del navío San Ignacio:
“Por la Contaduría principal de Contratación se expedita al ilustrísimo señor Obispo de Caracas el despacho correspondiente para su embarque en el Navío San Ignacio, propio de la Real Compañía Guipuzcoana de aquel puerto, que está para ejecutar viaje a la Guayra, incluyendo en el los familiares que anuncia su precedente, Certificación; mediante que, el presente tiempo tenido, y la urgencia de la salida sea otro Navío, no permitan la execución de las demás formalidades, en semejantes casos acostumbrados”
J.A. GarcíaNota: En primero de Abril de 1757 se dio licencia a nuestro señor Obispo a embarcar, con los familiares expresados, en esta Certificación, en el Navío que previene el antecedente Decreto”.
Poco tiempo después de su llegada a Caracas a finales de junio de 1757 y no sin algunos inconvenientes, ingresó José Antonio en el Seminario Diocesano, donde estudió Teología, recibiendo posteriormente el título de Bachiller.
Algunos años después, recibiría las Sagradas Órdenes en la ciudad de Caracas, pasando inmediatamente a ser Vicesecretario del Obispo Madroñero, y posteriormente Secretario de la Curia, cargo que ejerció hasta la muerte de aquel, hecho ocurrido el 3 de Febrero de 1769.
En 1770 fue designado párroco de la recién creada parroquia de San José de Chacao, cargo que obtendría tras hacer oposición junto con los sacerdotes bachilleres Don Pedro de Ricolas, Don Álvaro Gómez, Don Antonio José de Ajuaiguana, Don Agustín Díaz Orgas y Toro, Don Joseph Trinidad Pahola, Don Antonio Montserrat y Juan Antonio Cróquer, tomando posesión del mismo el 18 de enero de 1770.
Estuvo al frente de la parroquia durante 29 años, a lo largo de los cuales construyó la Casa Parroquial, compaginando sus labores pastorales con las de auténtica investigación y desarrollo para el cultivo del café.
Durante los años 1783 y 1784 realizó en varias haciendas de Chacao una intensa actividad que finalmente dio sus frutos. Después de varios intentos y sus correspondientes fracasos, consiguió una magnífica cosecha de más de cincuenta mil arbustos de excelente calidad, fundando un establecimiento para su producción formal.
A partir de entonces su método de cultivo se extendió por toda Venezuela, siendo durante muchos años y hasta la llegada del petróleo, la principal fuente de riqueza y exportación del país.
Finalmente en el año 1800, el padre Mohedano fue propuesto como obispo de Santo Tomás de Guayana. Dicha proposición fue presentada por Carlos IV y concedida por el Papa Pio VII, siendo su consagración el 16 de Agosto de 1801, presidida por el entonces Arzobispo de Caracas Don Francisco Ibarra y Herrera.
Desempeñó este cargo hasta su muerte, ocurrida el 17 de Octubre de 1804 en Oropiche, a los 63 años de edad. Sus restos descansan junto al Altar Mayor, al lado del Evangelio, en la Catedral de Caracas.
"Mi único deseo, mi anhelo es ver feliz a mi grey, por lo que aspiro continuar siendo médico del alma y médico del cuerpo. Rematar el templo de Chacao, ver desarrollado el cultivo de café y después morir en el seno de Dios y con el cariño de mi grey, he aquí mi única ambición".
Por su personalidad, por su dedicación y por sus logros, el Padre Mohedano ha sido y es venerado aún hoy día por las gentes de Venezuela, principalmente en su ciudad, Chacao, donde importantes vías públicas, colegios y otras instituciones llevan su nombre.
''Las glorias del señor Mohedano son glorias de la Iglesia de Venezuela y son también glorias de la Patria; porque los grandes hombres se encuentran en las galerías de las naciones con que han sabido hacerse acreedores a la veneración y gratitud de los pueblos''.
Lamentablemente, quizás más por desinformación que por otra cosa, de él no guardamos ningún recuerdo en esta villa de Talarrubias que lo vio nacer. Pero nunca es tarde, puede que sea ahora el momento de mostrar nuestro orgullo por este paisano y saber rendirle justa memoria histórica.
Conclusión
Diez Madroñero pudo haber hecho una destacada labor en aquellos momentos de su apostolado cuando la iglesia y la política colonial necesitaban de manos firmes y mentes lúcidas. Cuando se produjo la expulsión de los jesuitas en 1767, quedó en un segundo plano al no criticar la pragmática real. Por otra parte, se abstuvo de intervenir en el enfrentamiento emancipador, lo que quizás hubiera contribuido a no fuera tan sangriento y tan traumático.
En una de sus visitas pastorales por la Provincia de Venezuela, moría en la Valencia venezolana el 3 de febrero de 1769
Bibliografía
- "Misioneros extremeños en Hispanoamérica y Filipinas" Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN 84-7914-090-9
- "Crónicas de Caracas" Arístides Rojas. Biblioteca Popular Americana, Edición 1.946
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