Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

jueves, 24 de marzo de 2011

En el día de Valencia dedico a los valencianos hermosos recuerdos y conocimientos para los que no los vivieron del Cuatricentenario en 1955 (II)




























































José Rafael Pocaterra, a la memoria de un Valenciano de transcendencia

Muy pocos han sido los Venezolanos quienes lucharon tanto contra la tiranía y se opusieron con tanta fuerza al autoritarismo, padeciendo de él sus profundas miserias, y a la vez fueron capaces de sobreponerse a la adversidad manteniendo incólumes sus ideales de libertad, como lo hizo José Rafael Pocaterra. A pesar de haber recibido educación formal tan solo hasta el 6to grado, Pocaterra fue Historiador, Novelista, Políglota, Cuentista, Poeta, Periodista, Político, Insurrecto, Ministro, Gobernador y Embajador, llegándose a convertirse en una de las mentes más lúcidas de América Latina a comienzos del siglo XX, a pesar de haber nacido en un País en decadencia, y en una época donde pensar libremente era el peor de los delitos.

Hace ya 121 años, un 18 de Diciembre de 1889 nació en la Valencia del Rey, Rafael Pocaterra. Su infancia fue un preludio de las dificultades que habrían de marcar su vida. Apenas a los 9 años le tocó conocer el horror de la muerte, cuando las miserias de las siempre absurdas guerras caudillezcas tocaron a su puerta en el cuerpo de un soldado moribundo del ejército del Gral. Andrade, quien luego de sorber su último vaso de agua, habría de morir ante sus ojos en los brazos de su madre. Desde allí, a Pocaterra siempre le asecharía la sombra de la muerte, de la violencia, de las penurias que son producto de la insensatez de los poderosos.




De madre viuda, con dos hermanos, a Pocaterra desde my niño le tocó trabajar para subsistir. A los doce años fue mandadero en una zapatería, y así obtuvo sus primeros zapatos. Tan solo tres años más tarde, y a pesar de no haber tenido ninguna experiencia previa en el área (como en casi ninguna otra, salvo en la mensajería) estaría a frente de la redacción del periódico “Caín” de Valencia, siendo ese el comienzo de su vida Política. Desde el Caín, ejerce un fuerte crítica hacia el gobierno de Cipriano Castro, lo cual le ganaría el convertirse en preso político, con tan solo 17 años de edad. En el “Castillo Libertador”, Pocaterra devora cuanto libro cae sobre sus manos, aprende griego, latín, inglés. Pocos meses antes del viaje de Castro a Europa, y su pérdida del poder frente a compadro Juan Vicente Gómez, Pocaterra fue liberado.

A los 20 años escribe su primera novela, “El Doctor bebé”, una novela urbana inspirada en el candidato presidencial al cual apoyó antes de su encierro. La caída de Castro le genera sentimientos encontrados, pues si bién deseaba su caída, nunca la hubiera querido por un traición, y menos, la instauración de un nuevo dictador. Así, aún cuando había un cambio de rostro, el enemigo seguí siendo el mismo. Pocaterra diría “Mas con todo, Castro no es el mal. Castro no es sino un accidente en la vida de la Nación Venezolana”. En 1913, viaja a Maracaibo y se convierte en codirector del Diario “El Fonógrafo”, uno de los más populares de aquella Venezuela, donde nuevamente empuña sus letras críticas, ahora contra el autoritarismo de Gómez.




Con el cierre del “Fonógrafo”, Pocaterra pasa a liderar las listas de los “malos hijos de la Patria”. Sin embargo integra el grupo de conspiradores del fallido golpe de 1919. Consumado el fracaso de la conspiración, Pocaterra desolado escribió: “No era una conspiración la que fracasaba, era toda una generación”. Poco después Pocaterra es detenido, y enviado a la más infrahumana de todas las cárceles de aquella Venezuela, ”La Rotunda”, donde pasaría por mayor tiempo las mayores miserias de vida, y a la vez crearía alguna de sus obras literarias más trascendentales.

De enero de 1919 a enero de 1922, sujeto a barra de metal que difícilmente podía mover, casi sin ver la luz del sol, escribió secretamente en los papeles que envolvían los cigarros, una de sus mayores obras, “Memorias de un Venezolano en la Decandencia”, donde plasma con intensidad toda su época, y de la cual algunos capítulos se publicaron en Nueva York aún estando Pocaterra en la cárcel.

En 1992, gracias a un “favor concedido” al recuperarse de una enfermedad, Gómez da la orden de liberar un número de presos políticos, entre ellos Pocaterra. Sin embargo, pocos meses después de su liberación, el fantasma de sus escritos en prisión le asecha con el peligro de volver a la cárcel para no salir nunca más, por lo cual ese mismo debe emigrar a los Estados Unidos y de allí a Canadá. En exilio contacta a la oposición venezolana contra Gomez, siendo siempre muy crítico de sus actuaciones.

La aventura, o desventura más grande su vida, sería aquella expedición insurreccional que emprendería con el Gral. Román Chalbaud, y otro 18 venezolanos conspiradores, que desde Paris parten a Venezuela en 1929 con el objetivo de derrocar a Gómez. La invasión del “Falke”, que llegó a contar como poco menos de 100 hombres que en su mayoría nunca habían visto un fusil, fracasó. Los apoyos prometidos nunca llegaron, la mayoría de sus líderes murieron. A Pocaterra le tocó la nada fácil tarea asumir el costo político del fracaso, y retornar con este de nuevo al exilio.

Del exilio, vuelve a Venezuela tras la muerte de Gómez. Inmediatamente se involucra a la vida política y en 1939 representa a Carabobo como senador en el Congreso, llegando a ser el Presidente del Senado hasta 1941; Luego Pocaterra ejerce brevemente el Ministerio del Trabajo, y luego pasa a ocupar la Gobernación de Carabobo, ejerciendo funciones desde 1941 a 1943. Posteriormente es nombrado Embajador en Gran Bretaña, cargo el cual también ejercería en Rusia hasta 1945, cuando renuncia en solidaridad con el derrocado presidente Isaías Medina Angarita. En relación a ello Pocaterra diría: "Renuncié a mi cargo de embajador, porque no soy de los que juegan con ciertos principios éticos"·. En 1948, nuevamente ejerce como embajador como Embajador, esta vez en los Estado Unidos de Norteamérica, cargo al cual renuncia luego asesinato de Carlos Delgado Chalbaud.

La última vez que volvería a Valencia, en marzo de 1955, se despediría aclamado, envuelto en la gloria de la majestuosidad de su palabra, cuando celebrado el cuatricentenario de la ciudad, fuera el orador de Orden, regalándole a la posteridad “Su canto a Valencia”, y ese mismo año publicaría el poema “Valencia, la de Venezuela”. Pocos días después, fallece de una úlcera en Montreal, el 18 de Abril de 1955. A los cuatro días, sus restos volverían a su querida ciudad, para descansar eternamente en la paz de haber vivido por los ideales de libertad.

Introducción

Los movimientos literarios obedecen a procesos donde intervienen diversos factores, que van desde la capacidad creadora estimulada por experiencias del pasado, hasta las circunstancias sociales del entorno de un autor; sin dejar a un lado los sentimientos y la sensibilidad de un momento determinado e incluso las afinidades del grupo generacional. Dentro de ese contexto se encuentra el creador respondiendo al condicionamiento de su yo y de su época; es así, que José Rafael Pocaterra no escapa a ese condicionamiento.

José Rafael Pocaterra es uno de los más grandes cuentistas venezolanos; nació en Valencia, Venezuela; el 18 de diciembre de 1889. No sólo se destacó como escritor, sino que también incursionó en la política, en el periodismo y la educación. Pocaterra marca en la narrativa venezolana el inicio de un proceso netamente realista y en su caso un realismo satírico. En este análisis de su obra se abordarán aquellos aspectos relevantes en su expresión literaria, con la finalidad de identificar la concepción grotesca del autor, como pieza clave en las denuncias de las desigualdades sociales; considerando su propuesta estética y el contenido social de una de sus obras Cuentos grotescos, así como el sentido de la deformación grotesca aplicada a las situaciones cotidianas y su obra literaria en general como producto de la época en que le tocó vivir.

José Rafael Pocaterra, basándose en su concepción del hombre atrapado por el ambiente que lo ahogaba y con una clara intención de denuncia, plasmó en sus obras la realidad social en la que se desenvolvió; deformando los personajes, las situaciones y el medio, con el objetivo de destacar las injusticias y las situaciones sociales que él consideraba conflictivas.

En estas páginas se intenta valorar sin pasión, ni compromiso, la obra literaria de José Rafael Pocaterra; uniendo lo informativo a lo conceptual y crítico. En ese intento se analizará su prosa sobria y clara; signo de que concibió con precisión lo que quería expresar o sugerir.

Sus personajes son auténticos y sus temas reflejan ante todo humanidad; sin descuidar la vida de gente humilde y provinciana, toca los vicios de ricos y poderosos. Su narrativa conmueve con una prosa mordaz, vigorosa y directa que le permitió la denuncia social; presenta el contexto histórico de la capital y pinta la vida en los pueblos de la provincia con una asombrosa noción de lo real, dejando plasmada como una constante su preocupación por los problemas del país. En cada tema, en cada personaje, en cada ambiente presenta la realidad venezolana del momento que le tocó vivir.

En cuanto a su técnica hay que destacar especialmente el uso de la caricatura exagerando hasta llegar a lo grotesco, también utiliza el final sorpresivo, la observación directa, hace uso del cuadro para envolver a los personajes en una atmósfera valiéndose de la descripción, en los diálogos destaca la lengua cotidiana.

La obra de Pocaterra: producto de una época

José Rafael Pocaterra surge en el ámbito de la narrativa venezolana con una visión diferente de la propuesta por otros autores de su época, destacándose dentro de la corriente realista como conocedor del hombre venezolano; él manejó su creación literaria dentro de la perspectiva del momento que vivía el país y de esa vivencia histórica se nutre para conformar su obra dentro de una praxis social donde no descuida lo religioso, lo político, la condición familiar y educativa; así como la naturaleza misma, parte fundamental del ambiente de su obra.

Esto da como resultado el uso de un lenguaje a través del cual estableció una diferencia bien marcada con respecto al utilizado por los modernistas, a quienes criticaba abiertamente tomando aquellos rasgos estilísticos que destacaban para exagerarlos, en su afán de criticar sus actitudes falsas y rebuscadas. En un ejemplo tomado de la novela Tierra del sol amada, parece plasmada esta situación:

“El bardo que te adora tenazmente
dice su verso en tu loor, divina,
que a tu gracia gentil y palatina
unes una mirada opalescente...”.41

En esta composición “Céspedes” es ridiculizado como poeta modernista, no sólo por las personas que lo escuchaban, sino también por el mismo autor al resaltar su actitud y su falta de modestia.

En el cuento “El ideal de Flor” también se hace alusión a uno de estos poetas, a quien Pocaterra ridiculiza estableciendo un contraste entre la imagen que la protagonista se había formado del poeta y la realidad. Él se muestra sarcástico con respecto a la realidad para que el lector penetre en ese nuevo lenguaje. Pero, a la vez, es un lenguaje sencillo, cotidiano, donde va presentando sus personajes; como ya se dijo, con un lenguaje sencillo, pero en ningún momento descuidado.

En ocasiones también aparece la opinión del autor, tal vez por eso de que ninguna obra es depurada totalmente o despojada de la carga ideológica, y en el caso de Pocaterra para subrayar su intención moralizante o crítica.

Un ejemplo aparece en el cuento “La casa de la bruja”, donde interviene al final del cuento, ya fuera del argumento:

“Cuando encuentres, al paso, en las calles desiertas de tu ciudad natal, una de esas ancianas que parecen huir, encorvadas y tímidas, amparándose a la sombra irrisoria de los aleros o refugiadas de la lluvia en el quicio de algún portón, no les quites la acera ni vuelvas el rostro con disgusto. Tú no sabes, ¡oh transeúnte!, qué prodigio de heroísmo, abnegación y de amor ocultan a veces esos mantos raídos de pobres viejecitas brujas”.42

A través de la lectura de sus obras, se observa que el lector escribe tal cual ve el mundo y sus calamidades, su obra es producto de la época, es el reflejo de los males que aquejaban al país; donde deja entrever una patria llena de enfermedades, de ignorancia y de barbarie; él mismo dice en el prólogo de Cuentos grotescos:

“Esos trozos de ambiente son el ambiente de mi literatura. Ni rectifico, ni sacrifico: narro”.43

Así se puede ver cómo la posición estética de Pocaterra no sólo fue de enfrentamiento al modernismo, sino que también la utiliza para colocar al hombre en primer plano con el paisaje como complemento; como en sus novelas Tierra del sol amada y Vidas oscuras, donde los personajes y los hechos, además de ser criollos, son de la vida real.

Otro aspecto que no se puede obviar es la posición política del autor, de lucha contra los gobiernos de la época, y para esto utilizó sus obras como arma de combate.

En Memorias de un venezolano de la decadencia, se expresa de la siguiente manera:

“Los ministros, los políticos de Caracas y del interior, los cortesanos, los adherentes, los trepadores, los crustáceos: ¡la fauna de estos últimos tiempos! Y hasta la flora porque notábase allá y acá algún infeliz chayota”.44

Estas comparaciones con animales le permiten producir el efecto grotesco para empequeñecer a los funcionarios del gobierno.

Y esa misma intención de rechazo y degradación la aplica en otro fragmento de la obra citada anteriormente:

“Cazurronamente acecha, como los caimanes con la jeta abierta que permiten a los cucaracheros limpiarle los colmillos”.45

En este caso se está refiriendo al general Gómez, quien esperaba como un “caimán” para arrebatarle el poder a Castro.

Haciendo referencia nuevamente al lenguaje utilizado en sus obras, se observa cómo establece ese contraste que existe entre las expresiones del hombre de la ciudad y el del campo.

Pocaterra utilizó aquellas voces y giros del lenguaje que reflejaban el habla del venezolano de la época:

“—¡Cristiano! ¡que por poco jace botá el café!”.46

Esta expresión se encuentra en el cuento “Rosa sabanera”. Y en el cuento “Las frutas muy altas”, se lee:

“—Contrimás grande sea el peje, más cabulla se le afloja... asina... asina...”.47

En estos casos el autor no perseguía de ninguna manera un fin criollista, sino una forma de destacar la condición marginal de la lengua de los campesinos, además de resaltar la cualidad iletrada de los personajes.

Cuando pone a hablar a los habitantes de la ciudad, destaca la influencia extranjera con el uso de vocablos ingleses y franceses, poniendo así de manifiesto lo artificial de los modales. En el cuento “Las hijas de Inés” aparece un ejemplo al respecto:

“E Inés, con su francés de San José de Tarbes, y del viajecito a Europa, condescendiente, suspirando:

“—¡L’amour ne peut rien refuser a l’amour!”.48

Y en el mismo cuento:

“Veíasele frecuentemente de golfista en el campo con su grupo de americanos: y todo era okey y buenas conexiones”.49

Ya se ha mencionado el elemento político presente en las obras de José Rafael Pocaterra como parte del momento que vivía el país, retomando ese aspecto plasmado en otro de sus cuentos, donde se hace alusión a la inconformidad contra el gobierno de la época, en “Patria, la mestiza”, se lee:

“...un nombre breve y heroico que saltaba siempre de los labios de los desertores, de los heridos, de los mismos oficiales realistas que desmontaban en el corredor de ‘La Primavera’ a echar un trago, hacía brillar chispas de entusiasmo en los ojos del joven Zaldivar y dejábale siempre pensativo, la cabeza llena de ensueños...”.50

Esa ansiedad del “joven Zaldivar” simbolizaba la inconformidad de la juventud, a pesar de ser campesino, el protagonista siente el ansia de la libertad:

“Nunca como entonces sintiera la pesadumbre de aquel vivir, del oficio aquel, de todas las pequeñas tristezas y los míseros menesteres que según su padre eran ‘el trabajo’ y ‘lo único’ que dignificaba a los hombres...”.51

Además en este cuento se establece un enlace entre la situación contemporánea y las guerras de independencia a través del recuerdo del “viejo”, que condenaba la guerra con energía, en contraste con los pensamientos de su hijo.

Y en ese universo social, donde unos y otros se complementan, y donde los valores de la vida se han formado; el autor descargó todo el peso de la crítica de su arte narrativo en la clase media provinciana, no descuidó a burócratas y solteronas; resaltando gazmoñerías y prejuicios. Abarcó los contextos urbanos no sólo de la capital, sino también de ciudades como Valencia, donde nació, y de Maracaibo. Perseguía la destrucción del orden social desvalorizado que existía; exaltando lo ridículo.

En la búsqueda de penetración en los problemas éticos, se vale del elemento religioso, haciendo alusión a la pérdida del respeto como una de las causas de la degradación moral. En la novela Vidas oscuras se plantea este caso:

“Sintióse sonreír; se persignó, asustada de la impiedad, queriendo arrojar lejos una multitud de sombras conocidas que trataban de hacerse presentes en el limbo de su imaginación... y era el bigote en punta de él que hacía cosquillas... la primera vez...

”Dios mío... perdóname Señor...”.52

Aquí “Elisa” muestra poco respeto en el templo con su actitud adúltera. La deformación grotesca se logra al desencadenarse una pasión amorosa entre la esposa de un ministro y una persona insignificante, como se ve por la descripción de sus rasgos que hace Pocaterra; además al desvirtuar esa pasión demuestra también la fragilidad del matrimonio, y la conducta que podría ser común en otras damas de la sociedad.

Todos estos elementos utilizados van más allá de la presentación de la realidad, ya que detrás está plasmada la intención del autor para acentuar la situación del país.

Pocaterra asume entonces la responsabilidad de enfrentarse a la situación, objetivo que se propone no sólo incursionando en la política, sino también a través de su obra, que en ningún momento estuvo divorciada de su posición política ni de sus ideales, más bien fue un testimonio de su tiempo, dejando en sus obras una visión de la realidad venezolana.

Hay que ubicarse en la época en que vivió José Rafael Pocaterra para comprenderlo con más exactitud y precisión; la Guerra Federal, una vez finalizada, había dejado sembrada la idea de libertad e igualdad social, abriéndose a su vez procesos de inestabilidad política y caos; de allí surgen las figuras de Castro y Gómez quienes, a través de largos años de dictaduras, se imponen en el país; pero como es natural traen consigo decadencia moral, injusticia, violencia, terror y muerte.

En la novela Vidas oscuras, Pocaterra muestra parte de estos males que aquejaban a Venezuela donde las oportunidades que había eran el trabajo de la tierra o un puesto burocrático. Para configurar este ambiente presenta a los hermanos Gárate:

“...Tú y yo somos todo el país: yo el pendejo que trabaja, el que aguanta, el que cree en antiguallas de dignidad, de vergüenza, de honradez, el que mantiene a los zánganos hasta quedar arruinado para merecer luego su desprecio... Pero el castigo de ustedes, los pasados de su fila, de su partido, de su casta; el castigo de los transados viene detrás, ahí mismo, con el negro Estranón, hijo de los esclavos de mi padre; ese es el que viene al poder a que tú le sirvas, a que le laves las patas, a que le des una hija tuya, una Gárate blanca... ¡Yo me voy de aquí, a morirme bien lejos..! ¡Esta es una gusanera incurable..!”.53

Estos hermanos personifican a su vez a dos grupos sociales: hacendados apegados a las viejas virtudes conservadoras y políticos liberales. El autor asume una actitud de condena a esta sociedad con el fracaso de los protagonistas, quienes se acusan recíprocamente de que sus vidas son oscuras:

“...¡tú no puedes dejar de ser lo que eres ni tu vida oscura!...

”¡Mi vida oscura!, ¡mi vida oscura! ¡tú, tú quien me lo dice! A mí que te he formado... sin egoísmos, sin mezquindades... arruinándome por tus patrañas, por tus vagabunderías que tu llamas política... ¡Mi vida oscura! Entre las vidas de nosotros dos... Entre esas dos vidas... ¿cuál, cuál es la oscura?”.54

Estos hermanos son aniquilados por la hostilidad de las circunstancias, diferentes en cada caso. Sufren las consecuencias de la realidad del momento histórico:

“Como un escombro que cae, se echó sobre el brazo de la butaca...”.55

Aquí, el autor simboliza el fracaso y la frustración de los ideales de progreso fundamentados en el trabajo y la honradez.

Es evidente que, a través del diálogo entre los dos hermanos, José Rafael Pocaterra subraya la actitud de ese grupo social de burgueses oportunistas, colaboradores y cómplices de un sistema que tenía arruinado al país. Se muestra escéptico ante la posibilidad de una salida para esa crisis a través de las palabras de don Crisóstomo:

“Esta es una gusanera incurable...”.












imagen de la entrada del ateneo de valencia, la foto enlaza con la pagina ateneodevalencia
















Braulio Salazar.

Ganador del Premio "Pérez Mujica"

XIII Salón Arturo Michelena














Ganador del XVIII Salón
Arturo Michelena.
"Composición"

Régulo Pérez (1929, Caicara del Orinoco, edo. Bolívar)

Pintor y caricaturista venezolano. Cursa estudios en la

Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, Caracas

(1945-47).

Forma parte del grupo de jóvenes del Taller Libre de Arte,

Caracas (1948). A comienzos de la década del cincuenta

viaja a Roma donde permanece hasta 1952, año durante el

cual reside en París. En 1956 a su regreso a Venezuela,

define junto a Jacobo Borges y Luis Guevara Moreno la

orientación de un movimiento figurativo social frente a las

tendencias constructivistas, conocido como la Nueva figuración.

Paralelamente a su trabajo pictórico ha desarrollado desde

1946 una intensa actividad como caricaturista e ilustrador en

diversas publicaciones periódicas. Premio Nacional de Dibujo,

XXI Salón Oficial de Arte Venezolano, 1960. Premio Nacional de Pintura,

XXVIII Salón Oficial de Arte Venezolano, 1967.

Con representación en: Museo de Arte Contemporáneo,

Museo de Bellas Artes, Galería de Arte Nacional, Museo Alejandro

Otero y Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez y

Fundación Celarg.


















































Capitolio de Valencia:
Construida en el año 1772, en un primer momento
era el convento de las Carmelitas Descalzas.
En la actualidad es la sede del gobierno.
En su interior encontramos una capilla con una obra de Simón Bolívar a caballo.


























































El Colegio "Don Bosco" ganó el
Botón de Oro de la ciudad










































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