Mucho mal ha hecho la misión cubana en connivencia con políticos y médicos
El domingo 4 de marzo de 2001 dirigí por El Universal, una carta pública al embajador cubano. Su texto puede leerse fácilmente ingresando mi nombre en Google. Iluso, le exigía cesar la intervención cubana en nuestro país. La carta fue ampliamente publicitada y todavía es hora en que circula en paroxismos por la red. Le expresaba mi experiencia en Cuba cuando en 1993 había formado parte de una misión médica humanitaria de 11 integrantes de diversas especialidades médicas relacionadas con la neurología y la nutrición, que estudió, esclareció y dio nombre a una epidemia de ceguera que afectara a más de cincuenta mil personas: la "neuropatía epidémica cubana", atribuida por militares ignaros que dirigían acciones contra la pestilencia a un virus llamado del "imperialismo", adjetivo familiar a todos hoy día y fabricado en esas oprobiosas "mesas situacionales" donde se cuece una perversa alquimia de vicios políticos y ciudadanos contra la colectividad. Era básicamente una ceguera inducida por hambre y déficit vitamínico.
¿Por qué la dilación entre mi visita y la carta? A mi regreso dicté charlas acerca de aspectos médicos y sociales emparentados con el problema. Luego, viendo el inicio de la aviesa invasión a mi país, quise alertar sobre el peligro que se cernía sobre la patria. Pocos se interesaron, me llamaron paranoide, no hubo compromiso ni acción; la posesión del país es ya un hecho y la ceguera virtual del venezolano una realidad.
En lo que atañe a la medicina nostra, mucho mal ha hecho la misión cubana en connivencia con políticos y médicos que han vendido sus conciencias y la patria. Han profanado las bases de la enseñanza médica a la cabecera del enfermo y tratan de cambiar al sabio Vargas por el Che, paradigma de la sed de sangre.
rafael@muci.com
Rafael Muci-Mendoza: Carta abierta y de protesta
El profesor Rafael Muci-Mendoza, maestro de generaciones en el Hospital Vargas de Caracas, Universidad Central de Venezuela, dirige una carta abierta como protesta a la situación de la Medicina en la Venezuela bolivariana. En la misiva renuncia al cargo que ejercido en el hospital por 53 años.
La carta abierta tiene fecha del 17/02/2010 y circula desde hace días por la red. Es un documento para reflexionar y actuar. No lo dejes de leer.
El Maestro dice:
Con toda honestidad sé que con esta, mi decisión irrevocable, perderé mi querencia de medio siglo, mis compañeros de tantos años, mis pacientes, mis alumnos, sustancia con la que está hecha mi vida… Pero ha llegado el momento de decir basta a la imposición velada de quienes parecen no darse cuenta que están siendo también llevados a destruir nuestro hospital, nuestra escuela, nuestra facultad y nuestra universidad haciéndola más venal y tolerante con sus enemigos.
Carta abierta
A mis compañeros de Cátedra y del Hospital Vargas de Caracas; a las autoridades y profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela y en particular de la Escuela de Medicina ¨José María Vargas¨; a otros miembros de la comunidad universitaria; a mis alumnos de pregrado y cursantes de postgrados de medicina interna, de oftalmología de los Hospitales Vargas, Rísquez, Domingo Luciani y Militar, al postgrado de neuro-pediatría del Hospital Pérez Carreño y postgrado de neurología de la Universidad de los Andes.
El 18 de junio de 2010, conjuntamente con otros destacados médicos venezolanos[1], suscribí un documento intitulado “Consideraciones sobre la incorporación de 8.581 estudiantes de la carrera de Médicos Integrales Comunitarios a los hospitales públicos”, un problema que ya fuera planteado en cartas y comunicados desde julio del 2007 y del que extraigo textualmente algunos párrafos ¨El documento señaló de forma terminante que el diseño curricular de las carrera de Médicos Integrales Comunitarios resultaba ser prácticamente el pensum de carreras similares que se cursan en Cuba, con un alto contenido ideológico que “pareciera ser un objetivo esencial en su diseño, lo cual está en contra de los principios fundamentales de la educación y especialmente de la educación universitaria, basada en que el alumno pueda ejercer libremente el análisis y la discusión de todas las ideologías, libertad que es atributo fundamental de las universidades….” ¨Como afirmamos en el Manifiesto de julio de 2007 al cual hemos hecho referencia, “no se les ha brindado la posibilidad que nuestras facultades de medicina ofrecen a sus estudiantes: una carrera con un pensum acreditado, garantía de la obtención de grados y otorgamiento de títulos de indiscutible solvencia académica y profesional”. Por su parte y en relación con los cursantes, el documento finalizaba diciendo, ¨asegurar que la práctica que llevará a cabo este personal esté enmarcada en los estándares internacionales para la educación médica de pregrado, que exige alto compromiso en la formación del médico, en la que deben combinarse, la excelencia en la atención de la salud de la persona, de servicio a la comunidad, de sensibilidad humana y equidad en todos los estratos sociales¨.
Pues bien, en la mañana del pasado lunes 24 de enero de 2011, luego de atender, como es mi ancestral costumbre, a mis pacientes de la Unidad de Neuro-Oftalmología del Hospital Vargas de Caracas, me dirigí a las 9:30 A.M a la Sala 3 con la finalidad de participar en el ritual de la revista médica de sala por tantos años acostumbrado; fue grande mi sorpresa cuando se me comunicó que estarían presentes tres cursantes del programa de Medicina Integral Comunitaria que propicia el estado venezolano en connivencia con la misión cubana. Según se me informó, constituía una ¨colaboración¨ pedida por el Director del Hospital para recibir a seis pasantes divididos en 2 grupos, uno para la Sala 3 y otro para la Sala 2. Me presentaron a tres mujeres superando la treintena y en gesto de elemental cortesía les ofrecí mi mano. De acuerdo a lo comunicado, serían ¨invitados de palo¨, es decir, que ¨no molestarían, no hablarían, sólo escucharían y sólo tomarían notas¨, como en efecto ocurrió…
Antes de proseguir debo significar que he permanecido en el Hospital Vargas de Caracas desde 1957, cuando iniciara mi paso por las clínicas en tercer año de medicina; allí recibí información, pero más que todo, formación médica, ética y humanitaria. Me gradué el 5 de septiembre de 1961 y desde entonces mi vida ha permanecido atada al Hospital Vargas de Caracas -53 años; ¡más de medio siglo!-. Solamente durante mi Internado y Residencia en Medicina Interna, recibí mis emolumentos a través del Hospital (Bs. 1.500,oo de entonces). Luego, ingresé al escalafón universitario ascendiendo progresivamente hasta profesor titular; todos mis trabajos de ascenso fueron laureados y se recomendó su publicación. Desde entonces y hasta el presente, he permanecido como Profesor Titular universitario activo de Clínica Médica, a medio tiempo de contratación, en la Cátedra de Clínica y Terapéutica B de la Escuela José María Vargas de la Facultad de Medicina de la UCV, a la cual ingresé oficialmente el 1º de febrero de 1965 manteniéndome en mi puesto hasta el día de hoy, es decir, exactamente 46 años y una semana de intensa actividad asistencial y académica; ininterrumpida con excepción del período comprendido entre julio de 1978 y julio de 1980 cuando permanecí en el Centro Médico de la Universidad de California, San Francisco donde realicé un entrenamiento en neuro-oftalmología, superespecialidad hasta entonces desconocida en mi país. Debo manifestar que nunca tomé un tiempo completo por temor a no poder cumplirlo, aunque mi lapso de trabajo se extendió habitualmente entre las 7.00 A .M. y las 11.30 A .M.
Es por ello que mi sueldo actual, me avergüenza decirlo, es de tan sólo Bs.F. 1.331,oo que con las deducciones, termina siendo de Bs.F. 829,36. Se pensará que sólo un imbécil trabajaría por un sueldo tal, pero a decir verdad, nunca laboré por un sueldo sino por amor a mis pacientes –los más desposeídos-, a la memoria de mis profesores, al Hospital al que tanto quiero y debo, a la docencia universitaria a la que he dedicado tiempo, desvelos y puntillosa escrupulosidad, y a mis centenares de alumnos de pre y postgrado, solazándome henchido de orgullo al verlos de mis manos aprender y ser mejores ciudadanos y triunfar en nuestro medio y allende los mares.
En mis charlas dictadas y en artículos médicos publicados en el país o en el extranjero, siempre y con orgullo me he identificado como ¨Médico del Hospital Vargas de Caracas¨, nunca mencionando la institución médica privada a la cual pertenezco. En algún momento y en forma anónima mi supuesta auto designación de ¨Médico del Hospital Vargas¨ con que suscribí muchos artículos de prensa en su defensa, me valió críticas por ¨identificarme como tal sin serlo¨.
He compartido mis actividades de Cátedra con la dirección de la Unidad de Neuro-oftalmología, fundada por mí, única en el país y dependiente económicamente de mi persona y de los Cursos de Fondo del Ojo en la Enfermedad Sistémica que anualmente dicto por más de 40 años; nunca he pedido ni recibido ayuda de mi Escuela ni de la Dirección del Hospital, tampoco se me ha ofrecido. Nunca cobramos un céntimo a nuestros pacientes, considerando nuestro trabajo como una ofrenda y como una obligación. La Unidad fue designada con mi nombre el 18 de julio de 2003 a pedido de mis propios compañeros de Cátedra y aprobado por el Consejo de la Escuela de Medicina ¨José María Vargas¨ en su sesión # 783 de fecha 15 de mayo de 2003, fundada a mi regreso del Norte en julio de 1980 con material e instrumentos adquiridos de mi propio peculio y a la cual asisto entre las 7.30 A .M. y las 9.30 A .M. viendo una docena de enfermos diarios, intentando solucionar o aliviar sus problemas y de paso, enseñando a los médicos internistas y oftalmólogos que me acompañan lo que considero el arte de la medicina al través de ser un hombre que trata de estar enterado en su oficio, cabal, respetuoso y bondadoso para con mis pacientes y para con mis alumnos.
Tan sólo eso ha sido mi vida hospitalaria…
Volviendo al tema que me ocupará en adelante, tal vez por algún descuido involuntario, no fui informado que estos cursantes asistirían a las revistas de sala, ni que supiera, se hubiera convocado a todos los miembros de la Escuela, del Departamento Médico, de la Cátedra y del Servicio para discutirlo, decidirlo y aceptarlo o improbarlo. Era pues ese lunes, el día en que se consumaba de un hecho cumplido. En razón de ello debo hacer algunas precisiones.
El 8 de julio de 2006 escribí en la sección de Opinión del Diario El Universal de Caracas, 2:9, el siguiente artículo:
“Oferta fraudulenta…”
La medicina es profesión de elevada actividad intelectual; nuestro padre Hipócrates, 2500 años atrás trocó el empirismo en medicina que se explicaba el mundo en términos de razón, surgiendo así la medicina científico-natural, disciplina en constante evolución y perfeccionamiento. La medicina constituye parte neural de la cultura de una época y de un país. La situación no deja de ser al menos triste… Mil quinientos jóvenes bolivianos, adolescentes ilusionados e incautos, masa proclive al engaño, enlabiada y traída a ‘estudiar medicina’ mediante un plan manipulado y contrahecho: 2500 años de progreso continuado reducidos a un año de estudios limítrofes y 5 de práctica, tiempo apenas suficiente para producir un rutinero. Retrocedemos en medio del empirismo revolucionario. Un sistema engañanecios en el que nunca podrán competir con sus pares académicamente formados del primer mundo porque estarán privados de la universalidad del conocimiento, entrampados en estudios superficiales planificados en función política y no científica, resentidos dentro de su propia marginalidad, mesas de tres patas…
Todos los médicos cometemos errores porque la medicina es la ciencia más inexacta de cuantas existen, por tanto insistimos en formarnos bien y brindar adecuada formación a nuestros alumnos suministrándoles las herramientas necesarias para comprender al humano enfermo en todas sus artistas, desde anatomía hasta humanismo y humanitarismo. Les enseñamos a desconfiar de propias destrezas, a temer a la falsa seguridad de una formación deficiente o fronteriza, no les queremos médicos del montón, les queremos ágiles en el pensar, claros en el diagnosticar, solidarios con el necesitado y ponderados en la indicación terapéutica.
¿Desearían los gestores de este bodrio tener para sus hijos enfermos, empíricos del diagnóstico y la terapéutica…?
A lo largo de doce años del llamado gobierno revolucionario, los médicos venezolanos hemos sido segregados, insultados, desmerecidos, se nos ha endilgado toda clase de penosos adjetivos, se ha favorecido y forzado una diáspora de más de seis mil médicos jóvenes, nuestros mejores cerebros, nuestra generación de relevo, para implantar dizque una nueva forma de aprender y hacer medicina con ¨médicos¨ que por su formación, tristemente nunca lo serán. Una verdadera falsificación de los estudios médicos, una verdadera estafa. A este respecto, he tenido una posición crítica y clara, y siendo así, sería una incongruencia con mi conciencia, con mis principios y con mis ideas, cohonestar con mi presencia en la que ha sido mi Facultad, mi Escuela y mi Hospital una manera aberrante de enseñar medicina.
¿Conocemos a fondo el pensum de los estudios de estos cursantes? Fuera del tinte ideológico de sus estudios y el empleo de una computadora, ¿Tenemos alguna idea acerca de qué les han enseñado sobre medicina y cuáles son sus destrezas y sus aptitudes? ¿Han conversado estos jóvenes alguna vez con algún humano enfermo y aprendido las bases de la medicina clínica: el diálogo diagnóstico-terapéutico, la nosología y la semiología y el arte de tratar al enfermo que no a la enfermedad? ¿Por qué estos pasantes, que no estudiantes formales, no son enseñados en alguno de los 500 Centros de Diagnóstico Integral, instituciones hacedoras de exámenes complementarios sin rumbo en ausencia de una historia clínica –herramienta principalísima desconocida por sus ductores-, conducidos por ensalzados médicos cubanos? Yo no sé que saben, ignoro sus planes de estudio, no me siento culpable del producto final que estamos presenciando, no soy responsable de que se les haya engañado, y no pueden pedirme ahora, que participe yo mismo del engaño, de la farsa, dejándolos permanecer de pie frente a mí, como ¨invitados de palo¨ -designación que además considero peyorativa e inhumana-, tomando insulsas notas para continuar el sainete que han montado entre los cubanos, el mandón y médicos traidores a su esencia venezolana. ¿Dónde quedan el esfuerzo y los desvelos de nuestros verdaderos estudiantes para aprobar sus materias? ¿Vamos a juzgar a estos otros de manera diferente? Aunque siento dolor y pena por los engañados, no me prestaré a esta engañifa, pues no deja de parecerme una traición hacia nuestra condición de docentes universitarios, de ucevistas, de ciudadanos de un país al que consideraba soberano.
No quiero ser un títere del autócrata ni de las autoridades universitarias que nos impusieron aceptarlos a través de la Dirección del Hospital y ahora hasta nos piden que los evaluemos, no quiero ser un colaboracionista en esta imposición enmascarada de ¨colaboración¨ después que nuestros mejores hospitales docentes han sido destruidos intencionalmente y con saña, nuestros médicos minados en su mística, nuestros postgrados desmejorados y desmembrados, todo para hacer prevalecer los dictados de un programa paralelo conducido por la Misión Cubana , para conculcar la soberanía de la enseñanza médica instituida desde José María Vargas por invasores extranjeros que han clavado su pendón en estas tierras generosas sin encontrar oposición alguna, pues ni un tiro han echado durante la invasión, que venden a nuestros jóvenes una dolosa quimera. Sé que me tildarán de egoísta, de escuálido, y quién sabe cuáles otros epítetos me pondrán a cuestas, pero no ha sido ni será por mí que este caballo de Troya portador del empirismo más redomado haya entrado como ya ha entrado en mi universidad, en mi hospital, en nuestras vidas. Mientras asfixian nuestra Universidad negándole recursos, colaboramos con nuestros enemigos. Y véase, les llamo ¨enemigos¨ tal y como sienten los médicos cubanos a los médicos venezolanos. Ilusos e invidentes funcionales no hemos comprendido la saña de nuestros invasores, de nuestros enemigos.
He tenido una posición clara y crítica con este régimen involutivo, ahora dictatorial; sería una incongruencia con mis principios transformarme ahora en un colaboracionista, en un tonto útil, que seré borrado como mis compañeros en cuanto ya no les sirva más a sus propósitos.
Con todo respeto y consideración, elevo ante las autoridades de mi Universidad, de mi Facultad, de mi Escuela y a los integrantes de mi Cátedra y Servicio, a mis queridos compañeros de tantos años, mi enconada protesta por la conducta de aquellos que han dado muestras de flaqueza y timidez, que quiere ser también un llamado a meditar las consecuencias de este acto de cobarde entrega.
Debo irme… Me separaré temporalmente de mi cargo universitario, he pedido un permiso no remunerado mientras arreglo asuntos concernientes a mi Unidad, a mis pacientes y a mis alumnos a los cuales no abandonaré. Hoy introduje los documentos para mi jubilación ante el Decano de la Facultad de Medicina. Hasta ahora nadie ha querido como herencia una Unidad donde sólo hay obligación, trabajo y responsabilidad sin mediar ningún estipendio, por tanto, aunque jubilado, seguiré trabajando desligado del Hospital aunque no de mi Universidad. Permítaseme esta, mi forma de protesta…
Con toda honestidad sé que con esta, mi decisión irrevocable, perderé mi querencia de medio siglo, mis compañeros de tantos años, mis pacientes, mis alumnos, sustancia con la que está hecha mi vida… Pero ha llegado el momento de decir basta a la imposición velada de quienes parecen no darse cuenta que están siendo también llevados a destruir nuestro hospital, nuestra escuela, nuestra facultad y nuestra universidad haciéndola más venal y tolerante con sus enemigos.
Con Umberto Eco debo decir, ¨Este es el motivo por el que a veces hay que decir que no aunque, con pesimismo, se sepa que no servirá para nada¨. Y con José Martí, con la frente en alto y la voz clara, debo también decir que, ¨Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas…¨
Caracas, jueves 17 de febrero de 2011
Dr. Rafael Muci-Mendoza
Profesor Titular de Clínica Médica
Escuela de Medicina José María Vargas
Facultad de Medicina
Universidad Central de Venezuela
Cédula de identidad # 1.345.517
Medicina perversa… por Rafael Muci-Mendoza
El maestro Rafael Muci-Mendoza titula su columna de esta semana con las palabras del presidente Chávez lanzadas sobre los médicos venezolanos. Muci-Mendoza le responde y en pocas y certeras palabras le señala donde está la verdadera perversidad.
Que ironía, el estamento de insultos del gobierno bolivariano en momentos de tantas irregularidades en la remodelación hospitalaria y en el enfrentamiento de los grandes problemas de salud de los venezolanos.
Medicina perversa…
El Universal
miércoles 02 de septiembre, 2009
Rafael Muci-Mendoza
Perversión es la remodelación eterna y la ruina de los hospitales
Juan Pablo Rojas Paúl (1826-1905), Presidente de la República entre 1888-1890, tenía veleidades médicas y corazón; detenía su carroza en la calle para hacer acertados diagnósticos y socorrer directamente a los enfermos. Fue autor del decreto creador del Hospital Vargas de Caracas para dar atención a los más humildes. Por 118 años, así había sido&
Perverso: Sumamente malo; que causa daño intencionadamente. Que corrompe las costumbres y el orden o estado habitual de las cosas (DRAE). Presidente Chávez, con el debido respeto a su investidura, debo hacer algunas precisiones. No somos perversos. Con la excusa de ser peseteros y podridos importó 41 mil cubanos, poco eficientes y disciplinados. Existen colegas desviados, pero, ¿no existen felones y corruptos entre los militares? Sería desmesura juzgarlos a todos como tales.
Mayor perversión que la que usted nos enrostra, es regalar 3 millones de dólares para un hospital oncológico en Uruguay mientras los nuestros no disponen de equipos de radiación, madres jóvenes paren en las aceras y recién nacidos mueren por falta de atención en hospitales de mala muerte, abandonados por su gestión. Perversión es forzar a innumerables colegas jóvenes a irse del país. Perversión es Barrio Adentro, programa paralelo de salud llevado a los realazos donde no se resuelven verdaderos problemas de salud. Perversión es la remodelación eterna y la ruina de los hospitales. Perversión son ministros militares no médicos sin ninguna expedición ni preparación para afrontar ingentes problemas de salud. En fin, perversión es haber dilapidado 90 mil millones de dólares para ver un país asolado y desprovisto.
Se siente la angustia y el dolor de sus conciudadanos sometidos por el hampa, la malnutrición y la enfermedad.
Rafael Muci-Mendoza sobre la enfermedad que padecen los Waraos
El maestro Rafael Muci-Mendoza nos tiene acostumbrado a su impecable prosa y a sus firmes posiciones en el área de salud, donde es una de nuestras figuras mas prominentes.
Esta semana escribe un corto ensayo en su columna de opinión en El Universal, titulado Sufrimiento de Prometeo, sobre una enfermedad que viene afectando a venezolanos de la etnia Warao. Muci-Mendoza denuncia al gobierno por su desidia, demagogia, hipocresía y en el irresponsable trato que se le da a un problema tan importante y significativo. No lo dejen de leer.
Sufrimiento de Prometeo por Rafael Muci-Mendoza
El Universal
Caracas, miércoles 13 de agosto, 2008
Rafael Muci-Mendoza
Se especula que es rabia selvática letal la que ha robado vidas de 38 o 50 niños
La espantosa pena del famoso dios-titán, el creador del hombre al que hizo con barro del Delta y agua del Orinoco, el que robara el fuego de los dioses para dadivarlo a los humanos y así transformar el medio ambiente y mejorar su calidad de vida, se repite en nuestros waraos, ni ciudadanos siquiera, ensalzados cierta vez por la palabra meliflua e hipócrita del dictador. Ni el MPP para los indígenas, ni su apoltronada representante en la Asamblea Nacional, han hecho bandera del drama de sus hermanos olvidados, ateridos por el paludismo, deformados por la lepra y negados por la malnutrición. El infortunado dios fue severamente castigado por Zeus encadenándole en la cima de una elevada montaña: un águila le devoraba el hígado cada mañana; la víscera se regeneraba durante la noche para que al día siguiente volviera el rapaz a repetir el álgico ciclo.
La gente de las curiaras malvive en el área deltaica: su sufrimiento es perpetuo, los políticos les comen el hígado en cada contienda electoral, pero esta vez, la noble víscera no se reconstituye. Fueron ellos, venezolanos olvidados, trocados por la necesidad los que viajaron a Caracas como heraldos de malas nuevas a dar el alerta epidemiológico acerca de una condición que les destruye desde junio de 2007… Autoridades locales no oyeron campanadas y se callaron la denuncia obligatoria.
El ministerio de salud -en minúscula- ignora lo que pasa y les ofrece una visita que no solidaridad; era ayer cuando debían haber hecho acto de presencia, pero en este régimen todo se conjuga en futuro. Se especula que es rabia selvática ciento por ciento letal transmitida por murciélagos la que ha robado las vidas de 38 o 50 niños, pero ni una autopsia aún se tiene… ¡350 o justicia revolucionaria!
La peste blanca… por Rafael Muci-Mendoza
El Universal – 22/09/2008
Ha transcurrido un decenio y a los dirigentes no les sienta bien mojarse en una curiara
“¨La Miseria” el cuadro de Cristóbal Rojas, simboliza la entrega del pobre ante la fatalidad que aún impera en los bolsones de pobreza que dibujan el agrio paisaje cotidiano. Ese, que las clases dirigente y media han aceptado como inexistente. En el pasado la tuberculosis (TB) -el mal de vivir& mal-, era una inevitable sentencia de muerte& Para las etnias venezolanas el aserto no ha cambiado para nada. Una dirigente indígena de alto coturno decía que con la llegada de Chávez al poder cambiaría el destino de nuestros indígenas, el 1.3% de nuestra población, “discriminados, los más maltratados y explotados”. Por las leyes y proyectos destinados a ellos, 2001 pareció ser el año de sus reivindicaciones.
Patrañas Ha transcurrido un decenio y a los dirigentes no les sienta bien mojarse el fundillo en una curiara, resistir las picadas de jejenes ni dormir en un chinchorro. El reciente affaire de los postergados waraos es la punta de un iceberg cuyos ocho décimos están sepultados bajo el nivel del agua y donde se hacinan fardos de endemias y epidemias no atendidas. El inexplicable hermetismo ministerial con relación a sus recientes muertes demuestra la mentira como oficio y la letra muerta en que devienen nuestras leyes.
Hay colitas de Pdvsa para llevar maletines y delincuentes, pero no para trasladar un enfermo grave desde La Esmeralda en el Orinoco, o proporcionar medicamentos e insumos a un indio necesitado.
Hablar de la tuberculosis (TB) en nuestro país nos conduce con afecto y agradecimiento a dos fulgurantes figuras omnipresentes en mi recuerdo. El Dr. José Ignacio Baldó pionero visionario de la solidaridad social, y el Dr. Juan Delgado Blanco, humilde, celoso guardián por años de la cepa Calmette-Guerin empleada para la elaboración de la vacuna BCG.
‘Pifano, Chagas y revolución…’ por Rafael Muci-Mendoza
A propósito de la preocupación ciudadana por los brotes de Chagas y dengue en Caracas, Rafael Muci-Mendoza nos recuerda al maestro Félix Pifano, uno de los grandes venezolanos que dedicaron su vida a mejorar la salud de su país.
Muci-Mendoza denuncia la irresponsabilidad y la mentira en el manejo actual de la salud en Venezuela, señala como causas:
Las nuestras son el desmantelamiento de las redes epidemiológicas, un ministro militar y sus adjuntos perdidos en la tupida selva de la ignorancia, que corren de aquí para allá mintiendo sin dirección ni tino. Nuestra salud está en manos indiferentes e ignorantes prestas a buscar un culpable fuera de sus turbias conciencias; algunos niñitos curarán, otros quedarán con el corazón hendido para siempre por la furia del tripanosoma.
Pifano, Chagas y revolución…
El Universal
lunes 17 de mayo, 2010
Rafael Muci-Mendoza
- Nuestra salud está en manos indiferentes e ignorantes…
El maestro Félix Pifano (1912-2003) nos dio los instrumentos epidemiológicos y clínicos para entender la medicina tropical de la cual fue nuestro padre venezolano. No hubo un bondadoso Pifano en Cuba, hoy día trasfondo de piratería, negociado y chanchullos. El rancho, según él, “el mínimo esfuerzo del hombre para no vivir a la intemperie”, se ha multiplicado con la fementida revolución, con sus acepciones de atraso, ignorancia y entrega a los dictados cubanos, pues conocido es, que la misión cubana aposentada en el ministerio de salud -en minúsculas- es la que conduce los desatinos sanitarios del país y para quien no existe vigilancia epidemiológica. Por ello medidas como fumigación son extemporáneas y poco productivas pero efectistas.
El problema de la enfermedad de Chagas es uno complejo. La epidemia de Antímano en la Caracas rural-marginal, mordió de nuevo la integridad de 15 niños en el más absoluto abandono revolucionario. Su eclosión actual depende de numerosos factores; no hay que buscar en el calentamiento global sus causas. Las nuestras son el desmantelamiento de las redes epidemiológicas, un ministro militar y sus adjuntos perdidos en la tupida selva de la ignorancia, que corren de aquí para allá mintiendo sin dirección ni tino. Nuestra salud está en manos indiferentes e ignorantes prestas a buscar un culpable fuera de sus turbias conciencias; algunos niñitos curarán, otros quedarán con el corazón hendido para siempre por la furia del tripanosoma.
Nada de las meteóricas cifras de dengue y mucho menos de la malaria, hijas de la pobreza, la exclusión y el festín millonario de la boliburguesía. Sí, Maestro esto fue lo que quedó de su ejemplo y sus enseñanzas… ¡patria, socialismo y el que venga atrás que arree!
rafael@muci.com, rafaelmuci@gmail.com
El Vargas somos todos… por Rafael Muci-Mendoza
Que mejor para celebrar el Día del Médico que unas palabras del maestro Rafael Muci-Mendoza, médico insigne de nuestro querido Hospital Vargas.
Hoy se cumplen 224 años del nacimiento de José María Vargas, el gran civilista, primer Rector de la Universidad Central de Venezuela, como albacea testamentario del Libertador Simón Bolívar hereda en su lecho de muerte los libros de Robespierre y Montesquieu, íconos de la revolución francesa.
El Vargas somos todos…
El Universal
06/03/2010
Rafael Muci-Mendoza
Se acercan tiempos de ajuste de cuenta, doctor Vargas. ¡Que Dios le bendiga en su día!
Desperté de un horrible sueño. La falla de Humboldt tronaba solidaria con otras fallas. Había ocurrido el tan anunciado terremoto de Caracas. Todo era caos. Aunque se derrumbaron todos los ranchos insalubres del cinturón de miseria, parece que no hubo daños mayores, pues el catastrófico ya lo había realizado el gobierno chavista. Desperté sudoso, aterrorizado y taquicárdico. ¿Cómo no estarlo? No por sorpresa nos agarró. El Niño otra vez. Los hospitales públicos, entre ellos mi respetado Hospital Vargas, a diferencia de la epidemia de cólera de 1854 donde jugó rol protagónico, no fue invitado. La ausencia de quirófanos, la languidez de sus salas y la falta de un relevo generacional, lo mostraban como centenario discapacitado. Otros centros del país, destruidos también por la incuria gubernamental y sus rapiñosos ejecutantes, tampoco pudieron ayudar, ni siquiera aquellos insignias del chavismo, como el Hospital Universitario de Caracas o el Hospital Militar, tal sería la poquedad de sus reservas.
A los 224 años de su nacimiento, el próximo 10 de marzo, en lo alto de su pedestal pude ver en su estatua al sabio Vargas enjugando una lágrima, Ahora cambiado por el Che o por España, pues la dictadura odia la sabiduría, y por envidiar el trabajo fecundo, no lo toleran y lo destruyen. En alianza con los ancianos Castro, pozos de degeneración moral, no hablan cuando el negro Orlando Zapata fallece por inanición en una cárcel isleña; único delito: disidencia. Algo parecido al show mediático de Franklin Brito, condenado a prisión en un hospital donde muchos médicos habríamos renunciado en masa para no ser reos de cargo en la muerte de un inocente.
Se acercan tiempos de ajuste de cuenta, doctor Vargas. ¡Que Dios le bendiga en su día!
Hojas de vida… por Rafael Muci-Mendoza
El Universal
viernes 17 de octubre de 2008
Eligió el polo de la vida: Eros. Dr. José María Vargas. El Libertador le expresa su amistad, respeto y estimación. Ciudadano ejemplar; un universal; rígido, severo, de rectos pensamientos y costumbres, celoso por las instituciones e intereses de la patria. Formado en Edimburgo, políglota, conocedor de la literatura clásica, experto botánico y como médico, dotado de talento, sabiduría y maestro de quilates. Sus obras completas comprenden 8 tomos. Escribió que ¨el amor al trabajo o una honesta ocupación es la base principal de la comodidad individual…¨ Trabajó sin fatiga por la revolución social, técnica, humanística y científica de la Universidad recién creada, y de esa forma la transformó, de una antigua y arbitraria facultad teológica y dogmática, en una Universidad democrática, liberal, crisol de ideas y semillero de progreso en la onda progresista en que vivía el mundo civilizado. Designado Presidente de la República en 1895. Padre de la Medicina Venezolana: El día de su natalicio, el 10 de marzo, celebramos con justo reconocimiento su memoria en el Día del Médico.
Eligió el polo de la muerte: Tánatos. Ché Guevara. Se graduó de médico en 1953. En nombre del socialismo fue artífice de los fusilamientos de La Cabaña, y ahogado en la barbarie revolucionaria, sólo supo ensangrentar a Cuba; arruinó su propio Banco Central y después como ministro de Industrias, acentuó la ruina hasta alcanzar hasta la buhonería.
Debe pues preocuparnos un nuevo intento del felón de cambiar la historia patria, pues odiando la razón y apoyado en el poder, trata de implantar un nuevo día y un nuevo nombre para sus médicos integrales comunitarios. Los médicos venezolanos somos sólo una única clase médica, la de Vargas…
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