Excelencia a toda prueba
Vizquel visitó la redacción de El Universal en diciembre de 2011 (Vicente Correale)
Por: ANTONIO CASTILLO | EL UNIVERSAL
martes 2 de octubre de 2012
martes 2 de octubre de 2012
Omar Vizquel es sinónimo de excelencia en el campo. Excelencia robustecida con el correr de los tiempos y forjada a base de tenacidad y trabajo incansable, que lo hicieron -por mérito propio- asumir protagonismos como uno de los mejores campocortos de la historia.
Se dice rápido, pero han sido 24 fructíferas temporadas en las cuales ha paseado su talento, versatilidad y profesionalismo al paso de atrapadas de altísimo calibre que le llevaron a rozar la perfección defensiva.
Así puede catalogarse a Omar Enrique Vizquel González, un venezolano de clase media, dotado de unas extraordinarias capacidades para jugar al beisbol, que tras épicas jornadas se colocó a la par de astros de la talla de Honus Wagner, Pee Wee Reese, Phil Rizzuto, Luke Appling y más recientemente de Luis Aparicio, Ozzie Smith y Cal Ripken.
Se dice rápido, pero hay que tener consistencia y calidad para mantenerse en roles protagónicos por espacio de 24 temporadas, sin decaer un ápice a la hora de tomar un rolling entre tercera y short, ejecutar un dobleplay, tomar un elevado de espaldas al home o inmolar al más veloz corredor con certerísimo disparo después de atrapar la pelota con la mano limpia.
En este último punto Vizquel tiene un manual patentado con su nombre en letras doradas. Todavía se recuerda la joya de 1992 cuando preservó un no hit no run de Chris Bosio, decapitando a mano limpia un machucón de Ernest Riles que se convirtió en el out final.
Pero si bien Vizquel emerge como uno de los mejores shortstops de la historia, no todo se circunscribe a la defensa. De hecho, en las Grandes Ligas hay que batear para mantenerse y en este punto hay que quitarse el sombrero ante Vizquel, quien a base de tenacidad aprendió a batear y a ambos lados del home plate. El beisbol es un compendio en el que se debe balancear de la mejor manera ataque y defensa, y el caraqueño en este punto fue un verdadero maestro.
Pues bien, este "maestro" del juego del beisbol, hoy de 45 años de edad, decidió colgar el guante el 3 de octubre de 2012, luego de 24 temporadas. Se dice rápido, pero fueron 2.968 juegos en los cuales defendió los colores de Marineros de Seattle, Indios de Cleveland, Gigantes de San Francisco, Rangers de Texas, Medias Blancas de Chicago y Azulejos de Toronto.
Solo queda esperar el ingreso al Salón de la Fama de Cooperstown de este gladiador de las paradas cortas, genuino exponente de la excelencia y el profesionalismo en su máxima expresión.
Se dice rápido, pero han sido 24 fructíferas temporadas en las cuales ha paseado su talento, versatilidad y profesionalismo al paso de atrapadas de altísimo calibre que le llevaron a rozar la perfección defensiva.
Así puede catalogarse a Omar Enrique Vizquel González, un venezolano de clase media, dotado de unas extraordinarias capacidades para jugar al beisbol, que tras épicas jornadas se colocó a la par de astros de la talla de Honus Wagner, Pee Wee Reese, Phil Rizzuto, Luke Appling y más recientemente de Luis Aparicio, Ozzie Smith y Cal Ripken.
Se dice rápido, pero hay que tener consistencia y calidad para mantenerse en roles protagónicos por espacio de 24 temporadas, sin decaer un ápice a la hora de tomar un rolling entre tercera y short, ejecutar un dobleplay, tomar un elevado de espaldas al home o inmolar al más veloz corredor con certerísimo disparo después de atrapar la pelota con la mano limpia.
En este último punto Vizquel tiene un manual patentado con su nombre en letras doradas. Todavía se recuerda la joya de 1992 cuando preservó un no hit no run de Chris Bosio, decapitando a mano limpia un machucón de Ernest Riles que se convirtió en el out final.
Pero si bien Vizquel emerge como uno de los mejores shortstops de la historia, no todo se circunscribe a la defensa. De hecho, en las Grandes Ligas hay que batear para mantenerse y en este punto hay que quitarse el sombrero ante Vizquel, quien a base de tenacidad aprendió a batear y a ambos lados del home plate. El beisbol es un compendio en el que se debe balancear de la mejor manera ataque y defensa, y el caraqueño en este punto fue un verdadero maestro.
Pues bien, este "maestro" del juego del beisbol, hoy de 45 años de edad, decidió colgar el guante el 3 de octubre de 2012, luego de 24 temporadas. Se dice rápido, pero fueron 2.968 juegos en los cuales defendió los colores de Marineros de Seattle, Indios de Cleveland, Gigantes de San Francisco, Rangers de Texas, Medias Blancas de Chicago y Azulejos de Toronto.
Solo queda esperar el ingreso al Salón de la Fama de Cooperstown de este gladiador de las paradas cortas, genuino exponente de la excelencia y el profesionalismo en su máxima expresión.
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