ENTREVISTA IBSEN MARTÍNEZ, ESCRITOR
El que casi lo logra
"Uno escribe para apaciguarse. Hace tiempo que dejé de pensar en la utilidad de la literatura"
El narrador presentó "Simpatía por King Kong" (VENANCIO ALCÁZARES)
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DANIEL FERMÍN , IBSEN MARTÍNEZ , ESCRITOR| EL UNIVERSAL
domingo 5 de mayo de 2013 12:00 AM
A Ibsen Martínez (Caracas, 1951) le interesan los personajes que, a un paso de la gloria, quedan relegados al abandono. Kiko Mendive, el sonero cubano que terminó en la decadencia en la Venezuela de los años 90, inspiró Simpatía por King Kong, la nueva novela del también dramaturgo venezolano.
El reciente trabajo del escritor ficciona la vida del hombre que descubrió al entonces desconocido Dámaso Pérez Prado. Y que, tras tener un cierto éxito en Cuba y en México, vino al país para ser apenas un figurante en Radio rochela. La escritura dramática de Martínez está llena de aquellos que están condenados al olvido. "Como (Aimé) Bonpland, que era el segundón de Humboldt. Desde niño me llamó la atención saber quién era Bonpland. Me gustan todos esos personajes, los que casi lo logran. No el perdedor puro y duro, sino el que hace absolutamente todo lo que el canon pide, que tiene talento, dedicación, que ha sido precoz, pero algo ocurre para que no pueda lograrlo. Es una fascinación por el fracaso", dijo el autor de la obra teatro Petroleros suicidas (2011).
La obsesión de Martínez por ese estereotipo en su ficción tiene una razón específica. Quizás es una suerte de desdoblamiento del propio autor. "Creo que yo mismo soy uno de esos tipos que casi lo logra. Me he sentido como el que casi estuvo a punto de lograrlo", agregó el también periodista, que estuvo más de 25 años con la historia de Kiko Mendive en la cabeza hasta que se animó a escribirla en la década pasada. Una advertencia para el lector: no es un acto de documentalismo. El cantante isleño de la novela de Ibsen Martínez es una de la víctimas de El Caracazo (Mendive murió en realidad en 2000). "Invertí mucho tiempo en sustentar mi debilidad por este hombre tan menor en el panteón de los músicos afrocubanos y llegué a acumular una masa de material que podría haberse convertido en un tesis doctoral sobre el mambo, pero algo ocurrió en mí que de un modo natural empezó a tejerse la ficción de que un redactor de noticiario vivía los sucesos de El Caracazo y se entera ahí de la muerte del personaje".
Así, Simpatía por King Kong (que fue editada por Planeta) tiene a la Venezuela de los 80 como uno de sus contextos. También la televisión y la época dorada del cine mexicano. Hay humor, hay ironía, hay una sensación de nostalgia por un pasado que no volverá jamás, hay un narrador que, por fin, halló una idea para un libro. Ibsen Martínez dice que, una vez publicada su novela, está más cerca de encarnar mejor al personaje que casi lo logra. "Es una novela que representa cabalmente mi ideal literario, pero no es la obra que imaginé. La ocasión se presta para repetir una frase de Ian McEwan. Dice que no aprendemos a escribir novelas sino que aprendemos a escribir la novela que estamos escribiendo. Yo aprendí a ceder a la docilidad frente a lo que el texto va dictando (...). Samuel Beckett lo dijo: inténtalo de nuevo, fracasa otra vez. La diferencia es que ahora ya no me preocupo por eso".
Pasión inútil
Ibsen Martínez dice que ahora escribe mucho más que antes. Que ya no le importa tanto que la gente lo reconozca sólo por la telenovela Por estas calles. "Cuando era más joven pensaba que valía la pena esforzarse por tener otro reconocimiento, pero eso no tiene ya sentido. Lo que sí creo es que en el umbral de la tercera edad me dio por escribir y noto que hay un tiene interés por lo que hago. (...). Tengo tres obras de teatro listas, a la espera, por estrenar. Las escribo, guardo, retomo. Yo lo asocio estrictamente al sexto piso, a que un día tienes 59 y al otro día ya tienes 60. Te dejan subirte al Metro sin pagar. Es un recordatorio de que estás en el séptimo inning. Ya es hora de dejar de decir que algún día o tal vez lo harás. Ya no hago acopio de material bibliográfico pensando en que puede ser útil para un libro sino que me siento a escribir", agregó el también columnista, que cree que la literatura es una forma de crear preguntas.
Hace mucho que Martínez dejó de creer en el compromiso de un escritor en la sociedad. Hoy escribe sólo por pasión. "La literatura es un modo sistemático de problematizarse. La única causa es escribir. Una de las supercherías de mi generación es que uno escribe para iluminar o dar respuestas. Uno escribe para apaciguarse, para aquietar la mente. No estoy en disposición de dar una teoría acerca de la función literaria en la psique humana, pero sí sé que no es para cambiar nada de lo existente (...). Hace tiempo que dejé de pensar en la utilidad de la literatura. Es una pasión inútil, como decía Sartre".
Tanto ha cambiado Ibsen Martínez que no le interesa ser el analista político de otrora. Su etapa existencialista de ahora lo limita a criticar el Gobierno sólo cuando le provoca. "Venezuela vive hoy el recrudecimiento de un neopopulismo estatista totalitario cuyo final yo todavía no lo avizoro. Creo que esta forma política que los venezolanos han impuesto para el resto está aquí para quedarse por mucho tiempo. La época tendrá sus novelistas, tendrá quienes la aborden. Me he ido retrayendo del esfuerzo de tratar de entender, ya no me importa comprender cabalmente qué es lo que ocurre porque estoy en una edad en la que miro al pasado, mis recuerdos, mis obsesiones literarias. Lo que quiero hacer de ahora en adelante como escritor es algo bastante personal. Sólo por casualidad tendría alguna relevancia política o social".
Algo de eso habrá en su nueva telenovela, que hará 20 años después de Por estas calles. El día de la entrevista entregó el capítulo cuatro de la historia, que planea estrenar en 2014. "Hace un año, un productor me invitó a considerar la posibilidad de escribir una telenovela. Como no tengo plan de retiro, estuve pensado en qué escribir. Hice saber que mi fuerte es eso que llaman comentario social. Y empecé a armar la historia de Nora, la emprendedora, un convenio en el que están metidos Telemundo Internacional, Cadena Tres de México y Televen (...). Se trata de escribir deliberadamente para un público más amplio, mucho menos doméstico que Por estas calles (...). Digamos que es el mismo autor y la misma disposición de hacer de lo colectivo un fresco, pero no creo que tenga el efecto disruptivo que tuvo esa novela", adelantó Martínez, que todavía siente el peso del éxito que tuvo la célebre historia de RCTV en los años 90.
-¿Y si Nora, la emprendedora resulta un fracaso?
-Volveré a ser el mismo: aquel tipo que casi lo logra.
dfermin@eluniversal.com
El reciente trabajo del escritor ficciona la vida del hombre que descubrió al entonces desconocido Dámaso Pérez Prado. Y que, tras tener un cierto éxito en Cuba y en México, vino al país para ser apenas un figurante en Radio rochela. La escritura dramática de Martínez está llena de aquellos que están condenados al olvido. "Como (Aimé) Bonpland, que era el segundón de Humboldt. Desde niño me llamó la atención saber quién era Bonpland. Me gustan todos esos personajes, los que casi lo logran. No el perdedor puro y duro, sino el que hace absolutamente todo lo que el canon pide, que tiene talento, dedicación, que ha sido precoz, pero algo ocurre para que no pueda lograrlo. Es una fascinación por el fracaso", dijo el autor de la obra teatro Petroleros suicidas (2011).
La obsesión de Martínez por ese estereotipo en su ficción tiene una razón específica. Quizás es una suerte de desdoblamiento del propio autor. "Creo que yo mismo soy uno de esos tipos que casi lo logra. Me he sentido como el que casi estuvo a punto de lograrlo", agregó el también periodista, que estuvo más de 25 años con la historia de Kiko Mendive en la cabeza hasta que se animó a escribirla en la década pasada. Una advertencia para el lector: no es un acto de documentalismo. El cantante isleño de la novela de Ibsen Martínez es una de la víctimas de El Caracazo (Mendive murió en realidad en 2000). "Invertí mucho tiempo en sustentar mi debilidad por este hombre tan menor en el panteón de los músicos afrocubanos y llegué a acumular una masa de material que podría haberse convertido en un tesis doctoral sobre el mambo, pero algo ocurrió en mí que de un modo natural empezó a tejerse la ficción de que un redactor de noticiario vivía los sucesos de El Caracazo y se entera ahí de la muerte del personaje".
Así, Simpatía por King Kong (que fue editada por Planeta) tiene a la Venezuela de los 80 como uno de sus contextos. También la televisión y la época dorada del cine mexicano. Hay humor, hay ironía, hay una sensación de nostalgia por un pasado que no volverá jamás, hay un narrador que, por fin, halló una idea para un libro. Ibsen Martínez dice que, una vez publicada su novela, está más cerca de encarnar mejor al personaje que casi lo logra. "Es una novela que representa cabalmente mi ideal literario, pero no es la obra que imaginé. La ocasión se presta para repetir una frase de Ian McEwan. Dice que no aprendemos a escribir novelas sino que aprendemos a escribir la novela que estamos escribiendo. Yo aprendí a ceder a la docilidad frente a lo que el texto va dictando (...). Samuel Beckett lo dijo: inténtalo de nuevo, fracasa otra vez. La diferencia es que ahora ya no me preocupo por eso".
Pasión inútil
Ibsen Martínez dice que ahora escribe mucho más que antes. Que ya no le importa tanto que la gente lo reconozca sólo por la telenovela Por estas calles. "Cuando era más joven pensaba que valía la pena esforzarse por tener otro reconocimiento, pero eso no tiene ya sentido. Lo que sí creo es que en el umbral de la tercera edad me dio por escribir y noto que hay un tiene interés por lo que hago. (...). Tengo tres obras de teatro listas, a la espera, por estrenar. Las escribo, guardo, retomo. Yo lo asocio estrictamente al sexto piso, a que un día tienes 59 y al otro día ya tienes 60. Te dejan subirte al Metro sin pagar. Es un recordatorio de que estás en el séptimo inning. Ya es hora de dejar de decir que algún día o tal vez lo harás. Ya no hago acopio de material bibliográfico pensando en que puede ser útil para un libro sino que me siento a escribir", agregó el también columnista, que cree que la literatura es una forma de crear preguntas.
Hace mucho que Martínez dejó de creer en el compromiso de un escritor en la sociedad. Hoy escribe sólo por pasión. "La literatura es un modo sistemático de problematizarse. La única causa es escribir. Una de las supercherías de mi generación es que uno escribe para iluminar o dar respuestas. Uno escribe para apaciguarse, para aquietar la mente. No estoy en disposición de dar una teoría acerca de la función literaria en la psique humana, pero sí sé que no es para cambiar nada de lo existente (...). Hace tiempo que dejé de pensar en la utilidad de la literatura. Es una pasión inútil, como decía Sartre".
Tanto ha cambiado Ibsen Martínez que no le interesa ser el analista político de otrora. Su etapa existencialista de ahora lo limita a criticar el Gobierno sólo cuando le provoca. "Venezuela vive hoy el recrudecimiento de un neopopulismo estatista totalitario cuyo final yo todavía no lo avizoro. Creo que esta forma política que los venezolanos han impuesto para el resto está aquí para quedarse por mucho tiempo. La época tendrá sus novelistas, tendrá quienes la aborden. Me he ido retrayendo del esfuerzo de tratar de entender, ya no me importa comprender cabalmente qué es lo que ocurre porque estoy en una edad en la que miro al pasado, mis recuerdos, mis obsesiones literarias. Lo que quiero hacer de ahora en adelante como escritor es algo bastante personal. Sólo por casualidad tendría alguna relevancia política o social".
Algo de eso habrá en su nueva telenovela, que hará 20 años después de Por estas calles. El día de la entrevista entregó el capítulo cuatro de la historia, que planea estrenar en 2014. "Hace un año, un productor me invitó a considerar la posibilidad de escribir una telenovela. Como no tengo plan de retiro, estuve pensado en qué escribir. Hice saber que mi fuerte es eso que llaman comentario social. Y empecé a armar la historia de Nora, la emprendedora, un convenio en el que están metidos Telemundo Internacional, Cadena Tres de México y Televen (...). Se trata de escribir deliberadamente para un público más amplio, mucho menos doméstico que Por estas calles (...). Digamos que es el mismo autor y la misma disposición de hacer de lo colectivo un fresco, pero no creo que tenga el efecto disruptivo que tuvo esa novela", adelantó Martínez, que todavía siente el peso del éxito que tuvo la célebre historia de RCTV en los años 90.
-¿Y si Nora, la emprendedora resulta un fracaso?
-Volveré a ser el mismo: aquel tipo que casi lo logra.
dfermin@eluniversal.com
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