Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 3 de abril de 2015

Escasas veces en la historia del siglo XXI, el coraje de una mujer periodista se ha vuelto tan necesario como en estos tiempos pavorosos e inhumanos. Hablamos de Oriana Fallaci, cuya dignidad íntegra, hecha espíritu noble, ha dejado un hueco difícil de llenar.

Oriana Fallaci (Florencia29 de junio de 1929 – ibídem15 de septiembrede 2006) fue una escritoraperiodista y activista italiana. Fue la primera mujer de Italia que fue al frente en calidad de enviada especial. Como escritora, con sus doce libros ha vendido veinte millones de copias en todo el mundo; como periodista obtuvo un gran prestigio internacional, en especial gracias a sus entrevistas a personajes famosos

Falta la pluma de Oriana

RAFAEL DEL NARANCO |  EL UNIVERSAL
sábado 4 de abril de 2015  12:00 AM
Escasas veces en la historia del siglo XXI, el coraje de una mujer periodista se ha vuelto tan necesario como en estos tiempos pavorosos e inhumanos.  Hablamos de Oriana Fallaci, cuya dignidad íntegra,  hecha espíritu noble, ha dejado un hueco  difícil de llenar.

Sus escritos en los diarios y libros  han sido un estilete certero contra tanto barbarismo y enajenación mental  desenfrenada, como la que en estos momentos  de esquizofrenia, aflicción, temor y una cobardía de catadura ruin, envuelve extensos espacios territoriales del orbe sarraceno.

A tal locura demencial han llegado esos grupos fanáticos ultraconservadores que uno de sus actos aberrantes, tras las matanzas de espanto venidas del oscurantismo medieval, es el uso de niños en sus aquelarres de sangre, tras lavar sus débiles cerebros incapaces de discernir el bien del mal.

La organización miserable –y todo en nombre de Alá– denominada Estado Islámico (cuyas  siglas son IS) introduce a los inocentes  impúberes en un esquema denominado "Cachorros del califato",  un objetivo apocalíptico de los yihadistas.

Pocas semanas antes de morir a consecuencia de un cáncer en la ciudad de Florencia,  lugar de su nacimiento, la Fallaci ya había predicho con exactitud el calvario que hoy se padece. En ese drama centrado en la angustia, fue una profetisa.

Presintiendo su inexorable  final deseó ofrecer, con una valentía rayana en el heroísmo cabal y rebelde, el testimonio de una vida de lucha contra los fascismos políticos y religiosos que carcomen  a la humanidad.

En el libro "Oriana Fallaci entrevista a Oriana Fallaci", analizaba la "carcoma moral que devora a Occidente" y su propia enfermedad. Subrayó que le acechaba la muerte y tenía "no mucho tiempo que vivir y sí muchas cosas todavía por contar".

Aseguraba no tener miedo a la defunción y solamente sentía  "una especie de melancolía. Me desagrada morir, sí, porque la vida es bella, incluso cuando es fea".

En sus últimas páginas y tras los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York que ella vio derrumbarse desde su apartamento, describió  al Islam opresivo y a los inmigrantes árabes en Europa como sucios e intolerantes.
Desde entonces, Oriana criticó a Occidente al ser demasiado "débil" ante el mundo musulmán fanático. Defensora del término "Eurabia", explicado en forma de una nueva situación geopolítica en la que la cultura dominante del viejo continente ya no sería Descartes,  Spinoza, Chateaubriand,  Karl Kraus, Goethe,  Fusil o Thomas Mann y,  ante esa convicción,  se había erigido como una de las mayores críticas del arabismo radical y verdugo con saña.

Otro libro, "La fuerza de la razón", profundizaba en las mismas críticas contra la morería y el fundamentalismo.

"Nuestro primer enemigo no es Bin Laden ni Al Zarqaui: es el Corán, el libro que los ha intoxicado", expresó en una cercana entrevista.

De la misma forma que el inglés  Paul  Johnson, ella nos venía alertando desde hacía años del peligro musulmán, una religión cultora de la muerte, arraigada en el desprecio a los valores de la raza del hombre y desconsiderada hasta el salvajismo con   la mujer,  y cuya única misión en la tierra parece ser acabar, convertir en carcoma, la cultura nacida en Grecia.

Ella llamaba al arcaico continente europeo "Eurabia", asegurando que el Islam es la única derecha opresora existente hoy y, encima, cuentan con el armazón de nuestros propios medios de comunicación, pues ellos, con genuflexión canina, justifican cada acto extremista o amparan las emigraciones ilegales de los idólatras del ocultismo más retrógrado y vil, ayudando a demoler nuestros valores humanísticos nacidos del intelecto, la cultura y el pensamiento puro desde hace milenios.

"Tengo la muerte encima", expresó Oriana cuando le estaba llegando el momento del fin de una existencia humana revestida de bravura; ante esa eminente expiración que ella tan bien conocía  al haber estado presente en tantos despiadados aconteceres políticos, sabía que debía darse prisa para poder redactar en su más mínimo detalle el  momento, y bramar con desespero sobre la conciencia de los que esconden el rostro entre las manos, o tras unas bambalinas de falsos argumentos,  deseosos de  no ver el peligro que nos clavetea y nos lleva a la destrucción del progreso moderno, tal como lo conocemos ahora mismo.

Tras su partida  se desvaneció una conciencia admirable, un sentido ético en la estirpe de los hombres y mujeres libres y un carácter indo mable siempre preparado al encuentro de la única verdad que nos hace libres sobre las mismas tumbas: la libertad.

Occidente la necesitaba activa, palpable, inteligente, colmada de bravura en estos momentos tan adversos a la hora de hacer frente al espanto del Islam  fundamentalista que traiciona las propias Suras del Profeta de La Meca y Medina.

rnaranco@hotmail.com

Biografía

Contribución a la Resistencia Italiana

Oriana Fallaci fue la mayor de cuatro hermanas, Neera y Paola, que también han sido periodistas y escritoras, y Elisabetta, hija adoptiva de la familia Fallaci. Su infancia transcurrió en la Italia fascista de Mussolini. Su padre, Edoardo, era un activo antifascista, y sin duda influyó en las ideas de Oriana que, todavía adolescente, fue partisana durante la II Guerra Mundial. Participó en la Resistencia contra la ocupación nazi en su región natal. La joven Oriana se unió así al movimiento clandestino de la Resistencia "Justicia y Libertad" viviendo en primera persona los acontecimientos de la guerra: durante la ocupación deFlorencia por los nazis, el padre fue hecho prisionero y torturado en Villa Triste, y luego liberado, mientras Oriana se ocupaba del transporte de las municiones de una parte a otra del Arno, atravesando el río en el punto de seca, ya que los alemanes habían destruido los puentes. Por su activismo durante la guerra recibió a los 14 años un reconocimiento de honor por parte del ejército italiano.

El debut en el periodismo

Después de haber frecuentado el liceo clásico Galileo se matriculó en la facultad de medicina, pero muy pronto la dejó para dedicarse al periodismo, exhortada por su tío Bruno Fallaci, que fue también periodista y director de algunos semanarios. Empezó a trabajar por el Mattino dell’Italia centrale, periódico de inspiración cristiana, donde se ocupó de distintos temas: sucesos, crónica judicial y costumbres. Fue despedida del periódico porque se negó a escribir un artículo a favor dePalmiro Togliatti, como le había ordenado su director. Y así tras esto Oriana se mudó a Milán para trabajar en el semanario Época de Mondadori, que entonces estaba dirigido por su tío Bruno Fallaci, que para no favorecerla le encomendaba “encargos infames (desagradables)”. En 1951 fue publicado su primer artículo para L’Europeo, por el cual se ocupaba de modernidad, mundanería y de sucesos. En 1956 Oriana Fallaci llegó por primera vez a Nueva York para escribir de famosos y de mundanería. De esta experiencia derivó su primer libro, I sette peccati di Hollywood, donde describe todos los tejemanejes de Hollywood. La prefacio del libro fue escrita por Orson Welles.

Los años sesenta

En 1961 realizó un reportaje sobre la condición de la mujer en Oriente, y ese trabajo llegó a ser el primer gran éxito de la escritora, titulado Il sesso inutile - Viaggio intorno alla donna. En 1962 se publicó Penelope alla guerra, su primera obra narrativa la que cuenta la vida de Gió, una chica italiana que va a Nueva York para trabajar como argumentista, y allí encontrará personas de su pasado.
A la vigilia del desembarco en la Luna, Oriana salió hacia los Estados Unidos, donde tenía que entrevistar astronautas y técnicos de la NASA. En 1965 publicó el libro Se il sole muore, un diario de esa experiencia que la escritora dedicó a su padre. Para escribir ese libro encontró al jefe de proyecto de la misión, el científico alemán Wernher von Braun, que durante la segunda guerra mundial proyectó para la Alemania nazi los misiles V2, que luego se lanzaron hacia Londres y otros objetivos europeos. En 1967, en calidad de corresponsal de guerra para el periódico L'Europeo, fue a Vietnam. Volvió a ese país de Indochina doce veces en siete años, y describió la guerra criticando tanto al Viet Cong (Frente Nacional de Liberación de Vietnam o FNLV) y los comunistas, como a los estadounidenses y los survietnamitas, documentó mentiras y atrocidades, pero también el heroísmo y la humanidad de ese conflicto, que fue para Fallaci una locura sangrienta. Las experiencias de un año de guerra que ella vivió en primera persona, fueron recogidas en el libro Niente e così sia, publicado en 1969.
Hacia la mitad de 1968 la periodista abandonó provisoriamente el frente para volver a los Estados Unidos a raíz de la muerte de Martin Luther King y de Bob Kennedy, y de las revueltas estudiantiles de esos años. En un pasaje de Niente e così sia Oriana ridiculiza «los vandalismos de los estudiantes burgueses que osan invocar Che Guevara, pero que viven en casas con aire acondicionado, van a la escuela con el todoterreno de papá y que van al night club con la camisa de seda».

Matanza de Tlatelolco

El 2 de octubre 1968, en la vigilia de los Juegos Olímpicos, durante una manifestación de protesta de los estudiantes mexicanos contra la ocupación militar del campus de la UNAM, que hoy en día se recuerda como la matanza de Tlatelolco, Oriana resultó herida por una ráfaga de metralleta en Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México. Allí murieron alrededor de cincuenta jóvenes (el número preciso todavía es desconocido) y también la periodista fue considerada muerta y por eso fue transportada a la cámara mortuoria: solo en ese momento un cura se dio cuenta del hecho de que todavía estaba viva. Fallaci definió la matanza como «una masacre peor de las que he visto durante la guerra».
Como corresponsal de guerra siguió también los conflictos entre India y Pakistán, en América del Sur y en Medio Oriente. En 1969 volvió en los Estados Unidos para asistir al lanzamiento de la misión Apolo 11: la relación de esa experiencia fue recogida en el libro Quel giorno sulla Luna, publicado en 1970. El comandante del Apolo 12Charles Conrad, a la vigilia del lanzamiento, fue a Nueva York para encontrar Oriana Fallaci y para pedirle un consejo sobre la frase a pronunciar en el momento de pisar la Luna. Ya que Neil Armstrong había dicho: «Un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad», la florentina aconsejó, dada la baja estatura de Conrad, la frase: «Para Neil sería un pequeño paso, pero para mí ha sido muy grande». El comandante, que llevó consigo a la Luna una foto de Oriana de cuando era niña, con su madre, dijo exactamente esa frase cuando llegó al satélite.

Los años setenta y el encuentro con Panagulis

(griego Αλέξανδρος Παναγούλης; 2 de julio de 1939 - 1 de mayo de 1976),
El 21 de agosto 1973 la periodista florentina conoció Alekos Panagulis, un líder de la oposición griega (al régimen) a laDictadura de los Coroneles, que fue perseguido, torturado y encarcelado por mucho tiempo. Se encontraron el día que salió de la cárcel: Oriana fue su pareja hasta la muerte de él, ocurrida en un misterioso accidente de circulación el 1 de mayo 1976. En 1975 Fallaci y Panagulis colaboraron en las investigaciones sobre la muerte de Pier Paolo Pasolini, amigo de la pareja. Oriana fue la primera en denunciar el móvil político del homicidio del poeta. El mismo año fue publicado el primer libro de Oriana Fallaci distinto de la investigación periodística, Lettera a un bambino mai nato, dedicado al hijo que esperaba de Panagulis y que, sin embargo, perdió. Para la escritora fue un gran éxito editorial y vendió 4 millones y medio de copias en todo el mundo. Fallaci describí la vida de Panagulis en su novela Un uomo, publicada en 1979, y también en una larga entrevista, que luego fue recogida en Intervista con la Storia. Fallaci siempre consideró el accidente de Panagulis un verdadero homicidio político, ordenado por políticos que habían hecho carrera con la junta militar. La muerte del amado marcó profundamente la vida de la escritora.

Oriana con el Ayatolá Jomeini
A su actividad como repórter siguieron entrevistas a importantes personalidades de la política, análisis de los principales hechos de crónica y de los temas contemporáneos más relevantes. Entre los personajes entrevistados por Fallaci: reyHusayn de JordaniaVo Nguyen GiapPietro NenniGiulio AndreottiGiorgio Amendolael arzobispo MakariosAlekos Panagulis, ya citado, Nguyen Cao Ky,Yasser ArafatMohammad Reza PahlaviHaile SelassieHenry KissingerWalter CronkiteFederico FelliniIndira GandhiGolda MeirNguyen Van ThieuZulfikar Ali BhuttoDeng XiaopingWilly BrandtSean ConneryMu'ammar Gheddafi y elayatolá Jomeini (durante la entrevista Fallaci lo increpó como «tirano» y se quitó elchador, que tuvo que ponerse para poderlo entrevistar; Khomeini, irritado, hizo referencia a la periodista en un discurso sucesivo, llamándola “aquella mujer” y afirmando que no debía ser un ejemplo a seguir). Algunas de esas entrevistas fueron recogidas en el libro Intervista con la Storia, publicado en 1974. En 1976, Oriana apoyó las listas del Partido Radical, también para las campañas feministas. El rector del Columbia College de Chicago le entregó la licenciatura honoris causa en literatura y la definió “Uno de los autores más leídos y amados del mundo”. Fallaci escribió también para numerosos periódicos como New RepublicNew York Times MagazineLifeLe Nouvel ObservateurThe Washington PostLookStern, y Corriere della sera.

Fallaci en Teheran

Insciallah y el traslado a Nueva York

En 1990 fue publicada la novela Insciallah, ambientada entre las tropas italianas que en 1983 fueron enviadas a Beirut por la ONU. Fallaci obtuvo por Spadolini, Ministro de la Defensa en servicio en ese período, el permiso de ser acreditada en el contingente italiano. El libro empieza con la descripción del primer doble atentado suicida de los terroristas islámicos contra los cuarteles americanos y franceses, que causó 299 muertos entre los militares. Esa fue la última vez de Fallaci como enviada de guerra. Después de la publicación de Insciallah la escritora se aisló y fue a vivir a Nueva York, en uno chalé de dos pisos en el Upper East Side de Manhattan. Ahí empezó a escribir una novela cuya elaboración, que duraría todos los años noventa, fue suspendida por los acontecimientos del 11 de septiembre 2001. En ese período Oriana descubrió que tenía un cáncer de pulmón, al que ella más tarde definió como «el alienígena».

Después del 11 de septiembre

Los libros y los artículos de Oriana sobre las temáticas del 11 de septiembre suscitaron tanto elogios como contestaciones en el mundo político y en la opinión pública. Mediante ésos la escritora denunció la decadencia de la civilización occidental, amenazada por el fundamentalismo islámico, considerándola incapaz de defenderse. Fallaci opinaba que la creciente presión ejercida en los últimos años por la inmigración islámica hacia Europa, y en particular hacia Italia, unida a decisiones, a su parecer discutibles, y al aumento de actitudes de intolerancia recíproca, era la demostración de la veracidad de sus tesis. Según su opinión, lo que está ocurriendo es un planificado intento del mundo islámico de islamizar Occidente, basado en las estructuras del Corán y que estaría avalado por más de un milenio de conflictos y hostilidades entre musulmanes y cristianos; esta tentativa llevaría inevitablemente a un choque de civilizaciones. Aunque seguía expresando su opiniones anticlericales, definiéndose “atea-cristiana” en su libro La forza della ragione, declaró públicamente su admiración por el papa Benedetto XVI, que el 27 de agosto 2005 la recibió en Castel Gandolfo en audiencia privada. El encuentro tenía que ser secreto, pero la noticia fue publicada tres días después, mientras que los contenidos del coloquio nunca se dieron a conocer. En marzo 2005 el periódico Libero lanzó una recogida de firmas para que el Presidente de la República confiriera a Fallaci el título desenadora vitalicia. Se recogieron más de 75.000 firmas.

La muerte

Fallaci murió en Florencia el 15 septiembre 2006 a los 77 años, después de un empeoramiento de sus condiciones de salud, a consecuencia del cáncer que padecía. Deseó morir en su ciudad natal: «Quiero morir en la torre de Mannelli mirando el río Arno desde el Puente Vecchio. Era el cuartel general de los partisanos que gobernaba mi padre, el grupo de “Justicia y Libertad”. Miembros del Partito d’Azione, liberales y socialista. Cuando era niña iba allí, y mi nombre de batalla era Emilia. Entregaba las bombas de mano a los adultos. Las escondía dentro de las cesta de ensalada». Sin embargo, dada la inadecuación del sitio para una persona en precario estado de salud, fue imposible que se alojara en la Torre de Mannelli. La escritora fue ingresada en la clínica de Santa Chiara, donde luego murió. La novela que Fallaci había dejado de escribir después de los atentados del 11 de septiembre, fue publicado el 30 de julio 2008. El libro, titulado Un cappello pieno di ciliege, es una saga familiar que atraviesa la historia italiana desde 1773 hasta 1889.

Obras

  • 1956 — I sette peccati di Hollywood (Los siete pecados capitales de Hollywood)
  • 1961 — Il sesso inutile, viaggio intorno alla donna (El sexo inútil)
  • 1962 — Penelope alla guerra (Penélope en la guerra, Barcelona, Noguer y Caralt Editores)
  • 1969 — Niente e così sia ("Nada y así sea")
  • 1974 — Intervista con la storia (Entrevistas con la historia, Barcelona, Noguer y Caralt Editores, 1986)
  • 1975 — Lettera a un bambino mai nato (Carta a un niño que nunca nació, Barcelona, Noguer y Caralt Editores, 1990)
  • 1979 — Un uomo (Un hombre, Barcelona, Noguer y Caralt Editores, 1984).
  • 1990 — Insciallah. ("Inshallah")
  • 2001 — La rabbia e l'orgoglio (La rabia y el orgullo, Madrid, La Esfera de los Libros, 2002).
  • 2004 — La forza della ragione (La fuerza de la razón, Madrid, La Esfera de los Libros, 2004). Se apunta a la tesis de Eurabia y acusa a la izquierda europea de ser "antioccidental". Es una secuela de La rabia y el orgullo.
  • 2005 — Oriana Fallaci intervista sè stessa - L'Apocalisse (Oriana Fallaci se entrevista a sí misma - El Apocalipsis, Madrid, La Esfera de los Libros, 2005). Hubo una primera edición en 2004, que no incluía el largo epílogo «El Apocalipsis», con el título Oriana Fallaci intervista Oriana Fallaci.
  • 2008 — Un cappello pieno di ciliege, (Un sombrero lleno de cerezas, Madrid, La Esfera de los Libros, 2009). Una novela publicada póstumamente en la que Oriana Fallaci trabajó durante diez años, y que trata acerca de la historia de su familia.

Filmografía

Bibliografía

  • de Jorge Halperín: "La entrevista periodística", ediciones PAIDOS (1995) ISBN 950-12-2701-4

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