Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 1 de mayo de 2015

El “ 1º de mayo” venezolano...La primera gran huelga de trabajadores en la historia de Venezuela fue en 1936, en los campos petroleros de Cabimas, San Lorenzo, Mene Grande, Bachaquero, Mene Mauroa y Cumarebo. El 14 de diciembre se paralizaron más de diez mil obreros y trabajadores de la industria petrolera, que protestaban por las condiciones laborales de las transnacionales.

El “mayo” venezolano

La primera huelga de trabajadores fue de los petroleros del Zulia, en diciembre de 1936. Fue el origen del agrupamiento de los incipientes movimientos sindicales venezolanos. (Archivo/)
El “mayo” venezolano

Notitarde 1 de mayo 2015 Charito Rojas
El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo es la fiesta del movimiento obrero 
mundial, que se ha ido transformando en conmemoración para los trabajadores de distinto nivel. 
Se celebra en casi todos los países, menos en los anglosajones (cuyo “Labor Day” 
es el primer lunes de septiembre), como homenaje a los llamados mártires de Chicago, unos 
sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados por su participación en la lucha por lograr 
un recorte a 8 las horas laborables.
Desde 1889, por acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París, el 1º de mayo se 
ha convertido en una jornada reivindicativa donde los movimientos sociales exponen las 
mejoras a las cuales aspiran.
Primera huelga, primera Ley        
La primera gran huelga de trabajadores en la historia de Venezuela fue en 1936, en los 
campos petroleros de Cabimas, San Lorenzo, Mene Grande, Bachaquero, Mene Mauroa y 
Cumarebo. El 14 de diciembre se paralizaron más de diez mil obreros y trabajadores de la 
industria petrolera, que protestaban por las condiciones laborales de las transnacionales.
Duró 47 días y en su apoyo se movilizaron fuerzas políticas, estudiantes e incipientes 
organizaciones sindicales de todo el país. La huelga culminó con escasos logros: un aumento 
de Bs. 1 en el salario y obligatoriedad de suministrar agua potable a los obreros y 
también con una violenta represión. Pero fue un gran avance en la solidaridad obrera nacional. 
A fines de 1936 se reúne en Caracas el Primer Congreso de los Trabajadores, con 219 
delegados de todo el país. Allí nace la Confederación de Trabajadores de Venezuela, 
CTV, que sería por muchas décadas el movimiento sindical que aglutinó a la inmensa 
mayoría de los sindicatos venezolanos.
Aunque ya había una Ley del Trabajo, promulgada por Juan Vicente Gómez en 1928, es en 
1936 cuando una Ley del Trabajo, cuyo coautor fue el joven abogado y político Rafael 
Caldera, establece un conjunto sustantivo de normas para regular los derechos y 
obligaciones derivados del hecho social del trabajo. El análisis histórico demuestra 
que a partir de ese momento inicial, la evolución de la legislación laboral venezolana ha 
caminado en paralelo con las luchas sociales por lograr mejores condiciones de trabajo. 
La Ley de 1936 se mantuvo vigente por casi 55 años, durante los cuales fue reformada 
parcialmente en 1945, 1947, 1966, 1974, 1975 y 1983. En 1991 una reforma la elevó a Ley 
Orgánica.
Amenazas laborales
La situación del empleo en el país durante las décadas subsiguientes ha variado 
al son de medidas políticas y económicas que han determinado los índices. 
Según el Instituto Nacional de Estadística, para febrero de este año, 1.124.799 
venezolanos 
hábiles para trabajar, se encontraban sin empleo. De acuerdo a esa cifra, el desempleo 
se ubicó en 7,9%.
Pero el INE también registra números que revelan el real estado del empleo en el 
país: 41,1% está en el sector informal. En enero de 2015 se incorporaron 455.935 personas 
al sector informal, según el INE. La merma en el empleo formal ha venido ascendiendo 
a cifras que el sector privado considera mucho más altas, superando incluso el número 
de trabajadores formales.
Las causas están a la vista: según Fedecámaras, más de 4.000 industrias han cerrado 
en los últimos 10 años, y más de 205.000 comercios, emprendimientos y pequeños 
negocios han quebrado. La mayoría de las que quedan, están trabajando a 50% de 
su capacidad instalada. Esto tiene un obvio significado para los trabajadores: quedan 
sin empleo. Las pésimas políticas económicas ahorcan cualquier negocio, con sistemáticas 
inspecciones, multas, cierres, impuestos, cargas laborales, obligaciones legales, 
tramitaciones costosas y agotadoras, imposiciones de inamovilidad por 13 años, también 
13 años de un estricto control de cambio que ha desembocado en negación absoluta 
de divisas para las empresas productoras. 
Si a esto agregamos el hostigamiento verbal, la amenaza pública y la inseguridad legal y 
hamponil, pocas empresas quedan que se atrevan a hacer inversiones, a ampliar su 
nómina o incluso a mantenerse abiertas. Para muestra un botón: Empresas Polar, la única 
grande que sigue a tope de producción, es amenazada permanentemente como si se 
tratase de enemiga pública. 
Las políticas erradas han producido un colapso en la producción y el abastecimiento. Por 
primera vez en diez años, el orden de los problemas que declaran los venezolanos ha 
cambiado: la inseguridad ha pasado a segundo lugar y el desempleo ha bajado 
al tercero, mientras el desabastecimiento escala rápidamente al primer lugar de 
las preocupaciones. Y estas preocupaciones, cualquiera su orden, sumadas a las 
carencias de servicios, al desprecio por la preparación académica y a un desánimo 
colectivo, son las causas por las cuales venezolanos productivos, mayormente 
profesionales, 
han emigrado. Éste es un gravísimo daño al desarrollo del país, a la unión de la 
familia, al futuro. Y también al empleo, que se ve ocupado por personas no 
capacitadas o de inferior preparación, impactando así el resultado final de las empresas 
públicas y privadas. 
En 15 años se han expropiado 1.100 empresas y más de 6 millones de hectáreas de 
áreas cultivables. Sólo un ciego puede negar el origen del desabastecimiento y 
el desempleo. Las sucesivas devaluaciones han colocado el salario mínimo en poco 
menos de dos dólares diarios, un nivel que la ONU declara como de “pobreza”. En 15 
años se han hecho 29 ajustes al salario mínimo, incluyendo el anunciado para el día de 
hoy. Pero la inflación se los come a todos,  alentada por una catastrófica política 
financiera y por la ausencia de producción nacional. 
Novedosos “trabajadores”
Sin duda los niveles de desempleo se ven disfrazados por la gran habilidad de los 
venezolanos en inventar oficios que les produzcan dividendos: cuida carros, guarda 
puestos en colas, gestores de trámites, cargadores de bolsas y un sinfín de 
ocupaciones que compensan con picardía (por llamarlo de alguna manera) la ausencia 
de preparación o de trabajo fijo.
Al tradicional buhonero lo ha venido desplazando en las calles el “bachaquero”, 
persona que  va todos los días a los automercados y tiendas de electrodomésticos  
a hacer interminables colas para adquirir productos regulados que después vende 
en varias veces su valor.  Muchos han dejado trabajos fijos por este rentable 
oficio, que perturba no sólo la economía fomentando la inflación, sino a los 
consumidores que no bachaquean y se ven impedidos de entrar al sitio donde 
habitualmente compran, ante la horda de “bachacos”.
El bachaquero vive de la reventa y la especulación. Su empleo es un mientras 
tanto, producto del inmenso desequilibrio económico que castiga a los 
venezolanos. Y con los bachaqueros también actúan los que los trasladan, los que 
alquilan sillas en la cola, los que venden el puesto más salidor.
Se estima en 7.695.649 el número de personas que trabajan en la informalidad. Sin 
seguro social, sin beneficios laborales, sin protección presente ni futura, sin que 
los afecte los incrementos del salario mínimo.
El presidente ha debido dormir anoche en La Habana. “¡Me han invitado, yo voy a ir!. 
Esta noche voy, duermo allá, tempranito estoy y le doy un saludo al pueblo cubano 
e inmediatamente me vengo para acá y al mediodía nos vemos en la plaza O´Leary, 
donde voy hacer grandes anuncios para la clase obrera venezolana”, ofreció ayer.
Mientras tanto, hoy los trabajadores marchan por las reivindicaciones que les 
interesan. La CTV y las federaciones sindicales nacidas en democracia, declararon que 
van a marchar para exigir un 100% de aumento en el salario mínimo. Los sindicatos 
oficialistas, acompañados por su sector patronal (el gobierno) marcharán 
“contra el imperialismo y la guerra económica”.
Charitorojas2010@homail.com
Twitter:@charitorojas


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