Nuestra maestra de Astrología Fantina Iribarren (fallecida)
en sus cursos en 1982 nos profestizó lo mismo pero en clave astrológica.
Sismólogo Raúl Estévez: “Terremoto de Chile nos tiene muy sensibilizados”
El 2010 pareciera ser el año de los movimientos sísmicos, tomando en cuenta que la madre tierra no deja de temblar. Con asombro presenciamos el terremoto de Haití, el de Chile, el de Japón, Taiwán y, más recientemente, el de Turquía. Los sismólogos pronostican que la tierra seguirá temblando.
Para evaluar un poco el comportamiento de la liberación de energía que está experimentando en estos momentos nuestro planeta tierra, conversamos con el profesor jubilado de la Universidad de Los Andes, además de físico y sismólogo, Raúl Estévez, quien de entrada nos señaló que la sismicidad que estamos experimentando en estos momentos no es nada extraño, puesto que en el pasado se han registrado muchos de estos acontecimientos.
Sin embargo, manifestó que están muy sensibilizados por el terremoto de Chile, ocurrido el pasado 27 de febrero, pues es el séptimo más grande que se haya registrado en el planeta, con magnitud 8.8 en la escala de Richter.
“Sobre ese sismo, podría decirte que la energía liberada fue del orden de los 100 millones de toneladas de TNT o el equivalente a 6 mil bombas atómicas como la de Hiroshima”, dijo el profesor Estévez.
La gran preocupación de los venezolanos es si esa sismicidad que se viene registrando en el mundo, no nos afectará a nosotros. El profesor, Raúl Estévez indicó al respecto, que nuestro país a comienzos o mediados del año pasado tuvo una gran actividad de sismos pequeños que podría catalogarse como elevada frente a lo normal.
“En el país se registran diariamente sismos de magnitud 2, 3 grados que no deben ser considerados de alarma. El terremoto de Chile, a pesar de toda la energía que liberó, difícilmente pueda reflejarse en el régimen sísmico de Venezuela”, indicó el Dr. Estévez.
Igualmente negó que el llamado calentamiento global tenga que ver con todos estos movimientos sísmicos. Dijo que los sismos ocurren a profundidades bastantes considerables. Los llamados superficiales se registran a profundidades de 5, 7 o 15 kilómetros. Pero la mayoría se registran a 40, 50, hasta 300 kilómetros de profundidad. Por lo cual no tienen nada que ver con el calentamiento global sino con el funcionamiento del planeta.
“El calentamiento global está más asociado con lo que hay de la tierra hacia arriba. O sea, la atmósfera y la radiación solar”, explicó este sismólogo de la ULA.
El área de los Andes venezolanos es zona sísmica
Preguntamos al profesor Raúl Estévez la situación de la zona de los estados andinos, Táchira, Trujillo, Mérida y Barinas, con respecto a los movimientos sísmicos. Nos indicó que esta es una zona sísmica por naturaleza, registrándose terremotos destructores en el pasado y dijo que se seguirán presentando terremotos destructores.
“La sismología está todavía lejos de una predicción sistemática o confiable. Sin embargo, existen todas unas series de síntomas o indicadores, entre ellos los periodos de retornos, que nos llevan a indicar que un terremoto de magnitud 6 ó 6.5 no es improbable para los próximos años en esta región”.
En ese sentido, el profesor Raúl Estévez manifestó que si hay algunas dos cosas establecidas en predicción es que; primero: que en donde hubo terremotos grandes van a seguir ocurriendo y, segundo: que mientras más lejos estemos del último terremoto más cerca estamos del próximo. Recordó que en la zona andina el último gran terremoto ocurrió en el año 1894.
“Lo inteligente en estos casos es comportarse como si mañana fuéramos a tener ese terremoto”, aconsejó este sismólogo de la Universidad de Los Andes.
Como recomendación al pueblo merideño, y andino en general, para estar prevenido y saber cómo actuar ante un terremoto, el profesor Raúl Estévez indicó buscar información en la Internet con palabras como “Plan Familiar de Emergencia” o “Plan Comunitario de Emergencia”, que ayudarán a mitigar los efectos de un movimiento sísmico.
Julio César Pineda
|| Brújula Internacional
Con Chávez contra la energía nuclear
El drama nuclear en Japón en los reactores cuya finalidad ha sido producir electricidad con el átomo de uranio, cuestiona la industria nuclear en general y especialmente el uso bélico con las bombas atómicas.
Este país ha conocido las dos expresiones apocalípticas de la energía atómica, lo que estamos viendo en la central nuclear de Fukushima podría llevar a la radiación a niveles peligrosos para la salud, no solo en Asia sino a nivel planetario. Por ahora el nivel alcanzado en este accidente es el número 6 cercano al nivel 7 que se produjo en la central de Chernobyl en Ucrania en 1986, el mayor accidente en la industria nuclear.
Se espera el necesario control porque de explotar los reactores la nube radioactiva podría trasladarse a distintas geografías. Afortunadamente Japón ha sido la alerta roja para frenar muchos desarrollos nucleares en el mundo que aunque económicamente son rentables, tanto los desechos como los accidentes en esta área pueden producir graves daños al ambiente y al ser humano.
Cuando el presidente Chávez anunció que Venezuela ingresaría a la energía nuclear con un reactor de 500 megavatios con tecnología rusa y con posible colaboración de Irán, nos opusimos en nombre del Movimiento Ecológico Venezolano a esta aptitud absurda e inconveniente.
Venezuela no necesita ni está preparada para la energía nuclear, no tenemos una ley que regule las actividades atómicas y ni siquiera podemos ofrecer el debido mantenimiento a la industria petrolera que es nuestra principal fuente de ingresos, son muy pocos los ingenieros y físicos nucleares y no existe ninguna especialidad en nuestras universidades. Además diez mil millones de dólares para la industria nuclear venezolana no lo soporta el cada vez más menguado presupuesto nacional. Esto lo fue conociendo el Señor Presidente que aprovechándose del accidente nuclear en Japón, congeló bajo la excusa del peligro de la industria nuclear el proyecto faraónico que había anunciado.
Es importante recordar la primera expresión destructiva del átomo con fines bélicos precisamente contra Japón. El seis de agosto fue la primera bomba atómica sobre Hiroshima y el nueve sobre Nagasaki. La humanidad no conocía el terrible efecto de la radiactividad además del efecto mecánico y calórico de la bombaEn el centro de la explosión de Hiroshima y Nagasaki, se llegó al millón de grados de calor y a la muerte instantánea de 400.000 seres humanos. Todavía hoy, las mutaciones genéticas propias de la radiación, continúan produciendo víctimas.
La energía nuclear se produce por la división de núcleos de átomos pesados o por la fusión de núcleos de átomos livianos. El hombre ha logrado dominar la fisión atómica como fuente alterna de energía con el uranio, pero para bombas ha controlado la fisión y la fusión. La energía nuclear desde sus inicios estuvo orientada a la guerra porque su descubrimiento y desarrollo se dio en un marco de confrontación y conflicto. El proyecto alemán de Hitler que visualizó la utilización del átomo con fines bélicos Estados Unidos, Europa y la incipiente tecnología rusa se enmarcaron en la respuesta a lo que el nazismo pudiera haber logrado en este campo de la ciencia y la tecnología para fortalecer sus apetencias militares.
Los científicos no esperaban el uso de la bomba atómica contra poblaciones civiles como ocurrió en estas dos ciudades japonesas. Sólo querían el efecto disuasivo de estas armas, por eso condenaron la militarización de la energía nuclear sin negar los inmensos beneficios que para la humanidad podía aportar el uso pacífico del átomo.
En 1957 la comunidad mundial creó la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) y motivó lo que más tarde en 1968 se convertiría en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) con la intención de controlar toda desviación militar del átomo. Pero al mismo tiempo, desarrollar y facilitar el acceso de los beneficios de esta nueva forma de energía en los diferentes campos de la actividad humana, en particular como fuente alterna de energía, con especial referencia a la producción de electricidad. Más allá de Hiroshima y Nagasaki los accidentes de Three Mile Island (1979) en EEUU, Chernobyl (1986) en la Unión Soviética y ahora con Fukushima (2011) la energía nuclear está cuestionada, afortunadamente también Chávez se dio cuenta de esto.
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