Harry Potter en tiempos de crisis
RICARDO LÓPEZ DÍAZ | EL UNIVERSAL
viernes 29 de julio de 2011 05:39 PM
Tras una década de ventas millonarias en librerías y éxitos de taquilla, la saga del joven mago escrita por la escocesa J.K. Rowling llega a su gran final. El boom "Harry Potter" pasará a la historia como una hazaña: por un lado, gracias al mérito de hacer descubrir el universo de los libros a una generación de niños sumergida en el mundo virtual de los videojuegos e internet; por el otro, debido al éxito sin precedentes de una obra literaria que ha terminado por ser más bien un símbolo de la industria del entretenimiento. Otro Mickey Mouse, digamos. Rowling, seguramente, no se dio cuenta cuando puso el punto final del primer volumen de su serie que había escrito una auténtica gallina de huevos de oro. Habrá que esperar tal vez años para que las aventuras y desdichas del alumno preferido de Hogwarts, acosado desde su tierna infancia por el espectro del mago más ruin e implacable del mundo, puedan considerarse con justicia un clásico de la literatura.
Creo que Harry Potter podrá crecer con los años en estatura espiritual y llegar a considerarse un personaje esencial de la cultura universal. Se dice que J.K. Rowling escribió la primera parte de la saga en medio de serias dificultades económicas y un divorcio recién consumado. Cuando el libro fue publicado, el éxito llegó gracias al fenómeno del boca a boca. Pienso que las tres primeras partes de la serie constituyen, en realidad, la introducción breve e inocente de un mundo de niños que se acaba demasiado rápido. Las últimas cuatro partes de la saga, que algunos verán como el resultado de una brillante estrategia de marketing (más paginas; más aventuras; más dinero), son, desde mi punto de vista, la exposición del argumento central de la historia, de su razón de ser.
El mundo de Harry Potter va más allá de la lucha del bien y del mal. Su búsqueda tiene que ver con la inmortalidad, la capacidad de sobrevivir a la muerte, el sueño de la eternidad. Es ése en realidad el móvil que inspira a Lord Voldemort a desdoblar su alma en objetos o seres vivos, y a ver en su enemigo y rival el gran obstáculo en su carrera por vencer a la muerte. Lord Voldemort ya ha demostrado ser el mago más poderoso; ha utilizado la magia negra para llegar mucho más lejos que ningún otro hechicero. Pero su preocupación consiste en no morir. En no querer morir. Y esa preocupación (léase filosófica, religiosa o metafísica) es tan humana como el respirar o el comer. La autora de la serie creó un mundo paralelo al nuestro, y llevo a él la inquietud del propósito de la vida, del porqué estamos aquí, del adónde iremos después de morir. Si se construye un discurso semejante y se le envuelve en un paquete adornado profusamente con personajes inolvidables, aventuras, el genio de la amistad, el amor puro de una madre que se sacrifica por su propio hijo, se obtiene irremediablemente una fórmula catalizadora en tiempos de crisis, una especie de bálsamo para una sociedad atrapada en el laberinto de sus fantasmas: la caída del euro, la inseguridad en las calles, el cáncer de un presidente.
Periodista
T:@riclopezd, riclopezd@hotmail.com
¿El show de Chávez debe continuar?
MARCOS R. CARRILLO P. | EL UNIVERSAL
viernes 29 de julio de 2011 05:33 PM
¿Qué significa este parapeto, este inmenso teatro que es el gobierno actual? Todo se maneja en forma de rituales de un oscuro culto. A todo se le da un aire artificialmente litúrgico, hay un tufo falsamente sacramental en cada palabra, en cada gesto. Todo es una ácida pasta de cursilería, adulancia, egocentrismo, codicia y frivolidad empacada en consignas vacías pero de gesto heroico, en declaraciones ociosas entonadas en forma de proclama. Se sienten protagonistas de una obra póstuma de Eduardo Blanco que recién ellos descubren y en la que actúan, en una especie de teatro de escuela primaria, de utilería barata, parlamento pueril y pretensiones épicas, como el niño que recita algo sobre una rosa para la mamá y todos aplauden o lloran. Pero en este caso no se trata de infantes graciosos sino de adultos hechos los graciosos.
Todo se nota burdo, increíblemente artificial, como una telenovela de ínfima producción, como unos amateurs representando por primera vez a Valle Inclán. Todo es sobreactuado, caricaturesco, lleno de gestos de desesperación producto de un esfuerzo enorme por complacer no al público sino al productor que quita y pone a su antojo y capricho, llámese Chávez en el caso de sus subordinados o Fidel en el caso del primero.
Por eso se ven cosas en las que el ridículo y lo grotesco se entrelazan en una infinita hebra de lisonja que no sólo humilla a quienes la tejen sino que desprestigia a quien la recibe con prepotencia. Así, los diputados se pelean el micrófono por una jaculatoria pública, los magistrados doblegan su independencia y respeto propio para someterse al designio presidencial, los ministros se focalizan en jalar sin pudor y el poder moral se transforma en defensor del abuso.
El lenguaje y los gestos mutan según las necesidades adulatorias. Meses atrás todo era "patria, socialismo o muerte". Hoy, cumpliendo la profecía de un chiste de Twiter y fieles a la mezcla de infinita cobardía y creencia en las más iletradas supercherías, cambian el lema y andan desesperados diciendo "viviremos" donde gritaban muerte. Hoy se hace costumbre oír al convaleciente desde el más allá (Cuba, su casa o su cama), como quien escucha el momento en el que Dios ordena a Abraham el sacrificio de su hijo. Pero todo sigue siendo una inmensa mediocridad, y esa voz que oyen sus adláteres solemnemente termina siendo no la de una divinidad, sino la del narrador en off de la guerra de los sexos que pretende poner orden en un zaperoco de trivialidad, gritadera y chabacanería.
En esta comedia prototeológica Bolívar termina siendo una parodia, los llamados contra el imperio sólo son secundados por alfeñiques mentales como Evo Morales, se emiten bonos que aparentan riqueza a costa de hipotecar al país, se construyen viviendas en África en vez de los Valles del Tuy o se proclama el desarrollo endógeno en un país que importa caraotas de Nicaragua.
Esta perversa mezcla de falsa religión y mal teatro no es más que una inmensa farsa propia de todo totalitarismo, parte de un mismo show, efímero, pirata y dispendioso, cuyo sentido es doble: una fórmula de engaño para mantenerse en el poder y una advertencia para todo el que desee recuperar la cordura y la democracia en el país. Abajo el telón, podéis ir en paz.
mrcarrillop@gmail.com
@carrillomarcos
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Venezuela también tiene cáncer
FRANCISCO RIVERO VALERA | EL UNIVERSAL
viernes 29 de julio de 2011 05:30 PM
Cáncer es la palabra de moda.
Se habla del cáncer de Chávez. De Afiuni. De Forero. De Peña Esclusa y de otros. Pero todos están unidos por un doble cordón: la enfermedad física y la política chavista. Y las 2 son malignas.
De todas maneras, la palabra cáncer y cangrejo es lo mismo.
O sea, cáncer es la transliteración de la palabra griega Kapkivoc que significa cangrejo. Y se refiere al cangrejo gigante de la mitología griega que luchó junto con la Hidra de Lerna, monstruo venenoso de 10.000 cabezas. Y fueron destruidos por Hércules. Wikipedia.
Después, la palabra cáncer fue usada por el médico griego Hipócrates para designar tumores con forma de cangrejo o, mejor, del monstruo Hidra de Lerna, por tener muchos brazos que invaden y controlan todo a su alrededor. Como el comunismo. El efecto es maligno, por lo destructivo.
En Venezuela tenemos 2 tipos de cáncer: el físico y el político. El físico es el que ocasiona la muerte de 20 mil venezolanos al año, según las estadísticas atrasadas del Mppsalud del 2008. Y el cáncer político es el chavismo, que está ocasionando la ruina social del país desde hace 13 años.
Del cáncer físico no se hablaba mucho, a pesar de su mortalidad. Pero, desde el 30 de junio, cuando Chávez declaró estar padeciendo de enfermedad neoplásica maligna, todo el mundo se ha volcado en Internet para obtener la información en detalle, hasta del pronóstico. O sea, ha sido una buena alternativa de acabar con el engaño, matando la ignorancia.
Pero, el cáncer político de Venezuela es otra cosa. Es chavismo y castro-comunismo, que es lo mismo. Y es la causa de la ruina social de país con su altísima corrupción, violencia, inseguridad jurídica, crisis moral, bancarrota económica y otras metástasis más.
Y no contentos con eso, la malignidad de este gobierno llega a tal extremo que no pierde ninguna oportunidad de aplicar cualquier estrategia política para levantar sus alas caídas. Ahora está manipulando la tragedia del cáncer de 2 maneras: mostrando una imagen de benevolencia con sus presos políticos enfermos, concediéndoles la libertad condicional; y haciendo un reporte casi a diario sobre la enfermedad y respuesta al tratamiento del Presidente que, muchas veces, es contradictorio.
Por ejemplo, es un reporte contradictorio y hasta absurdo decir que no se detectó ninguna célula maligna que se haya podido escapar del lugar donde estaba el tumor y tampoco en el lugar del tumor, que fue el sitio más chequeado. Chávez.
Y la razón es muy sencilla: el cuerpo humano tiene entre 10 y 50 billones de células. Por lo tanto, no hay manera de detectar si alguna célula maligna solitaria anda circulando por ahí. Sería un milagro.
Por eso, pregunto: ¿será que Chávez está sufriendo en carne propia la misma agonía de Afiuni, Forero, Peña Esclusa y de otros compatriotas enfermos, privados de libertad? ¿O será que tiene pánico de enfrentarse a las elecciones del 2012, con las alas caídas? Adivine. Las 2.
De todas maneras, tengo 3 noticias: una mala, una buena y una excelente.
La mala: algunos tipos de cáncer no tienen cura. Solo reciben tratamientos para mejorar la calidad de vida.
La buena: otros tipos de cáncer tienen cura, por 2 vías. Con tratamientos a base de cirugía, radioterapia, quimioterapia, células madre e inmunoterapia. O con un milagro hecho por Dios.
Y la noticia excelente, para finalizar: el cáncer de Venezuela tiene cura, con las elecciones del 2012.
Que así sea.
riverovfrancisco@hotmail.com
Vals de intrigas y engaños
GABRIEL VARGAS-ZAPATA | EL UNIVERSAL
viernes 29 de julio de 2011 05:36 PM
Las intrigas matrimoniales ya han causado mucho daño en Hollywood, en este y en otros tiempos. El precio de la traición rebusca y escarba en ese Hollywood bizarro y roñoso, algo se puede sacar todavía de él.
El elenco es la joya de la corona en El precio de la traición, usar actores desconocidos hubiese sido el suicidio para Atom Egoyan y su película. Los matices que aporta Julian Moore son imprescindibles, su paranoica desesperación y esa encrucijada tan perfectamente dibujada entre los celos y el engaño, en la que se encuentra, vienen a ser casi el único valuarte del film; que en realidad es un remake de la francesa Nathalie X.
Los remakes no tienen escudo ni perdón, por sí mismo puede levantar un nuevo e independiente universo visual, aunque la historia ya haya sido contada. La capacidad de reinventar no radica únicamente en las interpretaciones, que también son importantes. El universo que vemos reflejado en este caso, es banal y traslucido, poco definido, aunque la intriga funcione de mil maravillas.
El panel lo completan Liam Neeson y Amanda Seyfried, siendo esta última la más destacada del trío, con un trabajo sobrio, pícaro, sencillo y elegante. Además muy distante de sus trabajos recientes (a Dios gracias).
Lo que le falta a la historia es un poco más de síntesis, más practicidad narrativa. Al fin y al cabo, serán los elementos visuales los que siempre triunfen en el cine. Hacer un zoom acción por acción, no es precisamente ligero. Aún así, la depravación, el morbo y la seducción, dominan todo el metraje con mañosa habilidad, aunque muchas veces el tono luzca encasillado y monótono.
El precio de la traición trata de eso simplemente. Otros giros hubiesen sido innecesarios, el poder sexual, al fin y al cabo es el gran tema de muchas películas, el engaño cae a un segundo plano y al final todo se vuelve netamente erótico (y astutamente salpicado de sangre). Toda una rareza, un exotismo cinematográfico, de lo que ya no se hace, o se hace muy poco. Pero los aciertos siguen sin ser claros o contundentes. Al terminar la proyección, se propina un sinsabor visual y narrativo, pero sobre todo una imperdonable carencia de ritmo.
@gvargaszapata
gvargaszapata@hotmail.com
www.gvargaszapata.blogspot.com
¡En cada puerto un amor: en cada crisis un ministro!
JOSÉ MAYORA | EL UNIVERSAL
viernes 29 de julio de 2011 05:32 PM
El viejo refrán "en cada puerto un amor" habla de la vida inestable de los marineros, de afectos difíciles de consolidar, de palabras que se las lleva el barco a medida que se aleja del puerto, en fin de lo inconcluso y lo efímero. Al final del camino al marinero le quedan recuerdos que no se sabe si se acumulan, pero también deja recuerdos que se pueden transformar en esperanza insatisfecha. Esta orientación efímera de la vida está bien para un marinero, pero inaceptable para el gobierno de un país.
En el gobierno socialista hemos observado que la burocracia ejecutiva se estructura en torno a vicisitudes: Caracas, la electricidad, la vivienda y así sucesivamente. Sin embargo, reconociendo que esta práctica es ya una costumbre, recientemente el comandante presidente nos volvió a sorprender con una decisión que a primeras luces es incomprensible. El viejo problema carcelario cuya solución más que una promesa es una vieja amenaza del caudillo, llegó a límites inimaginables, ya que el despacho responsable no lo puede atender y léase que me refiero al despacho y no al ministro, pues no es este el único ministro que ha fracasado.
El sistema carcelario se ha transformado en una especie de bola de nieve que no respeta autoridades ni civiles ni militares, más que un problema hablamos de una crisis superlativa. El asunto penitenciario ha madurado lo suficiente como para hacerse acreedor de un ministerio al frente del cual se requiere colocar a un profesional con dilatada trayectoria en el campo penal, con una gran capacidad para la conciliación, y, por encima de todo, con claridad ideológica: ¿Iris Varela?
Este nuevo ministerio tiene la particularidad de ser el que menos ciudadanos atiende (alrededor de 45 mil reclusos), pero esa mínima cantidad de privados de libertad, se dio el lujo de mantener en jaque durante 30 días a las autoridades "competentes".
De acuerdo con el régimen, el problema carcelario existe pues es producto perverso de un modelo de organización social a sustituir por uno socialista, en el que no existirán estas endemias. Mientras esto se logra, el país se deteriora pues el socialismo del siglo XXI no está en capacidad ni en disposición, de administrar las instituciones de gobierno.
La designación de la "comandante fosforito", la trigésima ministra, se puede confundir con una decisión por desconcentrar al Poder Público. Pues no, esta decisión es la necesidad que tiene el líder del proceso de diluir la responsabilidad del fracaso de su gobierno entre el mayor número de personas, con lo cual el siempre tendrá la debida dispensa por el fracaso. Adicionalmente, más ministros suponen ampliar el coro de seguidores con quienes compartir la sensación de soledad que deja el fracaso.
Expresar asombro por tan inaudita decisión no tiene sentido en la medida que estemos conscientes que de lo que se trata no es de resolver los problemas, sino mantener la esperanza de que ellos se pueden resolver. A decir del régimen, aún quedan rezagos de la mal llamada cuarta república, que deben ser disueltos para lograr la sociedad sin problemas, meta que no será posible alcanzar hasta el 2031 con el comandante presidente al frente del barco y de puerto en puerto, es decir de crisis en crisis.
Para la oportunidad en que el timonel entregue, habrá tantos ministros como crisis institucionales existan en el país, pero no habrá manera de atracar el buque en puerto seguro.
Mayora.j@gmail.com
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