El carabobeño 31 julio 2011
afermin@el-carabobeno.com
Ante la caducidad prematura de personas e instituciones, la gente, cansada de tantas mentiras, quiere mantener sus idelaes y anda en búsqueda de nuevos líderes, pero el gobierno trata de arrebatárselos para presentarlos como suyos.
Es el caso de Simón Bolívar quien, según el presidente Chávez fue "un niño de la calle" que logró imponerse al imperio español y sentar las bases del socialismo, cuando aún esta tendencia ni siquiera había sido expuesta.
Es una forma absurda e irrespetuosa de concebir la historia con la antigua creencia de que, si el presidente lo dice, es verdad. Es un dogma que todos los feligreses del proceso deben aceptar como cierto porque, de lo contrario, sería un pecado mortal dudar de la santa palabra del elegido, que está ungido hasta para decidir hasta cuándo gobernará y vivirá. Bolívar ya no es el héroe de todos los venezolanos sino del sector que cree que, quien pontifica en el palacio de Miraflores, en Caracas, es su reencarnación.
No hay ningún rubor para mentir. Bolívar no fue el hijo de una de las familias más aristocráticas de Caracas, con haciendas y minas de oro en Aroa, atendidas por sus esclavos, sino un niño de la calle. Incluso hay propagandistas gubernamentales que llegan a afirmar que el Libertador era un negro, nacido en un pueblo del estado Miranda, de donde lo llevaron a Caracas. Allí iniciaría su misión salvífica que quedó inconclusa, hasta hace doce años, cuando la revolución actual. Según la vocería oficial, en este tiempo, hemos recuperado la independencia, aunque Fidel Castro y su hermano Raúl decidan, en Cuba, hasta los servicio de identificación de los venezolanos y de la salud de quien preside a nuestro país.
La mentira oficial
Gustavo Dudamel no es la estrella de la dirección de orquestas por su desbordante inteligencia y por la educación que recibió, desde sus primeros años en una familia clase media, sino "por la decisión del Presidente de rescatarlo, cuando era un niño de la calle, para darle formación en el Sistema Nacional de Orquestas, creado por la revolución".
Lo que duele es que el admirado compatriota convalide, en videos que se transmiten en el exterior, esa falsa versión, que refuerza, al aparecer como imagen de las fiestas del Bicentenario de la Independencia, que no han sido las de todos los venezolanos. Es la aclamación de quien es considerado, por sus devotos feligreses, como alguien tan sobrenatural que será capaz de vencer el cáncer y recuperar la salud para quitarle el récord a Fidel Castro que ha gobernado como un dictador durante más de 50 años.
Con ese estilo de manejarlo todo a los realazos, aunque se declare enemigo del dinero, el Gobierno Nacional quiso convertir el cuarto lugar de la Vinotinto en la Copa América, en una epopeya tan memorable como la Batalla de Carabobo.
La Vinotinto es de todos
El pueblo venezolano celebró el esfuerzo y la valentía de nuestros jóvenes deportistas, para enfrentarse a potencias mundiales del fútbol. Pero conscientes de que su triunfo no fue por el apoyo que le da el gobierno al equipo, que tanto se ha beneficiado también de la empresa privada. El gobierno pretendió montar su show con el regreso del equipo, reservando el acceso al aeropuerto sólo a los medios oficialistas y, en un acto de bienvenida, en Catia, con la presencia del ministro de la Juventud, Héctor Rodríguez. Pero los deportistas lograron evadir el cerco y llegaron hasta la plaza Las Mercedes en "pleno corazón de la burguesía", sumamente molestos con el calificativo de equipo revolucionario.
Y para demostrar, más aún, su molestia con el gobierno que pretende secuestrar su independencia, no asistieron al homenaje que les iba a rendir la Asamblea Nacional. Más que por los juegos, ganados en la Copa América y ante la posibilidad de que algún día participemos en un Mundial, la Vinotinto es orgullo de Venezuela por saber interpretar que es un símbolo de la identidad de todos los venezolanos. Es evidente que el gobierno actual trata de arrebatarnos todo lo que nos une. Quisieron hacerlo con Bolívar, con Dudamel y con la Vinotinto, pero no pudieron porque el odio, la ambición de poder y el culto a la personalidad no prosperan en este país.
A Marlene
El domingo anterior falleció en Cabimas Elita del Carmen Acosta madre de nuestra muy querida Marlene Piña Acosta a quien presentamos condolencias, no solo las nuestras sino de tantos amigos y lectores que admiramos la gentileza, la elegancia, el equilibrio y la ética profesional de esta colega que brilla en el ejercicio de nuestra profesión. Esperamos su regreso para asistir, en la Catedral, a una misa de difuntos en la cual podamos compartir mutuos afectos. Oportunamente les informaremos para que nos acompañen.
Hoy y Después en Valencia
ALFREDO FERMÍNafermin@el-carabobeno.com
Ante la caducidad prematura de personas e instituciones, la gente, cansada de tantas mentiras, quiere mantener sus idelaes y anda en búsqueda de nuevos líderes, pero el gobierno trata de arrebatárselos para presentarlos como suyos.
Es el caso de Simón Bolívar quien, según el presidente Chávez fue "un niño de la calle" que logró imponerse al imperio español y sentar las bases del socialismo, cuando aún esta tendencia ni siquiera había sido expuesta.
Es una forma absurda e irrespetuosa de concebir la historia con la antigua creencia de que, si el presidente lo dice, es verdad. Es un dogma que todos los feligreses del proceso deben aceptar como cierto porque, de lo contrario, sería un pecado mortal dudar de la santa palabra del elegido, que está ungido hasta para decidir hasta cuándo gobernará y vivirá. Bolívar ya no es el héroe de todos los venezolanos sino del sector que cree que, quien pontifica en el palacio de Miraflores, en Caracas, es su reencarnación.
No hay ningún rubor para mentir. Bolívar no fue el hijo de una de las familias más aristocráticas de Caracas, con haciendas y minas de oro en Aroa, atendidas por sus esclavos, sino un niño de la calle. Incluso hay propagandistas gubernamentales que llegan a afirmar que el Libertador era un negro, nacido en un pueblo del estado Miranda, de donde lo llevaron a Caracas. Allí iniciaría su misión salvífica que quedó inconclusa, hasta hace doce años, cuando la revolución actual. Según la vocería oficial, en este tiempo, hemos recuperado la independencia, aunque Fidel Castro y su hermano Raúl decidan, en Cuba, hasta los servicio de identificación de los venezolanos y de la salud de quien preside a nuestro país.
La mentira oficial
Gustavo Dudamel no es la estrella de la dirección de orquestas por su desbordante inteligencia y por la educación que recibió, desde sus primeros años en una familia clase media, sino "por la decisión del Presidente de rescatarlo, cuando era un niño de la calle, para darle formación en el Sistema Nacional de Orquestas, creado por la revolución".
Lo que duele es que el admirado compatriota convalide, en videos que se transmiten en el exterior, esa falsa versión, que refuerza, al aparecer como imagen de las fiestas del Bicentenario de la Independencia, que no han sido las de todos los venezolanos. Es la aclamación de quien es considerado, por sus devotos feligreses, como alguien tan sobrenatural que será capaz de vencer el cáncer y recuperar la salud para quitarle el récord a Fidel Castro que ha gobernado como un dictador durante más de 50 años.
Con ese estilo de manejarlo todo a los realazos, aunque se declare enemigo del dinero, el Gobierno Nacional quiso convertir el cuarto lugar de la Vinotinto en la Copa América, en una epopeya tan memorable como la Batalla de Carabobo.
La Vinotinto es de todos
El pueblo venezolano celebró el esfuerzo y la valentía de nuestros jóvenes deportistas, para enfrentarse a potencias mundiales del fútbol. Pero conscientes de que su triunfo no fue por el apoyo que le da el gobierno al equipo, que tanto se ha beneficiado también de la empresa privada. El gobierno pretendió montar su show con el regreso del equipo, reservando el acceso al aeropuerto sólo a los medios oficialistas y, en un acto de bienvenida, en Catia, con la presencia del ministro de la Juventud, Héctor Rodríguez. Pero los deportistas lograron evadir el cerco y llegaron hasta la plaza Las Mercedes en "pleno corazón de la burguesía", sumamente molestos con el calificativo de equipo revolucionario.
Y para demostrar, más aún, su molestia con el gobierno que pretende secuestrar su independencia, no asistieron al homenaje que les iba a rendir la Asamblea Nacional. Más que por los juegos, ganados en la Copa América y ante la posibilidad de que algún día participemos en un Mundial, la Vinotinto es orgullo de Venezuela por saber interpretar que es un símbolo de la identidad de todos los venezolanos. Es evidente que el gobierno actual trata de arrebatarnos todo lo que nos une. Quisieron hacerlo con Bolívar, con Dudamel y con la Vinotinto, pero no pudieron porque el odio, la ambición de poder y el culto a la personalidad no prosperan en este país.
A Marlene
El domingo anterior falleció en Cabimas Elita del Carmen Acosta madre de nuestra muy querida Marlene Piña Acosta a quien presentamos condolencias, no solo las nuestras sino de tantos amigos y lectores que admiramos la gentileza, la elegancia, el equilibrio y la ética profesional de esta colega que brilla en el ejercicio de nuestra profesión. Esperamos su regreso para asistir, en la Catedral, a una misa de difuntos en la cual podamos compartir mutuos afectos. Oportunamente les informaremos para que nos acompañen.
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