No enseñaron espiritualidad cristiana a nadie y asi la
variopinta gama
de alumnos que salieron de sus aulas desde Cabrujas
a los banqueros
que arruinaron al país. Se que odiaban a su ex-Provincial
mi querido
profesor Arellano, Prefecto de la India de la Compañía, asesor
de Franco que no
permitía una Provincia jesuita en el país vasco. hasta que lo lograron
sin que Arellano lo supiera, por tanto
todo el odio que sólo los vascos saben sentir
a la derecha la trajeron para acá, muy lejos de los jesuitas
misioneros de
la famosa película La Misión en Paraguay, a nosotros nos
quemaron sin formación profuna en espiritualidad cristiana,
saber la raíz del cristianismo, pues todo era lucha, barrios
y pobres del
Evangelio que lo que eran la base de los resentidos de hoy y
se estudiaban desde el intelecto sin ver la verdad humana.
Quemaron
generaciones y como ya dije un ícono de la UCAB como
Marcelino Bisbal se moría
por el "genio" de Juan Barreto y desplazaba en cargos a gente valiosa,
incluso ucabistas.
Padre Ugalde hagan un mea culpa que pueden hacerlo, porque
no me
considero bien formada después de salir de la UCAB como Católica,
pues
desconocía la oración e silencio en todo su valor, despreciaba lo
contemplativo por "ser unos mantenidos ridículos que no HACEN NADA",
la Liturgia de las Horas en su significado profundo, la Liturgia que no fuera
hablar en
las homilias del Che Guevara, Centroamérica y la lucha de la Teología de
la Liberación, y asi salieron fritos varias generaciones a ser budisras o
guerrilleras
o ladrones de total capitalismo salvaje o muérganos políticos. La espiritualidad
venezolana ya de por si es muy pobre ¿tendrán Uds. que ver con ello al
no profundizarla y como Hood Robin, preparar a los ricos que eran sus
alumnos salectos para no ser lo que han sido algunos sino verdaderos
hacedores de país con alma en el cuerpo, con una madurez católica espiritual?
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Ni capitalismo ni socialismo
/En Venezuela vivimos el fin de una ilusión y el forzoso aterrizaje de la nube "socialista" para construir una sociedad más humana, libre y solidaria.
El "socialismo" como respuesta está muerto en el mundo. No así las necesidades y valores humanos que lo buscan. El "capitalismo" está en una crisis sin solución capitalista. Hoy "socialismo" vs. "capitalismo" es un debate entre palabras cómodas y anticuadas que no aclaran, sino que impiden.
Hablar de una "sociedad capitalista" es un absurdo, pues ni hay tal cosa ni puede haberla. Una economía pudiera definirse como capitalista, pero una sociedad es mucho más que su economía. El actual malestar de Europa o de EE.UU. no se resuelve con más capital y más mutilación economicista, sino con el fortalecimiento de valores y dimensiones no económicas de la realización humana.
La palabra "socialismo" confunde más que aclara: Hitler se proclama (nacional) socialista y también Mao, Stalin, Castro y Kim Il Sung, con sus regímenes totalitarios. "Socialista" es también el apellido de envidiables democracias solidarias de economía capitalista, como Noruega y Suecia.
No estamos proponiendo una tercera vía, sino una primera con más clara definición de la sociedad deseable y posible: ¿qué economía, qué poder político, y qué relaciones sociales? Tres aspectos de una misma sociedad entrelazados y en interacción. Economías capitalistas conviven con políticas dictatoriales, con monarquías semifeudales y estamentales, con democracias en sociedades individualistas, o por el contrario en sociedades solidarias y más igualitarias. El Chile de economía capitalista no es el mismo con el dictador Pinochet que con la socialista Bachelet; ni China de partido único comunista y Francia son iguales, aunque sus economías sean capitalistas.
El mundo y Venezuela necesitan avanzar hacia una sociedad con valores e instituciones solidarios, con una política democrática participativa y con una economía de mercado. Tres realidades-instintos diferentes en la sociedad y en la persona humana: 1) el poder, 2) la producción y posesión de bienes y 3) la valoración de la dignidad y convivencia humanas. Ni Cuba, ni Venezuela tendrán un futuro más humano, si no cambian decididamente en los tres aspectos. Lo mismo se diga de EE.UU., de China o de Europa. Necesitamos democracia y solidaridad, con economía de mercado.
Es evidente la fuerte influencia de la economía en toda realidad, pero falso que lo económico determine unilateralmente todo, y que lo sociocultural y lo político sean simples reflejos unívocos de la economía. En la profunda identidad humana trascendente, son decisivas su espiritualidad y valores humanos, y mortal su carencia, por lo que es indeseable una "sociedad capitalista", es decir dominada por el capital.
Economía capitalista significa economía del capital, y lo era en la Europa de 1860 y después, donde el capital, como rey exclusivo, definía el hecho productivo y la vida. Siglo y medio después la "economía capitalista" debe ser superada: los otros factores productivos cuentan y la sociedad –nacional y mundial - y su política deben señorear su economía y ordenarla a los fines humanos. De lo contrario, la lógica del capital como fuerza desbocada va a destruir la tierra y la convivencia digna de una humanidad de pueblos diversos.
Consideramos que la "economía de mercado" es un instrumento (instrumento, no fin) mejor que otros para el intercambio de bienes y servicios, para el estímulo de la eficiencia y creatividad y la combinación de los factores de producción, y para el mejor servicio a los usuarios. Pero la economía es ciega y abusiva y ahoga la competencia, sin una sociedad democrática y solidaria, sin fines humanos y sin Estado ni institucionalidad reguladores. Siempre habrá quien gane más o pierda, pero no es aceptable que eso no se regule y que haya personas, clases, naciones, regiones, condenadas - ellas y sus hijos- al infierno de los perdedores perpetuos. Es indispensable el renacer de lo público y de la solidaridad frente al individualismo exacerbado: Democracia solidaria con economía de mercado como instrumento productivo.
Sin soñar lo imposible no conquistaremos lo posible; pero la pretensión de imponer lo imposible desde el poder siempre será dictadura de muerte.
(*) Sacerdote jesuita; ex rector
de la Universidad Católica Andrés Bello.
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