No supe la muerte del Dr. Javier Manzur hasta que leí esta elegía en El Carabobeño de hoy domingo y consideré necesario y justo dar a conocer la maravillosa obra que junto a la Dra. Gloria de Atique y Beatriz Branger, hicieron en el consultorio odontológico que con sus implementos instalaron, costearon y atendieron en el incipiente módulo de servicio médico-odontológico junto al estudiante de medicicna hoy Dr. Elías atendían de manera gratuita. Con él se inició el hoy gran Centro Educativo Asistencial del Colegio "San José de Calasanz del Sur" en los barrios Bella Vista, Combate, Feddys Franco,creo que convertido ya en parroquia, que bajo la dirección del extinto y silenciado P. Luis Arsuaga comenzó sus labores en 1980, en un rancho de la comunidad como simple escuelita y catequesis, luego se consiguió el terreno para ir construyendo poco a poco: la Iglesia, la escuela, y el módulo odonto-médico, bajo proyecto del Arq. Enrique Sardi y donación de Cerámicas Carabobo, de amigos del P. Luis como el futuro Gobernador Oscar Celli y Zendlath su esposa, Adbdelkim Salomón, Orden Escolapia y de unas estructuras R2 del entonces Ministerio de Desarrollo Urbano (MINDUR) dirigido por mi esposo el Ing. Mario Fierro. Con gran entusiasmo el grupo "Somos iguales" cantaba en las voces de Ana María y Juan Pablo Correa, el hoy Dr. Domíguez y tantos que animaban las Misas y fiestas especiales como bautismos y comuniones. Las maestras de Primaria fueron otorgadas por la Zona Educativa dirigida por Hercilio Camacho y las de Pre- Escolar dependientes del "Andrés Bello" cuya Directora María Auxiliadora se entregó a conseguir lo mejor para aquellos niños.
Yo fui la Directora fundadora de ese servicio escolar con 6 grados de Primaria, con unas maestras excelentes hasta que chismes baratos de una mujer histérica, que aunque profesional de la Educación y familia de Obispo, malpuso al P. Luis con el Arzobispo, bueno creo que el padre se lo buscó por no poner coto a tiempo a algo enfermizo, y con la dureza que la Iglesia puede ser en esos casos lo trasladaron a Carora sin que la obra se interrumpiera, ya que fue apoyada y costeada por el Gobierno vasco ya que era un proyecto bandera de los hijos de San José de Calasanz en Valencia Sur.
Lo importante de todo fue el comienzo tan lleno de ideales y excelente calidad de los servicios en los cuales participaban los odontólogos antes mencionados y varios pasantes de sus cátedras, siendo el Dr. Manzur un excelente amigo, lleno de vigor, entusiamo, fe y calidad profesional, pues sus "trabajos" con los pobres y humildes de estos barrios, gratuitos, eran tan maravillosos como con los de su clínica.
Gracias en nombre de todos los que vivimos junto a Ud. en esos años esa experiencia maravillosa. El pésame a su familia y PAZ A SU ALMA.
El Carabobeño13 marzo 2011 pág.Cuerpo A última
Venir a la vida produce desbordante alegría, inmensas satisfacciones, pero partir de ella, sobre todo inesperada y tempranamente, no es fácilmente aceptable, causa dolor en la familia y en toda la comunidad donde uno ha manifestado sus actividades, sus inquietudes, sus deseos incontrolables de trabajar en beneficio de la salud, de elevar niveles de organización, de conocimientos y luego trasmitirlos, por eso, en este momento que venimos a decirte hasta luego, la propia naturaleza se ha hecho presente con sus lagrimones de pesar en forma de lluvia, diciéndote también ¡Adiós, Javier!
Te conocí en la Facultad de Odontología de la Universidad de Carabobo, en una mañana lluviosa, venías decidido a hacer una útil docencia universitaria. Luego de prolongar la conversación me di cuenta de que más o menos habíamos transitado una vida paralela, aunque en diferentes épocas, nacimos en una misma bella patria: el Perú, estudiamos en la misma Universidad Nacional Mayor de San Marcos, elegimos la misma profesión, la Odontología, estamos trabajando en la misma Universidad de Carabobo, Valencia. Luego tú te orientaste a estudiar y trasmitir conocimientos sobre la enmarañada estructura interior del diente, que todos somos testigos lo hiciste con responsabilidad y elevado nivel científico.
Nos consta que te impusiste la obligación de aprender durante toda la vida, porque te escuché decir que el hombre muere en el momento que dice: "Ya no hay nada más que aprender".
En la Universidad escuché tus clases, tus conferencias, en una de ellas sobre dolor orofacial comprendí tu habilidad didáctica para explicar la conducción de un impulso desde un receptor hasta llevarlo aferentemente a la corteza.
Me invitaste a participar en una de las asignaturas, Actualización odontológica, que a mi juicio conducías magistralmente, allí intervinieron alumnos con excelente material y varios profesores de diferentes especialidades, se discutieron conceptos, se aclararon y se reforzaron otros, en aquel momento aprendimos todos.
Por todo lo que digo creo que seguirás siendo un maravilloso modelo para todos los que aspiran a curar, enseñar y ayudar a los demás.
No era fácil discutir contigo, tu personalidad era especial, había que llevar ideas muy claras para enfrentar las tuyas y dispuesto a ceder y aceptar muchos conceptos.
Yo no creo haberle rendido a la Universidad, me siento en deuda con ella, ojalá pueda hacer algo, me queda poco tiempo, allá conversaremos.
Javier:
Este tropel biológico que colma el espacio fúnebre es una evidencia de que dejas maravillosos ejemplos y recuerdos en la Universidad, en tus alumnos, en tus amigos, en la familia y en la vida.
Espéranos allá, que allá iremos, hermano, colega, paisano, amigo, sigue tu ruta, que Rafael González Martínez, Angel La Sala y Pedro Henríquez te preceden.
Elegía a Javier Manzur
Herminio Estela AguilarVenir a la vida produce desbordante alegría, inmensas satisfacciones, pero partir de ella, sobre todo inesperada y tempranamente, no es fácilmente aceptable, causa dolor en la familia y en toda la comunidad donde uno ha manifestado sus actividades, sus inquietudes, sus deseos incontrolables de trabajar en beneficio de la salud, de elevar niveles de organización, de conocimientos y luego trasmitirlos, por eso, en este momento que venimos a decirte hasta luego, la propia naturaleza se ha hecho presente con sus lagrimones de pesar en forma de lluvia, diciéndote también ¡Adiós, Javier!
Te conocí en la Facultad de Odontología de la Universidad de Carabobo, en una mañana lluviosa, venías decidido a hacer una útil docencia universitaria. Luego de prolongar la conversación me di cuenta de que más o menos habíamos transitado una vida paralela, aunque en diferentes épocas, nacimos en una misma bella patria: el Perú, estudiamos en la misma Universidad Nacional Mayor de San Marcos, elegimos la misma profesión, la Odontología, estamos trabajando en la misma Universidad de Carabobo, Valencia. Luego tú te orientaste a estudiar y trasmitir conocimientos sobre la enmarañada estructura interior del diente, que todos somos testigos lo hiciste con responsabilidad y elevado nivel científico.
Nos consta que te impusiste la obligación de aprender durante toda la vida, porque te escuché decir que el hombre muere en el momento que dice: "Ya no hay nada más que aprender".
En la Universidad escuché tus clases, tus conferencias, en una de ellas sobre dolor orofacial comprendí tu habilidad didáctica para explicar la conducción de un impulso desde un receptor hasta llevarlo aferentemente a la corteza.
Me invitaste a participar en una de las asignaturas, Actualización odontológica, que a mi juicio conducías magistralmente, allí intervinieron alumnos con excelente material y varios profesores de diferentes especialidades, se discutieron conceptos, se aclararon y se reforzaron otros, en aquel momento aprendimos todos.
Por todo lo que digo creo que seguirás siendo un maravilloso modelo para todos los que aspiran a curar, enseñar y ayudar a los demás.
No era fácil discutir contigo, tu personalidad era especial, había que llevar ideas muy claras para enfrentar las tuyas y dispuesto a ceder y aceptar muchos conceptos.
Yo no creo haberle rendido a la Universidad, me siento en deuda con ella, ojalá pueda hacer algo, me queda poco tiempo, allá conversaremos.
Javier:
Este tropel biológico que colma el espacio fúnebre es una evidencia de que dejas maravillosos ejemplos y recuerdos en la Universidad, en tus alumnos, en tus amigos, en la familia y en la vida.
Espéranos allá, que allá iremos, hermano, colega, paisano, amigo, sigue tu ruta, que Rafael González Martínez, Angel La Sala y Pedro Henríquez te preceden.
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