Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 13 de marzo de 2011

Al equilibrado y nada sectario Don Héctor Agüero y su carnal Saúl Ortega, hombre culto y ponderado...






Metiste la pata Soto Rojas
TOMAS HORACIO HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
domingo 13 de marzo de 2011 04:56 PM

A principios de esta semana el presidente de la Asamblea Nacional sostuvo una entrevista con el diario El Nacional la cual tendrá sin duda unas secuelas internas bien fuertes. Este ilustre "demócrata" llegó a una conclusión radicalmente antidemocrática que dejó al descubierto a la revolución bolivariana.

Una de sus afirmaciones por la cual seguramente también le jalarán las orejas es por decir que "la crisis de Libia la tiene que resolver el pueblo libio". Si bien no es descabellada su postura, sí es curioso que se oponga de manera ingenua o de manera frontal a la posición de su máximo líder. El Presidente venezolano se ofreció hace unos días como mediador para negociar entre el dictador libio y los opositores al régimen, medida que fue rechazada por distintos países de la comunidad internacional. Sin embargo aquí vemos como hasta el mismo presidente de la Asamblea Nacional dice entre líneas que el problema en Libia debe ser resuelto sin participación extranjera.

La otra perla soltada por este ilustre fue cuando dijo que "la carrera de los revolucionarios es muy exigente y que por eso a ellos hay que evaluarlos 50 años después. A Marulanda (líder de las FARC), a Gadafi, a Chávez... Vamos a esperar 50 años después de muertos porque la historia habla al final, y cuando habla absuelve o condena". Es decir, en otras palabras, Soto Rojas considera al Presidente venezolano o guerrillero o dictador. El dicho "dime con quién andas y te diré quien eres" describe de manera muy oportuna esta comparación realizada por el presidente de Asamblea Nacional de Venezuela. ¡Ojo! Son sus palabras, no las mías.

Pero lo cumbre de su metida de pata fue cuando afirmó que la división de poderes no existe. Que un vocero rojo cualquiera exprese lo mismo no tendría tanta consecuencia como cuando lo hace el líder de la Asamblea Nacional. Estas líneas dejan claro que la revolución bolivariana está bien lejos de consolidarse como una democracia. De la misma refleja como los rojos en las cúpulas del poder ven a la revolución. El que manda es UNO solo. El que decide absolutamente todo es el que vive en Miraflores... cuando no está en Cuba. Y a todas estas, ¿dónde queda el pueblo Soto Rojas?

Ante estas conclusiones no nos queda otra que esperar que el Presidente de Venezuela decida en qué fecha tendremos las elecciones, quiénes van a participar en ella y finalmente quién será el ganador.

Twitter: @TomasHHR

La "soberanía": permiso para matar

Ojalá que nuestros militares respeten la voluntad electoral del pueblo venezolano

MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
domingo 13 de marzo de 2011 12:00 AM

La prensa mundial reseñaba el viernes la brutal ofensiva de las tropas mercenarias de Gadafi contra la zona este de Libia, tomada aún por los opositores que ahora lucen debilitados ante la masiva artillería lanzada ferozmente por aire y tierra. Mientras esta espantosa matanza ocurre (Gadafi tiene "decenas de miles de millones en efectivo guardados en Trípoli", según The New York Times, "lo que le permite prolongar su lucha a pesar de la congelación internacional de sus activos") los titubeos del Consejo de Seguridad de la ONU (CSONU), de la OTAN y de los gobiernos occidentales sobre la aprobación de la zona de exclusión aérea que permitiría, al menos, detener la masacre de los Sukhoi en manos del genocida, indignan a los ciudadanos democráticos del mundo.

El CSONU aprobó hace días sanciones económicas contra Gadafi que incluían la congelación de sus milmillonarias cuentas, el embargo de la venta de armas a su régimen y la denuncia de sus atrocidades como crímenes de lesa humanidad que deben ser juzgados por la Corte Penal de La Haya, decisiones que se han aplicado con escasa o nula eficiencia. Asombra que el jueves, el Secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, dijera que la presencia de barcos de la OTAN en la zona no puede forzar la aplicación del embargo de armas, pues se necesita una nueva resolución del CSONU, porque en la anterior se estableció el embargo pero "no ha dado autoridad para su aplicación a los Estados de la Alianza". Lejos de amainar los ataques mortíferos contra su pueblo ante la resolución del CSONU, Gadafi los ha intensificado. Su hijo y vocero Saif al Islam ,dijo que no va a negociar así las potencias occidentales intervengan en Libia y anunció una operación de ataque en gran escala, aún más terrible que las anteriores. Con el argumento repetido por los dictadores que secuestran la representación popular y dicen encarnarla, el hijo del sátrapa declara que "el pueblo libio, nosotros, nunca nos rendiremos, nunca daremos la bienvenida a la OTAN, nunca jamás daremos la bienvenida a los estadounidenses aquí". Comprueben cómo asume la personificación del pueblo libio, el mismo pueblo al que él, su padre y sus mercenarios están masacrando. Y añade: "Libia no es un juego de niños, no somos Mickey Mouse". Y en efecto, no son Mickey, ni Libia es Disneyland. Corresponsales informan que los bombardeos aéreos son muy intensos y "van acompañados de cohetes, morteros, carros de combate y artillería, además del despliegue de tropas terrestres que están diezmando la resistencia rebelde y dejando una hilera de cadáveres y tierra arrasada a su paso". Entre tanto el CSONU está maniatado por la negativa de China y Rusia a aprobar una zona de exclusión aérea (se están curando en salud dados sus antecedentes) y la OTAN opta por la ambigüedad: dice estar "lista para actuar" en Libia y anuncia el envío de más barcos al Mediterráneo. Acción por demás inútil, si tomamos en cuenta las palabras del secretario de Defensa de EEUU.

Citábamos la pasada semana lo dicho por el excanciller australiano y copresidente de la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados, Gareth Evans, a propósito del genocidio libio: "La soberanía no es un permiso para matar". Con la excusa de la "soberanía", pisoteada por miles de mercenarios extranjeros que obedecen las órdenes sangrientas de Gadafi, se está masacrando al pueblo libio, en el que reside la verdadera soberanía. Y se le masacra ante la negligencia de unos organismos internacionales enmarañados en una burocracia diplomática estéril y, por ello, cómplice de éste y de muchos otros genocidios.

Si en Egipto y Libia sus ciudadanos se alzaron masivamente contra sus gobiernos ¿qué hizo que Moubarak, con 32 años en el poder, se viera obligado a renunciar a la Presidencia y Gadafi, con 42 años de dictadura, siga masacrando al pueblo libio, mientras la ONU, la OTAN deshojan la margarita y China y Rusia cuidan sus intereses? La respuesta debe interesarnos mucho a los venezolanos. La Fuerza Armada egipcia, integrada por profesionales de carrera militar y no milicias instruidas para disparar contra quienes protesten, apoyó al pueblo egipcio al comprobar que mayoritariamente estaba en contra de Moubarak.

Aunque los venezolanos acudimos a la OEA para denunciar los atropellos del régimen totalitario de Chávez, sabemos que estamos solos en esa lucha, como lo está hoy el pueblo libio. La "Revolución" de Chávez, como la de Gadafi, no son pacíficas, ambas están armadas y tienen milicias con idénticos fines. Ojalá que nuestros militares respeten la voluntad electoral del pueblo venezolano, el único donde reside la verdadera soberanía. La que libera, no la que es un permiso para matar.

mcolomina@gmail.com

Del profesionalismo militar a la milicia
FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL
domingo 13 de marzo de 2011 04:10 PM

Los dolorosos acontecimientos que vive el pueblo libio son un ejemplo trágico que deben analizar con detenimiento los venezolanos. Si observan la manera institucional como se resolvió la grave crisis política en Túnez y en Egipto y analizan la violencia desbordada desarrollada, de manera sorprendente, en Libia, pueden percibir ciertas diferencias entre estas crisis políticas y militares. Lo primero a resaltar son sus orígenes parecidos. Estos regímenes políticos africanos se caracterizan por ser dictaduras personales que han permanecido en el poder por muchos años, al rechazar la alternancia republicana como principio fundamental de toda democracia; han desarrollado camarillas corruptas que no se han preocupado por el bienestar de sus pueblos; han reprimido a sus opositores, violando sus derechos humanos y la pobreza ha crecido de manera inexplicable al ser países inmensamente ricos. Parece una descripción de la Venezuela chavista.

Las crisis políticas de Túnez y Egipto se resolvieron, sin que se iniciara una guerra civil, por la actuación institucional de sus Fuerzas Armadas, que desde el principio de los acontecimientos evitaron disparar contra sus compatriotas. Los mandos militares de cada una de sus Fuerzas Armadas no tuvieron duda al entender que la solución de la crisis obligaba a la renuncia de los dos dictadores: Ben Alí y Hossni Mubarak. El ofrecimiento fue similar: no ser candidatos en las próximas elecciones. Este planteamiento no era aceptable para una dirigencia de oposición que había logrado mantener la protesta por varias semanas, aun en medio de una fuerte represión policial. El rechazo a ese planteamiento trajo de inmediato un incremento de la violencia. La realidad de ver a su país al borde de la guerra civil condujo a los mandos militares a presionar a objeto que, tanto Ben Alí como Mubarak, salieran del país para poder encontrar una solución política de la crisis.

La diferencia es clara: en Egipto y en Túnez existen fuerzas armadas profesionales al servicio del Estado y del Gobierno, pero que tienen clara esta diferencia y comprenden su obligación de respetar la voluntad popular. Al contrario en Libia, las fuerzas armadas son fundamentalmente milicias ideologizadas, llegándose al extremo de la existencia de soldados mercenarios, que sin sentido de país asesinan a los ciudadanos sólo por no estar de acuerdo con los intereses de Muamar Gadafi. Progresivamente el régimen libio fue debilitando a sus Fuerzas Armadas. La experiencia conspirativa que tuvo Gadafi, en sus tiempos de oficial activo, le hizo entender que las Fuerzas Armadas profesionales no sirven de base de poder de regímenes personales. Aquí en Venezuela, Hugo Chávez se ha dedicado a crear y fortalecer la Milicia Bolivariana con la finalidad de debilitar a la Fuerza Armada Nacional. El motivo, la misma experiencia conspirativa del dictador libio.

Esta gran verdad la desarrolla brillantemente el doctor y coronel José Machillanda Pinto en su libro: "Del Profesionalismo Militar a la Milicia". Allí analiza detalladamente las distintas reformas legales aprobadas por el régimen y sus objetivos políticos. También estudia a profundidad la reforma constitucional de 2007, rechazada inteligentemente por nuestro pueblo. Empieza desarrollando las características del profesionalismo militar, su larga evolución en Venezuela, sin esconder sus aciertos y debilidades. Entre los aciertos plantea: el cumplimiento de la Constitución Nacional y la garantía que, como poder-fuerza, produjo para alcanzar un largo proceso de estabilidad política y económica. Entre las debilidades resalta: la falta de una reconceptualización militar después del triunfo contra la guerrilla fidelista; las luchas intra e interfuerzas, la debilidad en la operatividad y en la logística; y la falta de un liderazgo militar éticamente reconocido por sus subalternos.

Al analizar el momento político-militar revolucionario establece tres períodos: la penetración ideológica, la crisis del mando militar y el control subjetivo fragmentario. En este último punto, analiza la propuesta de reforma constitucional de los artículos 328 y 329, que planteaba transformar muestra Fuerza Armada en unas similares a las existentes en Cuba, China y Libia; y la aprobación del decreto ley del año 2008, que tiene por objetivo consolidar la transición hacia la Milicia Bolivariana. El ejemplo de Libia, muestra el riesgo que puede vivir Venezuela si no se respeta el resultado electoral en el año 2012. Por suerte, en nuestro país todavía la Fuerza Armada preserva cierta institucionalidad que será fundamental a la hora de la transición hacia un verdadero régimen democrático. Mis compañeros de armas no deben defraudar a los venezolanos. Además, lean las encuestas. La caída del prestigio militar es una realidad. Revindíquenlo, respetando y haciendo respetar la Constitución Nacional.

fochoaantich@gmail.com



Los musulmanes como enigma

Un vistazo de los temores de un cristianismo que pierde su anterior seguridad...

ELÍAS PINO ITURRIETA | EL UNIVERSAL
domingo 13 de marzo de 2011 12:00 AM

A mediados del siglo XV, Roma recomienda el rezo del Ángelus todos los días para evitar la llegada de un terrible agente de Satán que merodea la comarca de la cristiandad. ¿Cuál peligro se pretende entonces conjurar? Calixto III, alarmado por los éxitos de Mohamed II, implora el auxilio del creador frente a la amenaza otomana. Alemania no solo recibe entonces el consejo pontificio. También se familiariza con el sonido de la "campana de los turcos". Es una señal ordenada por Carlos V, que debe repetirse en todas las poblaciones cristianas, tanto católicas como protestantes, para recordar el inminente riesgo representado por el acecho de los heraldos del diablo. Un nuevo Papa, Pío V, ordena en 1571 la celebración de preces públicas mediante las cuales se procura el apoyo divino para la flota que debe enfrentarse con el Sultán. Después, cuando recibe las noticias de la batalla de Lepanto, crea la solemnidad de Nuestra Señora de las Victorias, también llamada fiesta del Rosario, que se convierte en una de las aglomeraciones más populares del catolicismo moderno.

Debido a la batalla de Lepanto se crea un imaginario capaz de prevalecer en la sensibilidad de los creyentes. Se multiplica la efigie de la Madre de Dios victoriosa del turco, se machacan alegorías de la cruz triunfante sobre la media luna y se establece la costumbre de los cantos de júbilo llamados epinicios, que se entonan en la proximidad de los templos y en el interior de las escuelas religiosas para congratularse por el declive de los pecadores venidos de Oriente. Después de la batalla por Viena, sucedida en 1683, el estandarte capturado al Gran Visir es llevado en procesión hasta el trono de Inocencio XI, quien ordena su ostentación en el portal de San Pedro. Además, el Pontífice establece la celebración de una fiesta de acción de gracias en honor del santo nombre de María, cada año treinta días después de los fastos de la Asunción y siempre en íntima relación con los éxitos frente a fuerzas del Islam. Se hace costumbre entonces la presencia de capellanes predicadores en las flotas cristianas, tanto cismáticas como fieles al Papado, en las cuales se describen las atrocidades de los mahometanos. El avance otomano se compara con las plagas medievales -epidemias, hambrunas, inundaciones e incendios- y se convoca a la penitencia para evitarlo.

Las disposiciones de las autoridades religiosas ensanchan los pavores frente al Islam, cuya cultura convierten en deplorable caricatura, y propician conductas de violencia y rechazo sobre las cuales abundan trabajos de notables historiadores. Sin embargo, tales actitudes no obedecen sólo a la influencia del Papa y del resto de la jerarquía. También los portavoces más esclarecidos de la cultura occidental en el comienzo de los tiempos modernos, profundizan la tendenciosa representación. Erasmo, por ejemplo, quien llama a los turcos "raza bárbara de oscuro origen" y solicita brazos para su combate. Igualmente Lutero, quien comienza una de sus famosas Proposiciones así: "Es una desgracia que nos sintamos tranquilos mirando al Turco como a un enemigo ordinario, tal como lo sería el rey de Francia o el rey de Inglaterra". Así mismo Grocio, quien en su célebre De veritate religionis christianae, texto de numerosas impresiones en varias lenguas, presenta las victorias de los turcos como castigo divino. Son luminarias del humanismo de su tiempo, traídas a colación para que se puedan calcular los alcances de una campaña y los corolarios de un convencimiento capaces de permanecer a través del tiempo en las respuestas de los fieles cristianos o en el talante de los lectores independientes.

La versión que se ha comentado no es única. Al contrario, otras voces fundamentales de la modernidad occidental manejan opiniones opuestas. Bodino, por ejemplo, quien habla de la sobriedad de los vasallos del Sultán. También Montaigne, quien escribe en sus Essais... sobre la potencia de los dominios turcos sin caer en descalificaciones. Igualmente el historiador Paolo Giovio, quien se atreve a asegurar en los círculos intelectuales y ante figuras del poder político que "Solimán está inclinado a la religión y a la liberalidad". Otra media docena de pensadores se aleja de la posición ortodoxa, pero sus integrantes no pueden prevalecer ante voceros de gran audiencia en las esferas culturales; ni frente a quienes pueden producir temores, como el Emperador y el Papa. No en balde refieren al poder otomano. En el siglo XVI ese poder está demasiado cerca, comienza en las playas del Adriático, pero forma parte de un antagonismo de mayor profundidad cuyo origen se encuentra en la etapa de la primera cruzada hacia Jerusalén, de la cual dependía la salvación del alma después de un baño de sangre.

No se ha intentado ahora sino un vistazo de los temores de un cristianismo que pierde su anterior seguridad mientras la dominación que ha propiciado recibe los embates de una amenaza de envergadura, la caída de Constantinopla. La inseguridad fabrica una interpretación cuyo alcance no se limita a convencer a los hombres de la época. Pretende permanencia y quizá sea tal pretensión la que nos nuble la vista ante los movimientos políticos que hoy suceden en el Medio Oriente justo cuando, otra vez, el cristianismo no las tiene todas consigo. De allí una distancia que no sólo es geográfica, sino también el resultado de una ausencia de conocimientos movida por antiguos prejuicios.

eliaspinoitu@hotmail.com


Libia y los ayatolas

No permitirán un canal de Suez en manos de una teocracia tributaria de los ayatollas persas

GUSTAVO LINARES BENZO | EL UNIVERSAL
domingo 13 de marzo de 2011 12:00 AM

Los combates en Libia, preludio de lo que puede ser una guerra civil, invitan a ver el nuevo panorama del Medio Oriente con más perspectiva y sobre todo con más humildad. Ni los más geniales pronosticadores del futuro, ni los think tanks más prominentes y bien financiados, ni los grandes científicos sociales herederos de la Academia de Ciencias Soviética, hoy con sede en La Habana, tenían la más mínima idea de lo que iba a ocurrir en menos de un trimestre a pocos kilómetros de la Costa Azul. La primera lección es que cualquier predicción ahora debe considerarse errada hasta que la realidad demuestre lo contrario.

Partiendo de lo sorprendente de los hechos, los más lúcidos comentaristas, no están celebrando el nuevo (des)orden de cosas. Para decirlo desde luego, las probabilidades de un mundo árabe dominado por un fundamentalismo proiraní crecen segundo a segundo desde que las revueltas populares comenzaron casi con el año. En la intención de sus protagonistas, claramente la clase media laica y prodemocrática, éstas revoluciones civilizantes están sustituyendo tiranos, ciertamente, e instaurando, al menos en las aspiraciones, regímenes democráticos. Pero esto último debe hacerse conscientes de los enormes riesgos, ya demostrados en Palestina. En una experiencia muy útil para los nuevos tiempos, el grupo proiraní Hamas ganó las elecciones del 2005 y a Occidente no le quedó otro remedio que desconocerlas, convirtiendo así los terroristas en mártires y empeorando aún más la situación. La legitimidad obtenida por Hamas es sin duda uno de los obstáculos más fuertes para un arreglo entre Israel y los palestinos.

Es posible imaginar entonces un triunfo de los fundamentalistas islámicos, los llamados "Hermanos Musulmanes" en las elecciones de fin de año en Egipto y fenómenos semejantes en el resto de los países que han derribado a sus dictadores. Y nadie se llame a engaño: ningún país Occidental, ni ningún país de la OPEP salvo Irán (¿y Venezuela?) permitirán un canal de Suez en manos de una teocracia tributaria de los ayatollas persas. Si un problema interno en Libia hace sonar los sables de París a Washington, un régimen fundamentalista en Egipto o sus cercanías producirá una respuesta militar inmediata, quizás preventiva. Un dilema. La anhelada y necesaria democratización del Medio Oriente no será cosa de días.

glinares@cjlegal.net






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