Muammar el Gaddafi y el comunismo
lhsan Salem - . Madrid - 26/05/1986
Con motivo de las recientes manifestaciones pro Gaddafi, encabezadas por los partidarios comunistas cuyos dirigentes rasgaban sus vestiduras por un anticomunista jurado como es Gaddafi, y coincidiendo con el descubrimiento de la mano negra -y nunca mejor dicho- de Gaddafi que financia a la extrema derecha española, quiero exponer los siguientes hechos que reflejan la verdadera actitud del paranoico coronel hacia el marxismo, con la esperanza de que los exaltados dirigentes comunistas y demás fuerzas llamadas izquierdistas y progresistas sepan qué están siendo utilizadas por el astuto coronel y obren en consecuencia:1. Es conocida la aversión del gobernante libio hacía todo lo que huele a marxista; no en vano califica la teoría marxista de explotadora del hombre, aunque su furia se extiende al capitalismo y sus órganos de propaganda no paran de atacar a uno y otro sistema en un intento torpe de emular al creador del fascismo.
2. En 1971, Gaddafi proporciona una puñalada trapera a uno de los más prestigiosos teóricos del marxismo en el mundo árabe, Abdel-Jaleq Mahjoub, fundador y secretario general del Partido Comunista de Sudán. El dirigente comunista regresaba a su país después de un largo exilio para participar en un levantamiento popular que estaba a punto de derribar al corrupto Numeiri y restablecer la democracia; Gaddafi ordenó interceptar el avión cuando sobrevolaba Libia y entregó a sus ocupantes al dictador sudanés, que inmediatamente organizó un juicio sumarísimo. Mahjoub fue condenado a muerte en la horca; numerosos jefes de Estado y organizaciones internacionales intentaron, sin conseguirlo, salvar la vida del pensador marxista sudanés.
3. El mismo año, Gaddafi dice textualmente en un discurso que pronunció en Zuara: "... que aparezcan luego los enfermos, los trastornados y los hippies; los que se convierten en hippies son enfermos, y esta enfermedad se la contrajeron de los libros erróneos tanto de Occidente como de Oriente, de las lecturas reaccionarias erróneas comunistas y capitalistas".
4. El 15 de abril de 1973 dice en otro discurso: "Cualquiera que hable de comunismo, de ideología marxista o atea será encarcelado".
5. Después de un apoyo inicial al Frente Polisario, Gaddafl da la espalda a este movimiento de liberación y tiende su mano al más reaccionario de los gobernantes árabes, el rey Hassan II de Marruecos, con el cual firma un tratado de unidad ( ... ).
6. Gaddafi es aliado incondicional de un régimen reaccionario que ha aniquilado no sólo al partido comunista iraní, sino a todas las fuerzas progresistas y democráticas del país; me refiero al régimen jomeinista, que aplastó al partido comunista Tude, al movimiento democrático, a las minorías árabe y kurda y al movimiento femenino iraní.
6. No hace mucho, un dirigente comunista como es Fidel Castro calificó a Gaddafi de "aventurero peligroso".
Todo esto demuestra y corrobora la afinidad de Gaddafi con el ideario fascista, aunque en apariencia declara su apoyo a los partidos comunistas e izquierdistas en general.-
El Carabobeño 15 marzo 2011Fernando Luis Egaña || Una campaña habilidosa
Una campaña habilidosa
A la llamada “revolución bolivarista” no se le puede regatear su capacidad propagandística, sin duda una de las claves principales para entender su prolongado sostenimiento en el poder. Y en estos meses iniciales del 2011, se ha venido desplegando una importante operación de relaciones públicas con el fin de enjuagar un tanto la imagen despótica del régimen en funciones.
Una académica en Estados Unidos preguntaba en estos días por las motivaciones de la liberación de algunos presos políticos y por las ofertas de diálogo que reiteran, a su manera, distintos jerarcas del Estado, incluyendo al propio señor Chávez. Y la respuesta no está en ningún supuesto cambio sustantivo, sino en la necesidad de combatir las matrices de opinión, tanto nacionales como internacionales, sobre la naturaleza dictatorial del sistema que impera en Venezuela.
En especial, después de la razzia de finales del 2010, en la que se despojó a la nueva Asamblea de sus poderes fundamentales, se habilitó al mandatario miraflorino para legislar sin contrapeso, y se dictó un conjunto de leyes para empoderar aún más al Estado en el campo de las restricciones informativas y comunicacionales. En suma, luego de que la “revolución” reforzara los candados de su “jaula institucional”.
De entonces para acá, aconteció el efusivo llamado al diálogo nacional que hiciera el señor Chávez desde la Asamblea Nacional, así como también tuvieron lugar las “interpelaciones o comparecencias parlamentarias” de sus ministros, con el fin de crear la impresión de un gobierno que rinde cuentas y debate con la oposición política...
Encima, el cambio de titular en la cartera de Educación Superior y las publicitadas reuniones de la ministra Córdova con autoridades universitarias buscan bajarle la temperatura a la paila de los conflictos en el sector, desde luego que con el mazo pendiente del hiper-intervencionista proyecto de Ley de Universidades, por ahora colocado en el repertorio de los potenciales decretos habilitantes.
Y en ese contexto debe entenderse la decisión gubernativa de liberar a un grupo destacado de presos políticos, al calor de las legítimas presiones de los estudiantes en huelga, sin cuyo enorme esfuerzo personal aquellos prisioneros continuarían encarcelados al margen de toda legalidad. Al respecto, es tan crasa la evidencia de la prisión política en Venezuela que, al igual que en Cuba, el régimen entabla negociaciones para soltar a algunos y proyectar un talante humanitario.
Ahora bien, tan habilidosa campaña también tiene otro fundamento, y éste tiene que ver con el inicio de la temporada electoral con miras a los comicios presidenciales del 2012. El afán continuista del oficialismo requiere de ampliar su desmejorada base de sustento y para ello necesita diluir, al menos en parte, esa faz de extremo sectarismo autoritario que se ha ganado con plena justificación.
Ojalá y no se caiga en la tentación, por enésima vez, de considerar que ahora sí como que las cosas están cambiando hacia las coordenadas de la gobernabilidad democrática. Nada más lejos de la realidad, aunque la propaganda se empeñe en seguir confundiendo para provecho exclusivo de su proyecto de dominación.
PURA MUELA IZARRITA...Cháavez mijito trabaja que se te paga un sueldooote...
miércoles 9 de marzo de 2011
SACUDIR EL "MARXISMO" DE LAS CARABELAS
Javier Biardeau R.
Observado los impasses del actual proceso de transformación y el bloqueo teórico (epistemológico y hermenéutico) del llamado “Socialismo del siglo XXI”, así como de los “marxismos burocráticos”, legados por el seguidismo ideológico a la revolución bolchevique (el marxismo soviético) ó incluso al “marxismo-leninismo” de la revolución cubana, son cada vez más necesarias prácticas interpretativas (ideológicas y teóricas) radicalmente críticas y creativas (pues con esa teoría “revolucionaria” disponible, no habrá actividad revolucionaria alguna); que vayan más allá de prácticas de re-apropiación crítica y selectiva del pensamiento marxiano, que hundan su esclarecimiento a la raíz de los problemas y desmonten los prejuicios de la modernidad euro-céntrica, del colonialismo interno e intelectual.
¿En función de que? De sustentar programas de investigación-acción para la transformación de la sociedad hegemónica. No basta con criticar al neoliberalismo ni al capitalismo en sentido restringido, si no se profundiza en la crítica de la modernidad-colonialidad.
El “marxismo de las carabelas” es un marxismo colonizador, un marxismo que reproduce los mitos del progreso, del desarrollismo, de la neutralidad ideológica de las fuerzas productivas, del productivismo y el consumismo, del occidentalismo e incluso de la lógica de la sociedad adquisitiva.
Además ha sido un fracaso con relación a las proyectos para sustituir formas de dominación estatal, distribuir y organizar las relaciones de poder de manera radicalmente democrática, calcando los mitos hegemónicos que son parte del problema civilizatorio, y que no despejan los caminos para construir vías de solución de los problemas.
Hay quienes suponen que no es necesario ningún debate teórico, que las recetas están hechas para ser aplicadas. Basta repetir a Lenin, glosar al Che, gritar: ¡que viva Fidel!, darle un toque espiritual con una dosis de “teología de la liberación”, colocar algunos aliños para reconocer cierto indo-socialismo ó la llamada afro-descendencia, reivindicar el feminismo de palabra y la ecología del “desarrollo sustentable”, pero manteniendo intacta la falacia desarrollista, sin cuestionar los dispositivos de poder y las estructuras de dominación capitalistas, ni las prácticas que prefiguran la burocracia socialista derivadas de la vanguardia del aparato, del mito del partido-único/capitalismo de Estado, o confundir la contra-hegemonía con la mas burda sumisión ideológica, desechar la ética de la liberación (basta revisar algún trabajo de Sánchez Vázquez o de Dussel) y reducirla a la criatura ideológica del partido comunista de la URSS en tiempos de Kruschev (¿sabe usted que era el código del constructor del comunismo científico?): “conciencia del deber social”.
El cerebro de los vivos sigue aprisionado por las vestimentas ideológicas de tradiciones veneradas como dogmas sacrosantos. Se repiten cuentos, narrativas, argumentos y descripciones que corresponde a las inercias ideológicas de la vieja izquierda despótica (con la bandera imaginaria: rostros épicos de Marx, Engels, Lenin y Stalin, mirando todos a la izquierda), con su sacrosanto cuento de los manuales soviéticos, las codificaciones del partido-aparato, los rituales, la liturgia de los textos y estribillos sagrados, la escolástica de los “profesionales de la revolución”, la repetición de la amalgama de una singular lectura de Marx, los hábitus, en fin: alabado sea el dogma.
La crisis y el bloqueo del socialismo del siglo XXI no solo es práctico, es además teórico. No hay salidas fáciles, no hay populismos que disfracen las debilidades del pensamiento revolucionario, ni hay mesianismos que sustituyan la formación política para el autogobierno de la ciudadanía republicana, no hay estructuras políticas que funcionen como cascarones carentes de concepciones ideológicas renovadas.
Sin sacudir el pensamiento tradicional de la izquierda cavernaria, la revolución se hunde por efecto de sus lastres ideológicos. El agotamiento es parte no solo del reflujo del poder constituyente como multitud movilizada, sino como vacio de tareas del intelectual colectivo.
He allí un grave asunto a ser asumido: sin pensamiento colectivo insurgente no habrá revolución. Con el “marxismo de las carabelas” se la da una nueva vuelta de tuerca al colonialismo interno y al colonialismo intelectual.
¿Se habrán dado cuenta de este pequeño detalle los colectivos de propaganda bancaria y “revolucionaria”, las escuelas de los Partidos-maquinaria, los responsables de construir referentes ideológicos para la transformación? Por ahora, se reproduce el círculo vicioso del apagón revolucionario.
Se requieren varios sacudones. Entre estos, hay uno del que nadie dice sino poco: el sacudón del pensamiento colectivo insurgente.
La burocracia huele que se ha quedado sin coartadas. ¿Dijo usted “militancia socialista” en la primera línea estratégica del PSUV?
Comencemos por limpiar el jardín socialista de toda su basura ideológica. Hay que sacudir el colonialismo intelectual, dejar bién lejos al "marxismo" de las carabelas.
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Muammar el Gaddafi y el comunismo
lhsan Salem - . Madrid - 26/05/1986
Con motivo de las recientes manifestaciones pro Gaddafi, encabezadas por los partidarios comunistas cuyos dirigentes rasgaban sus vestiduras por un anticomunista jurado como es Gaddafi, y coincidiendo con el descubrimiento de la mano negra -y nunca mejor dicho- de Gaddafi que financia a la extrema derecha española, quiero exponer los siguientes hechos que reflejan la verdadera actitud del paranoico coronel hacia el marxismo, con la esperanza de que los exaltados dirigentes comunistas y demás fuerzas llamadas izquierdistas y progresistas sepan qué están siendo utilizadas por el astuto coronel y obren en consecuencia:1. Es conocida la aversión del gobernante libio hacía todo lo que huele a marxista; no en vano califica la teoría marxista de explotadora del hombre, aunque su furia se extiende al capitalismo y sus órganos de propaganda no paran de atacar a uno y otro sistema en un intento torpe de emular al creador del fascismo.
2. En 1971, Gaddafi proporciona una puñalada trapera a uno de los más prestigiosos teóricos del marxismo en el mundo árabe, Abdel-Jaleq Mahjoub, fundador y secretario general del Partido Comunista de Sudán. El dirigente comunista regresaba a su país después de un largo exilio para participar en un levantamiento popular que estaba a punto de derribar al corrupto Numeiri y restablecer la democracia; Gaddafi ordenó interceptar el avión cuando sobrevolaba Libia y entregó a sus ocupantes al dictador sudanés, que inmediatamente organizó un juicio sumarísimo. Mahjoub fue condenado a muerte en la horca; numerosos jefes de Estado y organizaciones internacionales intentaron, sin conseguirlo, salvar la vida del pensador marxista sudanés.
3. El mismo año, Gaddafi dice textualmente en un discurso que pronunció en Zuara: "... que aparezcan luego los enfermos, los trastornados y los hippies; los que se convierten en hippies son enfermos, y esta enfermedad se la contrajeron de los libros erróneos tanto de Occidente como de Oriente, de las lecturas reaccionarias erróneas comunistas y capitalistas".
4. El 15 de abril de 1973 dice en otro discurso: "Cualquiera que hable de comunismo, de ideología marxista o atea será encarcelado".
5. Después de un apoyo inicial al Frente Polisario, Gaddafl da la espalda a este movimiento de liberación y tiende su mano al más reaccionario de los gobernantes árabes, el rey Hassan II de Marruecos, con el cual firma un tratado de unidad ( ... ).
6. Gaddafi es aliado incondicional de un régimen reaccionario que ha aniquilado no sólo al partido comunista iraní, sino a todas las fuerzas progresistas y democráticas del país; me refiero al régimen jomeinista, que aplastó al partido comunista Tude, al movimiento democrático, a las minorías árabe y kurda y al movimiento femenino iraní.
6. No hace mucho, un dirigente comunista como es Fidel Castro calificó a Gaddafi de "aventurero peligroso".
Todo esto demuestra y corrobora la afinidad de Gaddafi con el ideario fascista, aunque en apariencia declara su apoyo a los partidos comunistas e izquierdistas en general.-
Fernando Luis Egaña || Una campaña habilidosa
Una campaña habilidosa
A la llamada “revolución bolivarista” no se le puede regatear su capacidad propagandística, sin duda una de las claves principales para entender su prolongado sostenimiento en el poder. Y en estos meses iniciales del 2011, se ha venido desplegando una importante operación de relaciones públicas con el fin de enjuagar un tanto la imagen despótica del régimen en funciones.
Una académica en Estados Unidos preguntaba en estos días por las motivaciones de la liberación de algunos presos políticos y por las ofertas de diálogo que reiteran, a su manera, distintos jerarcas del Estado, incluyendo al propio señor Chávez. Y la respuesta no está en ningún supuesto cambio sustantivo, sino en la necesidad de combatir las matrices de opinión, tanto nacionales como internacionales, sobre la naturaleza dictatorial del sistema que impera en Venezuela.
En especial, después de la razzia de finales del 2010, en la que se despojó a la nueva Asamblea de sus poderes fundamentales, se habilitó al mandatario miraflorino para legislar sin contrapeso, y se dictó un conjunto de leyes para empoderar aún más al Estado en el campo de las restricciones informativas y comunicacionales. En suma, luego de que la “revolución” reforzara los candados de su “jaula institucional”.
De entonces para acá, aconteció el efusivo llamado al diálogo nacional que hiciera el señor Chávez desde la Asamblea Nacional, así como también tuvieron lugar las “interpelaciones o comparecencias parlamentarias” de sus ministros, con el fin de crear la impresión de un gobierno que rinde cuentas y debate con la oposición política...
Encima, el cambio de titular en la cartera de Educación Superior y las publicitadas reuniones de la ministra Córdova con autoridades universitarias buscan bajarle la temperatura a la paila de los conflictos en el sector, desde luego que con el mazo pendiente del hiper-intervencionista proyecto de Ley de Universidades, por ahora colocado en el repertorio de los potenciales decretos habilitantes.
Y en ese contexto debe entenderse la decisión gubernativa de liberar a un grupo destacado de presos políticos, al calor de las legítimas presiones de los estudiantes en huelga, sin cuyo enorme esfuerzo personal aquellos prisioneros continuarían encarcelados al margen de toda legalidad. Al respecto, es tan crasa la evidencia de la prisión política en Venezuela que, al igual que en Cuba, el régimen entabla negociaciones para soltar a algunos y proyectar un talante humanitario.
Ahora bien, tan habilidosa campaña también tiene otro fundamento, y éste tiene que ver con el inicio de la temporada electoral con miras a los comicios presidenciales del 2012. El afán continuista del oficialismo requiere de ampliar su desmejorada base de sustento y para ello necesita diluir, al menos en parte, esa faz de extremo sectarismo autoritario que se ha ganado con plena justificación.
Ojalá y no se caiga en la tentación, por enésima vez, de considerar que ahora sí como que las cosas están cambiando hacia las coordenadas de la gobernabilidad democrática. Nada más lejos de la realidad, aunque la propaganda se empeñe en seguir confundiendo para provecho exclusivo de su proyecto de dominación.
miércoles 9 de marzo de 2011
SACUDIR EL "MARXISMO" DE LAS CARABELAS
Javier Biardeau R.
Observado los impasses del actual proceso de transformación y el bloqueo teórico (epistemológico y hermenéutico) del llamado “Socialismo del siglo XXI”, así como de los “marxismos burocráticos”, legados por el seguidismo ideológico a la revolución bolchevique (el marxismo soviético) ó incluso al “marxismo-leninismo” de la revolución cubana, son cada vez más necesarias prácticas interpretativas (ideológicas y teóricas) radicalmente críticas y creativas (pues con esa teoría “revolucionaria” disponible, no habrá actividad revolucionaria alguna); que vayan más allá de prácticas de re-apropiación crítica y selectiva del pensamiento marxiano, que hundan su esclarecimiento a la raíz de los problemas y desmonten los prejuicios de la modernidad euro-céntrica, del colonialismo interno e intelectual.
¿En función de que? De sustentar programas de investigación-acción para la transformación de la sociedad hegemónica. No basta con criticar al neoliberalismo ni al capitalismo en sentido restringido, si no se profundiza en la crítica de la modernidad-colonialidad.
El “marxismo de las carabelas” es un marxismo colonizador, un marxismo que reproduce los mitos del progreso, del desarrollismo, de la neutralidad ideológica de las fuerzas productivas, del productivismo y el consumismo, del occidentalismo e incluso de la lógica de la sociedad adquisitiva.
Además ha sido un fracaso con relación a las proyectos para sustituir formas de dominación estatal, distribuir y organizar las relaciones de poder de manera radicalmente democrática, calcando los mitos hegemónicos que son parte del problema civilizatorio, y que no despejan los caminos para construir vías de solución de los problemas.
Hay quienes suponen que no es necesario ningún debate teórico, que las recetas están hechas para ser aplicadas. Basta repetir a Lenin, glosar al Che, gritar: ¡que viva Fidel!, darle un toque espiritual con una dosis de “teología de la liberación”, colocar algunos aliños para reconocer cierto indo-socialismo ó la llamada afro-descendencia, reivindicar el feminismo de palabra y la ecología del “desarrollo sustentable”, pero manteniendo intacta la falacia desarrollista, sin cuestionar los dispositivos de poder y las estructuras de dominación capitalistas, ni las prácticas que prefiguran la burocracia socialista derivadas de la vanguardia del aparato, del mito del partido-único/capitalismo de Estado, o confundir la contra-hegemonía con la mas burda sumisión ideológica, desechar la ética de la liberación (basta revisar algún trabajo de Sánchez Vázquez o de Dussel) y reducirla a la criatura ideológica del partido comunista de la URSS en tiempos de Kruschev (¿sabe usted que era el código del constructor del comunismo científico?): “conciencia del deber social”.
El cerebro de los vivos sigue aprisionado por las vestimentas ideológicas de tradiciones veneradas como dogmas sacrosantos. Se repiten cuentos, narrativas, argumentos y descripciones que corresponde a las inercias ideológicas de la vieja izquierda despótica (con la bandera imaginaria: rostros épicos de Marx, Engels, Lenin y Stalin, mirando todos a la izquierda), con su sacrosanto cuento de los manuales soviéticos, las codificaciones del partido-aparato, los rituales, la liturgia de los textos y estribillos sagrados, la escolástica de los “profesionales de la revolución”, la repetición de la amalgama de una singular lectura de Marx, los hábitus, en fin: alabado sea el dogma.
La crisis y el bloqueo del socialismo del siglo XXI no solo es práctico, es además teórico. No hay salidas fáciles, no hay populismos que disfracen las debilidades del pensamiento revolucionario, ni hay mesianismos que sustituyan la formación política para el autogobierno de la ciudadanía republicana, no hay estructuras políticas que funcionen como cascarones carentes de concepciones ideológicas renovadas.
Sin sacudir el pensamiento tradicional de la izquierda cavernaria, la revolución se hunde por efecto de sus lastres ideológicos. El agotamiento es parte no solo del reflujo del poder constituyente como multitud movilizada, sino como vacio de tareas del intelectual colectivo.
He allí un grave asunto a ser asumido: sin pensamiento colectivo insurgente no habrá revolución. Con el “marxismo de las carabelas” se la da una nueva vuelta de tuerca al colonialismo interno y al colonialismo intelectual.
¿Se habrán dado cuenta de este pequeño detalle los colectivos de propaganda bancaria y “revolucionaria”, las escuelas de los Partidos-maquinaria, los responsables de construir referentes ideológicos para la transformación? Por ahora, se reproduce el círculo vicioso del apagón revolucionario.
Se requieren varios sacudones. Entre estos, hay uno del que nadie dice sino poco: el sacudón del pensamiento colectivo insurgente.
La burocracia huele que se ha quedado sin coartadas. ¿Dijo usted “militancia socialista” en la primera línea estratégica del PSUV?
Comencemos por limpiar el jardín socialista de toda su basura ideológica. Hay que sacudir el colonialismo intelectual, dejar bién lejos al "marxismo" de las carabelas.
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Una ideología llamada fascismo |
EL FASCISMO es una doctrina cuyo origen no está del todo claro, aunque su padre o mentor fue Mussolini y su ejecutor a plenitud Hitler. Si bien, sus inicios históricos son turbios, pueden extraerse algunas premisas básicas que se generaron en su aplicación.
Todo fascista reniega del pasado inmediato y rememora los viejos ideales sociales. Es por ello que Hitler quería recuperar la magnitud que alguna vez había poseído el Imperio Germánico y Mussolini se presentaba como el sucesor del César y el continuador de la expansión y progreso de Roma.
Hay que considerar, que dentro de los fascistas ha sido un punto en común, que los líderes carismáticos que desarrollan estas ideas, son personas problemáticas, envueltas en hechos de violencia. Basta con estudiar a Hitler y observar que se vio incurso en un fallido golpe de Estado y que Mussolini era un joven radical que en diversas oportunidades fue castigado por sus actos violentos. Una vez en el poder, este sentido de violencia se traduce en una creencia en la que el ejercicio de la paz perpetua no es real y en muchos casos hay que recurrir a la guerra para transformar al mundo y derrotar a los Estados opresores.
Aunado a ello, los regímenes fascistas no escatiman en ofrecer la acción y la vida de sus conciudadanos para lograr intereses que repercutan a otras sociedades. Es una solidaridad que se crea entre los líderes y que los lleva a ofrecer la sangre de su pueblo para alcanzar logros como bloque.
La política exterior no escapa a las transformaciones y los diplomáticos pasan a convertirse en unos agentes de propaganda del gobierno. ¿Para que quiere el fascismo una diplomacia real, si cree que la paz es una utopía? De igual forma las escuelas incorporan nuevos programas e introducen un nocivo culto al líder.
En los gobiernos fascistas no existe una clara diferenciación entre Estado y gobierno, por ello era común ver a los más importantes jerarcas del Partido Nacional Socialista Alemán, ejerciendo a su vez las posiciones más representativas del gabinete de su país.
Las estructuras preconcebidas tienen que ser aniquiladas. Eliminar los partidos opositores, tildar a los enemigos del gobierno como enemigos de la patria y eliminar sutilmente toda forma de organización, bien sea ilegalizándola, inutilizándola o creando estructuras paralelas.
Este cruel invento europeo, dejó millones de muertos y heridas sin cerrar.
Domingo Alberto Rangel
Militante de Insurgencia Comunista
El culto a Bolívar tuvo unos orígenes reaccionarios. En 1830, al disolverse la Colombia de Bolívar, Venezuela vivía una agitación de masas, como ahora decimos, que amenazaba descargarse o traducirse en una rebelión social de imponentes dimensiones. Los soldados del ejército libertador ya no eran necesarios para el manejo de la lanza procera, pero tampoco querían volver al yugo fastidioso de la chícura sobre el arenoso suelo de las llanuras. Partidas de antiguos soldados recorrían los campos, tomando con sus lanzas lo que necesitaren, desde un trozo de yuca hasta unas varas de liencillo.
Otros, más audaces o mejor dotados en cuanto a armas, se situaban en los largos caminos que comunicaban a Puerto Cabello con Valencia y a está con los llanos centrales. Allí el botín era más sustancioso y era posible hacerse, manejando la lanza, de telas más o menos finas, de muebles y hasta de instrumentos musicales.
Era necesario desarmar, dispersar y reincorporar al trabajo a aquella montonera alzada en lo virtual que atalayaba los caminos y vivaqueaba en las soledades. La tarea de Páez, constituido ya en caudillo y tan parecido a Hugo Chávez que hasta era llanero, que desde Carabobo venían confiándole los terratenientes, los comerciantes y los artesanos, todos los que tuvieran algo que perder, para decirlo con una expresión genérica, consistía en persuadir y de no conseguirlo, obligar a las masas de antiguos soldados que amenazaban el orden social, a volver a la disciplina del trabajo. No tenia sentido la presencia política de José Antonio Páez., como tampoco lo habría tenido la de Simon Bolívar, si hubiera tenido salud en 1830, si no lograba ese retorno a las tareas productivas de esos antiguos soldados de la independencia. Obligados a aceptar el trabajo en las haciendas en las mismas condiciones de la colonia, era el programa del as necesidades de la Republica tal como la interpretaban los próceres convertidos en latifundistas.
José Antonio Páez fue el primero de la sucesión de caudillos, medio rurales y medio urbanos, que vino a finalizar con Juan Vicente Gómez, cuya tarea consistió en persuadir o constreñir a la masa rural para la aceptación de las tareas productivas uncidos al yugo del latifundio. Entre Páez en 1830 y Gómez en 1930 media un siglo en el cual la figura del caudillo era tan necesaria como la del magistrado para convencer u obligar a los soldados quitar el dedo del gatillo de la escopeta y poner sus manos sobre el surco de las plantaciones. Los caudillos, entre 1930 y nuestros días, sufren una evolución notable tanto en su figura como en su destino social. La Venezuela de las cinco décadas que siguen a 1930 soporta la mas fuerte sacudida de su historia. De rural pasa a urbana, de campesina pasa a marginal, a las aldeas perdidas en el campo siguen los barrios apiñados en el costado urbano de las ciudades. El caudillo, lejos de desaparecer se metamorfosea, tan caudillo es Rómulo Betancourt como Marcos Pérez Jiménez. Es interesante detenerse en torno a estos dos hombres. Betancourt y Pérez Jiménez son dos caudillos, pero están subordinados a las organizaciones que los engendran Rómulo Betancourt es el presidente de Acción Democrática e invocara tal condición en cada una de las solemnidades en las que le toca oficiar como abate laico. Pérez Jiménez, aparte de no dejar el uniforme ni para dormir, sabe que como vocero de la Fuerza Armada tiene la posibilidad de flotar. En Cambio Hugo Chávez plantea algunos interrogantes. Primero es un caudillo, pero encarna en el poder a una “Banda”, “grupo” o “logia militar”. Con el aparecen el poder las “bandas” militares que vienen formándose desde 1928 y habían sido subordinadas, captadas o regidas por los partidos políticos. El caso de Chávez en el poder plantea una pregunta vital y trascendente. ¿No ha llegado con el a la Presidencia un magistrado que es al mismo tiempo fascista en ideología, autócrata de temperamento y mandón de estilo?
La Venezuela reaccionaria necesitaba ya un Presidente fascista. Hay una creciente rivalidad con Colombia, que esta ganaría de manera fácil pues tiene una economía diversificada y un aparato productivo mas volcado hacia la exportación de bienes manufacturados. Hugo Chávez es el personaje ideal para un experimento fascista que se proponga exportar bienes manufacturados en el futuro. Tiene un emplasto de grandeza nacional, indispensable para todo fascismo y es demagogo como eran los fundadores del fascismo europeo en los años treinta y cuarenta.
El problema es que Venezuela, reducida su economía a la producción de petróleo y gas, sin una industria y menos una agricultura pujantes, no tiene nada que exportar salvo sus productos tradicionales petróleo y gas. Una dictadura fascista necesita de la grandeza nacional tanto como de los bienes manufacturados. Venezuela, en el grado de monoproducción a que ha sido conducida en los últimos quince años, no necesita un ensayo fascista muy ortodoxo. Puede seguir siendo el emirato petrolero que viene siendo sin que ninguno de sus factores dominantes se sienta incomodo o mal interpretado. De allí que la burguesía nacional venezolana juegue varias cartas o pueda hacerlo con entera comodidad.
Pero el día en que alguien se proponga industrializar a fondo la economía nacional, así sea limitándose a hacerlo con petróleo y gas, necesitaran en la Fuerza Armada una oficialidad fascista. Entonces, si Hugo Chávez sigue en el poder será el gobernante providencial y si ya hubiera caído o salido de la Presidencia por otra vía, quienes entren a gobernar lo recordaran con reconocimiento. Aquí no hay gobierno posible de corte autocrático y militarista que no sea totalitario y tenga entre los militares sus arquetipos obligados.
Por Domingo Alberto Rangel, militante de Insurgencia Comunista.
13 mars 2011 De un tiempo a esta parte, algunos ideólogos tachan a Chávez y al chavismo de fascistas. Incluso, el doctor Domingo Alberto Rangel ha llevado más allá sus alucinaciones nonagenarias señalando que el MNR boliviano fue un movimiento fascista. Si uno siguiera la lógica del discurso rangelista de hogaño (años atrás, por ejemplo, Domingo Alberto no hubiera dicho de Gadafi lo que ahora dice) no cabría sino ubicar al castrismo cubano, es decir, a Fidel y a la Revolución Cubana, en esa estirpe fascista pero jamás se atrevería a tanto el escritor venezolano mencionado anteriormente.
El fascismo fue italiano. Los fascismos han sido de distinto origen. Lo ha habido chileno, mas uno no se pensaría a Pinochet criticando o zahiriendo al Tío Sam cuando gracias a éste tuvo luz verde para derrocar y asesinar a Allende. A decir verdad, el fascismo europeo enraizó en aquellas potencias que habían sido delimitadas en sus aspiraciones coloniales, Alemania, Italia y España, especialmente. Y, en España, así como en Alemania fue una cruzada racista, la cruzada fue nacionalcatólica. Lo de Alemania, pues, fue nazismo. Y, lo italiano el fascismo.
La pérfida Albión, que era el imperialismo más fuerte de entonces, tachaba de “fascista” a todo movimiento político o gobierno que apareciera en la semiperiferia, en la periferia o en las colonias y que reivindicara la liberación nacional e incluso no hablara de socialismo. Así el peronismo resultaba ser un fascismo, y también el varguismo brasileño, y así sucesivamente. Y, ese antifascismo británico provino precisamente de que Mussolini trató, primero solo y luego con Alemania, de arrebatarle a Londres su hegemonía en el Mediterráneo, que por cierto la Libia que hoy padece una guerra civil tiene mucho que decir sobre el colonialismo italiano y el enfrascamiento entre éste y los británicos por la colonia.
Ni Chávez ni el chavismo tienen nada ni de fascista ni de fascismo. Como tampoco lo ha tenido el castrismo cubano ni el MNR boliviano (cuyo trayecto ha sido más parecido a la Acción Democrática venezolana) ni el sandinismo nicaragüense. Son movimientos populares o populistas dentro del abanico de los movimientos de izquierda de la periferia y de la semiperiferia, y que han debido responder a la sujeción real y efectiva al imperialismo de turno no tanto para instaurar el socialismo sino para hacerse viables en tanto comunidades políticas diferenciadas.
Otra cosa es que lo hayan conseguido, y aquí es donde el analista debe afilar los escarpelos de la indagación. Ninguna situación política en la periferia puede cambiar, desde nuestro punto de vista, los flujos y códigos del Mercado Global, y esto nunca ha sido más claro que con el glacis soviético. Y, no pueden hacerlo, porque primero la guerra y luego el comercio imponen condiciones dentro de la división internacional del trabajo. A lo que más pueden, y es la situación en la cual nos encontramos, es a defender a sus súbditos de las bestialidades que el Mercado Global acomete cotidianamente sobre los pueblos, y no siempre lo puede alcanzar plenamente.
Así que auscultar el chavismo al margen del contexto geopolítico actual es una tarea inútil. Ese contexto está determinado por condiciones objetivas imperiales (no tanto de los imperialismos de los siglos XIX y XX, sino del Imperio que se va abriendo camino en el Derecho Internacional y que va desguarneciendo las soberanías nacionales y disolviéndolas en una nueva soberanía imperial). Porque es el Capital el nuevo Estado. Ya no hay un Emperador, comerciantes, campesinos, esclavos, artesanos y “proletarios”, patricios y plebeyos, banqueros, etc. como en el Imperio Romano. Ahora, el Capital es el Imperio, el Capital es el Estado, y la figura del Emperador no tiene la mayor importancia. Se va cumpliendo en cierta medida lo que Fernand Braudel pronosticara: “El capitalismo sólo triunfa cuando llega a identificarse con el Estado, cuando es el Estado”. La duda que me queda es si ese proceso ya se ha completado o si todavía estamos a tiempo de reorganizar genuinas rebeliones anticapitalistas, es decir, antiestatales.-
De un tiempo a esta parte, algunos ideólogos tachan a Chávez y al chavismo de fascistas. Incluso, el doctor Domingo Alberto Rangel ha llevado más allá sus alucinaciones nonagenarias señalando que el MNR boliviano fue un movimiento fascista. Si uno siguiera la lógica del discurso rangelista de hogaño (años atrás, por ejemplo, Domingo Alberto no hubiera dicho de Gadafi lo que ahora dice) no cabría sino ubicar al castrismo cubano, es decir, a Fidel y a la Revolución Cubana, en esa estirpe fascista pero jamás se atrevería a tanto el escritor venezolano mencionado anteriormente.
El fascismo fue italiano. Los fascismos han sido de distinto origen. Lo ha habido chileno, mas uno no se pensaría a Pinochet criticando o zahiriendo al Tío Sam cuando gracias a éste tuvo luz verde para derrocar y asesinar a Allende. A decir verdad, el fascismo europeo enraizó en aquellas potencias que habían sido delimitadas en sus aspiraciones coloniales, Alemania, Italia y España, especialmente. Y, en España, así como en Alemania fue una cruzada racista, la cruzada fue nacionalcatólica. Lo de Alemania, pues, fue nazismo. Y, lo italiano el fascismo.
La pérfida Albión, que era el imperialismo más fuerte de entonces, tachaba de “fascista” a todo movimiento político o gobierno que apareciera en la semiperiferia, en la periferia o en las colonias y que reivindicara la liberación nacional e incluso no hablara de socialismo. Así el peronismo resultaba ser un fascismo, y también el varguismo brasileño, y así sucesivamente. Y, ese antifascismo británico provino precisamente de que Mussolini trató, primero solo y luego con Alemania, de arrebatarle a Londres su hegemonía en el Mediterráneo, que por cierto la Libia que hoy padece una guerra civil tiene mucho que decir sobre el colonialismo italiano y el enfrascamiento entre éste y los británicos por la colonia.
Ni Chávez ni el chavismo tienen nada ni de fascista ni de fascismo. Como tampoco lo ha tenido el castrismo cubano ni el MNR boliviano (cuyo trayecto ha sido más parecido a la Acción Democrática venezolana) ni el sandinismo nicaragüense. Son movimientos populares o populistas dentro del abanico de los movimientos de izquierda de la periferia y de la semiperiferia, y que han debido responder a la sujeción real y efectiva al imperialismo de turno no tanto para instaurar el socialismo sino para hacerse viables en tanto comunidades políticas diferenciadas.
Otra cosa es que lo hayan conseguido, y aquí es donde el analista debe afilar los escarpelos de la indagación. Ninguna situación política en la periferia puede cambiar, desde nuestro punto de vista, los flujos y códigos del Mercado Global, y esto nunca ha sido más claro que con el glacis soviético. Y, no pueden hacerlo, porque primero la guerra y luego el comercio imponen condiciones dentro de la división internacional del trabajo. A lo que más pueden, y es la situación en la cual nos encontramos, es a defender a sus súbditos de las bestialidades que el Mercado Global acomete cotidianamente sobre los pueblos, y no siempre lo puede alcanzar plenamente.
Así que auscultar el chavismo al margen del contexto geopolítico actual es una tarea inútil. Ese contexto está determinado por condiciones objetivas imperiales (no tanto de los imperialismos de los siglos XIX y XX, sino del Imperio que se va abriendo camino en el Derecho Internacional y que va desguarneciendo las soberanías nacionales y disolviéndolas en una nueva soberanía imperial). Porque es el Capital el nuevo Estado. Ya no hay un Emperador, comerciantes, campesinos, esclavos, artesanos y “proletarios”, patricios y plebeyos, banqueros, etc. como en el Imperio Romano. Ahora, el Capital es el Imperio, el Capital es el Estado, y la figura del Emperador no tiene la mayor importancia. Se va cumpliendo en cierta medida lo que Fernand Braudel pronosticara: “El capitalismo sólo triunfa cuando llega a identificarse con el Estado, cuando es el Estado”. La duda que me queda es si ese proceso ya se ha completado o si todavía estamos a tiempo de reorganizar genuinas rebeliones anticapitalistas, es decir, antiestatales.-
Chávez ¿Fascista o comunista?
Así expresa Anibal Romero en su artículo ¿Fascista o comunista? y responde a su interrogante a continuación.
Por razones históricas, ideológicas y políticas, Chávez y su régimen deben ser categorizados como comunistas, y no como fascistas. El fascismo fue, y aún podría ser, una degeneración del capitalismo sometido a una crisis aguda, y enfrentó a la clase media empobrecida contra el proletariado organizado. Fue la izquierda internacional, en Europa y EEUU, la que otorgó al calificativo “fascista” toda la carga de pesadilla, de supuesto horror insuperable, que continúa teniendo en nuestros días.
Históricamente, el fascismo es una excrecencia del capitalismo y la democracia parlamentaria en momentos terminales, una reacción de derecha frente al radicalismo de izquierda. Lo fue en Italia bajo Mussolini y en Alemania bajo Hitler. El comunismo, por su parte, es de izquierda.
El fascismo no es anticapitalista. Por el contrario, Mussolini y Hitler se cuidaron bien de no perturbar la marcha de la economía, y su “socialismo” no pretendió otra cosa que quitarles a los marxistas una consigna y confundirles mediante una bien orquestada propaganda. Todavía peor es llamar a Chávez “nazi”, como hacen algunos. No sólo se banaliza a los nazis al compararles con Chávez, a pesar de todos los dislates de este último, sino que se pierde de vista la especificidad del nazismo, que le distinguió del fascismo mussoliniano. Me refiero al biologismo racista, a la idea de una raza superior y su misión de dominio. Algo muy distinto, por cierto, a la ficción chavista del “hombre nuevo”, que es marxista con raíces en Rousseau.
Pero es el en terreno político donde se ubica el peor error, cuando se procura
etiquetar a Chávez como fascista. Se olvida que ha sido precisamente la
izquierda la que ha convertido el fascismo en el presunto peor de los males, por
encima de las no menos terribles atrocidades comunistas, sino que se otorga a
Chávez y a toda la izquierda internacional, latinoamericana y venezolana, la
oportunidad de encubrir sus responsabilidades y ocultar sus miserias, pues al
fin y al cabo, si Chávez es “fascista”, la izquierda no tiene que ver con él.
Pero es el en terreno político donde se ubica el peor error, cuando se procura
etiquetar a Chávez como fascista. Se olvida que ha sido precisamente la
izquierda la que ha convertido el fascismo en el presunto peor de los males, por
encima de las no menos terribles atrocidades comunistas, sino que se otorga a
Chávez y a toda la izquierda internacional, latinoamericana y venezolana, la
oportunidad de encubrir sus responsabilidades y ocultar sus miserias, pues al
fin y al cabo, si Chávez es “fascista”, la izquierda no tiene que ver con él.
Pero no es cierto. La izquierda venezolana, latinoamericana e internacional, la
comunista y no-comunista, no puede desembarazarse de Chávez tan
fácilmente. La izquierda venezolana, latinoamericana e internacional deben
asumir lo que les toca y responder por la tragedia que significa Chávez. Lo que
Chávez piensa, expresa, hace e intenta, pertenece profundamente a la historia
de la izquierda, a sus desvaríos, delirios y utopías.
Lo único bueno que podría resultar de la experiencia chavista para los
venezolanos, y más allá de Venezuela, es enterrar el socialismo, la izquierda y
sus epígonos por mucho tiempo. Pero tal aprendizaje político creativo no tendrá
lugar si a Chávez se le termina viendo como un fascista, es decir, “de derecha”.
Esta treta o maniobra ideológica, tan errada como perniciosa, se explica porque
la mayor parte de la intelectualidad venezolana sigue siendo de izquierda.
Chávez averguenza a muchos entre ellos (no los culpo), y tratan de distanciarse
denominándole “fascista”. Pero se equivocan. Chávez no es fascista, es
comunista, y nadie debería llamarle de otro modo. Lo que ocurre es que en
nuestro extraño mundo, distraído y romántico, el anticomunismo pasó de moda.
http://anibalromero.net/Fascista.o.comunista.pdf
Diario de América
Viernes 15 de mayo de 2009
2 comentarios:
Sobre el tema de Poder Constituyente, le invito a ver el trabajo de investigación en Ciencias Sociales del siguiente enlace: http://constituyentecivil-mexico2010.blogspot.com Muchas gracias. Mi correo es: constituyentecivil@gmail.com
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