Historia Social del teatro Valenciano, de la colonia, a la fundación de la escuela de teatro “Ramón Zapata”
Febrero 12, 2008 por DavidValencia, la de Venezuela, ciudad colonial.
La ciudad nace y crece en torno a su Iglesia Matriz, hoy Basílica Catedral Metropolitana de Nuestra Señora del Socorro de Valencia, esta estética arquitectural determinará lo que estaba por suceder en lo concerniente al hecho teatral en nuestra ciudad, entendiendo como “hecho teatral”, el desarrollo en escena de una determinada corriente estética.
Corroborando lo antes dicho, durante el siglo XVII, en 1634 se construyó otra Iglesia, la de San Francisco que con el Convento de San Buenaventura ocupaban toda una manzana a la vera del Camino Real. Será en el siglo XVIII cuando comienzan a aparecer residencias de cierta importancia como la casa de Don Ramón de Ibarrolaburu y Añorga, conocida hoy como “Casa de los Celis”: la casa de Don Carlos Tamayo y Pérez de la Fuente (sede de la Escuela de teatro “Ramón Zapata”’) y la de Miguel Peña. Comienza así mismo la vida militar en la ciudad con la construcción del Cuartel de Milicianos Blancos, cerrando con la emblemática construcción de la Iglesia de La Candelaria. Esto va a signar al teatro en Valencia, ya que los componentes que van a influir en él hasta más allá de la mitad del siglo XX van a ser: lo religioso, lo romántico y lo neoclásico. Estas raíces van a alimentar al tronco cultural de la ciudad colonial y republicana… Antes y después de la Independencia, el valenciano vio en la escena, una imagen de la vida en la que creyó o porque le fue impuesta o porque quería verla.
En el siglo XVIII, la actividad teatral estuvo orientada para que coincidiera con ceremonias sociales y representativas del Estado español.
La documentación disponible permite pensar que no hubo propósitos teatrales, artísticos ni estéticos en la promoción del teatro y en el cultivo de la teatralidad social; todo conduce a considerar que privó un utilitarismo social por parte del Estado, prueba de ello es que sólo en 1784, Venezuela tiene su primera sala de teatro, casi dos siglos después de México y Lima. Fue en la ciudad de Caracas por iniciativa del Capitán General Manuel González Torres de Navarra, y estuvo entre las esquinas “El Conde” y “Carmelitas”, en un solar propiedad de Fernando Ignacio Ascanio, Conde de La Granja. Los vecinos de las ciudades del interior del país, en realidad villorrios pobres y marginales, alimentaban su sentimiento de identidad nacional con las comedias, procesiones y exhibiciones del perdón real.
Al igual que en el Medioevo europeo, en el siglo XVIII venezolano hubo más teatralidad que teatro. Para cada ocasión oficial se echaba mano a calles y plazas para revestirlas con un esplendor que glorificaba el poder real. (Azparren Jiménez 1997: 23,32 y 33).
Hacemos notar que la “teatralidad” en Valencia a través de sus alardes neoclásicos y el drama romántico, así corno el lugar donde se desarrollaban las actividades (calles y plazas), sirvió para reafirmar la identidad del grupo, no para debatir criterios acerca de la belleza, ni problemas de hondo contenido existencial humano, de ahí la importancia de estas características, determinantes a la hora de escribir la historia.
LA CIUDAD REPUBLICANA.
En el siglo XIX comienza a modificarse el gusto de los valencianos a pesar de la falta de presupuesto por las guerras vividas después de la de Independencia, de tal manera que incorporan dentro de sus residencias, pequeños espacios dispuestos a la representación teatral familiar. La propia casa del General Presidente José Antonio Páez o la de González Guinán, son ejemplos de estas tendencias…Pero hubo un hecho tecnológico que aupó mucho más esta producción teatral casera: la inclusión del alumbrado público en 1836. Fue por los finales de dicho año cuando una comisión de vecinos, encabezada por Diego Escorihuela y Ramón Ravelo, quienes acordaron poner en vigencia lo que se llamó el alumbrado civil de la calle Real (hoy calle Colombia), e iniciaron una suscripción, que sumó 361 pesos (Bs.1,45, antes, Bs 1.444), gracias a la cual fueron construidos, por el artesano Sr. José Franquines: 23 faroles y 23 pescantes y por e! cerrajero Sr. Antonio Araujo. Para iniciar el alumbrado se compraron diez botellas de manteca de puerco a razón de dos reales c/u, y en la noche del 31 de Diciembre de ese mismo año, apareció la calle Colombia iluminada con los 23 faroles que se colocaron a una distancia de media cuadra (50 m). El contento del vecindario fue indescriptible. Poco a poco el alumbrado fue aumentando en la población, y para 1864 se contrató el alumbrado de kerosén. Para el año 1885 los faroles públicos habían aumentado en toda la ciudad hasta la cantidad de 628, cuyo mantenimiento costaba al Municipio Bs. 34,80 (antes, Bs. 34.800).
Por tanto era la oportunidad para que la “teatralidad” valenciana se expusiera como belleza escenográfica, como belleza luminotécnica pero sin ningún contenido material para quienes pretendían erigir la estética, a lo mejor no eran sus intenciones pero sí sus realizaciones. Sucede que para la sociedad culta de la época, el teatro es escenificar, ese es el concepto, que incluso todavía, se tiene de “La Puesta en Escena”, eso es lo que todavía algunos Directores “serios” llaman “El Hecho Teatral”. Así pues que el teatro, en Valencia, con la aparición del alumbrado público, pasó de “Velada familiar” a un “teatro de sombrero de pajilla”… sigue siendo una distracción de vecindario.
CASA DE LOS HERNÁNDEZ DE MONAGAS (Sede de la Escuela de teatro “Ramón Zapata”).
Hermosa construcción existente en la Calle Colombia, antiguo “Camino Real”, frente a la Plaza Sucre. Fue construida por Don Carlos Tamayo y Pérez de La Fuente comenzando en el siglo XVIII. Este personaje fue el antepasado de Carlos y Juan Antonio Hernández de Monagas, quienes heredaron la casa.
Vale la pena relatar un suceso histórico que se encuentra todavía entre las sombras de la historia y que causó mucho revuelo… Ocurrió en la plaza Miguel Peña de frente al templo de la Candelaria. Cuando los trabajos del templo iban bastante adelantados sucedió un acontecimiento sangriento que conmovió dolorosamente a la sociedad valenciana…
Una tarde del año 1808. Habiendo salido, ya al oscurecer, de la casa de los curas de Candelaria el presbítero Dr. Carlos Hernández Monagas quien visitaba el templo para inspeccionar las obras, un hombre desconocido, al parecer lo vigilaba desde la calle Carabobo… le dio por la espalda un lanzazo que le dejó instantáneamente muerto…
Según los historiadores de la época, el presbítero Carlos Hernández de Monagas era Juez Inquisidor y seguía un juicio a un vecino muy principal de Valencia. El enjuiciado compró al asesino, el cual vivía en uno de los pueblos de occidente, quien después de dejar amarrada en el matadero la res que había de beneficiar, regresó al lugar de su residencia al amanecer del día siguiente, todo lo cual fue hecho para estar en capacidad de establecer la coartada… pero poco después cayó en cama en el pueblo de Tinaco, y antes de morir confesó su crimen públicamente, como señal de arrepentimiento.
A estos presbíteros (Carlos y Juan Antonio Hernández de Monagas) se les debe además: el Beaterío de las Carmelitas en la hoy sede del Capitolio y el agua entubada hacia la ciudad.
Esta hermosa casa, el Presidente Antonio Guzmán Blanco la destinó para establecer el Colegio Nacional de Niñas en Carabobo. Luego se instaló allí la Escuela “Fernando Peñalver” hasta que fue sustituida por la Escuela de Teatro “Ramón Zapata”.
EL TEATRO EN VALENCIA. SU ORIGEN SOCIAL.
Desde el año 1808, el teatro fue noticia cotidiana en la prensa venezolana y la imprenta hizo posible la edición de las obras, estímulo que lo transformó en la actividad cultural y social pública más activa, sólo afectada por la Guerra de Independencia (1810-1821). (Azparren Jiménez, 1997: 75)
En 1829 se da, por así decirlo, el primer evento de teatro en Valencia con la representación de la tragedia “Otelo” o “El moro de Venecia” de Wiliiam Shakespeare por el General José Antonio Páez haciendo el papel de Otelo, en su casa de habitación situada en la esquina donde se cortan la Av.”Boyacá” con la calle “Páez” (hoy conocida como Casa Páez). Esta fiesta teatral despertó extraordinario entusiasmo entre los valencianos, y algunos lanzaron la idea de construir un teatro por suscripción entre las “personas pudientes”, contando con la importante ayuda del propio General Páez.
Vivía en la ciudad el Coronel Pedro Celis, y su casa (hoy conocida como Casa de los Celis) era un centro de reunión muy bien presidido por él y su galante esposa, Doña María Isabel Plaza, hermana del célebre Ambrosio Plaza, héroe y mártir de la Batalla de Carabobo en 1821. Fue pues, el Coronel Celis el escogido para realizar la construcción de dicho teatro, y al cabo de dos años (1831), el edificio fue levantado en la esquina noroeste, donde se cortan las calles de la “Libertad” y de la “Paz”. Los valencianos por amor a la justicia, a la verdad y al agradecimiento lo denominaron el “teatro del Coronel Celis”.
Lo expuesto hasta ahora, permite colegir el linaje esclarecido y a la vez pintoresco del teatro vernáculo post colonial, parece que emergiera de pasatiempos culturizadores y travesuras artísticas de los padres de la nacionalidad, sin ninguna formación técnica ni artística en la materia…De hecho surgió en 1842 una “Sociedad Dramática de Aficionados” , cuyos socios protectores estuvieron presididos por los Generales José Antonio Páez, Carlos Soublette, Rafael Urdaneta y José María Ponce.
El teatro considerado mejor opción frente a los pasatiempos caseros: jugar a las cartas, tocar piano, violín o arpa, recibía cierto apoyo en las actividades vespertinas y hasta ya anocheciendo. La pequeña sociedad valenciana se reunía con el propósito de disfrutar esa noche de una pequeña velada entre amigos, familiares y conocidos…La ciudad se abría poco a poco al siglo XX…
La Revolución Industrial, el triunfo de la Revolución Bolchevique y el inicio de la Primera Guerra Mundial traen a la capital carabobeña inmigrantes, que aunque transformaron la economía de la ciudad no alteraron su estructura social, pues las familias valencianas, descendientes de los viejos próceres, poseedoras de tierras mas no de fortunas, habían sido severamente golpeadas por la dictadura gomecista, ya que el General Juan Vicente Gómez era poco afecto a Valencia…Las “niñas” de las tradicionales familias valencianas unieron sus vidas a las de los emprendedores extranjeros, quienes a su vez asimilaron las costumbres tradicionales valencianas, mimetizándose en la llamada “valencianidad”. El teatro, a pesar de estar en Europa a la vanguardia del pensamiento en esos momentos, aquí se continúan las veladas y las obras presentadas en actos de beneficencias de damas de la sociedad, como la memorable fecha del 12 de septiembre de 1932 en que se presentó en el Teatro Municipal de Valencia, el poema de Andrés Eloy Blanco “El Cristo de las Violetas”, (reproducido en entrega aparecida anteriormente en este blog), el cual fue registrado en el diario “La Nación” como; “La magna fiesta artístico-social, evidenció el cristianismo y la cultura indiscutible de Valencia.” Por su parte la Sra.Melanie de Branger con la ayuda inmediata de Carmen Iturriza Iribarren, trataban de reproducir las tertulias y reuniones que se daban en Francia y en otras ciudades cosmopolitas donde se discutían las ideas vanguardistas, tan en boga en esos años. De allí surgirá a raíz de la muerte del General Gómez, el definitivo Ateneo de Valencia, tomando en cuenta que María Luisa Escobar, nacida en Valencia, había sido una de las fundadoras del Ateneo de Caracas, y la presencia de mujeres emprendedoras de la talla de María Clemencia Camarán… Las damas valencianas abrían las puertas de sus casas a sus amigos, manteniendo las ideas renovadoras del pensamiento dentro de los límites morales y religiosos que signan su tradicional y conservadora sociedad. Todo estaba controlado a conveniencia por la “viajada, leída y culta” clase dirigente. Hay que hacer notar que Valencia no fue una ciudad que nació y creció en torno a algún sitio donde se pudiera “liberar pasiones”, sino al contrario, en torno a un lugar donde las pasiones, en cuestión, eran “controladas” por una mentalidad cristiana que temía exageradamente al pecado y a perder las apariencia de culta y conservadora de los buenos principios morales.
VALENCIA, “CIUDAD INDUSTRIAL DE VENEZUELA”.
El inicio y formación de la ciudad industrial es meramente un fenómeno económico, mas no profundo fermento de ideas ni de audaces confrontaciones intelectuales, pues a pesar del arribo de diferentes grupos sociales y de distintos países, la ciudad se mantenía dentro de los cánones establecidos conservadoramente desde la Colonia, por tanto, el teatro en Valencia seguirá siendo “presentaciones” de los “hijos atrevidos” de las familias valencianas tradicionales o programas traídos por promotores de espectáculos más contentivos del juguete cómico o cualquier otra pieza frívola, de fácil interpretación…Hasta una “Entrada a Jerusalén” es repuesta parcialmente el Sábado de Gloria de 1933.
Este tipo de teatro superficial y frívolo, asociado más al espectáculo y entretenimiento familiar o los actos caseros impiden un proceso de creación que refleje de verdad, la situación que se vive en la región. La preocupación es demostrar progreso y bienestar, mantener apariencias de ciudad preocupada por el arte, pero sin entrar en los grandes problemas y preguntas del hombre.
La improvisada creatividad sustituye la preparación y el estudio, y la espontaneidad y gracia al verdadero actor. No ha sido creada aún en Carabobo una escuela de teatro.
El trabajo teatral o en otras actividades como las artes plásticas, la locución, las novelas por radio y la recién nacida televisión venezolana, de connotadas figuras en los años de la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez (1952-1958) queda ratificada en la entrevista registrada más adelante en este blog a Gilberto Pinto por el crítico Moreno Uribe y el mural de “Amalivaca”, mito indígena nuestro sobre la creación del mundo, realizado para el Centro “Simón Bolívar” por César Rengifo para resaltar la belleza de nuestras leyendas indígenas, según el espíritu nacionalista del Nuevo Ideal Nacional del régimen, en los sótanos (pasajes) de las hoy llamadas Torres de “El Silencio” (salvado por el crítico Rafael Pineda de la picota destructora democrática que abria paso a la Plaza Diego Ibarra hoy Plaza Caracas), y su labor de artista plástico fue reconocida con el “Premio del Salón Arturo Michelena” del Ateneo de Valencia, año 1954 con su obra “Cena en el éxodo”. Al año siguiente le será adjudicado el mismo Premio a Régulo Pérez. De más está decir que en ese Salón valenciano en la década de 1950 existía el Premio Popular que era adjudicado por el público asistente, sin distinción de clases sociales ni económicas, incluso en la gran Exposición Internacional del Cuatricentenario (1955), cuando le fue adjudicado a Héctor Poleo con un “retrato” figurativo contra el criterio abstraccionista del jurado. (Muñoz de Chacín, Vitalia: Razón de una memoria, 1990)
En diciembre de 1955, con motivo de las actividades culturales realizadas para celebrar el Cuatricentenario de la fundación de Valencia, el ambiente se activa, y se registra una reflexión en toda la vida cultural de la ciudad, que se manifiesta también en el teatro. Se reseña en la prensa regional la inquietud de los creadores y vinculados al arte escénico ante las siguientes preguntas:
-¿Qué escuela se sigue en nuestras agrupaciones teatrales?.
-¿Qué técnicas se exigen en nuestros actores?.
-¿Estaremos al tanto de los últimos acontecimientos teatrales en el mundo?.
Las respuestas a estas y otras interrogantes originan la inclusión en la programación del Cuatricentenario elaborada por el Ateneo de Valencia,presidido por Frida Añez y un grupo integrado y unido encabezado por Luis Eduardo Chávez, Braulio Salazar y el Ing. Ferrero Tamayo y la secretaría de Mery Schwarzemberg, de un Primer Festival de Teatro en la ciudad, el cual nunca se realizó. Paralelo a ésto, Luis Augusto Núñez -en compañía del gran animador Alfredo Hernández- , fundan el 2 de Diciembre de 1944 la Sociedad “Amigos del Teatro” (S.A.T). Más tarde Frida Añez, Luis Eduardo Chávez, Alejandro Ercoli, Rafael Pérez, Ernesto Jerez Valero, Cayetano Ramírez, Dr. J. A. Hernández, Luis Martínez Mainardi, y Antonio Morales Rutmann crean la A.C.A.T, (Asociación Carabobeña de Arte Teatral) el 2 de Junio de 1956, según nos fue narrado por la artista Carmen Ricart, testigo de excepción de esos años. (Ver recortes anexo 1 y 2).
Ambas iniciativas abonarán el terreno para la apertura definitiva y posterior llamado a inscripciones en 1959, de la Escuela de Teatro “Ramón Zapata”.( Recorte de prensa anexo 3). De esta manera es en la segunda mitad del Siglo XX que se estructura e institucionaliza la enseñanza y el estudio formal del teatro en Valencia, de la mano de un profesional de sólida formación como lo fue el profesor Eduardo Moreno, nombrado director de la misma.
Propicio es el ambiente no sólo por el momento político ininteligible en estos años por la dinámica y unidad que tenían los venezolanos, la cual se vivía a la caída del gobierno del General Marcos Pérez Jiménez, sino por la reapertura de la Universidad de Carabobo dentro de un clima de amplitud y receptividad que unió a las 4 universidades nacionales: Central, Carabobo, Los Andes y Oriente, y la Universidad Católica “Andrés Bello” para organizar unos programas en pro del arte y cultura nacional, quedando a la cabeza del equipo, el secretario de cultura de la Universidad de Los Andes, el dramaturgo César Rengifo. La existencia de una Dirección de Cultura en la Universidad de Carabobo, dirigida en su fundación por el Dr. Manuel Feo La Cruz y luego por Angel Ramos Giugni, quienes convocaron a todos los artistas a colaborar en la estructuración de ese “ideal” tanto tiempo esperado, y que además era compartido a escala nacional pues César Rengifo convocará a foros y reuniones, lo cual impulsará el desarrollo del movimiento teatral universitario. De esta manera, convergen en Valencia figuras e inquietudes que irán estructurando el entramado que sostendrá y promoverá los estudios y desarrollo del movimiento teatral valenciano hasta el presente.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
FUENTES PRIMARIAS:
Archivos personales de: Frida Añez de Magasrevy , Cristina Araujo y del autor.
FUENTES HEMEROGRAFIGAS:
Colección privada de la Revista “IN-FORMATE”.
Hemeroteca de la Biblioteca Pública Central “Dr. Manuel Feo La Cruz”. (Valencia) desde la organización de la Sala Estadal y de toda la Biblioteca según programa del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (1977) para el rescate de la memoria biblio-hemerográfica del país en la antigua sede de la Calle Soublette consultada y trabajada por el autor cuando formaba parte del personal de la misma e iniciaba esta investigación y su archivo y notas personales a partir de 1978 hasta consultas en el presente.
Fernán (seud)
“Celosía Valenciana” por Fernán En: “El Carabobeño” Valencia, Miércoles. Marzo, 1957
NUÑEZ, Luis Augusto
“Estreno del coro de danzas de la Universidad”. IN: “El Carabobeño, marzo 1960, pág,4. (”De Norte a Sur”)
FUENTES ORALES:
Entrevistas a Carmen Ricart, Frída Añez, Elio Arangú Conde, Nina Nikanarova y Cristina Araujo.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS:
Alcaldía de Valencia.
“Estudio especial del Centro Histórico de Valencia. Inventario de los inmuebles de valor”, 1998.
AZPARREN GIMÉNEZ, Leonardo.
El teatro Venezolano. Caracas, Cromotip Ediciones, 1967.
53 p.
(Colección INCIBA) teatro/1
“El teatro en Venezuela”. Caracas, Alfadil Ediciones, 1997.
290 p.
(Colección “Gente de teatro”)
GONZALEZ GUINÁN, Francisco
“Tradiciones de Mi pueblo” Caracas, Editorial Ragón, 1954.
217 p.
ITURRIZA GUILLEN,Carlos.
Algunas familias valencianas. Caracas, Tipografía Londres s/f.
285 p.
MANZO NUÑEZ, Torcuato
Historia del Estado Carabobo. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1981.
222 p.
MARTINEZ, Armando Luis/ DE CASTRO ZUMETA, María
“La región valenciana. Un estudio histórico-social. Valencia, Universidad de Carabobo, Dirección de Medios y Publicaciones, 2000.
395 p.
MUÑOZ DE CHACIN, Vitalia
Razón de una memoria.Ateneo de Valencia. Valencia, El Viaje del pez, 1998.
232 p.
NUÑEZ, Luis Augusto
“Génesis y evolución de la cultura en Carabobo”. Valencia, Ediciones del Ejecutivo del Estado Carabobo, 1967. II tomos.
SATURNO GUERRA, Rafael.
“Recado histórico sobre Valencia”. Valencia, Publicaciones del Concejo Municipal del Distrito Valencia, 3a.edición. 1988.
185 p.
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El teatro en Valencia. Su origen social.
Octubre 16, 2007 por David
En el Jardín de la Casa de los Stelling observamos de izquierda a derecha a María Iribarren, Trina Barreto, Anita Berrizbeitia, Justina Barreton y Elena Berrizbeitia.
Desde el año 1808, el teatro fue noticia cotidiana en la prensa venezolana y la imprenta hizo posible la edición de las obras, estímulo que lo transformó en la actividad cultural y social pública más activa, sólo afectada por la Guerra de Independencia (1810-1821). (Azparren Jiménez, 1997: 75)
En 1829 se da, por así decirlo, el primer evento de teatro en Valencia con la representación de la tragedia “Otelo” o “El moro de Venecia” de William Shakespeare por el General José Antonio Páez haciendo el papel de Otelo, en su casa de habitación situada en la esquina donde se cortan la Av.”Boyacá” con la calle “Páez” (hoy conocida como Casa Páez), también conformaban el elenco, el General Carlos Soublette en el papel de “Brabancio”, el Dr. Miguel Peña hacía de “Yago”, ”Desdémona” estaba encarnada por Francisca Romero de Alcázar e Inés Oyarzábal en el papel de “Blanca”. Esta fiesta teatral despertó extraordinario entusiasmo entre los valencianos, y algunos lanzaron la idea de construir un teatro por suscripción entre las “personas pudientes”, contando con la importante ayuda del propio General Páez.
Vivía en la ciudad el Coronel Pedro Celis, y su casa era un centro de reunión muy bien presidido por él y su galante esposa, Doña María Isabel Plaza, hermana del célebre Ambrosio Plaza, héroe y mártir de la Batalla de Carabobo en 1821. Fue pues, el Coronel Celis el escogido para realizar la construcción de dicho teatro, y al cabo de dos años (1831) el edificio fue levantado en la esquina noroeste, donde se cortan las calles de la “Libertad” y de la “Paz”. Los valencianos por amor a la justicia, a la verdad y al agradecimiento lo denominaron el “teatro del Coronel Celis”.
Lo expuesto hasta ahora, permite colegir el linaje esclarecido y a la vez pintoresco del teatro vernáculo post colonial, parece que emergiera de pasatiempos culturizadores y travesuras artísticas de los padres de la nacionalidad, sin ninguna formación técnica ni artística en la materia…De hecho surgió en 1842 una “Sociedad Dramática de Aficionados”, cuyos socios protectores estuvieron presididos por los Generales José Antonio Páez, Carlos Soublette, Rafael Urdaneta y José María Ponce.
El teatro considerado mejor opción frente a los pasatiempos caseros: jugar a las cartas, tocar piano, violín o arpa, recibía cierto apoyo en las actividades vespertinas y hasta ya anocheciendo. La pequeña sociedad valenciana se reunía con el propósito de disfrutar esa noche de una pequeña velada entre amigos, familiares y conocidos…La ciudad se abría poco a poco al siglo XX…
La Revolución Industrial, el triunfo de la Revolución Bolchevique y el inicio de la Primera Guerra Mundial traen a la capital carabobeña inmigrantes, que aunque transformaron la economía de la ciudad no alteraron su estructura social, pues las familias valencianas, descendientes de los viejos próceres, poseedoras de tierras mas no de fortunas, habían sido severamente golpeadas por la dictadura gomecista, ya que el General Juan Vicente Gómez era poco afecto a Valencia…Las “niñas” de las tradicionales familias valencianas unieron sus vidas a las de los emprendedores extranjeros, quienes a su vez asimilaron las costumbres tradicionales valencianas, mimetizándose en la llamada “valencianidad”. El teatro, a pesar de estar en Europa a la vanguardia del pensamiento en esos momentos, aquí se continúan las veladas y las obras presentadas en actos de beneficencias de damas de la sociedad, como la memorable fecha del 12 de septiembre de 1932 en que se presentó en el Teatro Municipal de Valencia, el poema de Andrés Eloy Blanco “El Cristo de las Violetas” el cual fue registrado en el diario “La Nación” como: “La magna fiesta artístico-social evidenció el cristianismo y la cultura indiscutible de Valencia.” Por su parte la Sra.Melanie de Branger con la ayuda inmediata de Carmen Iturriza Iribarren, trataban de reproducir las tertulias y reuniones que se daban en Francia y en otras ciudades cosmopolitas, donde se discutían las ideas vanguardistas, tan en boga en esos años. De allí surgirá a raíz de la muerte del General Gómez, el definitivo Ateneo de Valencia. Las damas valencianas abrían las puertas de sus casas a sus amigos, manteniendo las ideas renovadoras del pensamiento dentro de los límites morales y religiosos que signan su tradicional y conservadora sociedad. Todo estaba controlado a conveniencia por la “viajada” clase dirigente…hay que hacer notar que Valencia no fue una ciudad que nació y creció en torno a algún sitio donde se pudiera “liberar pasiones”, sino al contrario, en torno a un lugar donde las pasiones, en cuestión, eran “controladas” por una mentalidad cristiana que temía exageradamente al pecado.
¿Por dónde andarás ahora camarada Moreno?
Diciembre 22, 2006 por David
Retrato a plumilla de David Andrade, por Cristóbal Ruiz, 1997
El día martes 02 de Mayo de este mismo año (2006), el profesor Miguel Angel Cese Toledo, me invitó a la escuela de teatro “Ramón Zapata” para que presenciara el “ensayo general” de unos trabajos de los alumnos del 3er. año. A quienes da la materia “Técnica de la Actuación”. Ya en la sala, pasaron veinticinco minutos después de las seis y comenzaron los trabajos.
El alumno Obel Hidalgo hacía de Borracho, a la mejor manera de Cristóbal Ruiz y emulando la performance del Sr. Héctor Vargas… “El loco, el homosexual y el borracho, como ‘ejercicio’ en escena nada tienen que buscar en ella, ya que no tienen conflictos, ¡todos sus conflictos se convierten en razones lúdicas!…Por lo tanto es una grandísima pérdida de tiempo hacer ‘representaciones’ de tales ‘personajes’ como ejercicio para aprender a actuar” así decía el profesor Eduardo Moreno, de quien Cese y yo, fuimos sus alumnos en la cátedra de “Técnica de la Actuación”. Seguidamente vino otro “ejercicio” donde se evaluaba la alumna Yurienma Ortega, el personaje a interpretar, ¡otra Borracha-Prostituta!… Completaba así el binomio que fue el hazme reír de la audiencia. Luego le tocó el turno a Carlos Bencomo con un personaje Minusválido, ¡relatando en grafismo lo que le había acontecido!, otro cuadro vivo, que provocó mi salida de la sala y una profunda reflexión sobre el desarrollo del teatro en la Escuela de Teatro “Ramón Zapata”.
La música fue en verdad la protagonista de la noche ya que era quien narraba lo que sucedía en escena. También nos advertía el maestro Moreno en 1983, “La música incidental o efectos sonoros nos debe servir para apoyar la escena, para armonizar los elementos estéticos que la conforman, que conforman la escena, es ‘un complemento en el sentido estético’. Debe procurarse no abusar de ella, ya que es un producto que se produjo con otra intención, la intención de sus autores e intérpretes. Debe procurarse usar en fragmentos ya que no es ‘La historia de una Canción’ lo que se está representando y debe evitarse caer en el ‘GRAFISMO’: lo que el público o la gente escucha coincide, gráficamente y de forma notória con lo que está sucediendo en escena”.
En el caso que me ocupa podría decir, “fui al teatro a escuchar música” representada a la usanza del siglo XVIII y sus ya famosos “cuadros vivos”. No quiero con esto arredrar la historia y comparar los momentos estelares y de verdaderos aprendizajes en la escuela de teatro “Ramón Zapata”…
Voy en bajada hacía la Avenida Lara, bajando por la Montes de Oca, pensando en el profesor Moreno, la oscuridad remueve las emociones invisibles de mi mente, mirando al cielo universal, sintiendo el alma como única compañía…
¡Por dónde andarás ahora camarada Moreno!.
El teatro en Valencia. Su origen social.
Octubre 16, 2007 por David
En el Jardín de la Casa de los Stelling observamos de izquierda a derecha a María Iribarren, Trina Barreto, Anita Berrizbeitia, Justina Barreton y Elena Berrizbeitia.
Desde el año 1808, el teatro fue noticia cotidiana en la prensa venezolana y la imprenta hizo posible la edición de las obras, estímulo que lo transformó en la actividad cultural y social pública más activa, sólo afectada por la Guerra de Independencia (1810-1821). (Azparren Jiménez, 1997: 75)
En 1829 se da, por así decirlo, el primer evento de teatro en Valencia con la representación de la tragedia “Otelo” o “El moro de Venecia” de William Shakespeare por el General José Antonio Páez haciendo el papel de Otelo, en su casa de habitación situada en la esquina donde se cortan la Av.”Boyacá” con la calle “Páez” (hoy conocida como Casa Páez), también conformaban el elenco, el General Carlos Soublette en el papel de “Brabancio”, el Dr. Miguel Peña hacía de “Yago”, ”Desdémona” estaba encarnada por Francisca Romero de Alcázar e Inés Oyarzábal en el papel de “Blanca”. Esta fiesta teatral despertó extraordinario entusiasmo entre los valencianos, y algunos lanzaron la idea de construir un teatro por suscripción entre las “personas pudientes”, contando con la importante ayuda del propio General Páez.
Vivía en la ciudad el Coronel Pedro Celis, y su casa era un centro de reunión muy bien presidido por él y su galante esposa, Doña María Isabel Plaza, hermana del célebre Ambrosio Plaza, héroe y mártir de la Batalla de Carabobo en 1821. Fue pues, el Coronel Celis el escogido para realizar la construcción de dicho teatro, y al cabo de dos años (1831) el edificio fue levantado en la esquina noroeste, donde se cortan las calles de la “Libertad” y de la “Paz”. Los valencianos por amor a la justicia, a la verdad y al agradecimiento lo denominaron el “teatro del Coronel Celis”.
Lo expuesto hasta ahora, permite colegir el linaje esclarecido y a la vez pintoresco del teatro vernáculo post colonial, parece que emergiera de pasatiempos culturizadores y travesuras artísticas de los padres de la nacionalidad, sin ninguna formación técnica ni artística en la materia…De hecho surgió en 1842 una “Sociedad Dramática de Aficionados”, cuyos socios protectores estuvieron presididos por los Generales José Antonio Páez, Carlos Soublette, Rafael Urdaneta y José María Ponce.
El teatro considerado mejor opción frente a los pasatiempos caseros: jugar a las cartas, tocar piano, violín o arpa, recibía cierto apoyo en las actividades vespertinas y hasta ya anocheciendo. La pequeña sociedad valenciana se reunía con el propósito de disfrutar esa noche de una pequeña velada entre amigos, familiares y conocidos…La ciudad se abría poco a poco al siglo XX…
La Revolución Industrial, el triunfo de la Revolución Bolchevique y el inicio de la Primera Guerra Mundial traen a la capital carabobeña inmigrantes, que aunque transformaron la economía de la ciudad no alteraron su estructura social, pues las familias valencianas, descendientes de los viejos próceres, poseedoras de tierras mas no de fortunas, habían sido severamente golpeadas por la dictadura gomecista, ya que el General Juan Vicente Gómez era poco afecto a Valencia…Las “niñas” de las tradicionales familias valencianas unieron sus vidas a las de los emprendedores extranjeros, quienes a su vez asimilaron las costumbres tradicionales valencianas, mimetizándose en la llamada “valencianidad”. El teatro, a pesar de estar en Europa a la vanguardia del pensamiento en esos momentos, aquí se continúan las veladas y las obras presentadas en actos de beneficencias de damas de la sociedad, como la memorable fecha del 12 de septiembre de 1932 en que se presentó en el Teatro Municipal de Valencia, el poema de Andrés Eloy Blanco “El Cristo de las Violetas” el cual fue registrado en el diario “La Nación” como: “La magna fiesta artístico-social evidenció el cristianismo y la cultura indiscutible de Valencia.” Por su parte la Sra.Melanie de Branger con la ayuda inmediata de Carmen Iturriza Iribarren, trataban de reproducir las tertulias y reuniones que se daban en Francia y en otras ciudades cosmopolitas, donde se discutían las ideas vanguardistas, tan en boga en esos años. De allí surgirá a raíz de la muerte del General Gómez, el definitivo Ateneo de Valencia. Las damas valencianas abrían las puertas de sus casas a sus amigos, manteniendo las ideas renovadoras del pensamiento dentro de los límites morales y religiosos que signan su tradicional y conservadora sociedad. Todo estaba controlado a conveniencia por la “viajada” clase dirigente…hay que hacer notar que Valencia no fue una ciudad que nació y creció en torno a algún sitio donde se pudiera “liberar pasiones”, sino al contrario, en torno a un lugar donde las pasiones, en cuestión, eran “controladas” por una mentalidad cristiana que temía exageradamente al pecado.
En el Jardín de la Casa de los Stelling observamos de izquierda a derecha a María Iribarren, Trina Barreto, Anita Berrizbeitia, Justina Barreton y Elena Berrizbeitia.
Desde el año 1808, el teatro fue noticia cotidiana en la prensa venezolana y la imprenta hizo posible la edición de las obras, estímulo que lo transformó en la actividad cultural y social pública más activa, sólo afectada por la Guerra de Independencia (1810-1821). (Azparren Jiménez, 1997: 75)
En 1829 se da, por así decirlo, el primer evento de teatro en Valencia con la representación de la tragedia “Otelo” o “El moro de Venecia” de William Shakespeare por el General José Antonio Páez haciendo el papel de Otelo, en su casa de habitación situada en la esquina donde se cortan la Av.”Boyacá” con la calle “Páez” (hoy conocida como Casa Páez), también conformaban el elenco, el General Carlos Soublette en el papel de “Brabancio”, el Dr. Miguel Peña hacía de “Yago”, ”Desdémona” estaba encarnada por Francisca Romero de Alcázar e Inés Oyarzábal en el papel de “Blanca”. Esta fiesta teatral despertó extraordinario entusiasmo entre los valencianos, y algunos lanzaron la idea de construir un teatro por suscripción entre las “personas pudientes”, contando con la importante ayuda del propio General Páez.
Vivía en la ciudad el Coronel Pedro Celis, y su casa era un centro de reunión muy bien presidido por él y su galante esposa, Doña María Isabel Plaza, hermana del célebre Ambrosio Plaza, héroe y mártir de la Batalla de Carabobo en 1821. Fue pues, el Coronel Celis el escogido para realizar la construcción de dicho teatro, y al cabo de dos años (1831) el edificio fue levantado en la esquina noroeste, donde se cortan las calles de la “Libertad” y de la “Paz”. Los valencianos por amor a la justicia, a la verdad y al agradecimiento lo denominaron el “teatro del Coronel Celis”.
Lo expuesto hasta ahora, permite colegir el linaje esclarecido y a la vez pintoresco del teatro vernáculo post colonial, parece que emergiera de pasatiempos culturizadores y travesuras artísticas de los padres de la nacionalidad, sin ninguna formación técnica ni artística en la materia…De hecho surgió en 1842 una “Sociedad Dramática de Aficionados”, cuyos socios protectores estuvieron presididos por los Generales José Antonio Páez, Carlos Soublette, Rafael Urdaneta y José María Ponce.
El teatro considerado mejor opción frente a los pasatiempos caseros: jugar a las cartas, tocar piano, violín o arpa, recibía cierto apoyo en las actividades vespertinas y hasta ya anocheciendo. La pequeña sociedad valenciana se reunía con el propósito de disfrutar esa noche de una pequeña velada entre amigos, familiares y conocidos…La ciudad se abría poco a poco al siglo XX…
La Revolución Industrial, el triunfo de la Revolución Bolchevique y el inicio de la Primera Guerra Mundial traen a la capital carabobeña inmigrantes, que aunque transformaron la economía de la ciudad no alteraron su estructura social, pues las familias valencianas, descendientes de los viejos próceres, poseedoras de tierras mas no de fortunas, habían sido severamente golpeadas por la dictadura gomecista, ya que el General Juan Vicente Gómez era poco afecto a Valencia…Las “niñas” de las tradicionales familias valencianas unieron sus vidas a las de los emprendedores extranjeros, quienes a su vez asimilaron las costumbres tradicionales valencianas, mimetizándose en la llamada “valencianidad”. El teatro, a pesar de estar en Europa a la vanguardia del pensamiento en esos momentos, aquí se continúan las veladas y las obras presentadas en actos de beneficencias de damas de la sociedad, como la memorable fecha del 12 de septiembre de 1932 en que se presentó en el Teatro Municipal de Valencia, el poema de Andrés Eloy Blanco “El Cristo de las Violetas” el cual fue registrado en el diario “La Nación” como: “La magna fiesta artístico-social evidenció el cristianismo y la cultura indiscutible de Valencia.” Por su parte la Sra.Melanie de Branger con la ayuda inmediata de Carmen Iturriza Iribarren, trataban de reproducir las tertulias y reuniones que se daban en Francia y en otras ciudades cosmopolitas, donde se discutían las ideas vanguardistas, tan en boga en esos años. De allí surgirá a raíz de la muerte del General Gómez, el definitivo Ateneo de Valencia. Las damas valencianas abrían las puertas de sus casas a sus amigos, manteniendo las ideas renovadoras del pensamiento dentro de los límites morales y religiosos que signan su tradicional y conservadora sociedad. Todo estaba controlado a conveniencia por la “viajada” clase dirigente…hay que hacer notar que Valencia no fue una ciudad que nació y creció en torno a algún sitio donde se pudiera “liberar pasiones”, sino al contrario, en torno a un lugar donde las pasiones, en cuestión, eran “controladas” por una mentalidad cristiana que temía exageradamente al pecado.
¿Por dónde andarás ahora camarada Moreno?
Diciembre 22, 2006 por DavidRetrato a plumilla de David Andrade, por Cristóbal Ruiz, 1997
El día martes 02 de Mayo de este mismo año (2006), el profesor Miguel Angel Cese Toledo, me invitó a la escuela de teatro “Ramón Zapata” para que presenciara el “ensayo general” de unos trabajos de los alumnos del 3er. año. A quienes da la materia “Técnica de la Actuación”. Ya en la sala, pasaron veinticinco minutos después de las seis y comenzaron los trabajos.
El alumno Obel Hidalgo hacía de Borracho, a la mejor manera de Cristóbal Ruiz y emulando la performance del Sr. Héctor Vargas… “El loco, el homosexual y el borracho, como ‘ejercicio’ en escena nada tienen que buscar en ella, ya que no tienen conflictos, ¡todos sus conflictos se convierten en razones lúdicas!…Por lo tanto es una grandísima pérdida de tiempo hacer ‘representaciones’ de tales ‘personajes’ como ejercicio para aprender a actuar” así decía el profesor Eduardo Moreno, de quien Cese y yo, fuimos sus alumnos en la cátedra de “Técnica de la Actuación”. Seguidamente vino otro “ejercicio” donde se evaluaba la alumna Yurienma Ortega, el personaje a interpretar, ¡otra Borracha-Prostituta!… Completaba así el binomio que fue el hazme reír de la audiencia. Luego le tocó el turno a Carlos Bencomo con un personaje Minusválido, ¡relatando en grafismo lo que le había acontecido!, otro cuadro vivo, que provocó mi salida de la sala y una profunda reflexión sobre el desarrollo del teatro en la Escuela de Teatro “Ramón Zapata”.
La música fue en verdad la protagonista de la noche ya que era quien narraba lo que sucedía en escena. También nos advertía el maestro Moreno en 1983, “La música incidental o efectos sonoros nos debe servir para apoyar la escena, para armonizar los elementos estéticos que la conforman, que conforman la escena, es ‘un complemento en el sentido estético’. Debe procurarse no abusar de ella, ya que es un producto que se produjo con otra intención, la intención de sus autores e intérpretes. Debe procurarse usar en fragmentos ya que no es ‘La historia de una Canción’ lo que se está representando y debe evitarse caer en el ‘GRAFISMO’: lo que el público o la gente escucha coincide, gráficamente y de forma notória con lo que está sucediendo en escena”.
En el caso que me ocupa podría decir, “fui al teatro a escuchar música” representada a la usanza del siglo XVIII y sus ya famosos “cuadros vivos”. No quiero con esto arredrar la historia y comparar los momentos estelares y de verdaderos aprendizajes en la escuela de teatro “Ramón Zapata”…
Voy en bajada hacía la Avenida Lara, bajando por la Montes de Oca, pensando en el profesor Moreno, la oscuridad remueve las emociones invisibles de mi mente, mirando al cielo universal, sintiendo el alma como única compañía…
¡Por dónde andarás ahora camarada Moreno!.
Diciembre 26, 2006 a las 11:02
Y que cual es su aporte, para que se mejore esta condicion de actuaciòn de los alumnos?
Enero 5, 2007 a las 9:12
María: Desde que tengo 15 años ando metido en el mundo del teatro, dejé mi profesión de Ingeniero Mecánico por el estudio y ejercicio teatral con el maestro Moreno y luego me dediqué a la docencia en la Escuela de Teatro R.Z. Sabes que saqué del agujero negro a la Compañía de la Escuela en el festival de las artes con “Sonata del Alba” de César Rengifo, y dado mi carácter que exige fidelidad a lo enseñado por Moreno, y sobre todo a ser sincero conmigo mismo, sin pedir ni dar cuartel, en estos momentos de adaptaciones convenientes y retaliaciones de reconcomiados rencores, fui sacado del staff profesoral. Por tanto mi conciencia está tranquila pero no mi angustia profunda por el horror que estamos viviendo en materia de teatro, que denuncié a las autoridades competentes en su momento y cuando me lo exigan, porque no soy hombre de doble cara. Gracias por su pregunta.
Se La Fumaron Verde
Diciembre 13, 2006 por David Retrato a Lápiz de David Andrade,
por Cristóbal Ruiz. 1.979
“Los jóvenes poetas venezolanos, cuando no borgean, octavio paztan en sus creaciones ancilares”.
Manuel Bermúdez
Borges ya había dicho en 1925, el primer deber: ser moderno, aunque eso signifique repudiar las tradiciones literarias, derrumbar casas y edificios, repudiar nuestro pasado, ser originales. ¿Cómo se puede defender la autenticidad de este “ser originales” cuando creemos anular lo no conocido? Porque hay que sumarle a esto que muchos escogen no solamente repudiarlos, habiéndolos conocido o leídos, sino que son muchos más quienes los desprecian, los repudian sin haberlos tan sólo hojeado en el prólogo, bajo el criterio de que, “eso no hace falta”, “¿para qué?”, “¡los clásicos ya tuvieron su tiempo!”…o solazándonos bajo el criterio temerario de Jorge Luis Borges.
No es menester mencionar las historias épicas y sus fechas, las batallas, la heroicidad de sus caudillos quienes estuvieron y vinieron luego. Hace falta además conocerlos, trajinarlos en el oficio sobre el papel, para poderlos analizar, es decir, “Separación y distinción de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios constitutivos”, descomponer en sus factores primos, ir de lo general a lo particular, ¡desmontar!.
El carácter lúdico, por no decir cómodo que se le dio a la Modernidad en Venezuela, buscando ésta, la modernidad, a ese consumidor perdido en las cosas que él mismo había extraviado; tuvo como consecuencia que nos dio vergüenza hablar desde nosotros mismos, desde nuestros legítimos elementos culturales, haciéndonos miserables y pacatos. Creyendo que ese caminar pausado y elegante en el centro de algunas de las urbes del Norte de América o europeas nos hacía más universales, para luego, volver a la patria, como el “buen hijo” que regresa a casa convertido en filósofo de cafés, recordando galimatías con cara de circunstancias: disfrazando el habla cotidiana con el lenguaje experimental.
No es gratuito, que en materia de radio y durante la segunda guerra mundial (1939-1945) si la BBC de Londres cuyas siglas querían decir “Broadcasting Corporation” y la NBC de Estados Unidos “National Broadcasting Corporaction”, nosotros aquí en Caracas, a nuestra primera AM, le colocáramos “Broadcasting Caracas”. Cuando realmente se le tenía que haber adjetivado: Emisora de Caracas, si tomamos en cuenta las traducciones y el contexto en que estaban inscritos ambos vocablos, “Broad” (ancho, extenso) y “Cast” (echar, arrojar, proyectar, lanzar).
No es de difícil recordación algunos textos y canciones populares donde se ilustra de alguna manera a estos “personajes”, como por ejemplo los textos de Aquiles Nazoa o el JUAN JOSÉ que por la vía del grafismo, Mariela Romero nos presenta en su obra “Esperando al Italiano”, allí se expone una manera de acercar la ilusión encarnada en los distintos personajes o como cuando analizamos el efecto de la “Música Moderna”, que cantábamos en “inglés” sin saber lo que cantábamos, ni mucho menos Inglés. Todo por el sólo hecho de que estaba de moda “cantar” dizque en inglés (el remedo contentaba el ímpetu en la inhalación contenida) o las agrupaciones musicales que se formaron en Venezuela, como los Dart o los 007, los Impala y Los Supersónicos, con sus versiones bien malas por cierto, en los contenidos literarios; ya que sólo era importante el continente, quiero decir la línea melódica…que podíamos “tocar” con sólo mover el pie derecho.
Ahora, no da nostalgia, lo que da es risa que se estrangula en la comisura de los labios, no por la candidez en “el afán performativo”, sino por lo ridículo de todo aquello: pena ajena y propia, por no haber sabido defender desde las trincheras de mi montunidad, el deber ser Venezolano.
Pero todo esto sucedía por la “precaria idea de modernidad literaria”. Volvamos al hilo de la madeja, lo dicho por el intelectual Jorge Luis Borges, concitó que no solamente se repudió lo mediato, sino que y producto del desorden en las ideas, se terminó por repudiar lo inmediato también -lo que no se enfundara en la moda-, luego la modernidad degeneró en, “hacer lo que se quiere” y no en querer lo que se hace. Este carácter libérrimo y sin ninguna disciplina en materia de investigación preparaba lo que estaba por venir: la banalización en el discurso de las carreras, en las distintas Escuelas de todas las universidades del país, el rechazo al estudio de la filosofía y al ejercicio en el aprender a pensar (filosofar), cayéndonos la maldición light; privó la mercadería -el best seller- por encima del verdadero texto de filosofía, promoviendo la frivolización “con seriedad en el hecho escritural”, la cultura del catálogo (ni siquiera el breviario) y lo que es peor, una devolución al enciclopedismo decimonónico creyendo muchos, que se está siendo contemporáneo por la forma conveniente en que nos adaptamos a las nuevas comodidades que nos da la “modernidad” de la cual nunca hemos podido salir.
En fin la modernidad, por lo menos aquí en Venezuela, sirvió para que algunos “intelectuales” recrearan las sanas maneras de huir de la historia, confundiendo la moda con lo nuevo, creyendo que ella, la modernidad, cambiaría prospectivamente la realidad del país. Confundiendo lo popular con lo más conocido, tergiversando la eficacia política que pudiera estar contenida en el nuevo régimen (la democracia), haciéndonos perder en la “búsqueda sin cese del confort”. Intentando un ejercicio de conciencia bajo la pátina europeísta o soñando el “sueño americano”, sin darnos cuenta que ese “sueño público” que se quiso dar a la modernidad, fracasó como ejercicio de conciencia cuando el soñante se abrogó su exclusividad.
David Andrade
Diciembre 7, 2006 por David Flor de Onoto, Jesús Villegas. Técnica: óleo sobre tela
Se La Fumaron Verde
Diciembre 13, 2006 por DavidRetrato a Lápiz de David Andrade,
por Cristóbal Ruiz. 1.979
“Los jóvenes poetas venezolanos, cuando no borgean, octavio paztan en sus creaciones ancilares”.
Manuel Bermúdez
Borges ya había dicho en 1925, el primer deber: ser moderno, aunque eso signifique repudiar las tradiciones literarias, derrumbar casas y edificios, repudiar nuestro pasado, ser originales. ¿Cómo se puede defender la autenticidad de este “ser originales” cuando creemos anular lo no conocido? Porque hay que sumarle a esto que muchos escogen no solamente repudiarlos, habiéndolos conocido o leídos, sino que son muchos más quienes los desprecian, los repudian sin haberlos tan sólo hojeado en el prólogo, bajo el criterio de que, “eso no hace falta”, “¿para qué?”, “¡los clásicos ya tuvieron su tiempo!”…o solazándonos bajo el criterio temerario de Jorge Luis Borges.
No es menester mencionar las historias épicas y sus fechas, las batallas, la heroicidad de sus caudillos quienes estuvieron y vinieron luego. Hace falta además conocerlos, trajinarlos en el oficio sobre el papel, para poderlos analizar, es decir, “Separación y distinción de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios constitutivos”, descomponer en sus factores primos, ir de lo general a lo particular, ¡desmontar!.
El carácter lúdico, por no decir cómodo que se le dio a la Modernidad en Venezuela, buscando ésta, la modernidad, a ese consumidor perdido en las cosas que él mismo había extraviado; tuvo como consecuencia que nos dio vergüenza hablar desde nosotros mismos, desde nuestros legítimos elementos culturales, haciéndonos miserables y pacatos. Creyendo que ese caminar pausado y elegante en el centro de algunas de las urbes del Norte de América o europeas nos hacía más universales, para luego, volver a la patria, como el “buen hijo” que regresa a casa convertido en filósofo de cafés, recordando galimatías con cara de circunstancias: disfrazando el habla cotidiana con el lenguaje experimental.
No es gratuito, que en materia de radio y durante la segunda guerra mundial (1939-1945) si la BBC de Londres cuyas siglas querían decir “Broadcasting Corporation” y la NBC de Estados Unidos “National Broadcasting Corporaction”, nosotros aquí en Caracas, a nuestra primera AM, le colocáramos “Broadcasting Caracas”. Cuando realmente se le tenía que haber adjetivado: Emisora de Caracas, si tomamos en cuenta las traducciones y el contexto en que estaban inscritos ambos vocablos, “Broad” (ancho, extenso) y “Cast” (echar, arrojar, proyectar, lanzar).
No es de difícil recordación algunos textos y canciones populares donde se ilustra de alguna manera a estos “personajes”, como por ejemplo los textos de Aquiles Nazoa o el JUAN JOSÉ que por la vía del grafismo, Mariela Romero nos presenta en su obra “Esperando al Italiano”, allí se expone una manera de acercar la ilusión encarnada en los distintos personajes o como cuando analizamos el efecto de la “Música Moderna”, que cantábamos en “inglés” sin saber lo que cantábamos, ni mucho menos Inglés. Todo por el sólo hecho de que estaba de moda “cantar” dizque en inglés (el remedo contentaba el ímpetu en la inhalación contenida) o las agrupaciones musicales que se formaron en Venezuela, como los Dart o los 007, los Impala y Los Supersónicos, con sus versiones bien malas por cierto, en los contenidos literarios; ya que sólo era importante el continente, quiero decir la línea melódica…que podíamos “tocar” con sólo mover el pie derecho.
Ahora, no da nostalgia, lo que da es risa que se estrangula en la comisura de los labios, no por la candidez en “el afán performativo”, sino por lo ridículo de todo aquello: pena ajena y propia, por no haber sabido defender desde las trincheras de mi montunidad, el deber ser Venezolano.
Pero todo esto sucedía por la “precaria idea de modernidad literaria”. Volvamos al hilo de la madeja, lo dicho por el intelectual Jorge Luis Borges, concitó que no solamente se repudió lo mediato, sino que y producto del desorden en las ideas, se terminó por repudiar lo inmediato también -lo que no se enfundara en la moda-, luego la modernidad degeneró en, “hacer lo que se quiere” y no en querer lo que se hace. Este carácter libérrimo y sin ninguna disciplina en materia de investigación preparaba lo que estaba por venir: la banalización en el discurso de las carreras, en las distintas Escuelas de todas las universidades del país, el rechazo al estudio de la filosofía y al ejercicio en el aprender a pensar (filosofar), cayéndonos la maldición light; privó la mercadería -el best seller- por encima del verdadero texto de filosofía, promoviendo la frivolización “con seriedad en el hecho escritural”, la cultura del catálogo (ni siquiera el breviario) y lo que es peor, una devolución al enciclopedismo decimonónico creyendo muchos, que se está siendo contemporáneo por la forma conveniente en que nos adaptamos a las nuevas comodidades que nos da la “modernidad” de la cual nunca hemos podido salir.
En fin la modernidad, por lo menos aquí en Venezuela, sirvió para que algunos “intelectuales” recrearan las sanas maneras de huir de la historia, confundiendo la moda con lo nuevo, creyendo que ella, la modernidad, cambiaría prospectivamente la realidad del país. Confundiendo lo popular con lo más conocido, tergiversando la eficacia política que pudiera estar contenida en el nuevo régimen (la democracia), haciéndonos perder en la “búsqueda sin cese del confort”. Intentando un ejercicio de conciencia bajo la pátina europeísta o soñando el “sueño americano”, sin darnos cuenta que ese “sueño público” que se quiso dar a la modernidad, fracasó como ejercicio de conciencia cuando el soñante se abrogó su exclusividad.
David Andrade
Diciembre 7, 2006 por DavidFlor de Onoto, Jesús Villegas. Técnica: óleo sobre tela
El público está decepcionado. Entrevista a Gilberto Pinto (dramaturgo) y la realizada por E.A. Moreno Uribe para Ultimas Noticias. 3 de febrero 2008 “Gilberto Pinto salvado por el teatro”
Febrero 11, 2008 por DavidEntrevista // Gilberto Pinto, dramaturgo
“El público está decepcionado”
Pinto inició sus estudios teatrales con Gómez Obregón en 1948. Debutó como actor en “El oso” de Chéjov y como director en “El paquebot tenacity” de Charles Vildrac (Nicola Rocco)
“Farruco (Sesto) es un animal político -en el buen sentido de la palabra- y dentro de la política, el arte no tiene cabida”
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ
EL UNIVERSAL 11 de febrero del 2008, pág. 3-12
Quizás su voz se quiebre al hablar; quizás su corazón, el órgano, ya no palpite como antes, quizás un bastón se confunda ahora entre sus pasos. Pero su mente, sus ideas, su fortaleza espiritual, están intactas. Gilberto Pinto (1929), dramaturgo, director, hombre de teatro, cree en la revolución. Es lógico, tiene más de 50 años peleando por ésta, pero por una revolución de ideas, de creación, de diálogo…
Rajatabla inició el jueves una muestra de la nueva dramaturgia venezolana en su honor y para ello montó El peligroso encanto de la ociosidad, que forma parte de una trilogía en la que Pinto critica los efectos nocivos de la llamada contracultura sobre todo, en la juventud.
- ¿La aparición de un movimiento estudiantil no sería como el argumento que rebate el planteamiento de esta pieza?
- Yo creo que es una toma de conciencia que se está manifestando. Por lo menos la contra-cultura ha ido como cediendo y ya está el teatro alcanzando estos espacios, aunque quedan los ramalazos del teatro comercial, del teatro necio, bobo, como yo lo llamo, pero hay una irrupción del teatro social que es lo que más interesa en estos momentos. Yo creo que estos muchachos están reaccionando de la forma en que tienen que hacerlo. Vamos a hablar de las ideas políticas, no nos vamos a embalar en una de insultos e improperios, de lenguaje barato, vulgar, que es una de las cosas que se está imponiendo en el país y que nos está llevando peligrosamente a una guerra civil.
- A propósito del “teatro bobo” ¿Cuál sería su balance del teatro venezolano? ¿Ha entrado en una decadencia?
- El teatro comercial, el afán de lucro, el temor a enfrentarse a la realidad social, están creando este tipo de manifestación teatral.
- ¿Detecta alguna tendencia en el teatro actual?
- La tendencia es evasiva. Pero hay algunos grupos como Rajatabla, el TET, el nuestro (Teatro del Duende), que estamos tratando de volver a la lucha ideológica, porque el problema es que el teatro es un transformador de transformadores, el teatro no hace la revolución, el teatro transforma a la gente que va a hacer la revolución, y eso es lo que nosotros tenemos que volver a practicar, vamos a conversar con el espectador sobre una serie de ideas que tenemos de qué es lo que hay que hacer y ustedes deciden.
- ¿Qué es lo mejor que le ha pasado al teatro venezolano en todos estos años?
- Lo mejor es la voluntad de toda una serie de artistas de formación integral que ha hecho el esfuerzo de no dejar morir el teatro. Y lo peor, es que ahora tenemos a un ministro de la Cultura (Francisco “Farruco” Sesto) que no tiene claro que hay que hacer una base, que no puede ser pan y circo, que no puede ser imbecilidad y evasión, sino que él debe contribuir y debe apoyarse en los grupos teatrales para crearle una base a la revolución de la cual él es el representante… Farruco es un animal político -en el buen sentido de la palabra- para él el mundo es la política, y dentro de la política el arte no tiene cabida, él no ha entendido que el arte es la base en la cual se asienta la política, entonces se mantiene arraigado a lo político, todo es lo que dice el partido, lo que dice el Presidente, lo que digo yo, pero ¿Qué es lo que dice la revolución? ¿Qué es lo que dice el socialismo? ¿Qué es lo que te dice a ti, que estás en el aire? Porque nosotros estamos en un caos, a mí me da pánico, puede explotar una guerra civil, hay mucha gente que ignora lo que es eso, que debería pasearse por la Guerra Civil Española, por la misma Guerra de Secesión de Estados Unidos. Tenemos que evitar una guerra civil y volver a las negociaciones, al cambio de las ideas y que cada una de las partes conceda algo, porque no pueden ser radicales los dos.
- Uneteatro surgió por un asunto puntual y ha pasado a un bajo perfil inexplicable ¿Qué recomendaciones daría al gremio teatral?
- El problema es que no tenemos gremio y entonces de repente cada parcialidad pone a su gente a protestar y si se le da algo se aquietan, pero no ha habido forma de que nosotros nos transformemos en un gremio que sea capaz de presionar por encima de cualquier tipo de postrecito que nos den. Yo no necesito como grupo que Farruco me diga: “Aquí tienes para ti y para tu grupo, 50 mil bolívares”. No. ¿Y qué hacemos con los demás? ¿O es que mi grupo nada más va a hacer teatro? ¿O es que mi grupo nada más va a sentar las bases de esto que se quiere hacer? Yo lo que creo es que el ministro Farruco no nos ha entendido, él no entiende la trascendencia del teatro y es extraño que no lo entienda porque en todos los países del mundo el teatro ha enarbolado siempre la lucha por la libertad.
- ¿Cómo hacer para superar el miedo cada vez más frecuente en el medio artístico, bajo la excusa, “Los artistas no nos metemos en política”?
- Pero eso es absurdo. ¿Cómo que no vamos a estar metidos en la política si el teatro es política? Cuando tú montas una obra comercial, insulsa, estás haciendo política, te estás poniendo de acuerdo con la idea de que este país está bien y no hay más nada que hacer. Hagas lo que hagas en comunidad es política y tú no puedes zafarte de eso. Ellos lo que tienen es el pellejo muy sensible y en el fondo podríamos decir, cobarde, de enfrentarse a la realidad del país. ¿Qué es lo que están esperando, que el país se hunda? No podemos dejar las palabras para cuando ya no sirvan para nada, tenemos que decirlas ahora.
- ¿Resume la historia de Teatro del Duende la historia del teatro en el país?
- En lo rebelde sí. Nosotros desde el 50 nos encaramamos encima todo el teatro venezolano y el problema de la política dictatorial, porque aquí todo el teatro peleó contra Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, después fue que empezó una pacificación, empezaron a corromper grupos, a darles dinero para dividir, entonces lograron este marasmo donde ahora estamos, pero resulta que ellos mismos ahora, con su actitud, están provocando que este marasmo estalle, que volvamos a la época del 50, donde el teatro era un cuestionado de primer orden. Fíjate tú que Betancourt la emprendió contra el teatro, suspendió Sagrado y obsceno (Román Chalbaud), nos sacó del Teatro La Comedia, y así Leoni, asesinó actores, a César Burguillos, a Humberto Orsini, es decir, que ellos tomaron una actitud represiva contra el teatro y sin embargo, nosotros no echamos para atrás.
- Si no es por Rajatabla es poco probable ver piezas suyas o de autores venezolanos en cartelera ¿Cuándo nos mereceremos nuestro propio teatro?
- Cuando tengamos la presión de que el teatro significa algo. No podemos estar haciendo teatro para no decir nada, mientras estemos sin decir nada el público no nos va a acompañar, porque el público, por lo menos el que puede interesarse en eso, está decepcionado de tanto vocabulario hueco que anda por ahí… No estamos creando la plataforma…Como alguien dijo, “Un país con tantos políticos y sin política”, y es verdad, aquí todo el mundo es político, todo el mundo puede salvar al país, todo el mundo tiene la solución, y resulta que el país necesita a esa gente y ésta está conspirando o está envenenada por el lucro, es corrupta. Ese es el problema.
- A sus casi 80 años y más de 50 de carrera ¿está satisfecho con lo que ha hecho?
- Claro. Y así te cuente que ha sido duro para nosotros, estoy satisfecho de haber emprendido esta vida. Yo no reniego de nada, en lo absoluto. Al contrario, estoy orgulloso de haber expuesto mi punto de vista, de haber colaborado con un montón de compañeros que creen en la utopía y eso es importante para mí, y eso no voy a echarlo de lado. Acabo de tener un coloquio en la UCV sobre el teatro, entonces poco a poco vas uniendo gente al ejército.
agomez@eluniversal.com
La alfabetización. “¿Qué hacemos con enseñar a la gente a leer y a escribir, si no les enseñamos para qué? No puede ser para leer El Quijote. ¿Cómo se les ocurre editar El Quijote para un pueblo que ni conoce el español de hoy?”.
La dramaturgia. “El problema es cómo el dramaturgo nacional escribe para… decir cosas, cuestionar, intentar, proponer, orientar”.
Gilberto Pinto. Como lo escribe el crítico E.A. Moreno-Uribe: “Nació el 7 de septiembre de 1929 en una casa de vecindad de la parroquia Santa Rosalía. La obrera Socorro era su madre… Sólo estudió hasta el sexto grado, pero su bachillerato y la Universidad fueron los escenarios criollos”. Entre sus obras están: El hombre de la rata (1963) y La noche moribunda (1966), de la trilogía mencionada, y La visita de los generales (2006).
Gilberto Pinto salvado por el teatro
Febrero 03, 2008
Unas páginas de El Nacional abandonadas sobre la mesa del billar del YMCA (Young Men’s Christian Asociation) atraparon la atención de aquel jovenzuelo. Las hojeó y se detuvo con curiosidad en un reportaje que Carmen Clemente Travieso le hacía al curso de Capacitación Teatral que, bajo los auspicios del Ministerio de Educación, dictaba el profesor mexicano Jesús Gómez Obregón para la juventud caraqueña desde 1947. “Eran las ocho de la mañana, de un día que ya no recuerdo de aquel 1948. Aquello me sorprendió porque no sabía quien había dejado abandonado ese periódico y además lo leído me llamó la atención. No tenía ninguna inclinación hacia el teatro pero mi profesión de vago me llevó a conocer que era aquello. Me encaminé hacia el edificio Casablanca, de Peligro a Puente República, y Carlos Denis, que era una especie de secretario, me inscribió sin mayores requisitos, porque no había más de 25 alumnos. De pronto me encontré en una clase, escuchando al profesor y viendo las improvisaciones de Luisa Mota y Pedro Marthan, quienes ya tenían un año en esos avatares. Todo eso me preocupó y al mismo tiempo me llamó la atención. Y al dia siguiente estaba estudiando teatro. Desde entonces no he parado y son algo así como 60 años. La vagancia me llevó a la escena”.
Quien así relata sus inicios en las artes escénicas venezolanas es Gilberto Pinto, Premio Nacional de Teatro de 1999, actor, director, maestro de varias generaciones de comediantes y autor de 18 piezas, una de las cuales, El peligroso encanto de la ociosidad, será estrenada muy pronto por la agrupación Rajatabla, bajo la dirección de Germán Mendieta.
Afirma, a manera de consejo para los que presentan problemas de salud, que “uno escribe mejor cuando le cuesta hacerlo y no cuando no le cuesta escribir. Este largo tiempo con mi dolencia, una compleja crisis cardiaca, me ha permitido serenar mi estilo y acercarme a lo que proponía Ibsen, que era ser económico en las palabras y profundo en el uso de ellas. Eso me ha permitido descubrir que yo escribía de más”.
Ha abandonado la docencia por razones obvias, pero eso no le impide reiterar que “la actuación es una sola, todo lo demás son tonterías. La actuación es una, bien sea en teatro, cine o televisión, y en cada una de esas especialidades hay que cumplir las exigencias generales de la profesión: la sensibilidad, la imaginación, la concentración y sobre todo el deseo de jugar a ser otro, lo cual es importantísimo, porque quien no tiene ese deseo no puede ser actor”.
Subraya que la investigación es importante, porque ayuda a todo lo demás. “Ayuda a profundizar, pero tiene que partir del juego, porque actuar es como jugar, por eso es que en el mundo sajón actuar se identifica con el término play, porque actuar es como jugar. Cuando se actúa se juega a ser el otro. Es un juego de niños pero emancipados, no es el niño que juega a ser Superman, no, nosotros los adultos jugamos a ser otras cosas porque estamos emancipados. Una de mis mayores satisfacciones es el haber dejado una profunda huella en una gente que hoy está actuando o dirigiendo. Los veo en la televisión, en el cine o el teatro y me llena de satisfacción que algunos de ellos hayan cristalizados sus aspiraciones profesionales y artísticas, porque no hay que olvidar que no todos llegan. Hay un 95 por ciento que se queda en el camino”.
De sus años mozos, durante la compleja década de los 50, recuerda que participó activamente en la lucha popular contra la dictadura perezjimenista. “Hacíamos teatro contestatario en el día y en la noche nos entregábamos a las actividades políticas. Hacíamos graffitis y repartíamos proclamas y propaganda. Y todo ese grupo estaba en una lista negra. Éramos Rafael Briceño, Héctor Myerston, Humberto Orsini y Román Chalbaud, entre otros. La llegada de la democracia no cambió nada: siguieron la torturas, los asesinatos, las represiones y hasta que afortunadamente, vino una pacificación, pero antes mataron a César Trujillo y Oswaldo Orsini entre otros”.
Los hijos de Socorro
Gilberto Pinto nació el 7 de septiembre de 1929 en una casa de vecindad de la parroquia Santa Rosalía. La obrera Socorro era su madre -ganaba seis bolívares semanales- y la de sus dos hermanos, Lilia y Porfirio Pinto, conocido posteriormente como el teatrero Luis Márquez Páez. Se ha desposado tres veces y tiene tres hijos. Y a su lado está la fiel Francis Rueda, destacada actriz. Sólo estudio hasta el sexto grado, pero su bachillerato y la universidad fueron los escenarios criollos. Sus únicas diversiones cuando muchacho las realizaba en la YMCA, cuando funcionaba en las inmediaciones del puente La Trinidad. No se arrepiente de nada pero tampoco olvida las vicisitudes vividas.
E.A.Moreno Uribe.
Rajatabla presenta “El peligroso encanto de la ociosidad” de Gilberto Pinto
El Universal 15 de febrero de 2008, pág. 3-12
LA MADRE DE TODOS LOS VICIOS
Un sótano oscuro es el reflejo del alma de este grupo de jóvenes atrapados en sus excesos (Nicola Rocco)
EN CARTELERA
Actúan en El peligroso encanto de la ociosidad, los jóvenes: Rossana Hernández, Carolina Gentile, Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Eliseo Pereira, Tatiana Mabo y Berluz Briceño.
La obra está todos los fines de semana en la sala Rajatabla, detrás del Ateneo de Caracas. De jueves a sábados a las 8:00 pm, y los domingos a las 6:00.
Con este montaje, se abre la I Muestra Concurso Rajatabla de Dramaturgia Venezolana, en la que fueron seleccionadas cuatro obras para ser llevadas a escena durante este año, bajo la dirección de Dairo Piñeres, José Domínguez, Rufino Dorta y José Sánchez.
Rajatabla presenta “El peligroso encanto de la ociosidad” de Gilberto Pinto
El Universal 15 de febrero de 2008, pág. 3-12
“¡Hay días en que debería morir uno de un solo coñazo!”, grita uno de los personajes en un arrebato de “lucidez”. Ni la muerte podría llenar el vacío de aquellos seres que parecen nadar en sus propios excrementos, que buscan desesperados algo que desconocen. Es pesimismo, desilusión, preocupación, lo que estila El peligroso encanto de la ociosidad, pieza de Gilberto Pinto (1929), que presenta la Fundación Rajatabla en su honor.
El autor escribió la pieza en los 80, motivado por el tema de la denominada contracultura, que empieza a manifestarse en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. “La juventud sin talento se arrojó en brazos de esa contracultura olvidándose de que el papel del artista, como dice el filósofo Karl Popper, no es estar a la moda. Empezaron los Happening y la desaparición del contenido, tratando de imponer una cultura de garabato y de balbuceos. En algún momento hasta se llegó a considerar que provocar al espectador era el único medio de alcanzar un teatro activo”, ha dicho Pinto.
La obra forma parte de una trilogía conformada por El hombre de la rata (1963) y La noche moribunda (1966). Según el dramaturgo, en la tercera parte la contracultura plantea la desobediencia, el libre albedrío y el exceso de la droga, “pero va mucho más allá, es la irrupción contra la cultura social porque no se cree en las bases de ésta. Entonces es una cosa peligrosísima y lo estamos viendo: la cantidad de asesinatos gratuitos que hay en el país hace pensar que hay mafias que salen a asesinar por asesinar”, dijo Pinto recientemente.
En efecto, la pieza muestra a un grupo de jóvenes sumergido en las drogas, el sexo, la violencia y el hedonismo. Mataron y planean un nuevo asesinato. La palabra no tiene sentido, mucho menos una sociedad que los asfixia. “Vivimos en una sociedad que no tiene y pide respeto”, señala uno de los jóvenes; “¡Se acabó el tiempo de las palabras!”, exclama otro.
Bajo la dirección de Germán Mendieta, el montaje se desarrolla en un espacio longitudinal dividido en tres. Simultáneamente ocurren cosas en todas partes, el director quiere enfatizar la fragmentación, la violencia, el caos. El video ocupa un lugar protagónico ya que sirve como vehículo para desatar el voyeurismo de los personajes y del público.
Hay alegorías en el montaje de las coreografías de los musicales de Broadway, y de clásicos del cine como Calígula de Tinto Brass y La naranja mecánica de Stanley Kubrick.
A pesar de que el autor ha dicho: “Hay asomos de que la contracultura está dando pasos a un humanismo que nos hace soñar con una nueva utopía”, en realidad la obra no ofrece salidas.
agomez@eluniversal.com
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Texto reflexivo a mis lectores del blog. Soy David Andrade de donde ha sacado la “araña” cibernética las referencia y recomedaciones a hoteles en El Pajal, o bajo el ríspido cielo de Guacara que no existen en Venezuela, en el estado Carabobo donde vivo.
Diciembre 23, 2007 por DavidNAVIDAD… independientemente de cómo es celebrada hoy en el mundo y por los cristianos, quiero referirme a NAVIDAD desde un concepto más místico.
Desde esta óptica… nuestra participación en el círculo trinitario de amor significa que el dejar fluir hacia fuera (como hace Dios Padre con su divino hijo), no ocurre en algún reino celestial más allá del tiempo; ocurre en nosotros también. Aunque pueda sonar un poco extraño a nuestros oídos, Dios “da a luz”, a luz… a la presencia divina dentro de nosotros.
¿De qué me sirve que este nacimiento (de Dios) ocurre permanentemente, si no ocurre en mi?.
Las olas… nacen del agua. Por eso podemos decir que las olas son hijos e hijas del agua… el agua es padre/madre de las olas.(Soy del signo Piscis además) A través de esta imagen quiero ayudarme y ayudarles a palpar la ultima dimensión de la realidad dentro del diario vivir de nuestras vidas. Es el milagro de la conciencia plena. Experimentar en lo más profundo de nuestras almas la relación agua-ola, es decir, la íntima relación entre Dios y el alma humana. Debemos tomar conciencia de la divina presencia que sustenta nuestro ser más profundo, la fuente de toda la vida en nuestro interior. No se trata del árbolito, Niño Jesús, familia reunida, comidas y brindis… “no por favor” eso no es Navidad, se trata de experimentar a Dios en nuestras vidas cotidianas como el mar de presencia amorosa que nos sostiene.
Entonces ¿cómo “da a luz” Dios?…
Jesús nos ayuda a descubrir la ternura de un Dios Madre-Padre, a quien Jesús dirigía su propia oración, y en cuyas manos entregó confiadamente su vida (Lc. 23:46).
El Abba al que Jesús habló era tierno y amoroso…
El Abba de Jesús era uno que proveía pan para los niños hambrientos (Luc. 11:3)
el Abba de Jesús es el padre que permanece despierto día y noche esperando la llegada de un hijo que se había ido de la casa (Luc 15:20)
El Abba de Jesús es aquel que escucha a su hijo colgado en la cruz que pide el perdón de sus asesinos. (Luc 23:34)
Para Jesús compartir su Abba con nosotros es una invitación a la intimidad de su amor, como El mismo dijo: “Aquellos que me aman guardarán mi palabra, y mi Padre los amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada en él (Jn 14:23). Jesús nos muestra que su Abba-Dios es un tesoro de vida divina que habita en lo profundo de nuestro interior, una fuente de compasión y amor. Dios no está allí fuera en el espacio, sino en nuestros corazones. La cuestión es como palparlo… ¿cómo palpamos en nuestro interior a este Dios - presencia?
¿Cómo es que Dios da a luz la vida divina dentro de nosotros?
Para los cristianos, la llave que abre este misterio es la encarnación: la conjunción de la eternidad y la historia de Dios y la humanidad en la persona de Jesús.
VIVAMOS UNA NAVIDAD CONSCIENTES… DE SU REAL SIGNIFICADO
Ing.David Andrade
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Cristóbal Ruiz o la Imagen Esperpéntica
Febrero 6, 2007 por DavidCristóbal Ruiz, 1984, para David Andrade. Técnica, chimó sobre cartón
Todos los “hombres” quieren parecerse a tí, el agua corre…borrando tus huellas. Y la muerte, la muerte, pronto es exacta.
Durante mi convivencia con Cristóbal en el barrio Malagón (Bárbula) Valencia-Venezuela 27 días, lluviosos, de Agosto 1991.
Cartón utilizado por Cristóbal Ruiz como “paleta”, 1991. Propiedad de David Andrade.
La ciudad es levítica y se hace la sorda a cada paso de Cristóbal, es él quien descubre lo esperpéntico en el mundo que ahora trata de ignorarle. Y es que Cristóbal intenta, impenitente, el arte cada vez que las ciudades le habitan. Sus ojos ebrios de tanto soñar, ellos son quienes descubren el amor lésbico entre dos animales, bestiario del nunca acabar. Cristóbal Ruiz mueve sus líneas sonámbulas hasta rescatar la imagen inédita, necesaria, digna de contemplar para siempre: solemos embellecer las cosas que una vez tuvimos, pero que ya no volveremos a tener nunca más, ya los labios se resecan de tanto beber “cocuy” y las palabras hacen huecas en las naderías de la vida.Todo lo negro de las noches me hace recordarle, como si no existiera más nadie, es él, el único personaje en soliloquio “empecinado”, como si no existiera otra felicidad que la de Cristóbal;
Andrea Escobar, 10 años de edad, Técnica: Esgrafiado.
“los días de gloria” ¡no volverán más! Hacia esos seres ausentes van los más generosos recuerdos.
“Sin embargo, me pudiera encontrar feliz, pero no me encuentro..” piensa Cristóbal , mientras los niños se despiden entre escondidos adioses, y la gente lo mira desde la realidad virtual de los que no vuelven. El limpiabotas “parece un santo”, acaba de salir de la Catedral, los mendigos son los primeros en despertar…temprano, los de la mendicidad espiritual, no sé donde desayunan, ni quienes cumplirán sus ordenes.
Del timbo al tambo el mundo se confunde, allí, alguien trata de “ordenarlo”, otros voltean por encima del hombro y de soslayo se confunden con la vanidad y la pacatería . En el bar “La Guairita” - de Valencia - se escucha un fox, y vuelvo a creer en las imágenes itinerantes, mefistofélicas, y en la obra de Cristóbal Ruiz. Cristóbal, eres el arte que se intenta cada vez que se vive, “¡necesitamos ser amigos!”.
[audio:cristobal_ruiz.mp3]
Cristóbal Ruiz amaneció muerto el 6 de Febrero de 2005, exactamente el día de su cumpleaños. Todavía el CICPC se encuentra “investigando” para determinar las causas reales de su deceso.
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La Maldición de los Poetas Malditos
Enero 17, 2007 por David“El pudor de quien busca la verdad es la desnudez”
José Manuel Briceño G.
Era un Diciembre agónico, en sus veintinueve días los alcaravanes hacían una bulla lejana… anuncian el carnaval de Febrero bajo el cielo ríspido de Guacara, parecían rebullones, llevando el pensamiento de aquí para allá, ¡como si fuera el cuerpo muerto de algún político importante! De frente a la veranda está la calle y un poco más allá la acera, por allí pasa gratis el viento, caminan los “poetas malditos”, algunos creen ser Rimbaud, otros, los más venerables, Verlaine o Baudelaire, repiten una y otra vez el cuento de cuando tomaban café en París, la experiencia vivida en el Hotel Savoy y lo sufrido que es pasar una noche sin familia.
Ahora son funcionarios del régimen chavista (las nuevas caras) y quienes siempre han ejercido funciones de profesores o “maestros”, su discriminatoria actitud, no les permite que la dignidad les traiga o lleve las pertinentes reflexiones, total, el Gobierno sabrá qué hacer con nosotros, esa es su responsabilidad, ¡yo soy titular!, Con arrumacos y sin ambages justifican la humillación con una supuesta titularidad, usufructuando en nombre de la poesía lo que en realidad es alabardería y oficios de charlatanes; vengando, así lo sacrificial en lo necesariamente humano.
Claro que Miguel Otero Silva perteneció a la generación del 28 y se opuso a la dictadura del General Juan Vicente Gómez, pero luego lo que le faltó fue darle las nalgas al también General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, también dictador. El escritor y dueño de El Nacional, recibía el día lunes 2 de Julio de 1956, de manos del General, el “Premio Nacional de Literatura”. Pasó algo semejante con Jorge Luis Borges, él había firmado un documento público a favor de la democracia, meses antes del triunfo de Perón, y cuando el peronismo se hizo del poder, le cobraron la firma. Borges trabajaba como asistente de una Biblioteca Municipal desde hacía nueve años y, de pronto, fue transferido al cargo de inspector de Pollos, Gallinas, y Conejos en las Ferias Municipales. Naturalmente, el entonces joven escritor de 47 años no aceptó la humillación y renunció. Su padre había muerto 10 años antes y la familia estaba lejos de llevar una vida económica holgada, de modo que el cargo de asistente de biblioteca era indispensable para Leonor Acevedo de Borges e hijo que ahora quedaba en la calle.
El 28 de Agosto de 1946 en un desagravio que le confiere la sociedad de escritores argentinos. Borges respondió: Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad. Más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez. Muchos años después Borges cometió el error de recibir una distinción literaria chilena de manos de Augusto Pinochet. Quizás la vejez le condujo a olvidar quién era el dictador chileno, mientras nunca olvidó quien era el dictador cubano.
Ahora nos preguntamos, ¿Será que existen dictaduras buenas y dictaduras malas?…A esta interrogante hay que recordar lo dicho por el historiador Oswaldo Feo Caballero, cuando hablamos en el Museo Casa Páez de Valencia-Venezuela, Todo hombre que quiera perpetuarse en el poder es malo.
Lo puntual es que los “poetas” venezolanos, ninguno ha renunciado, ni en la llamada “cuarta república”, ni mucho menos en la “quinta” a dejar de disfrutar de los privilegios que depara el poder, para producir algún aporte necesario al quehacer poético, al hecho escritural. Desde el Carrao de Palmarito, pasando por los siempre recordados tarajallos, “poetas de la universidad” , enquistados en las agencias de festejos (direcciones de cultura) de las distintas universidades, hasta Luis Alberto Crespo, vividor de todos los regímenes que han habido en este país. Todos, todos han apostado a “levantar” sus propios altares o a cofradías que, dándose “golpes de pecho” anda por allí “perfumando mierda”. Para nadie es un secreto que el profesor Cósimo Mandrillo sapea públicamente a las gentes de izquierda que no aplauden las locuras de nuestro presidente, logrando con esto ser el adulador de turno y ganar indulgencias, haciendo que se rían por la desnudez del rey.
¡Hasta cuándo escuchar a Ana Enriqueta Terán, con su soberbia mantuana de vieja maldita, haciéndonos creer que ella nunca ha vivido de las anuencias de algún régimen, cuando todos sabemos que desde Pérez Jiménez se le viene haciendo homenajes!. O a los “poetas” Laura Antillano, Luis Alberto Angulo y Adhely Rivero “convertidos” ahora en hombres bucólicos y sencillos, serviles, sin ningún prejuicio, a cuanto bicho de uña ostente el poder, sin importarles la ideología. Allí están las gráficas y los testimonios, ¡cuándo ustedes todos han sido excluidos de nada!. Poetas Malditos, en el “riesgo vivencial” que ofrecen los juegos de loterías o preguntando: “¿Depositaron lo del retroactivo? ¿Cuántos tickets trajo la tiquera? ¿Ya depositaron lo del fideicomiso? ¿Qué pasó con el bono?”.
Si recordamos el discurso egoíco del “poeta” y profesor Alejandro Oliveros, (el Nacional, Lunes 1 de Diciembre de 2003): Hemos fracasado como intelectuales y como creadores, ¡No profesor! Fracasó usted como poeta y como intelectual, creyendo que su historia personal, la nostalgia que aburre, puede ser argumento para una obra literaria, contando siempre la misma paja veneciana en un mundo de idolatrías y de búsqueda de urgentes reconocimientos al estilo literario, sí, de Truman Capote o al modus vivendi de los “Poetas Malditos”, en todo caso el adjetivo les sirve para eso, para ser los “escritores” consentidos de todos los gobiernos, los “muchachos” vivos de las instituciones. Poetas Malditos, así quieren ustedes ser vistos y registrados en la anécdota del cada día. Se portan como “Poetas Malditos”, pero son unos malditos, sin saber qué es ser poeta.
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