Fuegos artificiales explotan sobre el Coliseo de Roma durante las celebraciones por el 150 aniversario de la unificación de Italia. En 1861 Víctor Emmanuel II se convirtió en el primer rey de la Italia unida. Previamente la península había sido dividida en varios reinos, ciudades de estado y el estado papal, que constituía gran parte del centro de península y representaba el mandato papal temporal.
Víctor Manuel II de Italia
Víctor Manuel II de Italia | |
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Rey de Italia | |
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28 de julio de 1849 - 17 de marzo de 1861 | |
Predecesor | Carlos Alberto I |
Sucesor | Reino de Italia establecido (Reino de Cerdeña desaparecido) |
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17 de marzo de 1861 - 9 de enero de 1878 | |
Predecesor | Nuevo Titulo (Nuevo Reino) |
Sucesor | Humberto I |
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Coronación | 17 de marzo de 1861 |
Nombre real | Vittorio Emanuele Maria Alberto Eugenio Ferdinando Luca Tommaso di Savoia-Carignano |
Nacimiento | 14 de marzo de 1820 Turín, Reino de Piamonte-Cerdeña |
Fallecimiento | 9 de enero de 1878 (58 años) Roma, Reino de Italia |
Entierro | Panteón de Agripa |
Heredero | Humberto de Saboya |
Consorte | María Adelaida de Habsburgo-Lorena |
Descendencia | véaseMatrimonios e hijos |
Casa Real | Casa de Saboya |
Padre | Carlos Alberto |
Madre | María Teresa de Habsburgo-Lorena |
Víctor Manuel II (Vittorio Emanuele Maria Alberto Eugenio Ferdinando Luca Tommaso di Savoia-Carignano) (Turín, 14 de marzo de 1820 - Roma, 9 de enero de 1878) fue el último rey del Reino de Cerdeña y el primer rey de Italia. Hijo primogénito de Carlos Alberto I, rey de Piamonte-Cerdeña y de María Teresa de Habsburgo-Lorena, hija de Fernando III, gran duque de Toscana.
Se distingue por su valentía durante la guerra contra Austria (1848-1849). Forzado de negociar con Austria, se convierte en campeón de la unificación de Italia, y nombra a Camillo Benso, Conde Cavour, Primer ministro. El belicismo exagerado, el maquiavelismo sistemático de éste, sus iniciativas intrépidas, lo desconciertan a veces, pero lo mantienen leal. Comprendiendo que su reino es demasiado débil para enfrentarse de nuevo con Austria, se alía con Napoleon III, aunque el precio de esta alianza sea la entrega de Niza y de Saboya. Las victorias de Magenta y de Solferino les devuelven esperanza a los patriotas italianos. El tratado de Villafranca firmado precipitadamente por Napoléon III y Francisco José de Austria los decepciona.
Vida
Víctor Manuel nació en Turín. Durante el reinado de su padre, Carlos Alberto, los reinos de Cerdeña y Piamonte fueron unidos. Carlos Alberto fue a la guerra en 1848 contra el Imperio austríaco (que gobernó la mayor parte de Italia del norte), pero fue derrotado en la Batalla de Novara al año siguiente. Carlos Alberto abdicó y su hijo Víctor Manuel se hizo rey de Piamonte-Cerdeña el 24 de marzo de 1849.
Bajo su mandato, y debido a las habilidades de su ministro, el Conde Cavour, el Reino del Piamonte creció hasta incluir toda Italia (1860 – 1870), por el proceso de Unificación italiana. Víctor Manuel II se llamó Víctor Manuel II de Italia. Algunos de sus objetivos eran la industrialización, reducir la influencia de la Iglesia católica, efectuar una reforma económica con un nuevo sistema fiscal y mejorar las relaciones exteriores, usando la diplomacia para hacer aliados. Víctor Manuel II fue excomulgado por la Iglesia Católica Romana después de que el ejército italiano atacara Roma en 1870 y el Papa Pío IX tuviese que retirarse al Vaticano.
En un esfuerzo por mantener la continuidad dinástica, Víctor Manuel conservó el número "II" ordinal bajo el cual había tenido éxito como rey de Saboya, aunque él hubiera sido el primer rey de Italia. Esta decisión demostró impopularidad con los recientemente unificados italianos del sur.
Guerra de Crimea
Piamonte unió a Gran Bretaña y Francia en contra de Rusia, en un esfuerzo por obtener su voluntad. Después de que con éxito encontró su apoyo británico y la integración francesa con Napoleón III, la guerra termina con el Congreso de París en 1856. Cavour arregla una reunión secreta con el emperador francés. En 1858, se reunieron en Plombieres (Bélgica), donde convinieron que si los franceses ayudaran a Piamonte en la batalla contra Austria por las tierras de Véneto y de Lombardía, a Francia le serían concedidas Niza y Saboya.
Guerra de Unificación Italia
Cavour y Napoleon III lucharon contra Austria en 1858 y ganaron la guerra; sin embargo, hubo serias víctimas para Francia. Napoleon III hizo secretamente un tratado con Francisco José en el Villafranca. Víctor Manuel II, libertador de Umbría firma la paz de Zurich(1859) por el cual que Piamonte ganó Lombardía, pero nada más. Francia recibió Niza y la Saboya, mientras que Austria conservó Veneto - lo que disgustó al Piamontés, y lo disgustó más al saber que el tratado había estado preparado sin su conocimiento. Poco después, Cavour muere, y el rey tuvo que encontrar a otros consejeros. finalmente recibió Venetia vía Francia
La alianza con Francia terminó, pero Italia técnicamente fue unida entre 1861 a 1870. El norte, liderado por Víctor Manuel II, y el sur, por Giuseppe Garibaldi, unido en 1861. En 1866, Italia perdió batallas contra Austria pero, como consecuencia de una alianza con Prusia. Después de dos marchas fracasadas sobre Roma, conducida por Garibaldi, fuerzas italianas tomaron la ciudad en 1870 debido a la preocupación francesa por una posible guerra Franco-Prusiana. Venecia fue dada a Piamonte después de la guerra Austro-Prusiana en 1866. La unificación italiana había sido alcanzada, aunque no fuera completa hasta que Roma fuese hecha la capital del país en 1871
Matrimonios e hijos
En 1842 se casó con su prima, María Adelaida de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria y sus hijos fueron:
- María Clotilde de Saboya (1843-1911), Condesa de Moncalieri; se casó con José Napoleón (1822-1891) (el príncipe Napoleón). Su nieto Luis fue el pretendiente al trono francés por la casa de los Bonaparte.
- Humberto I de Italia (1844-1900), Rey de Italia desde 1878 hasta su muerte .
- Amadeo I de España (1845-1890), Rey de España de 1870 a 1873; Duque de Aosta.
- María Pía de Saboya (1847-1911), Reina de Portugal entre 1862 y 1889 al casarse con Luis I de Portugal.
Después de la muerte de María Adelaida el rey se casó morganáticamente con Rosa Teresa Vercellana Guerrieri (apodada La Rosina), una de sus amantes, el 7 de noviembre de 1869. El Conde de Mirafiori y Fontanafredda era probablemente su (ilegitimo) hijo.
Giuseppe Garibaldi
Giuseppe Garibaldi | |
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Participó en | Unificación de Italia |
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Nacimiento | 4 de julio de 1807 Niza, Reino de Piamonte. |
Fallecimiento | 2 de junio de 1882 Caprera, Reino de Italia. |
Giuseppe Garibaldi (Niza, Reino de Piamonte, 4 de julio de 1807 – Caprera, Reino de Italia, 2 de junio de 1882) fue un militar y político italiano.
Giuseppe Garibaldi nació en Niza, ciudad situada en la costa del Mediterráneo, actualmente en territorio francés cerca de la frontera italiana. Sin embargo, puede considerarse que era italiano, dado que en esa fecha la ciudad de Niza pertenecía al Reino de Piamonte —posteriormente incorporado al Estado italiano con la unificación — habiendo sido Niza cedida a Francia en 1860, a consecuencia de la guerra con Austria. Se hizo notorio históricamente, a causa de su participación en las actividades guerreras vinculadas al proceso que finalmente produjo la unificación política de Italia, durante el segundo y tercer cuarto del siglo XIX.
Adolescencia y juventud
Siendo el segundo hijo de su padre, Giuseppe Garibaldi trabajó, desde muy joven, como marinero en diversas tripulaciones. Con 15 años, ya tildado como héroe tras salvar a una chica que se había caído en un foso, se enroló en el barco Constanza, capitaneado por Angelo Pesante, quien marcó mucho en su personalidad.
En 1827, con 20 años, formó parte de la tripulación del Cortese, un barco que partió de Niza y viajó por el Mar Negro, Estambul y Galacia, viendo cosas como la guerra turco-rusa. En 1832 y teniendo solo 25 años, es nombrado capitán del barco Clorinda, con el que viajó de nuevo por el Mar Negro. La mala suerte quiso que este barco fuera secuestrado por unos piratas turcos. Se dice que Giuseppe Garibaldi estuvo a punto de ser fusilado, pero sólo fue herido en la mano. Con la ayuda del resto de tripulantes y su primo, consiguió zafarse de los piratas y escapar. Después de más de 6 años ausente (exactamente 73 meses), Giuseppe volvió a su ciudad natal. Pero en 1833 volvió a Estambul en un barco capitaneado por Emile Barrault. Y exactamente en esta época se dio a conocer por sus discursos sobre la libertad.
Un año más tarde pasó a formar parte del movimiento de la Joven Italia de Mazzini, entregando su vida a la patria y ganando los galones de capitán en la Marina del Piamonte. Lo apodaron Cleómbroto, como si se tratara del mítico héroe espartano y estuvo involucrado en la insurrección del Piamonte costándole una condena a muerte después de ser capturado tras ser considerado uno de los cabecillas de la revuelta.
Viéndose obligado a huir, escapó a Niza, pasó por la casa de su amigo Giuseppe Pares en Marsella, donde se embarcó hacia el Mar Negro y en 1835 estuvo en Túnez. Volviendo a Marsella, partió hacia Sudamérica en el bergantín Nautonnier, haciéndose pasar por un tal Borrel (en referencia al mártir revolucionario Joseph Borrel), siendo seguido por otros camaradas de la Joven Italia como el capitán Juan Lamberti. Una vez llegado a su nuevo destino se afincó en Rio Grande do Sul.
Estancia y luchas en América
En Sudamérica encontró lo que quería para luchar por la independencia, aunque no fuera por su querida Italia. Apoyó a todos aquellos que querían luchar por la independencia con tanto ardor como si fuera su patria. Nada más llegar contactó con otros disidentes italianos por las revueltas de la Joven Italia y llegó a ser presidente de la filial de esta organización en el continente americano gracias a su amigo Giuseppe Stefano Grondona. También formó parte de la logia masónica Asilo di Vertud . Luchó contra el Imperio de Brasil en la revolución de la República Riograndense liderada por Bento Gonçalves da Silva. En estas acciones tomó, junto al general Davi Canabarro, la ciudad portuaria de Laguna en el estado de Santa Catarina, lo que facilitó la creación de la República Catarinense o República Juliana.
Mientras que en Italia buscaba la unificación, en Sudamérica buscaba la fragmentación de las antiguas colonias. Garibaldi entró en el cuerpo de revolucionarios de La joven Europa. Durante esta época tuvo como amantes a Manuela de Paula Ferreira, sobrina de Bento Gonçalves da Silva, y Ana Maria de Jesus Ribeiro, llamada después Anita Garibaldi.
En 1841 pasó a Uruguay, donde tenía lugar la guerra entre el gobierno constitucional presidido por Manuel Oribe, apoyado por el gobierno de Buenos Aires de Juan Manuel de Rosas, y el gobierno de facto del ex presidente (1830-1835) Fructuoso Rivera instalado en Montevideo, y que contaba con el apoyo del Brasil, de las flotas francesa e inglesa y de los "unitarios" argentinos. Declarada en diciembre de 1838, la denominada Guerra Grande se desarrolló desde 1838 a 1851. El gobierno de Oribe estaba en las afueras de Montevideo en el barrio que hoy se denomina la Unión.
Instalado en Montevideo, además de su actividad revolucionaria, Garibaldi dio clases de matemáticas y fue ingresado a la Logia Masónica "Les Amis de la Patrie".
En el Río de la Plata operaba la flota de la Confederación, al mando del almirante Guillermo Brown, que intentaba bloquear el puerto de Montevideo. La flota armada por el gobierno de Montevideo, comandada por el Comodoro Juan Coe había sido destruida. En 1842, el gobierno de Montevideo designó a Garibaldi como sustituto del Cro. Coe al mando de la flota, librándose entonces, el 16 de agosto de 1842, un combate naval en el río Paraná cerca de la localidad de Costa Brava. Las naves comandadas por Garibaldi fueron derrotadas por las fuerzas de Brown, superiores en barcos y hombres. Después de sufrir fuertes pérdidas, Garibaldi incendió sus naves para evitar que cayeran en manos de Brown; y desembarcando a tierra, logró ponerse a salvo con los tripulantes sobrevivientes.
Garibaldi volvió a dirigir una escuadrilla naval, al frente de la cual logró impedir que las naves de Brown ocuparan la isla de Ratas, en la bahía de Montevideo (que pasó entonces a llamarse isla Libertad), logrando así impedir el intento de la flota rosista de bloquear Montevideo.
Vuelto a Montevideo, en 1843 — y establecido por Oribe el sitio de Montevideo, que habría de prolongarse hasta 1851 — Garibaldi organizó una unidad militar mercenaria que fue denominada “La Legión Italiana”, al frente de la cual se puso al servicio del gobierno de Montevideo, conocido históricamente como el Gobierno de la Defensa. Entre las acciones militares en que participó Garibaldi al frente de su Legión Italiana, se destaca la que tuvo lugar en las afueras de las murallas de Montevideo, llamada Combate de Tres Cruces, por haberse realizado en el paraje así denominado, el 17 de noviembre del 1843.
Luego de ello, embarcado en una nueva flotilla de una veintena de naves con unos 900 hombres de tropa para desembarco, y contando con el amparo de las escuadras de Francia e Inglaterra, pudo ocupar y saquear en abril de 1845 la ciudad de Colonia.[1] En septiembre toma la isla Martín García, defendida por la Confederación, y la ciudad de Gualeguaychú, la que también saquea,[2] y en octubre la ciudad de Salto (Uruguay). Es de notar que Garibaldi admite haber permitido los saqueos, que fue una pauta de comportamiento del cuerpo mercenario que dirigía. Se calcula que con parte de esos fondos compró luego la isla de Caprera. En sus memorias llama a su legión "virtuosos saqueadores". El 8 de febrero de 1846, en territorio de Salto, en las cercanías del arroyo San Antonio, afluente del Río Uruguay, Garibaldi y su Legión Italiana libraron el combate de San Antonio contra fuerzas superiores de la Confederación, a las que infligieron numerosas bajas, logrando retirarse de sus posiciones después de haber perdido alrededor de una tercera parte de sus efectivos.[3]
Después de diversos avatares y aventuras en este país se casa en 1842 con Ana Maria de Jesus Ribeiro, llamada después Anita Garibaldi. A ella la conoció en 1839 en Laguna, Santa Catarina, en lo que fue un auténtico amor a primera vista. Con ella tuvo cuatro hijos, Menotti, Rosita, fallecida con dos años, Teresita y Ricciotti.
Retorno a Italia y segundo exilio
Tras volver a Italia en 1848, emprendió numerosas batallas a favor de la independencia de los estados del norte de italia, ocupados por Austria y Francia a las órdenes del ejército del Reino de Saboya. Se convirtió en un auténtico héroe para el pueblo de Italia del norte ávido de libertad. Con apoyo francés, intervino en la guerra contra Austria, si bien el cambio de actitud de Napoleón III, apostando súbitamente por la negociación, truncó temporalmente los objetivos de Garibaldi. Se creó la República Romana, pero esta fue derrotada. Tuvo que huir de Italia con 3.900 soldados y su esposa Anita, mientras eran perseguidos por un ejército de españoles, franceses y napolitanos; sin embargo Anita murió en la fuga a consecuencia de una fiebre tifoidea el 4 de agosto de 1849.
Estuvo un tiempo en Tánger y luego fue hacia Staten Island, Nueva York. Posteriormente sería capitán de navío mercante por el océano Pacífico hasta abril de 1851 cuando visitó a la heroína y compañera sentimental de Simón Bolívar, Manuela Sáenz, en Perú; antes de retirarse fundo la primera estación de bomberos del Callao, la cual hasta el día de hoy lleva su nombre. Volvió a Nueva York, de donde salió en noviembre de 1853 hacia Tyneside, al noreste de Inglaterra, en donde estuvo un mes, saliendo en abril de 1854.
Segunda guerra de la independencia
En 1854 volvió de nuevo a Italia, compró la isla de Caprera y estalló la segunda guerra de la independencia italiana, siendo mayor general de los Cazadores de los Alpes, compuestos por 3.000 soldados. Con ellos conquistó Varese, Como, Brescia y en las negociaciones de paz, Víctor Manuel II de Saboya logró la anexión de Lombardía, tras la que vendrían las de Parma, Módena, Toscana y Romaña, al solicitar sus gobiernos provisionales su unión al Piamonte. El siguiente objetivo de Garibaldi fue entonces lograr la anexión del reino de las Dos Sicilias, el más próspero de la península italiana al Piamonte. En dicho reino Francisco II de Nápoles ejercía una monarquía absoluta sin embargo le garantizaba el bienestar a la población. Los movimientos separatistas en Sicilia fueron el caldo de cultivo para la expedición de los Mil Camisas Rojas, auspiciada por Cavour. Al frente de su tropa de voluntarios, Garibaldi llegó a Palermo (después de haber zarpado desde Génova), donde fue recibido con entusiasmo por los rebeldes que pensaban que así lograrían la independencia de la isla, incluso algunos de estos se unieron a los Mil.
Participó entonces en la supresión de la resistencia, dirigiendo más tarde sus tropas hacia Nápoles, entre las que se encontraba la Legión Intenacional, compuesta entre otras nacionalidades, por 500 húngaros, quienes derrotaron a las tropas del rey en la Batalla del Volturno, en octubre de 1860. Ante esto, obligó a Francisco II a huir y refugiarse en los Estados Pontificios, instaurando en Nápoles una república regida por un gobierno provisional. En Sicilia recibió ayuda económica de Alejandro Dumas, quien estaba viviendo allí temporalmente. Posteriormente el escritor francés también ayudó a Garibaldi a escribir sus memorias. Ambicionando una Italia unida bajo un solo gobierno radicado en Roma, concibió la idea de marchar sobre los Estados Pontificios, defendidos por tropas francesas. Sin embargo, Víctor Manuel y Cavour, temerosos de perder lo logrado ante una radicalización del conflicto, evitaron el avance de Garibaldi. El incidente no supuso un enfrentamiento entre el rey del Piamonte y Garibaldi; antes al contrario, el revolucionario reconoció a Víctor Manuel como rey de Italia el 26 de octubre de 1860. En 1861 fue invitado por Abraham Lincoln para un puesto en el ejército federal en la Guerra civil estadounidense, pero Garibaldi desistió.
Tercera guerra de la independencia y últimas aventuras
Garibaldi prosiguió incansablemente sus actividades militares en busca de la unidad de Italia, emprendiendo acciones sin éxito en 1862 al grito de: ¡Roma o muerte! La protesta de Napoleón, cuyas tropas custodiaban Roma, llevó al ejército de ocupación piamontés en Nápoles a repeler a Garibaldi, haciéndole prisionero en Aspromonte (sur de Nápoles). En 1864 viajó hacia Inglaterra donde fue recibido con entusiasmo por la población y se reunió con el primer ministro Henry Palmerston. Tuvo durante esta época la ambición de liberar otras naciones ocupadas Croacia, Grecia, Hungría, pero nada de esto se hizo realidad. En 1866 estalla la tercera guerra de la independencia italiana, en donde Garibaldi y 40.000 hombres de los Cazadores de los Alpes, con apoyo prusiano, lucharon contra los austríacos en la Batalla de Bezzecca, consiguiendo la única victoria y toman la ciudad de Trento. En 1867 realiza una nueva marcha hacia Roma aprovechando la retirada de tropas francesas, que se ven obligadas a desembarcar otra vez y a derrotar al italiano en Mentana.
Igualmente, luchó en la Guerra Franco-prusiana en 1871, interviniendo en la batalla de la ciudad de Dijon y posteriormente fue elegido diputado de la Asamblea Nacional Francesa, contribuyendo en el progreso de la nueva Francia republicana.
Finalmente, lograda la unidad italiana en 1870, Garibaldi fue elegido diputado al Parlamento, cargo al que posteriormente renunció al no concretarse en hechos las ideas republicanas por las que él lucho incansablemente. En sus últimos años se retiró a la isla de Caprera, donde falleció el 2 de junio de 1882.
Por sus luchas en Italia y Sudamérica, desde siempre se lo ha llamado el héroe de dos mundos, de Europa y de América. Aunque también existe un lado negro: se dice que en América fue esclavista, pirata y ladrón de caballos y en el sur de Italia destruyó el reino más próspero de la península, las Dos Sicilias; dejando al Mezzogiorno en la pobreza. Es por eso que sus opositores lo llaman mercenario de dos mundos.[4]
Garibaldi en Nicaragua
El 14 de mayo de 1851, Giuseppe Garibaldi arribó al puerto de San Juan del Norte -entonces la única salida de Nicaragua al Atlántico--, acompañado de Francisco Carpaneto. Para entonces el forjador de la unidad italiana tenía 44 años y era viudo, famoso y mítico.
La causa de su estadía en Nicaragua fue una operación comercial, iniciativa de su amigo y subalterno Carpaneto: ofrecer productos europeos de exportación en la Feria de San Miguel, El Salvador, y transportarlos desde el puerto de Génova en el “St. Giorgio”. El negocio no pudo realizarse, y los dos italianos regresaron por el río San Juan,partiendo de Nicaragua el 2 de septiembre de 1851. Ciento dieciséis días duró el viaje de Garibaldi entre Nicaragua y El Salvador.
El detalle de sus incidencias, sustentado tanto en documentos de la época -dos cartas y en el propio diario de Garibaldi en inglés- como en testimonios escritos sobre la tradición oral de su misma estadía en Granada, Masaya, León, Chinandega y El Realejo.
Así quedó demostrado que del 26 de mayo al 12 de junio de 1851, Garibaldi permaneció en la ciudad de Granada. Allí fue recibido por la pequeña colonia italiana (Costigliolo, Solari, entre otros), comenzó a preparar el negocio e instaló una fábrica de velas.
Luego pasó a Masaya, donde reparó una casa que se estaba cayendo, enseñó a los indios de Monimbó la industrialización de la cabuya para elaborar canastos, sombreros y petates; y a su amigo Leónidas Abaunza la elaboración de jáquimas. Hizo amistad con los señores Francisco Luna, Domingo Lacayo, Carlos Alegría, Rafael Zurita y otros liberales que se apellidaban jacobinos. Uno de ellos refería que Garibaldi hablaba de la Libertad y que su espada estaba al servicio de cualquier pueblo oprimido que se la solicitara.
También tuvo tratos íntimos con la viuda del letrado José Benito Rosales, de apellido Mantilla. Inspirado en esa relación, el pueblo inventó este dístico: Si es italiano, no hay duda: / le alza la mantilla a la viuda.
El testimonio de John Foster
El 1 de junio, Garibaldi ya había pasado, regresando de San Miguel, por Chinandega. En esa fecha, John Foster, Vicecónsul británico en el puerto de El Realejo, escribió a Frederick Chatfield, Cónsul General para Centroamérica, que el líder italiano es muy modesto, con un grado extraordinario de simpleza; no quiere ser reconocido y pasa bajo el nombre de Capitán Ansaldo. Fue originalmente marino y se distinguió como Almirante en la Escuadra de Montevideo en conflictos diversos contra la flota de Buenos Aires al mando de nuestro compatriota Brown. Su actitud es particularmente amable. Pero sus ojos inquisidores revelan determinación en sus decisiones. Su famosa barba roja, aunque reducida, no deja de ser respetable. Ni en su vestimenta ni en su trato hay indicios del espíritu ardiente e inquieto que lleva dentro sí. Carpaneto me dijo que él, Garibaldi, dejó Roma de la misma manera que entró en ella: sin un centavo. Yo me imagino que se está preparando para retornar a Italia cuando las circunstancias lo permitan.
Garibaldi llegó a León, capital entonces del Estado de Nicaragua, el 4 de julio de 1851, y, según carta del Vicecónsul británico fechada el 7 de agosto, el día anterior partió desde Granada. Acababa de acontecer un golpe de Estado al gobierno constituido que ejecutó el Club Jacobino en dicha ciudad; pero él no pudo comprender que el Ministro de Relaciones Exteriores del nuevo gobierno era un presbítero: Pedro Solís.
Amigos leoneses de Garibaldi fueron el militar Rafael Salinas, el poeta Antonino Aragón -quien le confió a Rubén Darío una anécdota del "Famoso italiano"- y el ex-Director Supremo José Guerrero. Frecuentó a las hermanas Alonso Jerez (como afirmaría Azarías H. Pallais) y recibió la visita de una adolescente, la niña Félix Murillo, en el Hotel "León de Oro", cuyo dueño se presentaba como Giuseppe Menicucci, capitano de largo corso, aunque cuchinero, soldato de Garibaldi, condecorato en Porta Pia: arriba a il Realejo, conochutta a la Fortunata, e nunca retornero a la mía Patria.
El hombre de la camisa roja
El 15 de agosto de 1851, Garibaldi ya estaba en San Juan de Nicaragua, según carta que escribió a su amigo Félix Foresti, anunciándole que se marcharía a Chagre, Panamá y Lima.
Rubén Darío, quien lo llamó prodigioso mosquetero de la Libertad y aventurero de la Gloria, además, le dedicó el artículo "El hombre de la camisa roja" y una estrofa de su "Oda a Mitre" (1906), sobre la sustancial emigración italiana a la patria de San Martín:
Jamás se viera una lealtad mayor / que la del león italiano / al amigo de América que amó en fraterno amor/. De Garibaldi y Mitre las dos diestras hermanas/ sembraron la simiente de encinas italianas/ y argentinas que hoy llenan la simiente de rumor.
Un italiano evoca a Garibaldi en 1930
Detrás de la parroquia (hoy catedral) de Granada se admira una placa que dice: Aquí vivió Giuseppe Garibaldi / Héroe de dos mundos / en 1851.
Efectivamente, ese año se hospedó allí, entonces una modesta pensión llamada "Casa de La Sirena", propiedad del francés Víctor Mestayer, que sería devorada por el incendio ordenado por el esclavista filibustero William Walker. Poco tiempo después, se convirtió en el primer hotel de la ciudad reconstruida y centro de sociabilidad y convocatorias gastronómicas. El inglés Thomas Belt, entre otras personalidades extranjeras, fue uno de sus huéspedes en 1872.
Pero hacia 1930, visitó un viajero italiano una de sus cuartos ocupado como taller por un carpintero mulato. La esposa, gordísima, ahuyentaba con un abanico de fibra vegetal medio quemado a las gallinas que picoteaban granos y semillas, cuando lo dejaron pasar a un pequeño cuarto, utilizado como depósito de mesas y de serrín.
A través de una ventanilla se admiraba el pequeño patio tropical de la vivienda. El marco, descompuesto y polvoso, encuadraba un arbolito de papayo, encorvado por el peso de sus enormes frutos. Tres girasoles tenían al árbol de compañeros. Detrás brillaba el esplendor azul de la tarde. Un niño desnudo y mocoso, color de azúcar cocida, le pidió un céntimo.
Garibaldi vivió en esta casucha, enseñando a varias personas la fabricación de velas. Después donó la fabriquita a la familia que lo hospedaba. En Granada hizo amistad con un Costigliolo que tenía el servicio de vapores en el río San Juan y le ofreció comandar uno de ellos, pero el gobierno -presionado por el Obispo de León- mandó a decir al concesionario que no vería bien al italiano a cargo de un servicio público.
Un día -prosigue el viajero- el Héroe dejó el país, abandonando a los amigos. Regresaba a su vida aventurera. Únicas huellas de su estadía en Granada fueron algunas poesías que inspiró a un versificador popular de la ciudad, muerto de tuberculosis pocos años después.
Una calle sombreada por almendros lleva hacia el Gran Lago de Nicaragua, un pequeño mar verdadero. Aunque de agua dulce, está lleno de tiburones y peces-espadas. Donde termina la calle en el Lago, se encuentra un círculo de rocas que las lavanderas de Granada han transformado en espacio para ejercer su oficio. Me siento sobre una de las rocas a mirar las mujeres que lavan. Quizá también Giuseppe Garibaldi venía aquí a fumar su pipa y a soñar con su fallecida esposa Anita. En el horizonte se alza como pirámide el volcán Concepción. Al lado del pequeño muelle, un vapor con ruedas carga sacos y ganado.
Las lavanderas laboran en el agua hasta media pierna. Antes de entrar, se desnudan tranquilas bajo el sol. Dejando la ropa entre las piedras, se enrollan una especie de sábanas que anudan en el pecho dejando los senos descubiertos. Son generalmente mulatas, morenas o indias. Las inoportuno y sorprendo un poco. Tal vez me creen un gringo del cuartel, de esos que tienen las manos veloces y que después imponen si una reclama.
Pero yo poseo un aire tan tranquilo que a los escasos minutos no se fijan más en mí. Sólo una hermosa y joven mujer tiene el pudor de ocultarse y encarga a dos de sus hijitos tender un pañuelo de nariz bien estirado, detrás del cual se desviste. El sol dora su torneada carne color canela. Con gestos que tienen algo de ritual, la hembra se envuelve alrededor de las poderosas ancas el trapo de siempre y así entra al agua, llevando en equilibrio una gran canasta de ropa sucia, altiva como una Rebeca y solemne como una estatua griega. Garibaldi debió contemplar escenas similares durante sus desvaríos frente al Gran Lago.
Bibliografía
- “Garibaldi” – Andrea Viotti, Editorial Salvat, p. 196.
- “Diccionario Biográfico Italo-Argentino” - Dionisio Petriella / Sara Sosa Miatello
- “Las Legiones Italianas en la República Argentina” - J. L. Alonso / J. M. Peña
- “Garibaldi en La Habana” I. Calzadilla, Periódico “5 de Septiembre” Cuba 2 octubre de 2004
- “La presenza di Garibaldi in Peru”, Augusto Ferrero Costa
- “Los italianos en la sociedad peruana”, Giovanni Bonfiglio, p. 126
- “La vita italiana nella Republica del Perú”, Emilio Sequi / E. Calcagnoli, 1911
- [Garibaldi, héroe de dos mundos, en Nicaragua por Jorge Eduardo Arellano]
Monumentos a Garibaldi en el mundo
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Ciudad de Buenos Aires (Argentina): Plaza Italia. Monumento inaugurado el 19 de junio de 1904
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Nueva York (Estados Unidos): Washington Square Park, Lower Manhattan.
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