Podría ser apresurado creer que esto terminó... cuando podría apenas estar comenzando
Ha sido despejada la primera incertidumbre sobre lo que pasa en La Habana. El secretismo gubernamental había disparado una tormenta de rumores que no eran más que las hipótesis de una sociedad que buscaba poner orden al caos generado por el vacío de información.
Chávez reconoció tener cáncer y lo hizo en una alocución distinta a su estilo convencional, usualmente aguerrido y altivo. Se mostró debilitado física y emocionalmente. Asume un potencial costo que podría cambiar el escenario político del país. El halo de invulnerabilidad, uno de sus conectores más relevantes, se ha esfumado... por ahora.
Pero pese a que se develó el primer misterio sobre su enfermedad, el parte médico leído por el propio paciente no respondió (ni permite deducir por ahora) si estará en capacidad de retomar el poder en breve y menos si podrá abordar la campaña presidencial del 2012. Esas dos incertidumbres se convierten en la base para la construcción de nuevos escenarios nacionales.
Creo que la enfermedad que aqueja a Chávez no le permite hacer una proyección contundente sobre su futuro político ni personal. En condiciones normales, lo prudente sería esperar ver cómo se desenvuelven los acontecimientos, cuán manejable es la enfermedad, qué impacto tendrá sobre su fuerza y ánimo y cómo afectará su popularidad.
Pero estamos hablando del Presidente, en un país presidencialista y lo que está pasándole tiene implicaciones directas sobre el país y su futuro, por lo que se convierte en un asunto de Estado que debe debatirse y analizarse de inmediato, mientras él no decida retirarse voluntariamente del poder.
No conocemos detalles fundamentales sobre su enfermedad. Así es imposible proyectar su desenvolvimiento futuro, pero si podemos generar hipótesis sobre el impacto de esta información, ahora pública, sobre su popularidad y opciones electorales.
La teoría indica que en estos casos la primera reacción en las masas es de solidaridad con el líder enfermo, generando un sentimiento positivo que puede ayudar a su conexión popular. Sin embargo, esa solidaridad suele dar paso a la incertidumbre sobre el futuro y eso es, normalmente, negativo políticamente. No importa cuál sea el impacto inicial de este discurso, los riesgos políticos para Chávez se amplifican.
Si el Presidente está en capacidad de ir a la campaña, tendrá que crear nuevos conectores diferentes a la fortaleza y la invulnerabilidad y eso significa un Chávez distinto al que conocemos.
Mientras eso se aclara, el reto del chavismo será impedir que sus seguidores sientan amenazada la revolución y se mantengan unidos para defenderla. Es predecible una estrategia dramática del chavismo en esa vía, lo que eleva el riesgo de radicalización para impedir que sus adversarios tomen ventaja de este hecho.
Es probable que develado el problema, las tensiones internas aumenten y Chávez se vea obligado a regresar al país para acercarse al centro del poder y evitar o moderar los conflictos dentro del propio PSUV, los cuales no tardarán en desatarse, toda vez que no hay una ruta consensuada de sustitución de poder, en una revolución sin líderes alternativos de peso propio. La oposición, por su parte, debe reaccionar con mucho cuidado en esta primera fase de solidaridad natural de la población, pues cualquier paso en falso puede desconectarla y ubicarla en el plano de insensibilidad, nada atractivo para ella. Ya tendrá tiempo para la campaña en el momento adecuado.
Termino con una reflexión. La declaración del Presidente es tan importante y tiene tantas implicaciones para el país, que no es posible predecir su impacto. Hay fuertes incertidumbres por ahora vivas y podría ser apresurado creer que esto terminó... cuando podría apenas estar comenzando.
Luisvicenteleon@gmail.com @luisvicenteleon
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