En La Francia no hay rastros del café, librería y taller prometidos
Obras anunciadas para el bicentenario todavía están a medias. El edificio, por dentro, el edificio parece un basurero, pese a que la fachada fue recientemente remozada.
Edificio La Francia, en el casco histórico de Caracas | Raúl Romero
Las paredes recién pintadas de beige del edificio La Francia difícilmente permiten sospechar las condiciones internas de lo que otrora fue la sede de 90 joyerías. Cuando se traspasa la reja pintada de dorado, la primera impresión es que se está entrando a un viejo depósito muchas veces utilizado como urinario. En la planta baja del inmueble se acumulan escombros, material de construcción, desechos, cables y tubos, que parecen haber sido abandonados allí hace mucho tiempo. Los techos se están viniendo abajo producto de la humedad.
En el edificio no hay servicio de agua o electricidad y los bordes de los escalones, que antes eran de aluminio, fueron arrancados. En los baños sólo quedan los inodoros sucios, y las escaleras de los pisos superiores perdieron los pasamanos.
La Francia quedó como una cenicienta, al lado de las obras recientemente inauguradas por el bicentenario. "Únicamente pintamos dos caras de la fachada, las que están visibles, que dan hacia la plaza Bolívar", refirió uno de los obreros, que estuvo hasta el lunes en la madrugada atareado en el edificio, para tenerlo listo antes del 5 de julio.
Los vendedores de oro siguen usando las afueras del edificio como sede de operaciones, ante la actitud impasible de las autoridades, que escuchan sin inmutarse el llamado recurrente de: "Oro, oro, oro". Esa fue una de las primeras cosas que se dijo que serían erradicadas con la expropiación.
En el edificio no hay ni rastro de lo que se anunció después de la toma forzosa en febrero de 2010, por orden del presidente Hugo Chávez. Para ese momento, Paola Posani, directora de Desarrollo Estratégico Urbano de la Alcaldía de Libertador, dijo que La Francia se convertiría en un centro de esparcimiento para los caraqueños, y añadió que en el lugar funcionaría un café, librerías, restaurantes, ventas de artesanía y una escuela de orfebrería. La primera etapa del proyecto iba a ser entregada el 5 de julio de 2010. Nada se ha concretado.
El plan de refacción de La Francia fue más modesto en 2011 y sólo se anunció la recuperación de la fachada. El resto de los proyectos para el edificio, que tuvo más de 60 años de tradición en la venta de prendas, engrosan la lista de olvidos gubernamentales.
Más obras a medias. En el centro de Caracas persiste el olor a pintura fresca. Todavía se observa a los obreros dando los últimos retoques a las obras que anunciaron estarían listas para la celebración del bicentenario. El proyecto de recuperación del Pasaje Linares es un ejemplo. Allí se trabaja a toda marcha en las puertas de las piñaterías, que según el proyecto de Fundapatrimonio ahora serán de madera. "Como no terminaron a tiempo, lo que hicieron fue pintar de verde los viejos portones. Esta semana o la otra deben venir a poner las puertas", expresó Pascual Ferraro, encargado de uno de los locales.
Otro comerciante explicó que no pudieron poner las puertas porque para hacerlo debían primero reacondicionar las entradas de los negocios: "Es la única forma de encajar los portones allí".
En la Casa del Vínculo que se edificó sobre la vivienda que compartió Simón Bolívar con María Teresa del Toro-, localizada en la esquina de Las Gradillas, aún falta finiquitar detalles. Uno de los guardias patrimoniales consultados presume que los últimos arreglos estarán listos en una semana.
La plaza Diego Ibarra está lejos de concluirse. "A esto ahora es que le falta", dice uno de los obreros traídos de Cumaná, que calcula que les resta mínimo un mes de trabajo.
Al caos normal de la construcción se suma el trabajo de desmontar la tarima donde Gustavo Dudamel ofreció el concierto del bicentenario.
Sólo la mitad de la plaza aparenta estar lista, el resto aún se encuentra bajo piedras y cabillas.
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