El lobo en su disfraz
ALFREDO YÁNEZ MONDRAGÓN | EL UNIVERSAL
sábado 23 de julio de 2011 05:36 PM
El niño se ganó la confianza de los pobladores para que llevara a pastar al ganado, pero en medio de lo que se tornó aburrido, inventó historias de ataques feroces. Las primeras versiones causaron alarma en las calles de aquellas viviendas pastoriles, pero de tanto inventar, de tanto falsear, de tanto mentir, de tanto burlarse de la buena fe de quienes le creyeron una vez, el pastorcito sabanero se topó con una realidad. El lobo, esta vez, sí estaba cerca, pero ya nadie le creyó.
Es aquí cuando se hacen necesarios los agradecimientos a las abuelas, a las madres, que tuvieron el tino de escoger esos episodios de la literatura universal, para inculcar valores esenciales en la vida del ciudadano, en la vida del colectivo.
El lobo, es verdad, nos ronda. Pero el de estos días fue atraído por el mal juicio, por haberle dejado sin maleza los senderos.
El pastorcito sabanero, con cara inocente, ha venido al pueblo, le habla desde una sensatez improvisada, describe las características nefastas del lobo, y en el ínterin se exculpa. Habla. Se plantea un futuro sin lobos que aúllen, aún cuando ha sido él mismo que consiguió gallinas para que esos lobos estuvieran tan cerca, que ahora, asustan al propio provocador.
Siempre encontrará -el ser humano es solidario (o pendejo) por naturaleza- a algún poblador que salga en su auxilio, que le respalde, que le crea el mea culpa superficial.
Otros, en cambio, concientes de que ya no se puede confiar en un pastor dado a la mentira fresca, dado al invento y la improvisación en el cuido de un gigantesco redil, -devenido en corral austero-, por el asedio de lobos atraídos por su provocación constante, trabajan bajo la luz (del sol) y no en la oscuridad de la noche (en la que sólo los lobos y sus seguidores actúan) para conseguir alternativa.
Viene el lobo. Anda cerca.
Hoy, el pastorcito sabanero está incapacitado para ir a la plaza del pueblo. Solo desde la distancia puede pronunciar -quizá escribir- que las fauces están listas para el ataque, y que él es el único capaz de proteger las ovejas. Mostrará cifras, inventará planes, intentará convencer de que, en efecto, el lobo viene, pero él lo tiene cercado.
Habrá quien le crea, y hasta quien le aplauda su buena acción. Pero, ya es tarde. Ni anuncios, ni planes. El lobo está aquí, y aunque el pastorcito sabanero no lo quiera ver o reconocer, él mismo es presa del ataque.
incisos@hotmail.com
En twitter. @incisos
No hay comentarios:
Publicar un comentario