Julio César Pineda || Después de Palestina el Estado kurdo

El carabobeño 21 julio 2011

Julio César Pineda ||

Después de Palestina el

Estado kurdo

jcpineda01@gmail.com,@jcesarpineda

Como el pueblo judío que logró su Estado en 1948, y los palestinos que esperan proclamarlo en la próxima Asamblea General de la ONU, la nación kurda reclama el reconocimiento de su identidad y su unidad en un Estado con reconocimiento internacional y aceptación plena de los países donde actualmente se les niega incluso el derecho a la autonomía. La reciente aceptación de la ONU del nuevo Estado Sudán del Sur por vía de referéndum, los anima en este camino, como también ocurrió con los nuevos miembros de las Naciones Unidas del Estado de Montenegro y Timor Oriental. Pero fundamentalmente no quieren dejar pasar la ola democratizadora del Medio Oriente, donde la historia los ha ubicado para el logro más importante como personas y como nación en un Estado independiente.

Desde 1991 los kurdos de Irak (Kurdistán Iraquí) han encontrado una nueva vida para su existencia autónoma, actualmente compartiendo el poder con la mayoría chiita y la minoría sunita. La nueva constitución iraquí, siguiendo el modelo de la constitución libanesa, en el lógico reparto de poder, asigna el papel de primer ministro y jefe de gobierno a la mayoría chiita, pero a los kurdos la presidencia de la república.

Los kurdos disfrutaron de la existencia limitada de un Estado con la llamada República de Mahabad, al final de la II Guerra Mundial, pero solo fue vigente por 10 meses. Dicha República fue abolida en 1946 y sus dirigentes fueron eliminados. El general Moustapha Barzani, ministro de la Defensa, se vio obligado a refugiarse en la Unión Soviética junto con sus seguidores.

Por ahora Turquía, Siria e Irán impedirían una nueva realidad nacional kurda por la pérdida territorial y demográfica que esto significaría, pero temen que el ejemplo del Kurdistán Iraquí se contagie hacia peticiones de autonomía y de independencia. Con el exitoso movimiento de las revoluciones árabes y la exigencia de democracia, libertad y justicia en todo el Medio Oriente, los kurdos han planteado de nuevo su tragedia como pueblo y como nación, comprometiéndose con la democracia y el desarrollo. El pueblo kurdo ha hecho suya la enseñanza de que caminando solos se va rápido, pero caminando juntos se puede llegar lejos.