Papá Fidel, ¡como tú no hay dos!
AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ | EL UNIVERSAL
viernes 1 de julio de 2011 02:40 PM
Has sido tan generoso conmigo que has dejado a un lado tus tratamientos para dedicarte casi por entero a mi persona. Y eso me ha producido mucha emoción.
En estos días te he sentido como el papá cercano y sé que como tú no hay dos.
Y gracias a ti hoy tengo muy clara mi responsabilidad ante la historia. Recuerdo siempre tu parecer de que nosotros dos no podemos morir como Sucre y Bolívar porque estamos llamados a completar la revolución latinoamericana.
Por eso ya he tomado la decisión de dejar a un lado la dura enfermedad y llevar de nuevo mi rodilla a tierra y hacer blanco del enemigo de la derecha imperialista.
Recuerdo que cuando me invitaste a La Habana a fines del 94, mantuve mi alejamiento del marxismo-leninismo y el socialismo-comunismo. Y me cuidé de tu influencia.
Sin embargo, tú seguiste cuidando mi futuro político sin esperar nada a cambio. Tu única e irrenunciable misión, era convertirme en un revolucionario, apegado a las leyes de la dialéctica, la lucha de clases y la violencia revolucionaria.
Y cuando viniste a la toma de posesión de mi gobierno me advertiste: el único camino para la transformación de Venezuela es el socialismo.
Y me acuerdo que en el Aula Magna de la UCV, el 03/02/99, señalaste que teníamos que actuar con mucha paciencia para salir de la órbita yanqui, por ser la nuestra una sociedad esclavizada a la renta petrolera.
Y argumentaste que si la revolución cubana se hubiese producido en un cuadro político como el venezolano, ya la habría liquidado el imperio.
Por eso el año 02, cuando las fuerzas de la derecha quisieron darme un golpe y acabar con la naciente revolución, materialmente dirigiste la recuperación del poder.
Y en el año 03, al ver que si yo iba a un Referendo Revocatorio sería liquidado, me trajiste las primeras misiones salvadoras.
En el año 04, cuando se hace el reparto de beneficios por la misiones, me dijiste: ahora sí puedes ir al Referendo seguro de que lo ganas. Además ya estaba controlado el CNE.
Al ganar el RRP el 15 de Ag.-04 desde el Balcón del Pueblo dije que Venezuela había cambiado para siempre porque Cuba y Venezuela, representadas por ti y por mi persona, eran la misma revolución con dos expresiones. Y se nos bautizó como Venecuba.
Y hoy veo lo que eso significa. En Caracas mi sanación era un imposible por el hervidero noticioso y el chisme.
Ahora, lo importante es que hay un control sobre mi estado de salud y que la revolución puede contar conmigo mucho tiempo más. Claro, ya no seré el mismo.
Y gracias a ti ahora entiendo que soy el único que puede controlar y llevar a conciliación a todas las posiciones y que si no fuera así la implosión del PSUV se tragaría la revolución en poco tiempo.
Y en caso de que haya necesidad de un suplente o sucesor, hay que pensarlo muy bien porque muchos de los muchachos sólo quieren transitar por el camino radical.
Y no es que este camino sea malo sino que hay que utilizarlo sin asustar, como vienes enseñando con tu experiencia de más de 50 años.
Y no todos los que aspiran sucederme tienen mi confianza, porque yo sé que cada uno de los principales dirigente del PSUV tiene su programa personal-grupal.
Este es el caso de Diosdado, Elías, Maduro, Ramírez, Ameliach, Blanco La Cruz. Hay además grupos que prefieren sacar a relucir sus siglas como Miranda, La Piedrita, Tupamaros.
Y ante esta realidad, y en caso de una emergencia, he decidido acogerme a tus consejos y quedarme con Adán mi hermano que podría ser presidente bajo mi guía y orientación hasta que coja vuelo.
Y a esta hora, a los 200 años de nuestra Independencia Nacional, hay que agradecerte tus desvelos por Venezuela. Sólo y con tu decisión inquebrantable se formó Venecuba de la cual eres padre-presidente.
Por ello, Fidel, está claro que tu nombre quedará inscrito en nuestros anales como el impulsor de la creación de las instituciones que nos permitan lograr una verdadera, definitiva y legítima independencia.
A ti corresponden hoy todos los méritos y, sobre todo, por ser el responsable y ductor de este soldado que es una "simple paja en el huracán revolucionario".
En realidad, Fidel, nunca sabré cómo agradecerte tantas enseñanzas para formarme como revolucionario y por atenderme hoy como a un hijo, en forma tan desinteresada.
De todos modos hablaré con Alí para que revise con Raúl lo que nos corresponda aportar para resolver algunos de los problemas que tiene planteado hoy esta parte isleña de nuestro imperio venecubano, porque ¡para eso estamos!
Y con toda confianza te digo, papá Fidel, que si me siento mal en Caracas me devuelvo a tu lado en busca de paz, serenidad y firmeza.
Porque yo sé que cuando decidimos las cosas de esta revolución entre los dos, todo sale mejor: donde está tu genialidad, está el triunfo. ¡Échame la bendición!
T:@ablancomunoz
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