- El conflicto Libio lleno de contradicciones y volteretas es un buen ejemplo de cómo la UE y los países europeos en general tiene dos raseros, están subordinados a los dictámenes de Washington y además son capaces de llegar al ridículo con tal de tumbar Gadafi y disfrutar del petróleo que pertenece al pueblo libio.
Inglaterra, la inefable Gran Bretaña, dio el primer paso en la guerra mediática internacional de boca del Secretario de Relaciones Exteriores, el conservador William Hague, al declarar que el gobernante libio viajaba a Venezuela a refugiarse invitado por el Presidente Chávez. Fueron necesarias e indispensables las declaraciones del canciller Maduro, del propio Presidente Chávez para desmentir semejante conseja. La República Bolivariana de Venezuela, como Nación soberana que es, establece y fortalece nexos con todos los países del globo terráqueo que crean en el respeto mutuo, en el intercambio económico - social, y en este sentido los acuerdos firmados con la Nación Libia encuadran en estos términos. Las matrices mediáticas satanizan constantemente esta postura del Estado venezolano pero callan cuando los países de la Unión Europea y otros como Inglaterra le compran petróleo a Libia, le venden insumos agrícolas, pecuarios, tecnología para los soportes industriales y por supuesto armas de última generación. No dicen nada cuando el gobierno de Gadafi hace las paces con todos ellos e invierte en empresas europeas como La ENI italiana, equivalente a nuestra PDVSA o adquiere acciones en el Juventus, uno de los equipos de fútbol más cotizado en Europa.
En ese coqueteo oportunista con los subversivos libios aparecen como el primer chicharrón de la fiesta los ingleses al enviar una "Misión Diplomática" a la ciudad de Bengasi a bordo de dos helicópteros para obtener de los rebeldes acuerdos para el suministro de alimentos, armas y aparecer como los abanderados del nuevo gobierno de salvación que controla la segunda ciudad de Libia. Embuídos del síndrome de Bahía de Cochinos (cuando la gusanera anticastrista creyó que el pueblo de Cuba los recibiría con los abrazos abiertos) los émulos londinenses pensaron que los oponentes a Gadafi los esperaban como salvadores y en cambio los detuvieron, les incautaron los helicópteros, las armas, los explosivos, los equipos satelitales es decir, "las herramientas diplomáticas" y para colmo de males tuvieron que pasar por la humillación de ser detenidos por unos campesinos en las afueras de Bengasi debido que les fue imposible aterrizar en la ciudad debido al despelote reinante. Los que fungen de dirigentes opuestos a Gadafi vieron con malos ojos "esta misión pacífica" y luego de intensos interrogatorios montaron a los comandos especiales, que formaban la mayoría del grupo invasor, en un peñero rumbo a la isla de Malta. Lo que terminó de exasperar la opinión británica fue la declaración de uno de los campesinos que arrestaron la unidad militar de Su Majestad: "le dimos la voz de alto obedecieron y se dejaron llevar dócilmente" reproduce el periódico isleño The Guardian.
El Primer Ministro David Cameron y el Secretario del Foreign Office, William Hague debieron soportar duras críticas durante su interpelación en la Cámara de los Comunes por la forma chapucera como condujeron esta operación que acabó con la fama de las Fuerzas Especiales Británicas, SAS, materia prima de las novelas de espionaje que se escribieron al calor de la Guerra Fría y que los británicos han promocionado siempre como la fuerza de élite que venció durante la guerra de Las Malvinas. Ahora la opinión pública de Inglaterra los llama los payasos de James Bond. Se rayaron.
El desagravio es un plato que se come frio.
El intercambio verbal ocurrió durante una visita efectuada el fin de semana pasado, a Blandín, en la carretera vieja Caracas-La Guaira, donde Chávez y algunos de los miembros de su Gabinete, tuvieron contacto con sus habitantes, para informar que la zona había sido declarada de riesgo y que lo más probable es que tuvieran que mudarse de allí. Rosalba Villamizar que así se llama la protagonista, mostró su indignación mientras le increpaba a Chávez que lo tenían engañado y que por eso perdía votos. Aunque el evento era transmitido en cadena nacional, no sabemos como terminó, dado el pase intempestivo que se hiciera al canal del Gobierno Venezolana de Televisión y que nos dejó a todos en el aire; sin embargo oímos lo suficiente como para sacar algunas conclusiones inmediatas. La primera es que no se puede ir por ahí, haciendo acusaciones así como así, o sea, sin tener pruebas; un revolucionario tiene que ser responsable. La segunda es que hacerlo convierte al revolucionario en un hablador de pendejadas, es decir, de estupideces o tonterías. Y la tercera es que lo hace poco serio, convirtiéndolo en una persona sin credibilidad.
Y ¿Cómo queda Chávez? quien dice ser un revolucionario de pelo en pecho y el más revolucionario de todos los revolucionarios que han existido, después de todas las pendejadas, ¡perdón!, zoquetadas que ha dicho en todos estos doce años. Veamos: las areperas socialista que cambiarían la visión "capitalista", la ruta de la empanada, la red nacional de ferrocarriles, el submarinos indetectable reconstruido en Venezuela, la fábrica de tractores iraníes o los carros iraníes de Veneauto, la nueva Pdvsa, el desarrollo petroquímico que nos iba a convertir en una potencia petroquímica, los fundos zamoranos y los cultivos organopónicos para la soberanía alimentaria, el Banco de la Mujer y el del Pueblo o las diez mil casitas chinas que prometió, la descontaminación del río Guaire para que pudiéramos bañarnos todos los venezolanos e invitados como Daniel Ortega, la investigación sobre el asesinato de Simón Bolívar, o la reducción de "la pesada carga burocrática del Estado" que nos ha llevado de 17 ministerios en 1998 a 27 en la actualidad.
O aquellas de hace diez años en el cierre de su campaña: "No voy a ser un presidente aislado del pueblo, debo estar metido en el alma, en el cuerpo, en el coraje, en la esperanza y en la lucha diaria de todos. Juntos haremos posible una Venezuela bonita". "No nacionalizaré ninguna empresa. No quitaré de las manos privadas los canales de televisión". O aquellas otras de diciembre de 1998 "Declaro que no permitiré que en Venezuela haya un solo niño de la calle: si no, dejo de llamarme Hugo Chávez Frías". "Claro que estoy dispuesto a entregar el poder", en una entrevista para Univisión, "no solamente después de 5 años, incluso antes". O la del 2002: "Me voy de Miraflores, y lo dejo a los muchachos de los pueblos para que nazca la Universidad Popular Bolivariana", y más recientemente, en julio del 2007: "Ya autoricé convertir La Carlota en un fantástico parque temático, con olas artificiales".
Señor presidente, un verdadero revolucionario debe ser responsable y no hablar pendejadas, pues puede perder su credibilidad y los votos. Y no lo digo yo, se lo dice Rosalba Villamizar, una revolucionaria de la calle, una mujer del pueblo.
xlmlf1@gmail.com
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