Volver a los páramos para respirar hondo
Mérida es el precursor del turismo en Venezuela, nuestra única opción tropical de frío y nieve. Sus páramos conservan el silencio, el viento, los frailejones. En Apartaderos abundan las posadas, en el Observatorio Llano del Hato se ven las estrellas, Marcus Tobía tiene un campamento atómico para chamos y Andes Tropicales ofrece maravillosas travesías quedándose en las Mucuposadas.
Una visita fascinante. El Observatorio Astronómico Nacional Llano del Hato de Venezuela | Arianna Arteaga Quintero
Mérida es el precursor del turismo en Venezuela, nuestra única opción tropical de frío y nieve. Sus páramos conservan el silencio, el viento, los frailejones. En Apartaderos abundan las posadas, en el Observatorio Llano del Hato se ven las estrellas, Marcus Tobía tiene un campamento atómico para chamos y Andes Tropicales ofrece maravillosas travesías quedándose en las Mucuposadas.
Cómo llegar
La carretera que más me gusta para llegar a Mérida es por Barinitas, atravesando los páramos para sentir la altura, gozarse las montañas, los frailejones y los pueblitos. Otra opción es llegarle desde Valera subiendo por el pico El Águila. Muy práctico porque Apartaderos queda bien arriba. Siempre recomiendo ir en carro, para detenerse en el camino cada vez que les provoque.
La ricura de los páramos
Los merideños están muy mortificados. El turismo ha bajado muchísimo en su estado. Les desconsuela que esa infraestructura maravillosa que tanto ha costado levantar, se pierda por falta de visitas. Es verdad que no hay forma de que se resuelva el teleférico más largo y alto del mundo, que el gobernador prometió una línea aérea merideña y se conformó con el vuelo inaugural y que la carretera desde Barinitas se cierra cuando llueve demasiado. Pero también es cierto que los páramos siguen verdes, los frailejones florean, las siembras de papas muestran sus amarillos, las casitas de tapiales y bahareque abren sus puertas con aroma de arepas de trigo, café recién colado, mantecadas y queso ahumado, el río Chama se desliza entre las piedras y los muros sostienen el peso de los bueyes durante las labores del arado. Hay que bajarse de los carros y caminar, subir a la laguna Victoria, a la laguna de Mucubají, la del Hoyo o darse un chapuzón tranquilo en las aguas termales de La Musuy. Arrancar a caminar por el páramo de Piedras Blancas siguiendo la extraordinaria ruta que propone Andes Tropicales, con hospedaje en unas posaditas sencillas, de campesinos, con sólo 2 o 3 habitaciones, donde entenderán cómo viven y se alimentan estos seres pegados al cielo. Por aquí se llega hasta el poblado de Mucumpís, atravesando sembradíos de hortalizas, hasta alcanzar los 4.000 msnm entre frailejones enormes, hasta ascender al Alto de Piedras Blancas con acampada en Los Romeros. Poca gente se encuentra la visita por estos parajes.
Para visitar
A orillas de la carretera verán el Monumento a la Loca Luz Caraballo en Apartaderos, inmortalizada en el poema de Andrés Eloy Blanco que aparece en su pedestal. Léanlo y hagan lo que dice. La capillita de Juan Félix Sánchez en la avenida principal de San Rafael de Mucuchíes es sólo una muestra del pueblo que hizo arriba en El Tisure. Otro recorrido grato es al Museo de los Andes Benigno y Vicenta Sánchez, detrás de la capilla de La Coromoto, casa natal del creador de la piedra. Una visita fascinante es al Observatorio Astronómico Nacional Llano del Hato de Venezuela. Aquí podrán conocer los telescopios, las cúpulas del observatorio y las estrellas que caen al anochecer, esto último sólo si se atreven a realizar una visita guiada nocturna a 3.600 metros de altura, con temperaturas que oscilan entre 12 y 5 grados y la ventaja de encontrarse cercanos al ecuador, lo cual permite la visión de los cielos del norte y del sur. Para mayor información hablen con el coordinador, Juan Carlos Vásquez. Estuvimos una noche, nos helamos de frío, pero todo valió la pena con tal de observar los cielos por esos telescopios. Están igualmente por estos predios el Pueblo Museo de Los Aleros cerca de Cacute, un clásico de Alexis Montilla; y el Museo de la Piedra, la obra de Pablo Krisch, el fotógrafo con quien hicimos el libro Venezuela Infinita y autor de las fotos que cada domingo se publican en el "Manual de Ociosidades", en Todo en Domingo.
Para comer y dormir
Les doy los datos de muchísimas posadas en Para dormir. Si algo abunda en los páramos son posaditas acogedoras, sencillas o sofisticadas, casi siempre atendidas por sus dueños, así como cabañas para que las familias resuelvan sus comidas y se sientan en un hogar de montaña. Me gustan mucho para comer El Antojo, en Apartaderos, con suculento cochino frito. La Cocina de la Casa del Páramo, en el sector San Isidro de Apartaderos, precioso y con venta de artesanía. Me fascinan El Rincón de Apartaderos, atendido por la señora Edivia de Villarreal y la maravillosa charcutería Los Manatiales, también en Apartaderos, donde hacen excelente jamón, lomo embuchado, salchichón, chorizo tipo español picante y morcillas condimentadas
El campamento de Marcus
Marcus Tobía ofrece su refugio de madera entre Apartaderos y la laguna de Mucubají, hecho con sus manos. Los niños son los más felices porque no hay rigidez de horarios o esquema de actividades en sus campamentos vacacionales. El plan es gozar la montaña y aprender de la naturaleza. Hacen acampadas, excursiones, les dicen lo que deben llevar, cuáles son los equipos vitales y las normas de seguridad. Aprenden de cocina, señales, llevan al perro de Marcus y se bañan en los ríos si les provoca. Los niños se sienten libres y expresan sus ganas de aprender. De la escalada se ocupa Federico Pisani -el Fuco- experto escalador y entrenador, con amplia experiencia en el trabajo con niños, pues hizo junto a Marcus un programa de televisión de montañismo con niños de todas partes de Venezuela. Esperan por un patrocinante.
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