ENTREVISTA PEDRO PLAZA SALVATI, ESCRITOR
"Somos herederos de la violencia"
"Escribir es ir a un psicólogo. Cuando uno escribe cuenta cosas privadas para producir catarsis", señala el escritor.
El narrador publicó "Decepción de altura" (Gustavo Bandres)
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DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
miércoles 24 de abril de 2013 08:28 AM
Pedro Plaza Salvati (Caracas) sufre de Decepción de altura. El escritor utilizó el término, referido a la incapacidad de la gente de adaptarse a un lugar, para titular su primer libro, que fue editado por Equinoccio. La ópera prima del autor es un volumen de cuentos que muestra los males de Caracas solapados en todos los textos.
Un hombre que fallece víctima de una rara enfermedad, un médico que es asesinado al quedarse dormido en el Ávila, dos jóvenes que son drogados en un moderno local nocturno, un anciano que soporta la cola de un operativo de cedulación. Los relatos de Plaza Salvati tuvieron su origen en experiencias personales o anécdotas que le contaron algunos conocidos. "Caracas da para muchísimo. No necesitamos tantos escritores de ficción sino cronistas. Nosotros estamos en una realidad invertida: las cosas que deberían ser normales no lo son", dijo el autor, que puso a la ciudad casi de protagonista.
Al leer Decepción de altura, uno queda con la sensación de que Caracas no es una fiesta. Parece más bien un desorden. "No quise darle al libro un carácter fatalista, pero aquí siempre estamos en el borde de una cuerda floja, o de un precipicio. Siempre estamos en riesgo. Yo camino por la calles de la ciudad en alerta amarilla tirando casi a naranja, en tensión".
Y muchos de los personajes del libro lucen desconfiados. Quizás reflejo de cómo somos. "Lo que hace uno es retratar cómo está Caracas, o el país, en un determinado momento. Es una radiografía personal de la ciudad, hay una preocupación por cómo vivimos que inspira parte de estos cuentos que no dejan de tener ironía (...). Yo admiro de la cultura de los estadounidenses su capacidad para burlarse de sí mismos", agregó el narrador, que dice padecer de Decepción de altura.
Plaza Salvati va a la literatura para confrontar sus males, para que sean sus personajes los que los sufran en vez de él. "Escribir es ir a un psicólogo. Cuando uno escribe cuenta cosas privadas que le dices al mundo para producir catarsis, procesar lo que te perturba", indicó el egresado en Estudios Internacionales, que también tiene un diplomado en Escritura Creativa en la Universidad Metropolitana de Caracas.
Los cuentos de Decepción de altura, aunque son independientes, están conectados entre sí a través de los personajes. Uno secundario en un texto aparece como principal en otro. "Quise que cada relato se leyera sin necesitar información de otros, pero al mismo tiempo hay referencias que se entrelazan para que la gente pueda hacer una lectura novelada (...). Las realidades están entretejidas, son mundos que se solapan, que conforman ese universo que es Venezuela".
Así, el libro se une a una lista de obras -editadas en los últimos años- que reflejan el riesgo de vivir en Venezuela. Ir a los textos para explicar, o intentar comprender, al país. "La gente retrata lo que ve. En los cuentos hay la presencia de una violencia tangencial. Algo que nos define es que somos herederos de la violencia que se ve en la vida cotidiana", concluyó Plaza Salvati. Su libro convierte a Caracas en el escenario de risas y tragedias.
dfermin@eluniversal.com
Un hombre que fallece víctima de una rara enfermedad, un médico que es asesinado al quedarse dormido en el Ávila, dos jóvenes que son drogados en un moderno local nocturno, un anciano que soporta la cola de un operativo de cedulación. Los relatos de Plaza Salvati tuvieron su origen en experiencias personales o anécdotas que le contaron algunos conocidos. "Caracas da para muchísimo. No necesitamos tantos escritores de ficción sino cronistas. Nosotros estamos en una realidad invertida: las cosas que deberían ser normales no lo son", dijo el autor, que puso a la ciudad casi de protagonista.
Al leer Decepción de altura, uno queda con la sensación de que Caracas no es una fiesta. Parece más bien un desorden. "No quise darle al libro un carácter fatalista, pero aquí siempre estamos en el borde de una cuerda floja, o de un precipicio. Siempre estamos en riesgo. Yo camino por la calles de la ciudad en alerta amarilla tirando casi a naranja, en tensión".
Y muchos de los personajes del libro lucen desconfiados. Quizás reflejo de cómo somos. "Lo que hace uno es retratar cómo está Caracas, o el país, en un determinado momento. Es una radiografía personal de la ciudad, hay una preocupación por cómo vivimos que inspira parte de estos cuentos que no dejan de tener ironía (...). Yo admiro de la cultura de los estadounidenses su capacidad para burlarse de sí mismos", agregó el narrador, que dice padecer de Decepción de altura.
Plaza Salvati va a la literatura para confrontar sus males, para que sean sus personajes los que los sufran en vez de él. "Escribir es ir a un psicólogo. Cuando uno escribe cuenta cosas privadas que le dices al mundo para producir catarsis, procesar lo que te perturba", indicó el egresado en Estudios Internacionales, que también tiene un diplomado en Escritura Creativa en la Universidad Metropolitana de Caracas.
Los cuentos de Decepción de altura, aunque son independientes, están conectados entre sí a través de los personajes. Uno secundario en un texto aparece como principal en otro. "Quise que cada relato se leyera sin necesitar información de otros, pero al mismo tiempo hay referencias que se entrelazan para que la gente pueda hacer una lectura novelada (...). Las realidades están entretejidas, son mundos que se solapan, que conforman ese universo que es Venezuela".
Así, el libro se une a una lista de obras -editadas en los últimos años- que reflejan el riesgo de vivir en Venezuela. Ir a los textos para explicar, o intentar comprender, al país. "La gente retrata lo que ve. En los cuentos hay la presencia de una violencia tangencial. Algo que nos define es que somos herederos de la violencia que se ve en la vida cotidiana", concluyó Plaza Salvati. Su libro convierte a Caracas en el escenario de risas y tragedias.
dfermin@eluniversal.com
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