Orlando Arocha vuelve al Teresa Carreño
Dirige la ópera de Federico Ruiz, "La mujer de espaldas".
Contrajuego está en un espacio de la Alcaldía de Baruta (Nicola Rocco)
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ÁNGEL RICARDO GÓMEZ | EL UNIVERSAL
sábado 13 de abril de 2013 09:42 AM
El director Orlando Arocha ha sido convocado por la directiva del Teatro Teresa Carreño para montar la ópera del venezolano Federico Ruiz, La mujer de espaldas. Basada en un cuento de José Balza, con libreto de Xiomara Moreno, la pieza es el drama de una prostituta.
Quien fuera director de Los martirios de Colón, entre otras obras, ahora estará al frente de este espectáculo, en el marco de la programación por los 30 años del Teresa Carreño.
No obstante, el director no deja de ser crítico con lo que ha pasado en el complejo cultural en los últimos 14 años. "Aquello de 'Ver para creer', yo lo convertiría en 'Viendo y creyendo'. Acepto y agradezco la invitación de Miguel Issa, trabajaré para que sea de los mejores espectáculos, cuando me comprometo con algo es en serio. Además que yo incité a Federico Ruiz a escribir esta obra que también es nuestra. Creo que hay que acabar con ese prejuicio de que la ópera es burguesa y extranjera".
Y apunta sus dardos críticos hacia la institución: "Teníamos un teatro que era significativo en toda América Latina y todo eso desapareció porque comenzó a convertirse en espacio político del Gobierno y eso va en contra del propio teatro y el arte. Hemos visto cómo se suspenden funciones, ensayos, actividades culturales, por actos proselitistas, y nadie en la gerencia ha tenido la valentía de decir que no. Ver a un ballet que se ha convertido en tan poco cuando fue tan importante, con un coro que raras veces canta, no tiene sentido".
Desarrollando el punto de la ópera, el director agrega que "La traviata y Los gavilanes, forman parte de nuestra cultura, como cualquier joropo. Nuestra originalidad es precisamente no ser originales... 'Lo nuestro' no es aquello que pertenece a donde nació uno, sino lo que me acompañó: para mí, Shakesperae nació en Macuto porque allí lo leí. Esa idea de lo venezolano contra lo no venezolano debe desaparecer porque nos aísla y es lo que ha pasado en estos 14 años, que nos hemos convertido en una isla", comenta el artista.
Arocha estuvo presente en el acto de solidaridad con Henrique Capriles, mas no salió del todo satisfecho. "Fui porque considero que la alternativa para pensar en un país diferente es Capriles, sabía que iba a ser un acto político, pero esperaba que fuera más balanceado. Hubo mucha farándula, mucho efecto político; poco efecto cultural. No puede ser que el plan cultural sea volver a hacer grandes telenovelas -que de paso, nunca las he visto-, pero es un rollo que arreglaremos de ganar Capriles".
De un triunfo de Nicolás Maduro no espera nada, "creo que continuaría e incluso, empeoraría el caos". "De ganar Capriles, este debe embraguetarse de verdad con el tema de la cultura en su profundo sentido antropológico: quiénes somos, dónde estamos y cómo puede servir la cultura para resolver lo más urgente. Para mí, el arte es el servicio público del alma del pueblo".
De los 14 años de la era chavista, Arocha conservaría algunas cosas, como la gestión cultural en materia de cine y el Festival de Teatro de Fundarte. "El arte siempre es contradictorio e incómodo, lo mínimo que espero es que nos permitan seguir siendo incómodos, ser la válvula de escape de los descontentos que se sazonan dentro de los pueblos".
Y una muestra de la incomodidad que genera el arte será su puesta en escena del Macbeth de Shakespeare, para el 11 de mayo. Su versión del clásico de Shakespeare se desarrolla en una suerte de morgue, donde yacen cuerpos en escena. "Es una apuesta incómoda para cualquier sector porque Macbeth versa sobre el poder y el engaño, y cómo constituye una trampa para unos y otros: para el que lo tiene, que se cree infalibe e invencible, y para el que no lo tiene también. La desaparición física de Hugo Chávez, por ejemplo, es una lección muy shakespereana: cuando se creía imbatible, llega el destino fatal y lo detiene".
Para Orlando Arocha la historia de Chávez fue una tragedia. No es amigo de las obras de arte sobre políticos, pues tiene sus reservas con estos, pero dependiendo de quién y cómo se escriba la historia del expresidente, pensaría en dirigir una obra biográfica. "Chávez es un personaje trágico, ha sido el drama del siglo XXI venezolano, creo que lo peor que podría hacerse de él es una epopeya o una épica; es una tragedia".
El director opina que el pueblo venezolano prefiere ocultarse que asumirse. "Ocurrieron hechos como el deslave de Vargas (1999), el 11 de abril (2002), y el venezolano se niega a aceptar su lado trágico, porque hay que ser alegre, pero esa alegría no sale de algo real, sino del ocultamiento".
Quien fuera director de Los martirios de Colón, entre otras obras, ahora estará al frente de este espectáculo, en el marco de la programación por los 30 años del Teresa Carreño.
No obstante, el director no deja de ser crítico con lo que ha pasado en el complejo cultural en los últimos 14 años. "Aquello de 'Ver para creer', yo lo convertiría en 'Viendo y creyendo'. Acepto y agradezco la invitación de Miguel Issa, trabajaré para que sea de los mejores espectáculos, cuando me comprometo con algo es en serio. Además que yo incité a Federico Ruiz a escribir esta obra que también es nuestra. Creo que hay que acabar con ese prejuicio de que la ópera es burguesa y extranjera".
Y apunta sus dardos críticos hacia la institución: "Teníamos un teatro que era significativo en toda América Latina y todo eso desapareció porque comenzó a convertirse en espacio político del Gobierno y eso va en contra del propio teatro y el arte. Hemos visto cómo se suspenden funciones, ensayos, actividades culturales, por actos proselitistas, y nadie en la gerencia ha tenido la valentía de decir que no. Ver a un ballet que se ha convertido en tan poco cuando fue tan importante, con un coro que raras veces canta, no tiene sentido".
Desarrollando el punto de la ópera, el director agrega que "La traviata y Los gavilanes, forman parte de nuestra cultura, como cualquier joropo. Nuestra originalidad es precisamente no ser originales... 'Lo nuestro' no es aquello que pertenece a donde nació uno, sino lo que me acompañó: para mí, Shakesperae nació en Macuto porque allí lo leí. Esa idea de lo venezolano contra lo no venezolano debe desaparecer porque nos aísla y es lo que ha pasado en estos 14 años, que nos hemos convertido en una isla", comenta el artista.
Arocha estuvo presente en el acto de solidaridad con Henrique Capriles, mas no salió del todo satisfecho. "Fui porque considero que la alternativa para pensar en un país diferente es Capriles, sabía que iba a ser un acto político, pero esperaba que fuera más balanceado. Hubo mucha farándula, mucho efecto político; poco efecto cultural. No puede ser que el plan cultural sea volver a hacer grandes telenovelas -que de paso, nunca las he visto-, pero es un rollo que arreglaremos de ganar Capriles".
De un triunfo de Nicolás Maduro no espera nada, "creo que continuaría e incluso, empeoraría el caos". "De ganar Capriles, este debe embraguetarse de verdad con el tema de la cultura en su profundo sentido antropológico: quiénes somos, dónde estamos y cómo puede servir la cultura para resolver lo más urgente. Para mí, el arte es el servicio público del alma del pueblo".
De los 14 años de la era chavista, Arocha conservaría algunas cosas, como la gestión cultural en materia de cine y el Festival de Teatro de Fundarte. "El arte siempre es contradictorio e incómodo, lo mínimo que espero es que nos permitan seguir siendo incómodos, ser la válvula de escape de los descontentos que se sazonan dentro de los pueblos".
Y una muestra de la incomodidad que genera el arte será su puesta en escena del Macbeth de Shakespeare, para el 11 de mayo. Su versión del clásico de Shakespeare se desarrolla en una suerte de morgue, donde yacen cuerpos en escena. "Es una apuesta incómoda para cualquier sector porque Macbeth versa sobre el poder y el engaño, y cómo constituye una trampa para unos y otros: para el que lo tiene, que se cree infalibe e invencible, y para el que no lo tiene también. La desaparición física de Hugo Chávez, por ejemplo, es una lección muy shakespereana: cuando se creía imbatible, llega el destino fatal y lo detiene".
Para Orlando Arocha la historia de Chávez fue una tragedia. No es amigo de las obras de arte sobre políticos, pues tiene sus reservas con estos, pero dependiendo de quién y cómo se escriba la historia del expresidente, pensaría en dirigir una obra biográfica. "Chávez es un personaje trágico, ha sido el drama del siglo XXI venezolano, creo que lo peor que podría hacerse de él es una epopeya o una épica; es una tragedia".
El director opina que el pueblo venezolano prefiere ocultarse que asumirse. "Ocurrieron hechos como el deslave de Vargas (1999), el 11 de abril (2002), y el venezolano se niega a aceptar su lado trágico, porque hay que ser alegre, pero esa alegría no sale de algo real, sino del ocultamiento".
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