Tomado del blog "OPINFORMACION"
JUEVES, 9 DE OCTUBRE DE 2008
EL MAL USO DE LA PALABRA SECTA
“El mismo Rockefeller se encargó de dejar bien claro que los Estados Unidos iban a encontrar, serios obstáculos en su penetración mientras la Iglesia Católica siguiese despertando la conciencia del pueblo” Artículo: “El Catolicismo y Las Sectas” Padre Manuel Díaz Álvarez
Introducción: En el año 1.987 se comentaba mucho sobre una señora llamada Josefina Chacín Ducharne, de quien se decía que era una iluminada. El periódico El Universal de Caracas, estuvo publicando muchos textos de la agrupación llamada: “Los Peregrinos”. Como la Iglesia católica fue atacada por esta señora, se vio obligada a responder a sus acusaciones. Así por ejemplo el padre Manuel Díaz Álvarez escribió un extenso artículo titulado: “El Catolicismo y Las Sectas” en el vespertino El Mundo de la Cadena Capriles el miércoles 4 de marzo de 1.987, página 2. Yo Rosendo Churión escribí un artículo también: “Una Iluminada en Los Peregrinos”, publicado en El Mundo el sábado 17 de enero de 1.987, página 3.Pero también el profesor Alexis Márquez Rodríguez publicó un día después en su columna: “Con la lengua...” un trabajo titulado: “Secta”. El Nacional- Domingo 18 de enero de 1.987. Como el trabajo de Alexis Márquez Rodríguez tenía muchas fallas me vi obligado a escribir un breve artículo al vespertino El Mundo que nunca lo publicó. Como mi metodología para la enseñanza de la buena escritura se basa en descubrir los errores en los textos, expongo mi artículo tal como fue entregado al periódico El Mundo, si tiene fallas no importa, lo importante es aprender de los errores de los otros y de uno mismo.
EL USO DEL VOCABLOS SECTA *
El profesor Alexis Márquez Rodríguez en su columna: “Con la lengua…” publicada en el diario El Nacional del domingo 18 de enero ha opinado que: “sacerdotes y altos prelados, representantes autorizados del poder eclesiástico católico, han usado de ese modo el famoso vocablo (secta). Lo extraño es que el tal uso demuestra, si no mala intención, por lo menos ignorancia del valor y significado de la palabrita”
Al citar el profesor Alexis Márquez Rodríguez el Diccionario de la Real Academia Española entra en contradicción con lo que expone en su artículo. Si està de acuerdo en que: “el uso de la lengua poco a poco va introduciendo cambios en ella”, entonces tiene que atenerse al uso que le da la Iglesia Católica en la actualidad.
Venezuela por tradición histórica profesa la religión católica, es la que tiene mayoría de adeptos, demostrado cuando ocurrió la reciente visita de su máximo representante (el Papa).Integrarse a una secta es separarse de las demás. Cuando el Rector Edmundo Chirinos, emocionado, quería permanecer al lado del Papa, no era para separarse de la mayoría, al contrario, quería estar en ella, con el pueblo.
El vocablo secta no puede tener mala intención en su uso, en la actualidad lo usamos en forma despectiva para despreciar a grupos que no están de acuerdo con nuestra religión. Según la conclusión del profesor Alexis Márquez Rodríguez, la religión católica es una secta, pero la verdad es que es la secta más grande y por eso puede señalar a grupos minoritarios que quieren trastornar las estructuras elementales del parentesco, en otras palabras: separar a los hijos de los padres. Tal vez en otros países
orientales donde la Iglesia Católica es una minoría, sea considerada como una secta, pero aquí en Venezuela la mayoría no lo piensa así. El profesor Alexis Márquez Rodríguez hace un mal uso de los diccionarios, no se puede negar el significado que le dan los representantes de la Iglesia Católica al vocablo secta porque éste no coincida con el que se encuentra en los diccionarios. Nadie aprende a hablar con los diccionarios, sino con el uso diario de la palabra.
* Este fue mi artículo que el vespertino El Mundo no quiso publicar el cual escribí el 18 de enero de 1.987.
Veamos ahora el artículo de Alexis Márquez Rodríguez en su totalidad y luego pasemos al análisis.
El Nacional ------Domingo 18 de enero de 1.987.
Con la lengua…
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Secta
Alexis Márquez Rodríguez
Varias veces nos hemos referido al hecho de cómo el uso de la lengua poco a poco va introduciendo cambios en ella. Estos cambios son más frecuentes y notorios en el vocabulario, o mejor, en el significado de las palabras. De tanto usarlas –y a veces de tanto abusar de ellas-, las palabras no sólo se van gastando, como las monedas, sino que también se van modificando semánticamente, bien porque agreguen a su significado primitivo nuevas acepciones, bien porque cambien totalmente de significado; perdiéndose el original sustituido por el nuevo. Estos cambios son inevitables, y no puede decirse que sean buenos ni malos. A veces resultan muy provechosos, y uno se alegra de que hayan ocurrido. Otras veces son lamentables, porque se pierde un valor semántico que era útil, y aun necesario, sin que haya un sustituto idóneo. Pero en la base de ello está el dinamismo de la lengua, y no hay poder alguno que pueda impedir tales alteraciones semánticas. Sin embargo, si es bueno tener conciencia del hecho, saber donde estamos parados y a que atenernos al respecto. Cuando un pueblo tiene conciencia de su propia lengua, estas cosas ocurren de modo normal, natural diríamos sin que produzcan graves problemas. Cuando no, en cambio, las consecuencias pueden ser funestas. En estos días ha estado muy presente en los medios de comunicación social una palabra que, curiosamente, cada cierto tiempo hace tal aparición la palabra secta. Con motivo de una insidiosa campaña (iniciada por un diputado ansioso de figuración con miras a las ya cercanas (re) elecciones, contra un grupo de venezolanos que, con todo derecho, han optado por una vida retirada - cuyos ideales no compartimos, pero que estimamos respetables-, la palabra secta se ha puesto, una vez más de moda.
Lo que nos llama la atención es como se ha venido esgrimiendo --el gerundio es intencional- la palabra secta como un insulto, como una denuncia, como una anatema, como si con ella se quisiera juzgar y condenar de una sola vez un movimiento o agrupación social. Incluso muy conspicuos sacerdotes y altos prelados, representantes autorizados del poder eclesiástico católico, han usado de ese modo el famoso vocablo. Lo extraño es que tal uso demuestra, si no mala intención por lo menos ignorancia del valor y significado de la palabrita. En efecto, el DRAE-84 define secta de la siguiente manera: 1 -(Del lat. secta). f. Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica. / /2. Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra.' // 3. Conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa”. Como se ve, no hay una sola acepción de la palabra secta registrada en el Diccionario de la Real Academia que pueda considerarse como infamante, como descalificadora de la conducta ajena, de individuos o de grupos. Más aún de la precisa definición del DRAE, podemos extraer las siguientes conclusiones: 1) La Iglesia Católica constituye una secta, tan secta como cualquiera de las Iglesias protestantes o de otros signos. En efecto, parece no haber duda acerca de que la Iglesia Católica sea un "Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa..... 2) .Todas las iglesias de orientación cristiana son sectas, no sólo por lo dicho antes, sino también porque el Cristianismo -¿hay duda sobre eso?- es una “Doctrina religiosa (...) que se diferencia e independiza de otra”, en su caso especifico de la religión hebrea. ソPuede negarse que Jesucristo fue un disidente de la religión oficial del pueblo hebreo? El encabezó pues, una secta, según este vocablo es definido por la Real Academia. 3) ¿No es la Iglesia Católica un “Conjunto de creyentes en una doctrina partícula” y "de fieles a una religión que..”.サ muchos hebreos, musulmanes, protestantes... “consideran falsa?サ. 4) Por todo ello, no hay nada de malo en que un grupo de personas constituyan una secta. Lo que como ta1 hagan es otra cosa, y ahí entra en juego primordialmente, el aspecto legal y el aspecto moral.
Una secta puede ser legal o Ilegal, moral o inmoral, en razón de sus procedimientos y de su conducta. Pero de ninguna manera puede aceptarse que a una agrupación se le tilde de secta como si esta palabra, por si sola, fuese un baldón o un anatema.
ANÁLISIS
Texto Nº 1: “EL USO DEL VOCABLOS SECTA” DE Rosendo Churión.
Comienza el autor señalando que Alexis Márquez Rodríguez afirma que la Iglesia Católica demuestra (en el uso de la palabra secta) “si no mala intención, por lo menos ignorancia de valor y significado de la palabrita”
Luego señala el autor que al hacer A. M. R el uso del Diccionario de la Real Academia Española entra en contradicción si ya había señalado que la lengua sufre cambios. Después afirma el autor que la Iglesia Católica no es una secta por que es una mayoría en el país. Agrega que no está de acuerdo en que el uso del vocablo secta tenga mala intención, aunque reconoce que:
“en la actualidad lo usamos en forma despectiva para despreciar a grupos que no están de acuerdo con nuestra religión”. También reconoce que la Iglesia Católica puede ser considerada en otros países donde es una minoría. Termina su artículo el autor al señalar que A. M. R. hace un mal uso del D.R.A.E.
Luego de este breve resumen del artículo veamos como desde un punto de vista se le puede dar razón al autor y al mismo tiempo vamos analizando el artículo de Alexis Márquez Rodríguez
ANÁLISIS
El autor (R.Ch) ha señalado que (A.M.R.) afirmó que la Iglesia Católica tiene “si no mala intención, por lo menos ignorancia de valor y significado de la palabrita” (secta). En su artículo el autor (A.M.R) sólo emite una opinión sin demostrarlo con hechos, entra en una divagación al decir “si no mala intención por lo menos ignorancia de valor y significado...” Podemos apreciar que dice primero “famoso vocablo” (se refiere a secta) para luego de calificarla de “palabrita” ¿Por qué el uso de ese diminutivo?
Podemos justificar que el autor (R.Ch) tiene razón cuando afirma que (A.M.R) realiza un mal uso de del diccionario de la Real Academia Española cuando a reconocido el proceso cambiante de la lengua. En los últimos veinte años, los sucesos ocurridos en las sectas con la práctica de los suicidios colectivos y los lavados de cerebros, el término secta comenzó a asociarse con los grupos de conducta delictiva y peligrosa. Pero debemos recordar que la palabra secta “Se hizo especialmente popular con el dominio cultural del Catolicismo Romano en Occidente, y en el Oriente con la Iglesia Ortodoxa. Conforme el tiempo pasó y dicha cultura se extendió, la palabra adquirió una carga peyorativa fuerte: los heréticos, los perversos doctrinales, los enemigos de la ortodoxia confesional establecida, eran la secta” Como se puede apreciar, ya la palabra secta tenía una carga peyorativa que ha aumentado con el proceso de la historia. Entonces ¿A qué viene el cuento de que la Iglesia Católica utiliza la palabra secta como un insulto, como una denuncia, como una anatema, como si con ella se quisiera juzgar y condenar de una sola vez
Cuando el autor (R.Ch) afirmó en su artículo que la Iglesia Católica no es una secta porque tiene la mayor cantidad de adeptos, está utilizando un concepto generalmente reconocido por la mayoría de los sociólogos, así por ejemplo el profesor Jorge Erdely G. México- 1.997 dice “Todo lo que no sea religión mayoritaria se considerará secta dependiendo de la cultura y su tradición religiosa. O de la religión oficial reconocida por el Estado, dependiendo del país y aun de la época.”
Tampoco se puede afirmar que la Iglesia Católica es una secta por su origen como lo afirma (A.M.R) cuando dice:” ¿Puede negarse que Jesucristo fue un disidente de la religión oficial del pueblo hebreo.Él encabezó pues una secta, según este vocablo es definido por la Real Academia ”. De igual manera podríamos decir de un partido político que es mayoría y puede estar en el gobierno y acusarlo o definirlo como una secta por su origen. Casos existen muchos y esto no es aplicable. Otro aspecto del artículo es que Alexis Márquez Rodríguez no señala el nombre de la secta a la cual se refiere: “Los Peregrinos”, tampoco a la iluminada señorita Chacín Ducharne. Al comienzo de su artículo dice: “Con motivo de una insidiosa campaña (iniciada por un diputado…”Tampoco dice el nombre del diputado. Pregunto yo ¿Esta es la manera correcta de escribir un artículo, omitiendo nombres y no demostrando lo que se opina sin presentar los hechos? Para realizar un trabajo sobre una palabra, no basta utilizar el D.R.A.E, es importante utilizar diccionarios especializados y autores especialistas en diferentes materias para tener diferentes puntos de vista. En relación al término secta se puede obtener desde el punto de vista religioso varios conceptos diferentes, así por ejemplo: “Una secta es un grupo de personas polarizadas alrededor de la interpretación particular que una persona hace de la Biblia , que incurren en grandes desviaciones con respecto a las doctrinas primordiales de la fe cristiana…” Dr. Walter Martín. Teólogo. Doctorado en Religiones Comparadas, California Coast University. (MC Dowell 1.988:11). Y así podríamos seguir con las definiciones sociológicas, como por ejemplo: “La definición técnica del concepto secta comenzó con los trabajos del sociólogo alemán Max Weber, el cual definió a la secta en oposición a la iglesia. Esta acoge en su seno al santo y al pecador, al justo y al injusto, en contraste con la secta, que sólo acepta adeptos comprometidos. En el caso de la secta, la pertenencia es voluntaria y debe merecerse, mientras que la iglesia no demanda cualidades especiales ni pone condiciones para el ingreso en su seno”. También podríamos seguir con la definición lingüística, jurídica, ética, moral, histórica, psicológica social, ciencia médica (Lifton 1.989). Dr. John Hockman 1.990). Voy a terminar este análisis señalando que Alexis Márquez Rodríguez dijo: “Cuando un pueblo tiene conciencia de su propia lengua, estas cosas ocurren de modo normal,… ¿Es posible que los pueblos tengan conciencia de su propia lengua? ¿Cómo ocurre eso¿ ¿Qué opinan los psicolinguistas?
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