Juan Pablo I (en latín: Ioannes Paulus PP. I), de nombre secular Albino Luciani (Canale d'Agordo, 17 de octubrede 1912 - Ciudad del Vaticano, 28 de septiembre de 1978) fue el papa número 263.º de la Iglesia católica ysoberano de la Ciudad del Vaticano desde el 26 de agosto de 1978 hasta su muerte, ocurrida 33 días después. Supontificado fue uno de los más breves de la historia, dando lugar al más reciente año de los tres papas. Fue el primer papa nacido en el siglo XX y también el último en morir en dicho siglo. Asimismo es el último pontífice italiano hasta la fecha. Actualmente, se encuentra en proceso de beatificación.
En Italia es recordado con los apelativos de "Il Papa del Sorriso" (El papa de la sonrisa) e "Il Sorriso di Dio" (La sonrisa de Dios). La revista Time y otras publicaciones se refirieron a él como "The September Pope" (El papa de septiembre)
Albino Luciani nació en la pequeña localidad italiana de Forno di Canale,Belluno (llamada Canale d'Agordo a partir de 1964) el 17 de octubre de 1912. Hijo de Giovanni Luciani, un albañil, y Bortola Tancon. Fue bautizado por la matrona que ayudó en el parto, ya que se temía que muriera. Su bautismo fue formalizado dos días después por el párroco del pueblo, Achille Ronzon. Fue el mayor de cuatro hermanos del matrimonio Luciani; los otros hermanos fueron Eduardo, Nina y Federico, que falleció a corta edad. La familia de Luciani, de origen humilde, pasó penurias durante la Primera Guerra Mundial.
Cuando tenía 6 años, recibió el sacramento de la confirmación de manos del obispo Giosuè Cattarossi. A los diez años, su madre murió y su padre contrajo nuevas nupcias con una mujer de gran devoción; fue entonces cuando nació su vocación sacerdotal, según él declaró, gracias a la predicación de un fraile capuchino.
En toda esta semana, los periodistas han hablado de la pobreza de mi infancia. Pero ninguno podría llegar a sospechar jamás el hambre que yo he conocido.
El 15 de diciembre de 1969, Pablo VI lo nombró patriarca de Venecia, sucediendo a Giovanni Urbani y a Angelo Giuseppe Roncalli (Papa Juan XXIII). Tomó posesión del cargo el 3 de febrero de 1970. El mismo Pablo VI lo elevó a la dignidad cardenalicia el 5 de marzo de1973. En su primer Ángelus tras ser nombrado papa, recordó la vergüenza que pasó cuando Pablo VI se quitó su propia estola y se la colocó a él sobre los hombros:
Pero el papa Pablo, no sólo me ha hecho cardenal, sino que algunos meses antes, sobre el estrado de la Plaza de San Marcos, me hizo poner completamente colorado ante veinte mil personas, porque se quitó la estola y me la puso sobre los hombros. Jamás me he puesto tan rojo.
Ángelus del 27 de agosto de 1978
Luciani fue elegido en la cuarta votación del cónclave de agosto de 1978, un cónclave inusualmente breve, el segundo más corto del siglo XX, tras el de 1939. El cardenal protodiácono Pericle Felici fue el encargado de anunciar la decisión del Colegio cardenalicio de elegir al Patriarca de Venecia, Albino Luciani, como el 263° (ducentésimo sexagésimo tercer) papa de la Iglesia Católica, el 26 de agosto de 1978, siendo así el tercer Patriarca de Venecia en ser nombrado papa, tras Giuseppe Melchiore Sarto (elegido como Pío X en 1903) y Angelo Giuseppe Roncalli (elegido como Juan XXIII en 1958). Escogió el nombre de Juan Pablo, convirtiéndose en el primer papa de la historia con un nombre compuesto, gesto con el que pretendía honrar a sus dos predecesores, Juan XXIII, que le nombró obispo, y Pablo VI, que le nombró Patriarca de Venecia y cardenal. También fue el primer papa en usar el ordinal "primero" en su nombre.
Se llegó a pensar que su elección fue debida a la división entre miembros de distinta ideología dentro del Colegio cardenalicio:
- Los conservadores y curialistas apoyaban al cardenal Giuseppe Siri, que defendía una interpretación más conservadora o incluso una corrección de las reformas del Concilio Vaticano II. En los círculos sedevacantistas existe la opinión de que Siri fue elegido en el cónclave de 1958 y que incluso escogió el nombre de Gregorio XVII para su pontificado, pero fue obligado a renunciar a la elección debido a las represalias que podría generar al otro lado del Telón de Acero.
- Los que defendían una interpretación más liberal de las reformas del Vaticano II, y otros cardenales italianos, apoyaban al cardenal Giovanni Benelli, pero no obtuvo los votos suficientes por sus tendencias "autocráticas".
Entre los cardenales procedentes de fuera de Italia, en un Colegio cardenalicio cada vez más internacionalista, había figuras como la del cardenal Karol Wojtyła. En los días posteriores al cónclave, los cardenales declararon con satisfacción que habían elegido al "candidato de Dios". El cardenal argentino Eduardo Pironiodeclaró que "hemos sido testigos de un milagro moral". La Madre Teresa dijo: "Ha sido el mejor regalo de Dios, un rayo de sol del amor de Dios que brilla en la oscuridad del mundo".
Juan Pablo I era considerado un hábil comunicador y escritor, incluso publicó algunos escritos. Su libro Illustrissimi, que escribió cuando era cardenal, consiste en una serie de cartas dirigidas a un gran número de personajes históricos y ficticios. Entre ellas están las cartas dirigidas a Jesús, al rey David, al barbero Fígaro, a la emperatriz María Teresa y a Pinocho. Otras están dirigidas a Mark Twain, Charles Dickens y Christopher Marlowe.
Juan Pablo I enseguida sorprendió con su simpatía y calidez personal. Hay voces que dicen que dentro del Vaticano era visto como un simple intelectual inconsciente de las grandes responsabilidades del papado, aunque David Yallop, autor del libro In God's Name (En nombre de Dios, en el que defiende la teoría de que Juan Pablo I fue asesinado), sostiene que estas voces son sólo el resultado de una campaña lanzada por gente del Vaticano que se oponía a las políticas de Luciani. En palabras del escritor John Cornwell, "le trataron con condescendencia"; un alto clérigo, hablando sobre Luciani, llegó a decir: "han elegido a Peter Sellers". Los críticos comparaban sus discursos, con menciones a Pinocho, con los discursos más intelectuales de Pío XII y Pablo VI. Sus visitantes hablaban de su soledad y aislamiento, y del hecho de que fuera el primer papa en décadas en no tener un papel diplomático (como Juan XXIII y Pío XI) o curial (como Pío XII yPablo VI) dentro de la Iglesia. Venia del mundo humano de la Pastoral no del poder eclasiastico.
Su impacto personal, sin embargo, fue doble: su imagen de hombre amable, cercano y bondadoso enseguida cautivó al mundo entero. Esta imagen fue formada inmediatamente después de aparecer en el balcón de la Plaza de San Pedro después de su elección. Su presencia cordial le hizo una figura muy querida ya antes de empezar a hablar, en particular entre la prensa. También era un hábil orador. Mientras que Pablo VI hablaba como si estuviese exponiendo una tesis doctoral, Juan Pablo I producía amabilidad, cercanía e incluso risa.
Según sus ayudantes, no era el ingenuo idealista que sus críticos hicieron ver. Según el cardenal Giuseppe Caprio, Juan Pablo I aceptó su cargo y se dispuso a ejercerlo con confianza.
Juan Pablo I fue el primer papa que admitió que la perspectiva del papado le había intimidado tanto que otros cardenales tuvieron que animarle a aceptar. Rechazó la milenaria tradición de la coronación papal y también la tiara. En su lugar, optó por una simple misa de inauguración. En su notable Ángelus del 27 de agosto de 1978, el primer día completo de su pontificado, impresionó al mundo con su simpatía natural.
Muerte
El ambiente de optimismo y cercanía establecido por Juan Pablo I nunca llegaría a avanzar por la brevedad de su pontificado. Fue encontrado muerto en su cama poco antes del amanecer del 29 de septiembre de 1978, 33 días después de su elección. Según las fuentes oficiales, el papa, de 65 años, murió de un infarto. Se ha dicho que el Vaticano ocultó algunos aspectos sobre el descubrimiento del cadáver para evitar dar detalles indecentes en el hecho de que fue descubierto por la Hermana Vincenza, una monja. Como es costumbre tras la muerte de un papa, no se realizó autopsia. Aunque esto, junto con declaraciones contradictorias realizadas tras la muerte del papa, han dado lugar a una serie de teorías conspirativas en torno a ella. Estas declaraciones se refieren a quién encontró el cadáver y dónde, a qué hora y qué papeles tenía en la mano. La Santa Sede todavía no ha investigado estos aspectos. El papa reposa en las grutas vaticanas desde el 4 de octubre de 1978.
Polémica e hipótesis en torno a su muerte
El Vaticano afirma que Juan Pablo I falleció de un infarto en su cama y que no se llevó a cabo autopsia alguna por la oposición de sus familiares. Algunos aspectos de esta declaración oficial, sin embargo, se vieron contradichos más tarde: no fue el irlandés John Magee (posteriormente obispo), quien fuera secretario personal de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, la primera persona en hallar el cadáver del Pontífice, sino una de las religiosas que se encargaban del trabajo doméstico, como se supo en 1988; la familia del fallecido papa reveló en 1991 que la muerte no le sobrevino en la cama, sino en su escritorio; y además, sí se le habría realizado una autopsia, según otros informes. Estas incoherencias oficiales, junto a otros factores de índole económica, han dado origen a teorías conspirativas que apuntan a un envenenamiento del Pontífice.
Juan Pablo I pretendía ahondar en las reformas iniciadas por Juan XXIII. La clarificación de las cuentas vaticanas era una de sus prioridades. Mientras fue Patriarca de Venecia, en 1972, el Banco Vaticano vendió al Banco Ambrosiano, propiedad de Roberto Calvi, la Banca Cattolica del Veneto, sin consultar al obispado metropolitano de Venecia, del cual monseñor Albino Luciani era jerarca. El responsable de esta acción fue el arzobispo Paul Marcinkus, lo cual llevó a ciertas desavenencias entre Luciani, aún no nombrado papa, y el norteamericano, responsable de la dudosa administración vaticana de entonces. La Banca Cattolica del Veneto estaba especializada en préstamos con bajos tipos de interés hacia los más necesitados; quizá por esto el papa Luciani tomó cartas en el asunto. Giovanni Benelli, sustituto del secretario de Estado de la Santa Sede, le cuenta que existe un plan entre Roberto Calvi, Michele Sindona y Marcinkus para aprovechar el amplio margen de maniobra que tiene la Santa Sede: «evasión de impuestos, movimiento ilegal de acciones». La reacción de Luciani, recogida en el libro Con el corazón puesto en Dios: intuiciones proféticas de Juan Pablo I, es de una enorme decepción.
El 9 de mayo de ese mismo año de la muerte de Juan Pablo I, 1978, había sido asesinado el primer ministro de Italia, Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana. Las extrañas circunstancias del deceso de Albino Luciani —un ataque cardíaco, para alguien que gozaba de buena salud— y otros sucesos misteriosos, como que la defunción no fuese certificada por el forense vaticano, sino por otro, y lo precipitado de su embalsamamiento, dispararon la teoría de que en realidad Juan Pablo I fue asesinado. La doble confesión de la monja, Sor Vicenza Taffarel, quien encontró el cadáver del Sumo Pontífice (en una primera versión: vestido aún, en su baño, posiblemente en el suelo, donde vomitó; y la otra: en su cama, con documentos desordenados y las gafas caídas de su rostro, ya despojado del hábito papal) inducen a pensar que fue envenenado.
Algunas obras de investigación abundan en la teoría del envenenamiento. El libro El día de la cuenta del sacerdote español Jesús López Sáez, presume que el sumo pontífice fue envenenado con una fuerte dosis de un vasodilatador. El libro In God's Name (En el nombre de Dios), del investigador inglés David Yallop, defiende que fue envenenado por altos jerarcas de la Iglesia católica en complicidad con mafiosos vinculados con el Banco Ambrosiano y las hermandades secretas masónicas.
En 1988 la Santa Sede abrió sus puertas al periodista John Cornwell y le dio todo tipo de facilidades para entrevistar a los testigos de la vida y muerte de Juan Pablo I, incluso algunos que nunca habían declarado en público sus vivencias. En su libro Como un ladrón en la noche. La muerte del papa Juan Pablo I entrevista a los secretarios del papa difunto, a Paul Marcinkus, a la sobrina (médico de profesión) del papa Luciani, a un sargento de la guardia suiza, a los embalsamadores, a periodistas, un agente del FBI que trabajó en Roma, a Joaquín Navarro-Valls, Radio Vaticano, los médicos del papa, etc. La conclusión fue que parecía inverosímil que el papa hubiera sido asesinado, atribuyendo su muerte a una conjunción de factores. Su carácter afable se vio aplastado por la burocracia vaticana y la presión de trabajo a la que fue sometido (el cardenal Villot reconoció que se sentía culpable de haberlo agobiado de trabajo con maletas de documentos), la poca ayuda que recibió del entorno para desempeñar su nueva función, sus problemas de salud (sobre todo circulatorios, embolias, trombos, etc.) que combinado con el estrés y un posible descuido en la medicación junto con la ausencia de trato por parte de los médicos del Vaticano, pudieron producir una embolia pulmonarla noche del 28 de septiembre de 1978.
Sin embargo, varias fuentes acusaron a Cornwell de haber sido contratado por el propio Vaticano para dar esta información falsa, ya que se demostró que Albino Luciani no tenía ninguno de los problemas de salud mencionados ni tomaba medicación alguna, lo que ha dejado numerosas dudas sin resolver sobre la muerte del Sumo Pontífice
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