Notitarde 28-07-2011 |
Trinchera
Los lavados de Bolívar
/¡Tanto nadar para ahogarse!. El ciudadano Presidente, se empeñó, en abrir el sarcófago del Padre de la Patria, total sin resultados. Ahora los "científicos cubanos", le atribuyen la muerte del héroe, a unos lavados, lavativas, o enemasque de todas formas se dice. En el Hospital de Caridad, hoy Casa de La Estrella, en el antiguo inventario de medicinas e instrumentos, se detalla "una visitadora",consultada la Sociedad de la Historia de la Medicina, nos han respondido, que era un aparato, como una regadera de jardín, pero con un pico sumamente agudo, el cual introducido por el ano, permitía vaciar en el interior del paciente, algún liquido sanador. Es decir un aparato para poner enemas, lavados o lavativas.
Los científicos, cubanos, porque ahora nuestra ciencia está en manos de Fidel, quien diagnostica y ordena tratamientos (como lo ha declarado el paciente más importante del país).
Volviendo a lo del Libertador, un favor muy flaco se le hizo, antes por lo menos cuando estudiamos en el libro del Hermano Nectario María, aprendimos que a "El Libertador" lo había atacado una terrible tuberculosis, pescada en las madrugadas en los Andes nevados, o en los chaparrones de la sabana llanera: pero ahora: según los científicos cubanos, tendremos- que decirle a los muchachos: "que el Libertador murió de terribles dolores en el alma", (para no decir indecorosidades) con tanto lavado se muere cualquiera. El héroe pasó quince días en Santa Marta, y le pusieron según los cubanos "cuatro diarios" lo que da un total de sesenta introducciones de visitadora. Los científicos cubanos, han llegado a la conclusión que el deceso del Padre de la Patria, se produjo por el exceso de lavativas, lavados o visitadoras, suministradas. ¡Lógico! Lo que tienen que explicar: es como los lavados afectaron los huesos: inmediatamente uno supone que los lavados serían de "Diablo Rojo", o quizá de ácido muriático.
Pensábamos que los héroes fallecían de manera espectacular, en las batallas, clavando la bandera como Girardot; como el Negro Primero: ¡Vengo a decirle adiós, Mi general porque estoy muerto!!, y ta ta ta tan!! Otro voló con la pólvora en San Mateo, etc. Muertes cónsonas con sus vidas. En acto heroico. También hay héroes que han tenido muerte "más popular" Por ejemplo: Figueredo, el batallador insigne, triunfador siempre, valiente, aguerrido. A la hora de morir, debió entregarse a unos malévolos callos infectados con terribles hongos. Combinación mortífera, y lo que no pudieron los ejércitos de Boves y Morales, fue triunfo de los sabañones!!
Y ahora, -queridos lectores- que según los científicos cubanos, nuestro Padre de la Patria, se murió por que le pusieron cuarenta lavados. ¡Oh terror! Indiscutiblemente, ningún discurseador patrio, se atreverá a decir jamás, en acto público y solemne, que el grandioso, el espectacular hombre de las batallas, tuvo que resignarse a una muerte tan poco castrense. Con cuatro enemas diarios entre pecho y espalda, pensamos que no le quedaría tiempo ni para dictar el testamento, apenas comenzaba: ¡Colombianos, si mi muerte contribuye…, etc. Llegaba el Dr. Reverend: -"Que le toca el otro"-, y así fueron pasando según los cubanos, los últimos días: ¡entre enema y enema!
En estos días anda por allá un venezolano, cuidado y los cubanos comienzan con los lavados.
Se bromea, ¡pero Venezuela nunca perdonará a los cubanos violadores de sepulcros, a la sacrílega profanación -con nocturnidad y alevosía- del sarcófago del más grande hombre de América!
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