Una exposición de gran fuerza crítica en torno a los discursos de poder, inaugurará el artista venezolano Javier Rodríguez bajo el título “Doble Discurso”, el próximo domingo 01 de abril a las 11:00 de la mañana, en La Caja Espacio de Investigación Visual del Centro Cultural Chacao, en El Rosal, la cual permanecerá en exhibición hasta el 06 de mayo.
Con la curaduría de Lorena González y del propio Javier Rodríguez, esta muestra -segunda individual en el país de este artista residenciado en Londres- la conforman un conjunto de obras, instalaciones y videos, que a juicio de la curadora se enfocan en una larga relación que el creador ha mantenido con las verdades ocultas y las sigilosas legitimaciones que los medios de comunicación asientan en la vida cotidiana del ciudadano común.
Según explica Lorena González, en esta muestra Javier Rodríguez integra intervenciones a la prensa escrita, maculaturas, libros de escolaridad, publicidad, videos, errores de la rotativa, ruidos de la imagen gráfica y oscuridades de la palabra impresa “a través de una serie de piezas que dialogan desde sí mismas para hacer estallar los linderos escenográficos de una gran instalación, donde el arte devela interrogantes, zanjas destapadas de una historia narrada por otros ante la cual rendimos el propio criterio y doblegamos nuestra autonomía”.
Esta exhibición cuenta con la participación especial de Cheryl Donegan (USA) y Pascual Sisto (España), artistas de reconocida trayectoria que colaboran y comparten las inquietudes de Rodríguez, y que se integran junto a él en varias de las piezas presentes. Donegan con dos vídeos (uno de los cuales –titulado Flushing- acompaña la instalación central), y Sisto con la reedición en 3D de la película La sociedad del espectáculo, así como con la apropiación que bajo el nombre Ni dioses ni maestros / Quiero servir, realizó Rodríguez a partir de una acción original de Sisto en el año 2010.
Nacido en Caracas en 1975, Javier Rodríguez ha desarrollado su carrera artística durante los últimos 12 años entre Venezuela e Inglaterra, bajo una perspectiva dual que le ha permitido encontrar inquietantes paralelos entre los dispares sistemas socio políticos de ambos países. Su reciente propuesta artística nace del estudio y la investigación de diferentes canales mediáticos, especialmente la prensa escrita. Se ha destacado también como creador de intervenciones en el espacio público con proyectos como “Último Mundo Universal” (Caracas, Venezuela), “Mirror World” (Londres, Inglaterra) y “La Voz” (Quito, Ecuador). Asimismo ha mostrado su obra internacionalmente en exposiciones en Inglaterra, Noruega, y Venezuela, entre otros países. Recientemente obtuvola Becadela Fundación PatriciaCisneros para participar en la residencia de Verano Skowhegan, USA y su trabajo ha sido incluido en importantes publicaciones como Collage, Assembling Contemporary Art, Blackdog Publishing Londres y Cutting Edges de la editorial Alemana Gestalten.
El público tendrá la oportunidad de apreciar el trabajo de este destacado artista a través de la exposición “Doble Discurso”, que se estará presentando del 01 de abril al 06 de mayo en “La Caja Espacio de Investigación Visual” del Centro Cultural Chacao, ubicado en la Avenida Tamanaco de El Rosal. El horario es de martes a sábado de 12:00 m. a 8:00 p.m., y domingos de 11:00 a.m. a 7:00 p.m. La entrada es libre. Mayor información puede ser solicitada por la página web:www.culturachacao.org o a través del twitter: @culturachacao
Cabe destacar que en el marco de esta exposición se proyectará el martes 17 de abril a las 7:00 p.m., en la SalaExperimentaldel Centro Cultural Chacao, la película documental La sociedad del espectáculo de Guy Debord, donde se realiza una crítica radical de la mercancía y de su dominación generalizada, la cual se traduce en una particular manera de alienación. El concepto de espectáculo alude a un modo de producción social, cuya razón de ser es la mercancía y su evidente carácter fetichista. Para la discusión se contará con la presencia del propio Rodríguez y Lorena González.
Sociedad establo
El totalitarismo quiere medios comprometidos con su causa de pesadilla...
Al estoico Juan Nuño
Un par de filósofos de postín, Adorno y Horkheimer, publicaron en 1947 Dialéctica de la Ilustración, para estigmatizar la industria cultural, la distribución comercial de objetos simbólicos (discos, libros, periódicos, televisión, cine) por "enajenante". Los medios de comunicación.
Dos años después apareció 1984 de Orwell, con una visión oscura del futuro, un régimen pavoroso teletransmitido, que prohibía incluso el amor. La viveza chusca de "izquierda" regó que iba contra la televisión, para eclipsar que era la radiografía del stalinismo.
Luego del genocidio de tutsis en Ruanda, el izquierdismo ilustrado convocó una reunión en Canadá para "astutamente" deslizar la responsabilidad a los medios y dar argumentos a la cuadrilla universal de defensores de bellaquerías. Ocultarían la mano del gobierno que esparció odio y violencia a través de su emisora carnal, la VTV hutu, Radio mil colinas. Mentir a todo trance es la única verdad revolucionaria. Cinismo, amoralidad y maña.
En 1964 el filósofo alemán Herbert Marcuse, refugiado desde la Segunda Guerra, fundador de la CIA y profesor venerado en EEUU, publicó El hombre unidimensional, sobre el venenoso papel de los medios en la construcción de un mundo de zombis.
La sociedad que amparó, empleó, enalteció a Marcuse y Horkheimer, y salvó la Humanidad del nacionalsocialismo, no era más que una podrida ciénaga donde impulsos radioeléctricos convertían los seres humanos en autómatas vaciados de moral y voluntad. Resulta que la horrenda distopía de Lang, Metrópolis, se parecía menos a Alemania de camisas pardas que a la apacible San Diego, California, donde Marcuse era un tótem, una de las "tres M", además de Marx y Mao.
Según ambos, de no ser por la televisión, el cine y la radio, el "capitalismo" sería destruido por levantamientos populares. La revolución debería apoyarse en los desclasados, asesinos, ladrones, drogadictos, "no alienados" por no integrarse a la sociedad. El verdadero hombre nuevo de una hermosa revolución.
El movimiento totalitario es la barbarie moderna. Su encono contra la libertad, la individualidad, el humanismo y la cultura se hace violencia física, a un paso de los baños de sangre. Nadie puede tener criterio autónomo.
Pensar y hablar libremente vuelve a ser una decisión prometeica frente al intento de destruir el espíritu humano y convertir la sociedad en un establo de bestias obedientes y atemorizadas. El espíritu totalitario quiere anular, destruir, infibular cualquier expresión humana libre y odia los medios porque bloquean ese propósito. Los autócratas de hoy dicen que sin ellos, serían más populares.
Los individuos carecen de dignidad frente a la ficción de "colectivos", "el pueblo", farsa apropiada para justificar crímenes, la perfecta calabrina retórica que inventa la diferencia entre robar y confiscar, asesinar y ajusticiar. Un gobierno decente tiene opositores. Los otros, contrarrevolucionarios. La comunicación libre desenmascara la neolengua. En Cuba está preso un norteamericano por regalar celulares.
La máxima expresión de humor negro, de dadaísmo extremo, es un encapuchado que declara, después de destruir el patrimonio físico de la UCV o asesinar a dos ciudadanos en el barrio 23 de Enero, sobre "el odio de los medios de comunicación apátridas".
Bakunin dijo "No quiero ser yo, quiero ser nosotros" y su discípulo Nechayev pregonaba la doctrina del revolucionario como "un hombre condenado... sin intereses personales, asuntos, sentimientos, lazos, propiedad, ni siquiera un nombre propio". Pistoletazos, crímenes horrendos, desprecio por la vida.
La revolución recogió a los malentretenidos que rayan las paredes de los baños de botiquín para que ahora lo hagan en la red. Es la "guerrilla comunicacional" deTwitter.
Entre el siglo XXI y el totalitarismo hay una contradicción irresoluble, que no dirimirán con un nuevo desembarco militar a Normandía, sino la gente con las divisiones de los medios de comunicación descentralizados, Twitter, Whatsapp, Facebook, Messenger y las tradicionales, radio, prensa y televisión.
La cibersociedad profundiza bruscamente los mecanismos democráticos al poner a los ciudadanos en contacto con las entretelas del poder, desmitificarlo, y elevar la influencia de la sociedad civil frente a todo pajarraco autoritario.
El totalitarismo no quiere medios acríticos, como solemos decir, ni siquiera serviles. Los quiere comprometidos con su causa de pesadilla, militantes activos en preparar emboscadas a la ciudadanía.
@carlosraulher
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