EL SALVADOR
Salvador solicita ayuda internacional por emergencia humanitaria
"Ante las intensas lluvias que han llevado a la declaración del estado de emergencia nacional (...) el Gobierno de El Salvador hace un llamado de asistencia humanitaria a la comunidad internacional, a fin de atender las necesidades suscitadas en el marco de esta emergencia", consigna un comunicado de la cancillería
En El Salvador una casa inundada por torrenciales lluvias (Reuters)
EL UNIVERSAL
domingo 16 de octubre de 2011 05:00 PM
San Salvador.- El Salvador hizo este domingo un llamado de ayuda a la comunidad internacional para atender la emergencia que afronta por las devastadoras lluvias, que han provocado 27 muertes, la evacuación de 13.874 personas y pérdidas económicas aún no cuantificadas.
"Ante las intensas lluvias que han llevado a la declaración del estado de emergencia nacional (...) el Gobierno de El Salvador hace un llamado de asistencia humanitaria a la comunidad internacional, a fin de atender las necesidades suscitadas en el marco de esta emergencia", consigna un comunicado de la cancillería, informó AFP.
"El Salvador se encuentra viviendo una situación excepcional debido a estas prolongadas e intensas lluvias desde hace una semana, la cual ha saturado los suelos, ha hecho crecer los ríos y cursos de agua, ocasionando pérdidas humanas y materiales", añadió el pedido oficial.
El ministerio de Relaciones Exteriores indicó que ha activado una oficina general coordinadora de la ayuda humanitaria internacional, que puede ser financiera o en especie.
El gobierno salvadoreño informó que todo el Sistema de Protección Civil y la Policía Nacional están movilizados y que se han suspendido las licencias a todo el personal de ambas instituciones para dar el máximo servicio a la población.
Las lluvias, según los pronósticos meteorológicos, continuarán en forma similar hasta el lunes, debido a un sistema de baja presión que incide en el país y el resto de Centroamérica.
"Ante las intensas lluvias que han llevado a la declaración del estado de emergencia nacional (...) el Gobierno de El Salvador hace un llamado de asistencia humanitaria a la comunidad internacional, a fin de atender las necesidades suscitadas en el marco de esta emergencia", consigna un comunicado de la cancillería, informó AFP.
"El Salvador se encuentra viviendo una situación excepcional debido a estas prolongadas e intensas lluvias desde hace una semana, la cual ha saturado los suelos, ha hecho crecer los ríos y cursos de agua, ocasionando pérdidas humanas y materiales", añadió el pedido oficial.
El ministerio de Relaciones Exteriores indicó que ha activado una oficina general coordinadora de la ayuda humanitaria internacional, que puede ser financiera o en especie.
El gobierno salvadoreño informó que todo el Sistema de Protección Civil y la Policía Nacional están movilizados y que se han suspendido las licencias a todo el personal de ambas instituciones para dar el máximo servicio a la población.
Las lluvias, según los pronósticos meteorológicos, continuarán en forma similar hasta el lunes, debido a un sistema de baja presión que incide en el país y el resto de Centroamérica.
Lo que queda
DAVID CERQUEIRO RODRÍGUEZ | EL UNIVERSAL
lunes 17 de octubre de 2011 09:01 AM
Lo de Martín siempre fue comer algodón de azúcar con la barba larga, buscar pelea a gente armada y ganar concursos de aguantar la respiración borracho. No rodar en el auto de Sofía toda la noche, escuchando canciones de los Smashing Pumpkins y esperando encontrar algo que hacer en una ciudad fantasma.
Un día Martín vio en el periódico un anuncio que decía: "Se solicitan masajistas con experiencia, discretas y con buena presencia". Fue la primera vez, a sus tardes 35 años, que descubrió que esas masajistas no eran tales. Se sintió un poco estúpido por su ingenuidad, pero a Sofía eso le parecía lindo.
El problema con Sofía era su constante optimismo. Su eterna sonrisa y su siempre impecable rostro. Era tan agradable con todo el mundo que a Martín a veces le provocaba herirla. Con un gesto, con un comentario, con lo que fuera. Solo para verla cambiar. Pero al final, siempre terminaba derrotado, precisamente por el carisma invencible de Sofía. A ella, en cambio, le cansaba un poco que Martín siempre insistía en preguntar cosas que ya él sabía. Pero igual siempre se las respondía con un paciente besito.
Como de costumbre, después de varias vueltas a la autopista que cruzaba la ciudad, y de media caja de cigarrillos, Sofía se ponía nostálgica a hablar de sus recuerdos de infancia: de cómo celebró sus nueve años en la casa de la playa de su abuela difunta, del ponqué de piña que ella horneaba y de cómo su papá siempre llegaba tarde a las fiestas familiares. Y comenzaba Sofía con la tocadera con Martín. A él esta parte era la que más le gustaba, pues él también era medio nostálgico.
Mañana era lunes y ambos trabajaban: ella de asistente de un gerente de una empresa de insumos para plomería. Él de profesor de inglés. La vida nocturna de la ciudad no existía hacía años y ellos lo sabían. Los recuerdos de tiempos mejores hacía rato que empezaban a repetirse en la conversaciones. Pasaban los años y cada vez había menos que contar y los Smashing Pumpkins tampoco sacaban ya canciones nuevas.
Un día, Sofía leyó en el periódico sobre la muerte de un querido amigo de ambos, que hacía años se había ido al este de Europa a trabajar como agente de modelos. Había sido atacado en un callejón de Praga y muerto de nueve tiros en el pecho. Fue entonces cuando Sofía descubrió, a sus tardes 32 años, que su amigo en realidad no era agente de modelos. A Martín no le sorprendió la noticia, pero le conmovía un poco la reacción de Sofía.
El auto de Sofía rodaba por la autopista nocturna nuevamente y Martín asomaba la cara por la ventana, jugando a inflarse la boca con el viento que le golpeaba la cara. Los Smashing Pumpkins sonaban por las cornetas de adelante, porque las de atrás hacía tiempo se habían dañado, y Sofía fumaba. Todo estaba muerto, nadie estaba en ninguna parte. La ciudad permanecía igual de neutra.
Pero esto no les preocupaba, ya que ambos sabían que a pesar de todo, siempre les quedaría la nostalgia.
http://alasombradelgoliat.blogspot.com
david@tresochos.net
Un día Martín vio en el periódico un anuncio que decía: "Se solicitan masajistas con experiencia, discretas y con buena presencia". Fue la primera vez, a sus tardes 35 años, que descubrió que esas masajistas no eran tales. Se sintió un poco estúpido por su ingenuidad, pero a Sofía eso le parecía lindo.
El problema con Sofía era su constante optimismo. Su eterna sonrisa y su siempre impecable rostro. Era tan agradable con todo el mundo que a Martín a veces le provocaba herirla. Con un gesto, con un comentario, con lo que fuera. Solo para verla cambiar. Pero al final, siempre terminaba derrotado, precisamente por el carisma invencible de Sofía. A ella, en cambio, le cansaba un poco que Martín siempre insistía en preguntar cosas que ya él sabía. Pero igual siempre se las respondía con un paciente besito.
Como de costumbre, después de varias vueltas a la autopista que cruzaba la ciudad, y de media caja de cigarrillos, Sofía se ponía nostálgica a hablar de sus recuerdos de infancia: de cómo celebró sus nueve años en la casa de la playa de su abuela difunta, del ponqué de piña que ella horneaba y de cómo su papá siempre llegaba tarde a las fiestas familiares. Y comenzaba Sofía con la tocadera con Martín. A él esta parte era la que más le gustaba, pues él también era medio nostálgico.
Mañana era lunes y ambos trabajaban: ella de asistente de un gerente de una empresa de insumos para plomería. Él de profesor de inglés. La vida nocturna de la ciudad no existía hacía años y ellos lo sabían. Los recuerdos de tiempos mejores hacía rato que empezaban a repetirse en la conversaciones. Pasaban los años y cada vez había menos que contar y los Smashing Pumpkins tampoco sacaban ya canciones nuevas.
Un día, Sofía leyó en el periódico sobre la muerte de un querido amigo de ambos, que hacía años se había ido al este de Europa a trabajar como agente de modelos. Había sido atacado en un callejón de Praga y muerto de nueve tiros en el pecho. Fue entonces cuando Sofía descubrió, a sus tardes 32 años, que su amigo en realidad no era agente de modelos. A Martín no le sorprendió la noticia, pero le conmovía un poco la reacción de Sofía.
El auto de Sofía rodaba por la autopista nocturna nuevamente y Martín asomaba la cara por la ventana, jugando a inflarse la boca con el viento que le golpeaba la cara. Los Smashing Pumpkins sonaban por las cornetas de adelante, porque las de atrás hacía tiempo se habían dañado, y Sofía fumaba. Todo estaba muerto, nadie estaba en ninguna parte. La ciudad permanecía igual de neutra.
Pero esto no les preocupaba, ya que ambos sabían que a pesar de todo, siempre les quedaría la nostalgia.
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