País enfermo...
Gracias a la Misión Barrio Adentro 1.712.000 compatriotas "se han salvado de la muerte"
RAFAEL MUCI-MENDOZA | EL UNIVERSAL
domingo 25 de noviembre de 2012 12:00 AM
Ya sabemos de dónde viene el afán patrañero del Gobierno... A no dudar, herencia morbosa de un torcido proceso cubano calcado por mentes simples indolentes y negligentes, incapaces de nada propio. Ahora aprendimos que la revolución va dejando al pueblo venezolano maltrecho y tan enfermo como nunca estuvo. Según el embajador cubano, los 31.315 supuestos médicos que nos han invadido y han llegado a Venezuela en los últimos 9 años a robarle el trabajo a nuestros alumnos, han mostrado una eficiencia digna de todo encomio: 574 millones de consultas desde que se creó en 2003; es decir, que cada persona ha sido vista 19 veces. Lo creemos, la miseria y la desesperanza sólo trae enfermedades. Las Misiones Barrio Adentro I y II, constituidas por consultorios populares, centros de Diagnóstico Integral de Alta Tecnología y salas de rehabilitación, han recibido 560 millones de consultas y para sorpresa, totalmente gratis -¿y no es que la salud es un derecho consagrado en nuestra Constitución?- y de calidad -¿y cómo juzgar la calidad del acto médico en ausencia de historias clínicas?
Gracias a la Misión Barrio Adentro y a un elevadísimo coste, 1.712.000 compatriotas "se han salvado de la muerte" -para seguir viviendo muy mal y en condiciones de inseguridad e insalubridad. Qué pena que tal dechado de buen hacer no beneficie a nuestros pacientes del Hospital Vargas de Caracas, depósito de insalvables y su inacabable remodelación que tienen que esperar meses para ser intervenidos de tumores cerebrales u otras condiciones de menor severidad. Y no es que el pueblo-pueblo esté tan enfermo, son sus conductores llenos de odio y resentimiento ante quien algo ha cosechado producto de sus propias manos, de su propio intelecto, de su propio esfuerzo.
rafael@muci.com
Gracias a la Misión Barrio Adentro y a un elevadísimo coste, 1.712.000 compatriotas "se han salvado de la muerte" -para seguir viviendo muy mal y en condiciones de inseguridad e insalubridad. Qué pena que tal dechado de buen hacer no beneficie a nuestros pacientes del Hospital Vargas de Caracas, depósito de insalvables y su inacabable remodelación que tienen que esperar meses para ser intervenidos de tumores cerebrales u otras condiciones de menor severidad. Y no es que el pueblo-pueblo esté tan enfermo, son sus conductores llenos de odio y resentimiento ante quien algo ha cosechado producto de sus propias manos, de su propio intelecto, de su propio esfuerzo.
rafael@muci.com
Un sueño vacacional relegado al olvido
Los Caracas, refugio para damnificados tras seis planes de rescate desde 1999
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La sede vacacional para obreros, que es patrimonio nacional desde 1976, permanece en el olvido más absoluto. Sus piscinas hieden, cuatro de sus cinco hoteles permanecen abandonados y el quinto es un refugio de damnificados, y solo 20% de sus espacios están operativos. FOTOS CRUZ SOJO
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NADESKA NORIEGA ÁVILA | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
sábado 24 de noviembre de 2012 12:00 AM
Naiguatá.- Pareciera que el destino de la Ciudad Vacacional Los Caracas es el de ser una referencia turística del pasado, que nunca más podrá ser disfrutada por la masa trabajadora. Pareciera que ningún plan de recuperación puede concretarse. Pareciera que la fuerza de la naturaleza, conjugada con la mala gerencia y la ineficiencia humana, la ha condenado a convertirse en un lugar sin mantenimiento, sin planes de recuperación, con un complejo de piscinas transformado en envase gigante de aguas putrefactas, un criadero de alimañas y matorrales, donde lo único que funciona son las playas y sus restaurantes, el estadio y las zonas de camping, pues tras años de inversión, hoy las cabañas y hoteles operativos que deberían ser una opción para el venezolano, sirven, desde hace dos años, a damnificados.
En los últimos tres lustros, la ciudad vacacional, declarada Patrimonio de la Nación en 1976 y levantada según los criterios del arquitecto Carlos Raúl Villanueva y del médico Martín Vegas -originalmente sería una nueva Leprosería Nacional- ha sido nombrada como un centro para niños de la calle, escuela de la Policía de Vargas, espacio para el desarrollo de núcleos endógenos y ciudad recreativa y ecológica; para terminar dando techo a 239 familias y dejando sin un espacio digno para la recreación a la masa laboral del país.
"El grave problema de Los Caracas ha sido la improvisación y la falta de voluntad de este gobierno. Para el año 2010, por lo menos los trabajadores y sus familias tenían esta opción de recreación y verdadero turismo social, pero llegaron las lluvias, y para salir del paso metieron aquí a los damnificados. Dijeron que por seis meses y van por dos años. Ni decir de El Botuco y El Mirador, que pudiesen funcionar a pesar de los damnificados y siguen allí como símbolo de ineficiencia, indolencia, fracaso, descuido, carencia de planificación y de seriedad", advierte el contralor social Abraham Rodríguez, quien se ha dedicado a hacer seguimiento a los planes de rescate del complejo vacacional.
De acuerdo con Rodríguez, desde 2010, sólo 20% de Los Caracas -los módulos de la entrada, la zona de acampar y las dos bahías- está operativo. El resto sirve de techo a extrabajadores, damnificados o simplemente están inhabilitados o abandonados.
Trabajadores del Incret, que prefieren no ser identificados, refieren que de 150 cabañas, 80 fueron recuperadas en 2010, 30 permanecen sin intervención y otras 40 abandonadas porque el puente de acceso, que fue arrasado por el río en 2005, no ha sido reparado. De los cinco hoteles, cuatro (Tibisay, Mara, Maracay y Guaicamacuto) albergan damnificados, mientras el rescate del Murachí quedó paralizado desde hace dos años.
"Lo peor es que los espacios donde viven los damnificados están vueltos un asco. Muchas cabañas han perdido hasta las piezas del baño, así que lo invertido en ese rescate también está perdido. Cuando los damnificados se vayan, si es que se van, habrá que empezar el rescate desde cero", asegura el empleado. Otro proyecto que quedó engavetado fue la alianza con Mincomercio para la recuperación del puente y el edificio de El Mirador y la instalación de un "Café Venezuela".
Quienes hoy ocupan Los Caracas, dicen que ellos "no han destruido el lugar". Aseguran que el Incret da poco mantenimiento. "El problema es que esto es muy grande y requiere de mucho real. Y los mismos que trabajan aquí saben que no hay para invertir. Ellos nos echan la culpa a nosotros; con o sin damnificados, Los Caracas no vuelve a ser lo que era antes", asegura Yelitza Armas, una refugiada que se "bandea" vendiendo empanadas en la bahía.
De planes de recuperación no se habla. Por lo menos hasta que no salgan los damnificados. Fuentes no confirmadas aseguran que el Incret está en conversaciones con Pdvsa para rescatar el espacio a través de la Fundación La Estancia.
En los últimos tres lustros, la ciudad vacacional, declarada Patrimonio de la Nación en 1976 y levantada según los criterios del arquitecto Carlos Raúl Villanueva y del médico Martín Vegas -originalmente sería una nueva Leprosería Nacional- ha sido nombrada como un centro para niños de la calle, escuela de la Policía de Vargas, espacio para el desarrollo de núcleos endógenos y ciudad recreativa y ecológica; para terminar dando techo a 239 familias y dejando sin un espacio digno para la recreación a la masa laboral del país.
"El grave problema de Los Caracas ha sido la improvisación y la falta de voluntad de este gobierno. Para el año 2010, por lo menos los trabajadores y sus familias tenían esta opción de recreación y verdadero turismo social, pero llegaron las lluvias, y para salir del paso metieron aquí a los damnificados. Dijeron que por seis meses y van por dos años. Ni decir de El Botuco y El Mirador, que pudiesen funcionar a pesar de los damnificados y siguen allí como símbolo de ineficiencia, indolencia, fracaso, descuido, carencia de planificación y de seriedad", advierte el contralor social Abraham Rodríguez, quien se ha dedicado a hacer seguimiento a los planes de rescate del complejo vacacional.
De acuerdo con Rodríguez, desde 2010, sólo 20% de Los Caracas -los módulos de la entrada, la zona de acampar y las dos bahías- está operativo. El resto sirve de techo a extrabajadores, damnificados o simplemente están inhabilitados o abandonados.
Trabajadores del Incret, que prefieren no ser identificados, refieren que de 150 cabañas, 80 fueron recuperadas en 2010, 30 permanecen sin intervención y otras 40 abandonadas porque el puente de acceso, que fue arrasado por el río en 2005, no ha sido reparado. De los cinco hoteles, cuatro (Tibisay, Mara, Maracay y Guaicamacuto) albergan damnificados, mientras el rescate del Murachí quedó paralizado desde hace dos años.
"Lo peor es que los espacios donde viven los damnificados están vueltos un asco. Muchas cabañas han perdido hasta las piezas del baño, así que lo invertido en ese rescate también está perdido. Cuando los damnificados se vayan, si es que se van, habrá que empezar el rescate desde cero", asegura el empleado. Otro proyecto que quedó engavetado fue la alianza con Mincomercio para la recuperación del puente y el edificio de El Mirador y la instalación de un "Café Venezuela".
Quienes hoy ocupan Los Caracas, dicen que ellos "no han destruido el lugar". Aseguran que el Incret da poco mantenimiento. "El problema es que esto es muy grande y requiere de mucho real. Y los mismos que trabajan aquí saben que no hay para invertir. Ellos nos echan la culpa a nosotros; con o sin damnificados, Los Caracas no vuelve a ser lo que era antes", asegura Yelitza Armas, una refugiada que se "bandea" vendiendo empanadas en la bahía.
De planes de recuperación no se habla. Por lo menos hasta que no salgan los damnificados. Fuentes no confirmadas aseguran que el Incret está en conversaciones con Pdvsa para rescatar el espacio a través de la Fundación La Estancia.
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